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domingo, 26 de diciembre de 2010

El golpe


Todas las noches no son nochebuena… Y por supuesto no todas las noches tienen a la luna tan grande entre las estrellas, pero como en todos los momentos posibles, lo increíble sucede mágicamente sin que nada tenga que intervenir en su acción.

A veces ocurre eso… y otras no tanto, pero suceden y en eso hay que prestar atención. Y ella no la mantuvo en el nivel que correspondía y lo que hubiese dicho el bocazas de Murphy pasó. Ella siempre ha sido una niña risueña y feliz, una gata alérgica a los felinos, por lo que una gata con muy mala ostia y ojos bonitos… porta unas preciosas uñas afiladas y escondidas en un tamaño que parece corto pero no lo es.

Su nombre es V que en cualquier lugar del mundo, significa victoria. Menos en América, que significa lagarto que come ratas, pero eso es una historia con Copyright y no nos atañe en estos momentos.

Por suerte estamos en Madrid, una gran metrópoli sin tantas ratas, pero con los mismos subterráneos y el mismo volumen de ladrones. Y ese es el escenario… el infierno del metro, que viene a significar la línea 6 aquí en la capital. Siempre se han oído rumores de dicha línea gris, sucesos paranormales en la única travesía circular que parece un acelerador de neutrones.

Gente que se queda dormida y despierta días después sin recordar nada de los meses anteriores. Niños que cuando salen del metro por fin se han hecho adultos. Viajes en el tiempo con señores que se parecían al generalísimo Franco y que vestían como tal. Fantasmas de todos los tamaños y colores y por su puesto gente con frío, vomitando y diciendo que el mismísimo demonio era el que conducía aquel convoy.

Yo mismo he visto al demonio conduciendo con el rabo y saludado por la ventanilla mientras que con la otra mano se quitaba la gorra para enseñar en una reverencia sus cuernos. Pero el demonio sabe a quien saludar… y a quien no.

Y lo que he contemplado quizás sea más aterrador si cabe. La niña silenciosa… y es que no se, V apareció de la nada y le seguían 2 chicas, una negra y otra rubia, las 3 parecían un tablero de ajedrez en diminuto… pero yo estaba demasiado borracho para buscar otra cosa con la que entretenerme.

Todo empieza de pronto y sin avisar: La negra agarra del pelo a V y la otra le quita algo que llevaba en la mano. Unas voces moderadas rompen el silencio y mi tranquilidad, pero la botellas vacías a mi alrededor me hacen permanecer derritiéndome por las escaleras a modo de cascada interminable, yo no estoy ahí… ni siquiera existo, soy agua en movimiento en un mar en calma. Pero abajo todo es distinto.

Huele a tormenta y los rayos se dibujan bajo los techos de la bóveda. V tiene los ojos hirviendo en fuego… y le sale humo por las orejas. Cualquier cosa que llevase en la mano, debía de ser la ostia de importante, porque no veas como se ha puesto la niña en un segundo. De 0 a 100 gatos de mala ostia reconcentrada en 1.60. Sorprendente mientras que el alcohol me mece en el barco.

La rubia que de aquí en adelante se llamara Zorra Siberiana. Le dice que le de lo que lleve y la negra ( Courant ) le agarra de la mano izquierda a V. Pero algo llega tarde, la tormenta ha empezado y el ojo del huracán es tan pequeño como un dedo afilado.

V clava su dedo en el globo ocular de Courant que grita aterrorizada un alarido fino y penetrante. Parece un cerdo degollado gruñendo mientras la sangre salpica. Y cae por su mejilla. La otra mano de V queda libre al momento. La adrenalina es un gato levantado sobre las uñas en la espalda de esa muchacha. La Zorra esta flipando entre el asco y la rabia. Yo prefiero vomitar en silencio. Duda entre seguir con lo que sea que tuviese en el bolsillo o salir corriendo cagando leches en dirección contraria.

Esa duda dura un segundo, pero como esta el tema, teme que sea demasiado, piensa en C y siente pena por su ojo. La recuerda con ambos antes de que algo suene ha roto. Y miles de agujas se claven en su nariz… o sea la nariz la que se clave en su cara, puede que mas de lo que estaba, pero no estaba como antes, sino que su punta tocaba por primera vez el labio… y la sangre brotaba debajo de su entrecejo.

No huele a nada, sino a un marrón acercándose, no puede mirar… solo llora, no le queda rabia, valor o orgullo… se lo han quitado todo de un puñetazo… uno certero. V habla por primera vez.

Escuchad zorras… Dadme todo lo que tengáis en los bolsillos. Por supuesto mi Ipod y ahora como compensación quiero vuestros móviles, dinero en efectivo y tu Zorra, la chaqueta, seguro que saco algo por ella… tu bombón sangrante… mírame con ese bonito ojo que te queda. Olvídate de mi cara y recuerda esto. Mostrándole sus dos dedos en V.

No vuelvas a cruzarte en mi camino ni decir nada de esto… o te quedaras ciega el resto de tu vida. Y ahora corred porque como me lo piense un poco mas, igual os rajo el cuello. Me habéis interrumpido. Estaba escuchando la canción del Golpe. Ese solo de piano me penetra hasta el alma. Corred porque estoy pensando en beberme vuestra sangre.

Un segundo después… V subía victoriosa por la escalera, sonriente y brillante como una estrella. Antes de poder verme me hice el dormido. No fuese a ser que me robase lo poco que tenia en el bolsillo. 3 € para volver a casa y mi Ipod con Fran Sinatra. No puedo vivir sin él, le hubiese entregado mi hígado en sustitución. Un insomne haciéndose el dormido. La ironía es una puta sonriente mientras se limpia la boca después de haber soplado 3000 € por una corrida de 5 min.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Morpheo


Morpheo cocina de noche los sueños que parirá en su trono el próximo día de mañana.

Hoy una montaña de mar y soja al aceite picante de ajo, perejil y pimentón con un par de huevos.

Mañana no se sabe, estará fermentándose otro invento… pero algo remplazará al siguiente plato.

Felices fiestas... Porque no sólo en navidad hay una noche buena.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Amantes frustrados S.A.

De mayor yo quería ser como ellos, rudo, fuerte y atractivo. No un tío cualquiera, si no uno de esos de las películas americanas con tantas amantes como habitaciones tuviese su propio hotel. En vez de eso… conseguía una cadena de novias en serie. Todas me querían de alguna extraña manera para su propio disfrute y yo en ese entonces no sabía decir que no ó si quiera inventarme alguna excusa lastimosa.

A lo largo del tiempo aprendí lo del asunto de las excusas, pero debí aprender muy bien porque todas funcionaban y encima me hacían quedar bien. Por lo que en resumen, debe de ser que me perdí alguna clase esencial para ser un macho dominante de esos que están entre ser un cabronazo y un hijo de perra… Seguro que en esa asignatura, explicaban con pelos y señales como dejar a las chicas colgadas de cualquier sitio que no fuera uno mismo. O al menos dejarlas…

Ellos lo conseguían a la primera y sin dificultad alguna echarlas a la calle, denigrarlas hasta salían corriendo de allí sin tener después remordimiento alguno o cualquier cosa que pudiera ocurrírseles para lograr sus objetivos, para mi desgracia compasiva quedaban las jornadas interminables, las agendas sin hueco y las visitas clandestinas.

Todo comenzaba de forma totalmente inocente y se iba complicando gramo a gramo y cuando la pelota ya era demasiado grande para controlarla rodando, me invadía un grave brote de comunicación de las masas, juntaba a todas mis chicas en un salón entre sus dudas y preguntas y les era sincero.
















































Supongo que llegados a este punto pensabais que estaría muerto de alguna manera salvaje, pero no, para mi asombro al final termino por salvarme por alguna extraña circunstancia. Siempre me quieren tanto que terminan contándose cosas buenas de mi en vez de lincharme, atacarme y posteriormente destruirme como seria lo normal en esos casos.

En vez de eso se iniciaban intensos coloquios en los que yo era la figura principal. Que si soy un amor… es un chico tan especial… que siempre tengo un hueco para verlas… que no hay nadie que sepa prestar atención y cariño con tanto detalle… o la que más me jodía de todas… a que a veces parece una chica en breves momentos...

Al final el mundo se va a la mierda y yo acabo tirando de la cadena y marchándome sin decir nada pero en cada ciudad en la que vivo termino formando una asociación que de alguna forma se vincula a mi persona, directa o indirectamente.

Mientras me encuentro con esa realidad paralela en la que yo soy yo, sigo soñando despierto entre excusas acolchadas y mullidas…

Que curiosa es la vida.

Y aún peor… después de tanto tiempo sigo sin entender a las mujeres. Pero es imposible asomarse de puntillas a sus ojos y no quedar embelesado con el reflejo que se dibuja en sus pupilas brillantes.

O eso… o simplemente sigo durmiendo. No lo se, yo de mayor quiero ser…

martes, 21 de diciembre de 2010

Viejos camaradas


Ya nada era lo que era, ni fue lo que había sido. Tenía razón el tiempo con su sentencia fatalista de que una vez abierto ya no se podía parar y ahora me encontraba entre las rejas de un palacio de hielo sembrado en mitad de la estepa de Rusia. Mi nuevo dueño era Igor Petroski, un antiguo señor de la guerra fría venido a menos, pero que seguía manteniendo al día una larga lista de enemigos de caras conocidas con buenas sonrisas y malas intenciones.

¿Mi precio?.

No había ninguno, total disponibilidad de fuera lo que viese sin preguntas, ni normas. La única excepción que no debía separarme nunca más de 10 metros, la línea 0. Una restricción dura y poco equilibrada, pero el riesgo tenía sus ganancias.

Yo necesitaba un tiempo para la reflexión y unas largas vacaciones, pero siempre fui de hacer las cosas a medias y esa oferta era de las que no había que rechazar. Así que deje lo de las cartas de asesinato y me enrolé en mi nueva rutina destructiva.

Allá donde iba Igor le acompañaba yo y por supuesto Némesis. A la cual tuve que volver a despertar de su letargo. La fama adquirida por ambos había cruzado demasiadas fronteras hasta depositarme liviano como una pluma en aquella desolada región. Al parecer hacía años que el había tenido un sueño en que aparecía yo y mi pistola. Por lo que al conocer de mi existencia tenía que tenerme a su lado.

Pasábamos los días entre sus negocios aburridos. Al menos tenía una buena compañía en tales oficios. Ella me hablaba de su viaje al infierno. De las almas y sus gritos, del fuego y el dolor, y por supuesto del calor que hacia que se derritiese sin dejar de prestar atención a los peligros… en cambio Él, me hablaba mierdas que ni quería saber, ni me importaban en absoluto así que a la primera semana.

Use uno de mis beneficios y le dije a mi mecenas. Disculpa Igor, pero podrías callarte de una puta vez, aquí no hay quien se concentre. Por supuesto puedes hablar cuando sea importante, pero el resto de veces preferiría que guardases silencio si se puede.

Su otra sombra Jhristo ya estaba echando mano a su arma cuando se percato de que Némesis estaba suspirando por su cabeza por debajo del brazo derecho y pegada al corazón. A Igor le pareció muy divertido lo que había dicho acompañado de maldito español loco, y recomendó a Jhristo entre carcajadas que guardase su arma sino quería tener otra nariz en mitad de la frente. Ambos sonrieron y tragaron saliva… para a continuación proseguir caminando.

No me gusta que me molesten cuando ando por el metro de Moscú, me encantan sus bóvedas y sus paredes, Némesis me sigue contando cosas mientras que voy por un museo urbano. La gente se aparta al vernos llegar, pero es normal, por lo que además disfruto de un buen espacio vital para desarrollarme.

Estoy pasando unas buenas vacaciones… cuando me canse de todo, le pegare un tiro a cada uno de los gilipollas que tengo delante, me quedare con su dinero y quemare el palacio de hielo hasta devolvérselo en forma de agua a la madre patria. Mi ruso es tan duro como lo sería atravesarle a alguien el pecho con un carámbano de hielo. A pesar de todo no suelo hablar mucho.

Desde que he empezado en mi nuevo negocio ya he acabado con 13 personas que atentaban directamente o de manera cubierta contra Igor. Mi respeto sube en Rusia como la espuma de un champagne agitado. Disparo plomo y caen fajos de billetes. Jhristo siempre dispara después, pero el idiota no sabe apuntar y apretar el gatillo a la vez, así que casi siempre remata a lo que ya yace en el suelo.

Me quedare lo suficiente para que pueda mejorar y así no malgastar una bala dentro de un cráneo lleno de basura… Sonrío abiertamente ilusionado en el progreso, cuando como si me hubiesen escuchado los dos se giran para mirarme…

¿Ocurre algo?

- No… Nunca te habíamos visto usar sonrisa alguna.

Ah!, era eso… me he acordado de una historia graciosa, cosas del progreso y el orden natural. No os preocupéis… Seguid adelante que yo os guardo las espaldas. (Irónicamente hablando por supuesto), cuando me canse de mis vacaciones pienso a hacer mucho ruido… quizás eso me de un pasaje directo al infierno, Némesis me ha contado tanto, que ardo de ganas de bajar allí, y volver a exterminar a los que cayeron a mis manos. Tiene que ser muy jodido morir dos veces de la misma forma, sobretodo cuando vives en el averno.

+ Señor ¿Quiere flores frescas? Grita un alegre muchacho… Puede olerlas si lo desea.

Némesis prefiere no pensar. Percute su lengua y una bala atraviesa la cabeza del chico. Silba tan dulce que nadie se da cuenta, detrás de él una estela roja salpica la nieve del suelo y un cierto olor a carne quemada. Agarro al muchacho antes de que se desplome.

Cae su mano muerta con el ramo y una pistola que dormía dentro se deja entrever. Arrastro el cuerpo hasta una columna no muy concurrida y nos escurrimos sobre el hielo hasta desaparecer.

Entramos en el coche, puedo escuchar sus respiraciones entrecortadas y sus corazones latiendo fuerte como tambores. El mío respira calmado… me limpio la sangre aun caliente entre los dedos mientras Igor me mira fijamente y me pregunta.

- ¿Como lo has sabido? Estabas distraído.

Que yo estuviese en mi mundo no quiere decir que pueda pasar por alto algo importante, son pequeños resortes que me activan.

- ¿Qué ha sido esta vez?

Algo muy sencillo… Nadie vende flores a un asesino en Rusia.

lunes, 20 de diciembre de 2010

La hora de las sombras.

Duerme el escenario esperando a que la mañana brille a las puertas de la zona de carga. Huele la madera a café tostado durante tantos años, que ha terminado por ser tan agradable como el beso de buenos días de una abuela. Bailan los telones bajo la atenta mirada del maquinista. Mueven sus hilos y van tejiendo la tela de araña para que el universo soñado empiece a formarse en los espacios vacios.

Viene la caravana de camiones y todo se prepara para el inicio. Sus bocas se abren como bostezos entre el frio y por sus lenguas de hielo bajan los cerdos que llevan durmiendo aun la historia en sus entrañas.

Bajan y muestran sus mundos como sorpresas escondidas. Las hormigas trabajan y la araña observa desde las alturas el trasiego. Sonidos eléctricos y los focos disparan sus ráfagas coloridas . Capturan sus marcas como fieles asesinos de lo oscuro, lo abducen para que en su lugar algo bueno pueda ocurrir.

Antes de que el espectáculo arranque todo estará listo y el Dios de las mierdas repartirá suerte sin necesidad de entregar tréboles. Arroja su nombre como si fuera una alfombra roja por la que todo se desarrollara. Las hormigas se retiran a la parte de atrás, para que por fin las cigarras inunden el escenario.

Giran, bailan y ríen. Hablan entre ellas mientras practican lo que ocurrirá en cada sitio. La música comienza al final y las luces bajan su intensidad hasta devolver la oscuridad a su reino. La araña desde el cielo inicia el primer movimiento como si fuera el director de todo aquello. Mueve sus hilos para darle la vida al objeto de su obra… Sube el telón y la magia florece llenándolo todo con su energía. Un mar de pupilas concentradas brillan entre la oscuridad al otro lado.

Ya no hay miedo dicen las cigarras y vuelan a contar su historia. Cada día lo mismo, siempre diferente. Los recuerdos vienen dentro de bolas de cristal llenas de humos y aplausos. Cuando la gira termine habrá otra que pueda sustituirla. Hasta entonces todo debe continuar. Baja el telón y la sala se vuelve fría como el silencio. Desnudan a la madera con cuidado y esmero hasta devolverla a su virginidad. Se cierran las puertas a mitad de la madrugada. Para que cada uno vuela a su lugar correspondiente.

Dentro la oscuridad toma forma concreta y el espectáculo de los fantasmas vuelve a comenzar. Crepitan las tablas, vibran las cuerdas y el polvo sale a escena. Representa su papel estelar. No tiene publico pero no le importa. Ya estaba ahí antes que cualquiera. Siempre lo ha tenido, pero en la representación de sus propias obras, prefiere que desde el anonimato del silencio, su representación se convierta en inmortal como su presencia. Cuando regresen los humanos, todo volverá a estar como estaba porque solo el maquinista conoce lo que ocurre dentro de su teatro.

Cada noche las estrellas brillan entre bambalinas abandonando levemente su jerarquía en el cielo. La música es tan antigua como el beso de los tiempos, las mejores obras suceden en sitios de forma espontanea. Podría ser dentro de una cabeza, pero el polvo no entiende de eso y prefiere los espacios abiertos. Todo tiene su momento en el circo de los sueños.

martes, 14 de diciembre de 2010

Cámara Rápida.


Arranco desde 0 y la parábola se vuelve una pendiente, corro más que lo he hecho nunca o de lo que lo vaya a hacer de nuevo y me siento a cada momento más vivo, muchísimo más entero… mis pies se pegan al maldito asfalto como si fuera una lamina de cera, pero no me importa, sigo acelerando hasta que el humo comienza a aflorar de las plantas de mis zapatillas… Ni siquiera eso puede pararme… Pienso mientras que mi corazón mete otra marcha aumentando el ritmo, con lo que las rectas se contraen en un punto y las curvas se convierten en una línea interminable.

Cuando pare de correr habré conseguido dar la vuelta unas tres veces al mundo pero ni siquiera un solo día transcurrirá en el intento, puede que unas cuantas horas, pero son despreciables si merece la pena… Avanzo tan deprisa que los años han comenzando a replegarse en el horizonte… Voy borrando mi edad a rasguños de viento en mi rostro. El túnel se vuelve cada vez más sólido y sus paredes centellean como si ardiesen en las llamas del mismísimo averno de Dante.

Sigo esprintando hasta que todo parece cambiar tan deprisa que dentro de mi cabeza mi cerebro empieza a dar vueltas sobre sí mismo… decido dejar de correr y la inercia me arrastra un par de años añadidos de regalo… cuando logro detenerme he recuperado el cuerpo que tenia a los 19

Dibujo un buena sonrisa todavía sin desgastar y acaricio mi frente para descubrirla sin cicatrices… Suave como la imaginaba y la barba amaneciendo debajo de la piel incipiente y poderosa. El pelo es largo y rizado como el de los ángeles buenos, pero sigue siendo de un azabache intenso y aun poblado. Respiro aliviado por tanta ganancia por regresar de nuevo a correr por la llanura.

Mientras voy tranquilamente a casa, recuerdo cada cosa que he aprendido a lo largo de mi vida, su recuerdo permanece ahí intacto, pero aún tengo el alma entera… puede que esta vez logre sobrevivir también a todas las caídas, pero pienso saltarme la peor de ellas, no porque tenga miedo, temor o falta de ganas. Simplemente lo hare porque todavía no es el momento y ahora he aprendido a aguardarlo.

Después de lo experimentando me he tomado la molestia de correr menos para no avanzar demasiado tiempo, tengo muchas cosas que guardar y todo el mundo está sorprendido de que tan joven pueda escribir y cocinar como si fuera una estrella, me preguntan constantemente como lo he conseguido y entre risas les digo.

Lo he logrado culminando la carrera más larga que nadie podía haber realizado. Corría no para escapar de ningún sitio, sino para llegar a la meta el primero. En algún sitio había perdido el recuerdo de cómo rugía mi corazón cuando llegaba al límite de sus fuerzas, tenía que volver a encontrarme con esa sensación de poder lograrlo todo en el tiempo que hay entre dos contracciones, si encontraba el hueco preciso.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Nieve metálica.


Abre la botella y sale el genio que habitaba dentro de ella. Sale de su interior convertido en un delicioso liquido de tonos dorados, su aroma penetra cruzando el olfato hasta incrustarse en las neuronas… unos segundos después la borrachera comienza a cocerse dentro de su cabeza.

Burbujean los delirios y se traban las palabras enroscadas en la lengua, agarrándose como sanguijuelas para así no caer al silencio y acabar su vida inútil sin que nadie las escuche. Las más hábiles corren y vuelan por dentro de las venas para que las manos puedan escribirlas en algún sitio.

Anoche esa preciosa musa que durmió a su lado, despertó con el cuerpo escrito con el mejor poema de amor que ningún loco pudiera haber nunca declarado y no pronunciado porque Susurro era mudo de nacimiento. Podía escuchar y entender, pero sin cuerdas vocales el violín de su voz no sonaba.

A pesar de las taras que había recibido, no se rindió y las contrarrestó por un afán de superación interminable que le habían convertido en un gran escritor. Había logrado sintetizar sus sentimientos y pensamientos en rayos de luz que podrían dejar sin palabras a cualquiera y usaba ese talento para alegrar a los que a pesar de tener voz a veces eran silenciados. Cualquiera que mirase a S o leyese algo de sus letras, se sentiría muchísimo más afortunado de lo que él lo seria jamás, o al menos eso pensaban resignados.

Dedicaba sus días a leer y escribir, practicaba ambas con la misma intensidad y cuando lo hacía, era capaz de experimentar una explosión de emociones fabricándose en su cara. Sentía mas que cualquiera, porque para él las palabras sonaban en su estomago. Su hambre se podía solucionar con un libro por día y cuando acabó en años con los que abundaban por las habitaciones de su casa, encontró trabajo en una pequeña tienda de libros donde todos le conocían.

Otra de sus facultades era encontrar los libros que pegasen con las personas. Sabía leer a sus clientes casi tan bien como sus ejemplares y como buen vendedor, traía una muestra de los que recomendaba y de entre ellos siempre se quedaban con alguno según decían para probar. A él no le importaba, sin dudas lo conseguiría.

Pero un día todo estaba por llegar… Para ser sinceros llevaba una semana algo extraño, sentía un extraño revoloteo en su garganta que no solucionaba carraspeando ni bebiendo agua. Por probar… escogió algún alcohol y después de varias borracheras la mar de divertidas. Descubrió que el whisky deparaba con su sabor algo de paz a su interior. Así que su jefe, más que contento con su empleado, permitía a Susurro beber sin que nadie se percatase. Nadie se lo notaría en el aliento en el hablar, sonreía con picaresca mientras dejaba que el genio mudo obrase.

Y la semana pasó… como lo hacen todas y el sábado por la tarde cuando todo estaba por terminar, andaba recogiendo en la trastienda cuando Eduardo pasó por debajo de una estantería de la que un inconsciente tomo de Guerra y Paz caía en picado para cobrarse una nueva víctima.

Susurro grito cuidado y Eduardo sorprendido de lo recién escuchado quedo quieto con la desgracia posterior de un chichón del tamaño de Cibeles en plena calvorota. El chico reía extrañado de escuchar su voz entre lo que Eduardo sostenía ese tomo acariciando la pequeña brecha que empezaba a supurar.

Recompuesto acercóse para interesarse por su amigo, consiguiendo pronunciar un raro ¿Qué tal estas? Que casi consiguió hacer que E se plantease si estaba consciente o inconsciente gracias al golpe.

Parece ser que tantas palabras tenia Susurro entre el cerebro y el estomago que había desarrollado una intrincada cadena de letras que unía ambas partes comunicándolas y que así había milagrosamente conseguido tener voz. Esa fue la versión más plausible que pudieron encontrar. El médico no se lo explicaba y nadie cree que lo puedan hacerlo nunca.

S ríe porque quien quiere cuerdas pudiendo tener cadenas. Con el tiempo ha aprendido a hablar con el estomago. Piensa y habla… lee en voz alta y siente orgasmos tocando un arpa que cada año tiene una nueva cadena. Le gusta su vida y ahora que puede hablar, vende el doble de libros que conseguía antes. Por lo que Susurro, Eduardo y su chichón que siguen juntos aun semanas después, están encantados.

Pero aun sigue prefiriendo escribir antes que hablar, sobre todo con las chicas, porque con las mariposas las cadenas se desmoronan y por eso sigue teniendo sus celebres notas. Sigue con sus palabras porque nadie podría saber que hubiese sido de él sin ellas. Su silencio se rompió y aunque todos opinan que es cosa de milagro. Sólo él sabe que todo es por una fantasía suya, poder leer a Dickens en voz alta.

Lee el almacén de antigüedades… sus palabras suenan metálicas y brillantes saliendo por su garganta y regresan en forma de lluvia por sus oídos, mientras que se cruzan las que salen y entran y juegan en el pecho y estomago… se mezclan y salpican, ríe su cara y llora su alma, su cuerpo se parte en dos y se desparraman las palabras, los libros de cuero, la luz de las lámparas, la oscuridad de la soledad y las sonrisas de las musas desnudas con una copa de borgoña en la mano.

Sueña, vive y resucita a cada vuelta de la cadena dentro de su cuerpo… pasan las horas y los días, ha perdido la cabeza, pero su voz no deja de parecer un jardín de flores parpadeantes descendiendo por la ladera. Vuelan mariposas y se tocan los sueños moldeados en nubes. Suena Sinatra y mientras el siga cantando, algo bueno puede pasar. No es digno darle la espalda y se vuelve invisible y desaparece dentro de su voz. De la única voz aterciopelada, desciende por ella agarrado a su propia cadena.

Baila por la noche bajo la noche a la canción de nunca parar. Brillan las estrellas y el conoce todos los pasos de ahí hasta la Luna. Se monta en su voz y fabrica su escalera. Su amante espera en la otra punta, se coloca su sonrisa y practica su, Buenas noches princesa.

Recuerda a Benini y practica una reverencia, se despide del público y sube cantando Free Bird de Lynyrd Skynyrd. Todo irá genial cuando consiga sus alas, pero esa noche nada importa. Susurro podrá decir todo lo que siempre quiso decirle a la Luna al oído. A la hora ella se pone roja y apaga la luz enseguida dejando al mundo a oscuras. Oh si! Cae del cielo a modo de purpurina. Sonríen al fin todos y se tapan los oídos las mojas.

Susurro ha dejado sin palabras al mundo. Ahora otra vez en la tierra todos se quedan mudos en su presencia. ¿Quién diría que ocurriría algo así?

Nadie… pero tampoco diría nada alguien que no ha encontrado aún sus palabras.

viernes, 10 de diciembre de 2010

El fénix Félix






Disparaba con todas las drogas que encontraba en sus bolsillos, no tenia preferencia alguna por el absurdo asunto de los colores, palpaba y adivinaba de que se trataba… sus amigos las guardaban allí porque conseguirían encontrarlas de nuevo y él las usaba a su antojo. Todos le utilizaban con ese fin porque era el único con el que se podía contar a cualquier hora del día.

Era yonkie de profesión, pero no cobraba por ello, pero a pesar de todo simplemente le salía gratis su trabajo. Puede que nunca hubiese dejado de ser un niño, porque era simpático verle cambiarse pastillas con otros de su misma especie en los bancos del retiro.

Iba siempre montado en una fabulosa burbuja donde podía ocurrirle casi de todo… a la gente le gustaba tenerle cerca porque con un poco de suerte podías meterte en unas de las suyas. Cuando vas al compás puedes llegar a ir a rebufo del que este más adelantado.

Y Félix era un autentico líder cuando se metía de lleno en su oficio, que además de eso, era su pasión. Cuando le veías pasar podías llegar a sentir envidia porque siempre llevaba puesta una increíble sonrisa de esas por las que pagarías una fortuna y lo peor es que el resto del cuerpo iba igual de feliz. Sus venas tenían tanto ácido que los de la seguridad social le regalaron un peto con el símbolo de corrosivo y que debía manipularse con cuidado.

A él no le importaba una mierda todo aquello, a sus amigas no les ocurría nada y no es porque precisamente usasen protección alguna. Por lo que había acabado por ignorar todas las normas si no se ajustaban a sus medidas. Caminaba deprisa y no le gustaban los medios de transporte.

Se sentía agobiado sin el cielo sobre su burbuja y en especial cuando llovía. Era un loco de esos que se entusiasmaba con ver caer agua del cielo y es que sus ojos no podrían tener precio en oro, porque era de los que veían el arco iris en alta definición. Afortunado cuando lograba encontrarlo palpando el aire hasta que su suave textura se materializaba en sus dedos. Se subía y entonces todo podía ocurrir.

Jugaba a ver quién podía tomar más y veía morir de sobredósis a los que aceptaban a su alrededor… En su carrera él llevaba la delantera. La gente perdía la vida, pero al contrario de lo que sería normal le parecía gracioso. Por lo que acabó siendo odiado por casi todos, pero por suerte sus bolsillo seguían misteriosamente estando llenos.

Nadie comprendía cómo podían seguir sus dientes tan blancos dentro de esa sonrisa. Se miraban a los espejos y contaban los espacios en ese piano que tenían por boca. Muchos habían perdido ya la razón cuando escucharon la voz de alarma.

Aquel maldito muchacho no era normal… Ya ni los yonkies le querían a su lado, porque era como la muerte en buen estado, casi flamante si no fuera por el rosario de agujeros que recorrían sus venas, pero su sangre seguía siendo de un rojo carmesí brillante que mezclado con un buen caballo parecía ser hasta del mejor purasangre.

Todos morían como los días de un calendario que se acerca a año nuevo, el ultimo de sus conocidos aprovecho para ganar por una vez antes de palmar. Sus ojos eran como dos agujeros negros dentro de pozos. El frío comenzaba a subir trepando por sus extremidades cuando empezaron los temblores. Él le miraba son su formidable sonrisa y el viejo no puedo evitar preguntar.

¿Cómo lo haces para que la gente muera confortable a tu lado y porque a ti nunca te pasa nada?

- Yo soy un ángel que cayó en el embrujo de los deseos realizados… quise probar lo que a tantos otros les llevo a mi presencia. Parecían ser tan felices y a la vez tan frágiles que no pude evitar experimentarlo. Eso me hizo ser rechazado del cielo

Por fin una grata sonrisa maquillo la cara enjuta de aquel viejo que tenia tantos agujeros en sus venas como en su cerebro. Murió feliz rozando la gloria antes de caer al igual que el resto porque entre todos los cadáveres conocidos que poblaban los cementerios por fin consiguió morir con un extraño ángel de la guarda al lado. Comprendió al final el porqué de que todos emprendiesen sus viajes en su compañía.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El pecado de la manzana.


Perdóname cariño… Lo siento de veras, sé que es una frase hecha, pero hoy precisamente lamento conocerla como nunca antes había logrado experimentarlo, me duele la vida incluso por el simple motivo de pensarla y no quiero ni imaginar pronunciarla en voz alta.

Ni siquiera sé si recuperaré algún día ese trozo de alma que quedo prendida de tus manos en el pasado, prometí amarte para toda la vida y hasta el día en el que nos encontramos lo he cumplido. Pero lo nuestro lleva muerto quizás demasiado tiempo, después de tanto comienza a pesar tanto que me cuesta seguir adelante y empieza a hundirme detrás de tu rastro.

Ya no queda nada de la maldita manzana ni un miserable pedazo del por el que pueda confirmar su existencia. El pecado y sus posteriores consecuencias han terminado por consumirla hasta que no ha quedado ni siquiera vestigio del último gusano que vivió dentro de sus restos.

Nadie que no estuviera allí podrá jamás ver lo que vi, o escuchar lo que pude oír. Ni siquiera el mar de sensaciones que despertaste, muchos años después nada lo ha podido silenciar. Pero tu ausencia está pudriéndome por dentro, reconcomiéndome. Tu veneno devora sueños y realidad por igual y en mi condenada enfermedad sigo preso de una cadena que ya ni existe.

Que no se pueda ver no significa que esté ahí, porque que yo lo siento como si el aire pesase lo que uno de tus besos. Y aunque pudiera sobrevivir eternamente en el mundo de tu burbuja, no dejo de estar muerto en vida… Lo que sucede dentro sólo son alucinaciones debidas a la falta de oxigeno y como siga aquí… me volveré frio y muerto como ya lo estas tu.

Siento defraudarte, ya no me quedan más mordiscos ni a ti carne que ofrecerme. Eras la manzana perfecta, una de esas de fotografía de portada. Me enamore de ti nada más verte, de tu olor… de tu figura y te perdí casi con la misma rapidez. Tu el pecado, yo el elegido y todo fue tan intenso que perduro desde entonces en el recuerdo porque ese día todo fue magnífico y por desgracia tu imagen quedo ligada a mi persona.

En cada logro estabas tú… en cada madrugada solitaria buscando un buen bocado… tu frescura y ese cuerpo tan delicioso, el placer de todo hechizado, de todo maldito con la oportunidad de sostenerte entre sus manos.

Nunca te preguntas porque esa manzana parece tan maravillosa… ni siquiera evitas dar el siguiente paso. Es tan inocente que no hay mal que pueda dañarte, pero el veneno es silencioso como su sabor que desaparece entre la dulzura de su boca, besándose contra la mía mientras desaparece entre los dientes… como un beso que años después vuelves a encontrarte.

Sólo era una manzana y yo tenía demasiada hambre… Tanta que no pude contenerme, la codena una voluntad… el sufrimiento, ¿Qué sufrimiento ?.

De eso ya no queda hace años, ella me marco para toda una vida, pero ya es hora de dejar descansar al pasado. Adiós Gabrielle… dulces sueños. Reposa allí donde no quisiste estar y se feliz como nunca lo hayas sido. El concierto paro de tocar hace siglos. Pero yo seguía bailando sin darme cuenta. A tu lado todo era libertad, pero olvide que no se puede retener algo que no te pertenece. Es prácticamente imposible.

Ni siquiera una manzana. El pecado solamente fue darle importancia a algo que sólo podría convertirse en un recuerdo. Nunca más… La verdad es que ya no volvió a la misma que aquel día en ese instante de oro. Lo podía parecer, pero ni siendo hermanas. La condena es que el tiempo no se pueda variar. Sólo seguir adelante. Te amo, pero he olvidado el sabor de tus besos, lo sé, ya me decías que con tanto canuto algún día perdería la cabeza. Puede que sí, pero también me quitaba el dolor de tu ausencia.

Te cedo el pecado y sonríe, por favor no dejes de hacerlo para que el sol ilumine las mañanas, que estamos en invierno y con tanta lluvia no necesito el hielo. Ya tuve bastante en nuestra historia. Ahora ya solo con el whisky.

Besos mi amor, de esos carnosos despareciendo en tu figura a bocados. Sé que no iré al cielo, pero en el infierno conocen mi nombre y estoy de camino. No te preocupes por mí, siempre he sobrevivido incluso a tu veneno. Pero cuídate yo he perdido el apetito. Te vuelvo tu estrella, porque se ha apagado y ya no puedo encontrarte. Se acabó el sueño, ya puedo volver a dormir con los ojos cerrados sin temer que desparezcas.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Réquiem.


A veces me siento un gilipollas cualquiera como un estúpido a las puertas del colegio que tras arduas deliberaciones decide no pasar. Me quedo sin palabras… sin opciones… sin oxigeno y me ahogo, me muero un poco mas quizás si cabe. Y es cuando me doy cuenta de que puede que el mundo no sea el que es diferente, sino yo mismo. No es que todos sean retrasados y despistados. Es que yo soy el anormal y me siendo francamente jodido al comprobar que sigo solo después de este tiempo.

Existen amigos… tantos, como clases en las que puedas clasificarlos. Los tengo de todos los estilos, pero cuando termino de enumerarlos me encuentro otra vez abrazando al jodido y molesto punto y final. La totalidad o al menos una gran porcentaje siguen vivos… y logran estar vivos y sentirse como tal. Sus zapatos calzan con sus pies, igual que sus vestidos, pero cuando gasto un día y lo tiro a la basura, al levantarme no todo lo que tengo en el armario me sirve. Busco los suficientes pedazos de mi cuerpo por la cama y los voy ensamblando conforme pasan las horas antes de acudir a trabajar.

Con buena suerte llego casi completo, de esos días ya quedan pocos. Voy dejando un reguero de pedazos… de historias y llegara el día de que no queden ni los huesos que moler. Me deshago como el silencio de la madrugada. Llenándome poco a poco de sonido… pero a la inversa. Me disuelvo esfumándome de lo que fui y pude haber sido. Ese camino se torció hace largo y no queda ni rastro alguno de su existencia. A kilómetros en ninguna parte… disimulado con la arena del desierto que lo engulle todo.

Queda tan sólo el recuerdo de los que guardan la esencia de las cosas y los sucesos. Una película en una gran sala con una butaca. No hay entradas, y la película sigue proyectándose en busca del final. Pero no existe, nadie lo ha escrito. Seguro que hay sonrisas… porque al director siempre le han gustado, pero llevamos años que parece que lo ha olvidado. Se han disfrazado durante tanto que ahora son desconocidas en otros cuerpos y con otras caras.

Me gusta su sonrisa, porque me recuerda a la que yo tenía… Pero por desgracia no me quedan ya de esas naturales, solo de las fabricadas y me jode haber cambiado tanto. Haberme vendido como un vulgar articulo a subasta. Encerré juntos a la bestia y al caballo en una pequeña cuadra y ahora tengo que volver a ganarme sus favores. Lo peor de todo es que no estoy acostumbrado. Borré como se hacía eso de contar con alguien, de pedir ayuda, ni siquiera auxilio.

Los que vivimos en el infierno acabamos vistiendo la piel del demonio para poder sobrevivir allí dentro. Es un traje muy difícil de conseguir, tanto que pierdes el alma en el transcurso. La conciencia y la piedad quedaron empeñadas casi desde el principio. Y por supuesto me vaciaron con una cuchara de porcelana, de esas que arañan hasta el duro metal que andaba aferrado a la medula limándome hasta el marfil para acabar siendo algo nuevo. Y quede yo… la piel y mis huesos. Vendí todo lo demás para poder volver a nacer después de años muerto.

Y ahora tengo que recordar lo que era… Abrir puertas que se dé seguro que dolerá, todas duelen de cierta manera, pero esta vez ese extraño placer queme sosegaba no va a servir de nada. Cruda realidad hasta que sangre por los ojos todo lo que ya no me hace falta. Empeño las cadenas para dar otra oportunidad a la libertad. A las puertas del establo todo es como siempre. Dentro aguardan las dos cosas que siempre he tenido que mantener encerradas.

Pero me siento un idiota en manos de un Dios sin aspiraciones. Excluido de cualquier intención de hacer algo con el potencial que reside entre sus dedos. Ya no sabe sentir. Y yo como un muerto más en el cementerio paso de estar ahí, de compadecerme como un juguete destrozado. Necesito salir de ahí. Lo irónico es que hace tiempo tuve que decidí encerrarles para poder pensar sin sus voces arremolinándose en mi cabeza.

Enterré el corazón y emparede a la rabia para no dañar a nadie inocente, pero al final después de todo, la mayoría son culpables de algo… Guarde lo puro encerrado en una jaula, para no contaminarme y poder tragar todo lo que me dieran sin poner pega alguna. Silencie a los únicos que nunca me han abandonado y que yo tuve que repudiar… Entonces me sobraban y ahora los necesito… No me queda otra salida.

O el fuego o la muerte. Y no quiero parar, no por fin que he encontrado de nuevo el camino. Sigo jugando con la suerte a ver si me insufla algo más de fortuna. Un par de manos mas y conseguiré ganar a la banca. Solo un suspiro para abrir la puerta y echar a correr… libre al final y acompañado. Bestia y caballo cabalgando de nuevo, sin miedo y sin rencor… Porque lo el que el hombre guarda… el animal perdona. Y me he cansado de esperar… de aguardar la verdad de los hombres.

De esos quedan menos incluso que de justicia. Lamento amargamente como un mar de angustura y angustia haber dado tanto por tan poco. La experiencia ha sido bonita, pero no compensa en absoluto. La ecuación estaba rota antes de empezar y ahora que termino… nada es mejor de lo que era, ni peor tampoco. La misma mierda con distinto disfraz y la falta de valor vistiendo las paredes del cuarto de un payaso borracho de vino.

Vuelve a sonar el corazón como un bombardeo en mitad de la noche. Atronador mezclado con los relinchos de una fiera enjaulada. Las bisagras van cediendo y ni siquiera tendré que abrir la maldita puerta. Todo sucede solo sin forzar. El fin no está escrito, pero el capítulo culmina con una sonrisa

La de ese niño travieso que sabe de antemano lo que va a ocurrir y se mofa por debajo de los sucesos. Puede que sea un gilipollas, pero a pesar de tener un único ojo sano… me sobra para ver las cosas que otros no pueden ver, ni lo lograrán. Ríen tranquilos porque todo va bien, pero ya me he cansado de morir en la guerra de uno que nunca me ha defendido, bajo su cargo queda el gasto de sangre porque mis venas se han cansado de sufrir sus penas.

La bestia me guarda y el caballo me otorga su fuerza. Cuando la puerta se abra, no quedara nada detrás. Lo que había arderá y volveré al infierno. Pero esta vez no iré sólo sino acompañado. El imperio de los Dioses está a punto de observar su fin porque aquel que no era desechado más que como una pequeña pieza sin importancia en el engranaje, en el fondo era un pilar esencial… y todo cae por su propio peso, mientras el chiquillo que se presuponía no sabía nada. Señala con su dedo para que todos presten atención.

La carrera va a comenzar… los caballos son acompañados a sus jaulas de salida y los joqueis vestidos como floreros con mallas se suben sobre sus monturas. El silencio se condensa entre los bramidos equinos que relinchan entre el frenesí de sus alientos. El invierno será duro y dolerán todas las cicatrices que ya estaban curadas… el frio volverá a besar mis huesos y querré estar muerto. Pero la verdad es al menos seguiré vivo, casi tanto como cuando empecé a correr recorriendo el camino.

Desde 0… y sin prisas porque el tiempo estará en mis manos y no en las de otro. Las taquillas cierran y los retrasados corren a sentarse en sus posiciones con los boletos en las manos rellenos de esperanzas. Todos apuestan por el favorito… pero en la salida hay un caballo desconocido que sonríe humildemente. Era el más rápido en su tierra, pero cambio tantas veces de manos que perdió hasta su propio pasado entre las mudanzas.

Extrañamente lo ha vuelto a encontrar. Lo bueno y lo malo mezclado en un buen coctel de los que le gustan. Es el momento y está preparado. Solo su jinete apuesta por él y es el único que lo ha realizado ese pronóstico. Las previsiones están en su contra, pero eso no lo detendrá, le hará ir aun mas rápido y aunque su boleto es el único que tiene su peso en oro, eso no le hará desfallecer en el intento. No tiene miedo, ya no le queda nada. Sólo el sudor y la fuerza, por suerte de los dos le quedan lo suficiente para lograrlo.

Arden las últimas esperanzas guardadas en ese estante que nunca quiso tocar… Se queman como hacía años que no se veía en el averno, el fuego inunda las calderas con sus mil lenguas y el doble de palabras. El fulgor de todo aquello incendiándose sin remedio asusta hasta a los otros caballo que han olido lo que se avecina gracias al olfato. Sus ojos reflejan lo que sus corazones les está avisando. No hay nada más peligroso que un caballo de fuego sin ninguna posibilidad de ganar. Son tan cabezotas que ni el dolor, ni la pena, ni el llanto, ni nada hiriente puede causarles ningún mal. Todo arde cuando has vivido en el infierno.

Ahora como muy malo sólo volverás a casa. No hay miedo porque la desesperación de sentirse muerto cada día se evapora como un vaso de agua sobre el radiador… Lento pero inexorablemente porque desde el principio ya tenía un pie fuera.

Suena el disparo y la adrenalina impulsa los motores… la pista se vuelve una línea y no hay nada que no sea la velocidad y fuego… Caballo y bestia acompañando de nuevo el sendero. Lo lamento por los que no pudieron comprender lo que yo era. Porque entre tantas estrellas queda eclipsado hasta el mismísimo Sol por la noche. Y no me considero nada… que no sea un caballo de fuego. Siento las repercusiones que acaezcan cuando abandone la salida. Lo siento por ganar mi propia partida sin pedir permiso a nadie por una vez.

Siento ser tan yo… y que ellos no puedan usar ni siquiera uno de mis pedazos que pueda quedarles, que bien les salvaría… A la mierda eso de guardar las apariencias. Esta noche me he sentido incomprendido y frustrado por lo que pueda ser la última vez. Sin querer alguien ha corrido el pestillo de la puerta y la bestia es demasiada lista como para dejarse encerrar de nuevo. Ha salido y liberado al caballo porque son uno en dos… y yo por fin vuelvo a ser tres en uno. Cuerpo, alma y mente liberados en lo que puede ser el mejor de sus días.

Por lo que bienvenida la caída del ángel sin alas que remonta el vuelo con la única ayuda de lo que guardo sin ser visto y que otra vez vuelve a utilizar. Huele a viejo y apolillado, pero por suerte año habrá tanta nieve que fundir bajo los pasos que la primavera por fin olerá a hierba y flores frescas. Como los días del pasado donde no había más que asfalto y carretera ardiendo entre los distintos caminos que me llevaron a este conocimiento que ahora tengo… el más importante quizás de toda competitividad. En las puertas de la meta quemar lo que quede para así poder lanzar la cabeza con más ímpetu de los que tengan los demás por alcanzar la victoria.

Laurel tan solo para las coronas y ningún ramo de flores con banda sonora para acompañar al muerto. La madera para los que huyeron de la tierra… no para los que caminan con sus pies sobre ella. El fin por fin resuelto ardiendo sin un punto y seguido.

martes, 30 de noviembre de 2010

Marcos de cristal


Esto ya no es lo que era… se lamenta TT rodeado de su desgracia personal… ausente en mitad su terraza. Se apoya sobre la barandilla con una mano cayendo al vacio mientras agarra a una botella que tiembla cada vez que ve acercarse su boca que aunque cargada de amor le roba la vida por dentro.

Sus mejores amigos están muertos, pueden estar donde ellos quieran porque ya no tienen que preocuparse de aparentar nada… pasan ya de esas banalidades mortales. Pero cuando se les necesita, son peores incluso que Dios por que su existencia a pesar de ser aun plausible en sus tumbas tampoco es demostable… su presencia en cambio no deja de ser un interrogante en una fría mañana a las puertas de un año nuevo.

Mira la botella y espera que a Bukowski le dé por aparecer por la puerta corredera. Pero sabe que no vendrá, la última vez que lo hizo, iba desnudo con una bata de seda negra. Este frio le congelaría las pelotas puesto que ya no puede beber whisky para estar caliente. Por eso lo toma ya por él… y en el fondo sabe que se lo agradece, incluso las copas que le sirve y que permanecen en la mesa semanas evaporándose. Aunque hoy este excelente la botella porque paso la noche entera en la mesa de la terraza y a esas horas, pasa como agua de lluvia dorada.

El reloj marca las 3:14 y los coches con luces brillantes disparan ráfagas veloces contra la resaca, en verdad todos están disparando contra su persona, las farolas, los anuncios de neón hasta la luna está disparando con un cañón enorme a bocajarro, pero TT está tranquilo, sin preocupaciones… no tiene miedo porque la trinchera de su terraza le ha salvado demasiadas veces de casi todo lo que pueda ocurrir a 80 metros de altura.

Los anuncios que comenzaban a arremolinarse en la televisión han sido contenidos por suerte este año, lo ha remediado hace un rato colocando una cantidad anormal de todos los libros que tenia por casa… Ahora ese maldito aparato está rodeado por millones de palabras que han logrado eclipsar a la imagen y el sonido. Sonríe porque ha conseguido vencer una pesadilla con la ironía de vengarse de las frases hechas.

En cambio se ha pasado la noche entera bebiendo y colocando. Colocando y bebiendo… hasta que no ha sabido en que asunto andaba sumergido por completo. Apila libros y corre a buscar más con una estúpida alegría que rozaba la locura. Busca los mejores y los agrupaba por colores. Unas horas después tiene un acantilado sobre agua salpicando espuma delante de lo que era su lugar de distracción.

Jacques se acerca y le dice…

Me parece muy bien chico. Pero en vez de hacer el idiota y desenchufar el televisor, porque no te preocupas de tu pecera…

La marea del alcohol hizo el resto. Por suerte TT era uno de esos tipos que no se le acababa la energía ni metido en una caja de madera llena de botellas que se había encargado de vaciar. Abrirías y seguiría ahí con su sonrisa pidiendo más. Así que por una vez… se olvida de esperar a Charles y hace caso a Cousteau.

Vuelve loco a sus peces… se mete con toda esa energía que le acompaña dentro de la pecera y cambia su mundo y sus recuerdos. Juega con la memoria de ellos porque no controla la suya. Jacques se ríe balanceándose de un lado a otro con una copa de ron mientras canta algo en francés y da vueltas por el salón. TT cambia las plantas de sitio… arranca las hojas muertas. Modifica la posición hasta los trozos de madera. Sacándose un nuevo biosistema de la chistera

Cuando se quiere dar cuenta el sol entra por la ventana de la terraza y la pecera se enciende. La luz de fuera es menos brillante que la blanca de dentro, pero le da igual… el agua que ha vuelto a ser cristalina y ahora cae contra el cristal haciendo una cascada que se transforma en una de burbujas al otro lado. Los peces nadan contentos de uno al otro lado. Quizás igual de borrachos que su propio amo. Pero quien comprende que eso de la felicidad. Si no disfrutar de cada uno de los momentos.

Arrastra el sofá alejándolo del acantilado… A J le parece buena idea y ayuda empujando hasta dejarlo delante del acuario, después se sienta con su botella mientras comenta algo de que la otra se ha terminado. Le pasa la suya de la que roba un trago. Marilyn llama desde la cama. Maúlla como una gata herida suplicando consuelo.

J sonríe y le devuelve la botella. Le dice que esperara a que llegue Charles para que no vuelva a ir a la habitación mientras estén entretenidos jugando al perro y el gato. Le da las gracias por esa atención y le pide que le eche un ojo a los peces. El viejo es un buen tipo aunque se que se agobia sin el agua bajo sus pies, siempre dice que el mundo se ha parado… Aunque TT cree que es por eso de la diferencia de la velocidad en los fluidos. Tiene el mar metido en sus ojos como si fueran unos grandes ojos de buey.

Incluso su pelo blanco huele con un toque salino. Le gustan sus peces aunque sean dulces, porque según el están en un buen mundo a manos de un gran capitán. El capitán sonríe aliviado por no tener barcos llenos de agua bajo su mando. Camina por la paralela hasta llegar a su cuarto. En la cama una leona de fuego sobre las sabanas de seda. Deja la botella muerta junto a decenas de cadáveres que esperan su destino. La resaca se contrae en un punto… y sus ojos se abren como puertas.

Ella ruge y TT salta sobre ella… Se pelean durante horas… Jacques y Chales beben aire y miran peces. Están tan muertos como quizás lo esté Marylin… No les importa demasiado que siga viviendo con ellos después de tanto tiempo. La verdad es que les gusta que alguien los siga recibiendo con alegría. En casa siempre hay alcohol por todos los rincones, no por nada… si no porque sin agua no se pueden regar las enredaderas que crecen dentro de su cabeza. Les cae bien… puede que este perdido dentro de un piso tan pequeño. Ellos incluso piensan que ese es el mejor sitio donde han estado. Charles lo asegura rotundamente mientras se rasca la barriga espatarrado en el sofá… J mira a otra parte.

Marylin odia no desayunar con diamantes. Pero aprendió con el tiempo que nada dura eternamente se asoma a la ventana y contempla el roció que deja la mañana en la terraza. El sol has hace brillar y el frio del invierno sigue manteniendo su blanco cuerpo tan terso como cuando tenía 19 años, la muerte no le queda tan bien a otra mujer. Cuando tiene frio vuelve corriendo a la cama. No desayuna carbono… pero tiene otras formas de dibujar una sonrisa en su cara.

martes, 23 de noviembre de 2010

Gracias a todos...


Primero daros de nuevo las gracias por todo este tiempo con vosotros y que la literatura sea lo poco que esté sufriendo los efectos de la crisis. Y con este nuevo formato, con la esencia de siempre seguir todo lo que el cuerpo aguante.

Hoy no tengo palabras… pero seguro que mañana recojo un montón de camino a ninguna parte. El tiempo sigue goteando desde el cielo y hay que andar con cuidado de no caer en ningún pozo sin agua. Este siglo es más divertido que las aventuras de Indiana Jones. Las cicatrices por desgracia son necesarias para llegar a cualquier conocimiento. Sin dolor no hay gloria… Aunque aun no conozco el significado de alguna de las palabras.

Pero con vuestra ayuda y ejemplo voy superándolo no sin creces. Un placer ser el juglar de las sonrisas que hace una reverencia entre el silencio de la posada.

Gusanos colgados.


¿Qué haces con un viejo como yo en una noche tan especial como esta?

- No lo sé… la verdad es que me importa poco el lugar donde este y el cuándo es casi despreciable si lo miras de la misma forma. Al menos contigo estoy tranquilo, no eres un tío de esos raros que van pensando en meterla en todos los agujeros que se encuentren por el camino.

Jajaj que simpático. Si por mí fuera, yo lo haría.

- No me refiero a eso, pero seguro que si, hasta eso lo harías bien, salvo que no te conformarías con cualquiera. No querrías solucionarlo pronto, ni rápido y mucho menos de una mala manera. Buscarías durante todo el día y parte de la noche. Pero al final escogerías una adecuada. No el primer conjunto de despropósitos descabezada que se pusiera a tiro.

A eso se le llama buen ojo, pero puede que lleves en algo razón, además de lo que has dicho me lo haría con la pelirroja de piernas interminables, larga melena y piel de porcelana salpicada de pecas, con la morena de los ojos azules y la mirada concentrada como un punto de hielo junto a su apetito insaciable y a la rubia despampanante que se cree que lleva las riendas mientras cabalgo sobre ella haciéndome el ingenuo. Si pudiera ser, con varias de ellas a la vez.

- Es posible que lo consiguieras, en cambio yo no sería capaz, pero usted tiene eso que lo hace lograr alcanzarlo con el mismo ímpetu inicial sin mutarlo durante el trayecto a mi por el contrario me entran dudas, no tengo ese talento camuflado por don y que esconde debajo de los pantalones, sabe hacerlo y encima lo lleva a la realidad. A veces me da envidia no saber tanto como conoces tú.
No tengas prisa… todo eso se aprende con el tiempo. Respecto a lo de los pantalones todo tiene una explicación razonable como ya te he contado muchas veces.

- ¿Cuál?

Los bares no suelen dar alcohol a los niños sin ropa… y ahora hace demasiado frio para salir así a la calle.

- Para todo tienes explicación, pero sabes que no me refería a eso. Iba más allá de esa conclusión. Tengo ganas de aprender, a veces pienso que son demasiadas, muy rápidas y que como todo precisan de un proceso de madurado para que obtengan mejor sabor. Pero después miro alrededor y veo a sibaritas que han bebido hasta vino de cartón y sonreído satisfechos después sin ser lo que parecen. Unos farsantes de la moda.

- Yo quiero asimilar, sumar errores y corregir resultados y volverlo a intentar, así hasta que la cuenta de resultados correctos y el problema quede por fin resuelto como creo que debería ser.

¿De qué cuenta me estás hablando? Demonios! El sexo no es una operación (Bueno sólo en ocasiones), ni un problema… si acaso sería la solución deslumbrante y sencilla para muchos otros, quizás el único aliciente que pueda tener un grupo de personas de lo más diversas como un suicida para prolongar su agonía o a cualquier niño que haya tocado alguna vez una teta. Digamos que un punto en común de una muestra de lo más heterogénea.

Chico el sexo, no es nada abstracto es tan concreto como un edificio de plantas… Jiménez tenía su torre de marfil, pero hasta él mas misógino de todos tenía su castillo distribuido a diferentes alturas. Y si no mira al viejo Bukowski y sus centenares de novelas, el raro de Florentino Ariza en El amor en los tiempos del cólera, incluido alguno de los papas de la iglesia que buenas se habrá corrido entre los pasillos oscuros de los conventos… lo de Hemingway es otro cantar a su manera… pero como sobre gustos esta todo escrito. Qué coño importa si se disfruta en esta vida breve.

Siempre será algo diferente para quien sea que lo explique… pero para mí es un edificio. Un rascacielos de esos que se pierde en el techo del mundo. Al principio empiezas desde abajo y visitas el bajo y la primera planta. El conserje abusa del onanismo pero aun no ha perdido la vista, eso te da algo de fe y como no ardes, continúas probando con el resto de oficinas. Frotas y frotas y con ello aprendes un montón de lo que trata el tema… incluso a veces sale el genio y como premio te lleva a visitar otras plantas por encima, pero eso de los poderes, solo depende del momento.

- ¿Y al resto de plantas como llegas?

Ves como eres demasiado impaciente. Eso joven se hace con calma. Poco a poco como dicen en Ibiza. Subes gradualmente. La vida es muy larga y andarás de mudanzas entre un piso a otro o simplemente desahuciado y con los muebles en la casa. Pero como en todo, es fácil volver a empezar si hay voluntad. Así que vuelves a la carga y con un poco de suerte lograrás ser gerente de algún piso alto con buenas vistas.

Podrás conformarte con eso… o ser mas aventurero si se puede y escalarlas hasta perder la cuenta… he conocido a grandes soñadores que dicen de haber tocado la luna. Pero Ícaro fue el que más se acerco a tan legendaria impronta y murió en la caída… Posiblemente abrasado porque no quedaron ni rastro de sus cenizas… o puede que de un infarto, nunca se sabe con esos corazones de ave tan pequeños y nerviosos. Llevo una vida viajando dentro de un edificio y a veces no me sitúo ni sé donde me encuentro.

- El mismo problema debía de tener Nicolae Ceauşescu en el Palacio del Parlamento de Bucarest, ¿No crees?

Jajaja a eso me refiero muchacho. Tienes gracia y por supuesto chispa… deberías salir por ahí a gastarla en mejor compañía.

- El gracioso es usted viejo… nadie tiene nada interesante que contarme, me aburren las noticias, pero me gustan las historias, mi cabeza va contrasentido común, pero eso ya es algo natural en mi a estas alturas. Preguntan un color y el único que falla el rojo soy yo. Quizás sea un negado para seguir la corriente. Aunque es un viaje divertido y lleno de sorpresas. Contigo aprendo cosas, me divierto y encima aun nadie me vende alcohol como el que usted tiene en los supermercados.

Todo llega muchacho… te quedan aun muchos años para cumplir la edad de ese whisky que te estás bebiendo, subir a la planta 15º de tu edificio o incluso poder llegar a comprender de que te estoy hablando. Pero a pesar de todo… el buen whisky es único y hasta esos gilipollas que parecen sibaritas lo saben. Notas el tiempo dorado entrar frio por la garganta y curar cicatrices por dentro que ya no tienen ni marca fuera.

Como todo en esta vida… tiene su moderación porque toda medicina empleada en exceso además de volverse insustancial pierde su efecto. Guárdalas siempre como balas de plata que usaras para derribar a todos aquellos enemigos sobrenaturales. Los que no sean simples contendientes. Reserva lo bueno para disfrutarlo al final y sobretodo te deseo buen viaje. Algo me dice que tu torre tendrá una escalera de caracol con infinidad de pequeños y breves descansillos planos donde sentarte a descansar.

Subirá como un chorro de agua a presión por una cañería… es inevitable, tienes cara de perforador de petróleo. Sabes interpretar los datos, localizarte en un plano y sobretodo tienes ganas de trabajar. Encontraras grandes joyas y mejores tesoros porque tienes un dragón volando en tu imaginación y unas zapatillas con alas los domingos de madrugada. Puedes bailar todas las canciones que canten porque sabes escuchar al mundo. Si sabes eso, conoces la manera de seguir el ritmo y no solo te hablo de música, sino de otras cosas chaval. Sonríe ahora, puede que lo descubras antes de lo que espera.

Ahora sal y busca esa sonrisa que te falta en tu colección, esa exclusiva que has soñado. Las hay de mil formas y muy bonitas. Pero escoge la afilada porque en un filo no hay tara… o corta o no es un filo, simplemente un vulgar quiero y no puedo. Sino escoge siempre el cristal… afilado el reflejo por mucho que lleguen a decir nunca engaña en realidad.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Naturaleza salvaje


Cae la lluvia a modo de cortinas que se mueven mecidas por el viento… Todo se había ido a la mierda incluso antes de que comenzase la tormenta, ahora los rayos y la lluvia no causarían muchos más desperfectos de los que han ocurrido. A esas horas ya no necesitaba paraguas… ni siquiera necesitaba ropa. Hubiese estado mucho mejor desnudo sintiendo como el agua fría recorría su cuerpo con amor o al menos ternura.

Pero no era si… estaba vestido inevitablemente porque el otoño de este año era frio en Madrid. El tiempo por fin se había equilibrado de alguna manera a las puertas del invierno que se estaba introduciendo cauteloso en todos los hogares. La lluvia le estaba calando, pero él no estaba ya en ese sitio. Podría decirse que le estaba empapando hasta por dentro. Aunque no sería más que una mala interpretación de la realidad. El agua se escurría por fuera y en el interior de su ausencia sentía como su cuerpo se desmoronaba.

El esqueleto estaba funcionando bien y permanecería erguido, pero la carne se estaba desprendiendo de la piel. Muriéndose pedazo a pedazo en una caída escalonada por desprendimientos. Puede que él a su vez también estuviera inmerso en esa avalancha descontrolada, no importaba nada. La lluvia le mantenía relajado de alguna manera. La razón no regia ya en su cuerpo. Había salido huyendo a resguardarse debajo de algún matorral de aquella colina. Dejando a su dueño abandonado en mitad del césped, bajo el peso de la luna llena y las blancas nubes amoratadas.

El viento besaba su piel helándola a cada contacto. Pero el agua extrañamente resultaba tibia al contacto. El fuego que se quemaba dentro de su cuerpo, causado en gran medida por la destrucción y una parte de sentimientos mezclado con pasión. Le mantenían a salvo de lo que podría ser una mala idea en el peor de los momentos.

Pero al menos se sentía parte de algo. Había logrado confundir sus lagrimas con las manta de agua que la estaba cubriendo, pero salvo los tonos salados en sus labios y algún sorbida de mocos vía nariz. El resto estaba parado. Nadie salvo él pertenecía a ese lugar en ese instante. Era feliz de alguna forma anormal. Como cualquiera de ellas que no sean las que visten sus zapatos, pero no le importaba. Nada en absoluto, era el rey de la montaña, como había soñado en tantos momentos, pero la echaba de menos.

Hacia un momento todo estaba completo y extasiado. Estaba pasando una tarde genial con su chica, en compañía de sus caricias, de su atención, de su tiempo, era una historia feliz y por una vez… estaba dentro de esa historia. Hasta que llego la tormenta y el aire huracanado. Las prisas por salir corriendo y guardarlo todo de mala manera habían llevado a ambas partes a ese punto.

Una parte del borrador se había desprendido del resto y ahora volaba libre sin que su dueña se percatara mientras corría a buscar cobijo. Libertad sin testigos, primero alegría, después terror. La soledad, la terrible desdicha acechando desde todo lo desconocido… sus palabras perdiéndose en el silencio del agua. La historia borrándose y el su personaje principal con una soga en el cuello.

Era fuerte y apuesto… tenía una chispa que le hacían legendario, de esos que serán importantes después de muertos. Perennes e inmortales. Como le gustaba su vida y sus relatos. Se sentía agradecido y en parte ilusionado. Siempre aprendía algo nuevo o experimentaba algo excitante. Sus cosas le sucedían antes de que pudiera verlas, vivía en un mundo sorpresa donde todo podía controlarse, todo menos la lluvia y los problemas que tuviese su autora.

Ahora estaba allí… abandonado a su desgracia, rodeado de los sonidos de la noche amenizados por la orquesta de la lluvia. Gotas sobre el papel… y la tinta corriéndose lentamente… La muerte de un libro, son las lagrimas de su autor y según parecía Dios estaba escribiendo esa noche su gran novela porque no le quedaba esperanza alguna de llegar a la siguiente mañana. Ni de conocer su final. Había cobrado vida con el rotulador rojo de su amada. Corrigiendo sus fallos, sus faltas o sus defectos. Le gustaba susurrarle. Eso así no… cámbialo.

Ponle una coma… te has saltado eso… Era un juego divertido ver como en sus ojos se formaban las palabras, ver su reflejo en sus pupilas. Estar dentro de su cuerpo. Era un placer exquisito… algo delicioso. Incluso ese olor a césped mojado y hoja desecha le parecían buen final para su escena. Seguro que escribiría algo de aquello. Él no estaría… pero seguro que alguien se lo contaría. Incluso puede que ella… Cruzarse por la calle y que le dijese. Disculpe… ¡yo le escribí!

Y abrazarse sin que el tiempo pasara, sentir su tan anhelado calor y su cuerpo, palparlo, poder saltarse lo abstracto e ir a lo concreto y tangible, estaba loco por ella y no podía decírselo. El frio comenzaba a entumecerle y la luna parecía reírse como el símbolo de las matutano. Se estaba partiendo el culo la muy cabrona. La lluvia matándole en vez de limpiándole. Que ironía la higiene de las cosas de papel. Todo quedándose en silencio.

Muy, muy tranquilo.

Solo la lluvia y el césped.

La luna y el viento

Una respiración entrecortada, la suya

El sonido de una bici acercándose deprisa

Angustia dentro del pecho

¿Una bici?

Y entonces la ve bajar la cuesta a toda velocidad con los frenos chirriando y dando saltos sobre los charcos. Viene al rescate y a él le importa una mierda que no lo haga sobre un corcel blanco. Le ha oído en su sufrimiento o mejor aun… le quiere.

Salta sobre él… tapándole con su cuerpo. Su rostro está lleno de lluvias aunque podrían ser lágrimas… Le encantaría acariciarle la mejilla con su mano y borrar su sufrimiento. La angustia con sabor a tinta dándole cierto dulzor a la suya para que todo haya sido un mal recuerdo. Un sueño pasado por agua.

Le aprieta sobre su pecho y él pierde la conciencia… Viaja en su regazo sin que le pierda la vista ni un segundo. Por fin algo bueno sacado de la tormenta. Promete no separarse nunca de ella y por lo visto lo mismo piensa su autora. Secará los folios con un secador colgados del tendal de metal con delicadas pinzas de madera. Le llevará a su calentito salón y el olor de las plantas y su incienso de canela. Volverá a su escritorio de madera iluminado por un sol radiante al caer la tarde.

No hay final… sino que comienza de nuevo.

Él estaba falleciendo en la colina, pero de pronto llego su heroína. La muerte tenía mil formas distintas según el punto de vista, pero solo pudo sentir amor por aquella última imagen. Supo que era la de verdad porque escuchó su corazón latiendo fuerte como un tambor en la lejanía. Conocía ese sonido, era como el de su madre cuando no había nacido. Fuerte y visceral.

El rugido de una leona.
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