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martes, 30 de noviembre de 2010

Marcos de cristal


Esto ya no es lo que era… se lamenta TT rodeado de su desgracia personal… ausente en mitad su terraza. Se apoya sobre la barandilla con una mano cayendo al vacio mientras agarra a una botella que tiembla cada vez que ve acercarse su boca que aunque cargada de amor le roba la vida por dentro.

Sus mejores amigos están muertos, pueden estar donde ellos quieran porque ya no tienen que preocuparse de aparentar nada… pasan ya de esas banalidades mortales. Pero cuando se les necesita, son peores incluso que Dios por que su existencia a pesar de ser aun plausible en sus tumbas tampoco es demostable… su presencia en cambio no deja de ser un interrogante en una fría mañana a las puertas de un año nuevo.

Mira la botella y espera que a Bukowski le dé por aparecer por la puerta corredera. Pero sabe que no vendrá, la última vez que lo hizo, iba desnudo con una bata de seda negra. Este frio le congelaría las pelotas puesto que ya no puede beber whisky para estar caliente. Por eso lo toma ya por él… y en el fondo sabe que se lo agradece, incluso las copas que le sirve y que permanecen en la mesa semanas evaporándose. Aunque hoy este excelente la botella porque paso la noche entera en la mesa de la terraza y a esas horas, pasa como agua de lluvia dorada.

El reloj marca las 3:14 y los coches con luces brillantes disparan ráfagas veloces contra la resaca, en verdad todos están disparando contra su persona, las farolas, los anuncios de neón hasta la luna está disparando con un cañón enorme a bocajarro, pero TT está tranquilo, sin preocupaciones… no tiene miedo porque la trinchera de su terraza le ha salvado demasiadas veces de casi todo lo que pueda ocurrir a 80 metros de altura.

Los anuncios que comenzaban a arremolinarse en la televisión han sido contenidos por suerte este año, lo ha remediado hace un rato colocando una cantidad anormal de todos los libros que tenia por casa… Ahora ese maldito aparato está rodeado por millones de palabras que han logrado eclipsar a la imagen y el sonido. Sonríe porque ha conseguido vencer una pesadilla con la ironía de vengarse de las frases hechas.

En cambio se ha pasado la noche entera bebiendo y colocando. Colocando y bebiendo… hasta que no ha sabido en que asunto andaba sumergido por completo. Apila libros y corre a buscar más con una estúpida alegría que rozaba la locura. Busca los mejores y los agrupaba por colores. Unas horas después tiene un acantilado sobre agua salpicando espuma delante de lo que era su lugar de distracción.

Jacques se acerca y le dice…

Me parece muy bien chico. Pero en vez de hacer el idiota y desenchufar el televisor, porque no te preocupas de tu pecera…

La marea del alcohol hizo el resto. Por suerte TT era uno de esos tipos que no se le acababa la energía ni metido en una caja de madera llena de botellas que se había encargado de vaciar. Abrirías y seguiría ahí con su sonrisa pidiendo más. Así que por una vez… se olvida de esperar a Charles y hace caso a Cousteau.

Vuelve loco a sus peces… se mete con toda esa energía que le acompaña dentro de la pecera y cambia su mundo y sus recuerdos. Juega con la memoria de ellos porque no controla la suya. Jacques se ríe balanceándose de un lado a otro con una copa de ron mientras canta algo en francés y da vueltas por el salón. TT cambia las plantas de sitio… arranca las hojas muertas. Modifica la posición hasta los trozos de madera. Sacándose un nuevo biosistema de la chistera

Cuando se quiere dar cuenta el sol entra por la ventana de la terraza y la pecera se enciende. La luz de fuera es menos brillante que la blanca de dentro, pero le da igual… el agua que ha vuelto a ser cristalina y ahora cae contra el cristal haciendo una cascada que se transforma en una de burbujas al otro lado. Los peces nadan contentos de uno al otro lado. Quizás igual de borrachos que su propio amo. Pero quien comprende que eso de la felicidad. Si no disfrutar de cada uno de los momentos.

Arrastra el sofá alejándolo del acantilado… A J le parece buena idea y ayuda empujando hasta dejarlo delante del acuario, después se sienta con su botella mientras comenta algo de que la otra se ha terminado. Le pasa la suya de la que roba un trago. Marilyn llama desde la cama. Maúlla como una gata herida suplicando consuelo.

J sonríe y le devuelve la botella. Le dice que esperara a que llegue Charles para que no vuelva a ir a la habitación mientras estén entretenidos jugando al perro y el gato. Le da las gracias por esa atención y le pide que le eche un ojo a los peces. El viejo es un buen tipo aunque se que se agobia sin el agua bajo sus pies, siempre dice que el mundo se ha parado… Aunque TT cree que es por eso de la diferencia de la velocidad en los fluidos. Tiene el mar metido en sus ojos como si fueran unos grandes ojos de buey.

Incluso su pelo blanco huele con un toque salino. Le gustan sus peces aunque sean dulces, porque según el están en un buen mundo a manos de un gran capitán. El capitán sonríe aliviado por no tener barcos llenos de agua bajo su mando. Camina por la paralela hasta llegar a su cuarto. En la cama una leona de fuego sobre las sabanas de seda. Deja la botella muerta junto a decenas de cadáveres que esperan su destino. La resaca se contrae en un punto… y sus ojos se abren como puertas.

Ella ruge y TT salta sobre ella… Se pelean durante horas… Jacques y Chales beben aire y miran peces. Están tan muertos como quizás lo esté Marylin… No les importa demasiado que siga viviendo con ellos después de tanto tiempo. La verdad es que les gusta que alguien los siga recibiendo con alegría. En casa siempre hay alcohol por todos los rincones, no por nada… si no porque sin agua no se pueden regar las enredaderas que crecen dentro de su cabeza. Les cae bien… puede que este perdido dentro de un piso tan pequeño. Ellos incluso piensan que ese es el mejor sitio donde han estado. Charles lo asegura rotundamente mientras se rasca la barriga espatarrado en el sofá… J mira a otra parte.

Marylin odia no desayunar con diamantes. Pero aprendió con el tiempo que nada dura eternamente se asoma a la ventana y contempla el roció que deja la mañana en la terraza. El sol has hace brillar y el frio del invierno sigue manteniendo su blanco cuerpo tan terso como cuando tenía 19 años, la muerte no le queda tan bien a otra mujer. Cuando tiene frio vuelve corriendo a la cama. No desayuna carbono… pero tiene otras formas de dibujar una sonrisa en su cara.

martes, 23 de noviembre de 2010

Gracias a todos...


Primero daros de nuevo las gracias por todo este tiempo con vosotros y que la literatura sea lo poco que esté sufriendo los efectos de la crisis. Y con este nuevo formato, con la esencia de siempre seguir todo lo que el cuerpo aguante.

Hoy no tengo palabras… pero seguro que mañana recojo un montón de camino a ninguna parte. El tiempo sigue goteando desde el cielo y hay que andar con cuidado de no caer en ningún pozo sin agua. Este siglo es más divertido que las aventuras de Indiana Jones. Las cicatrices por desgracia son necesarias para llegar a cualquier conocimiento. Sin dolor no hay gloria… Aunque aun no conozco el significado de alguna de las palabras.

Pero con vuestra ayuda y ejemplo voy superándolo no sin creces. Un placer ser el juglar de las sonrisas que hace una reverencia entre el silencio de la posada.

Gusanos colgados.


¿Qué haces con un viejo como yo en una noche tan especial como esta?

- No lo sé… la verdad es que me importa poco el lugar donde este y el cuándo es casi despreciable si lo miras de la misma forma. Al menos contigo estoy tranquilo, no eres un tío de esos raros que van pensando en meterla en todos los agujeros que se encuentren por el camino.

Jajaj que simpático. Si por mí fuera, yo lo haría.

- No me refiero a eso, pero seguro que si, hasta eso lo harías bien, salvo que no te conformarías con cualquiera. No querrías solucionarlo pronto, ni rápido y mucho menos de una mala manera. Buscarías durante todo el día y parte de la noche. Pero al final escogerías una adecuada. No el primer conjunto de despropósitos descabezada que se pusiera a tiro.

A eso se le llama buen ojo, pero puede que lleves en algo razón, además de lo que has dicho me lo haría con la pelirroja de piernas interminables, larga melena y piel de porcelana salpicada de pecas, con la morena de los ojos azules y la mirada concentrada como un punto de hielo junto a su apetito insaciable y a la rubia despampanante que se cree que lleva las riendas mientras cabalgo sobre ella haciéndome el ingenuo. Si pudiera ser, con varias de ellas a la vez.

- Es posible que lo consiguieras, en cambio yo no sería capaz, pero usted tiene eso que lo hace lograr alcanzarlo con el mismo ímpetu inicial sin mutarlo durante el trayecto a mi por el contrario me entran dudas, no tengo ese talento camuflado por don y que esconde debajo de los pantalones, sabe hacerlo y encima lo lleva a la realidad. A veces me da envidia no saber tanto como conoces tú.
No tengas prisa… todo eso se aprende con el tiempo. Respecto a lo de los pantalones todo tiene una explicación razonable como ya te he contado muchas veces.

- ¿Cuál?

Los bares no suelen dar alcohol a los niños sin ropa… y ahora hace demasiado frio para salir así a la calle.

- Para todo tienes explicación, pero sabes que no me refería a eso. Iba más allá de esa conclusión. Tengo ganas de aprender, a veces pienso que son demasiadas, muy rápidas y que como todo precisan de un proceso de madurado para que obtengan mejor sabor. Pero después miro alrededor y veo a sibaritas que han bebido hasta vino de cartón y sonreído satisfechos después sin ser lo que parecen. Unos farsantes de la moda.

- Yo quiero asimilar, sumar errores y corregir resultados y volverlo a intentar, así hasta que la cuenta de resultados correctos y el problema quede por fin resuelto como creo que debería ser.

¿De qué cuenta me estás hablando? Demonios! El sexo no es una operación (Bueno sólo en ocasiones), ni un problema… si acaso sería la solución deslumbrante y sencilla para muchos otros, quizás el único aliciente que pueda tener un grupo de personas de lo más diversas como un suicida para prolongar su agonía o a cualquier niño que haya tocado alguna vez una teta. Digamos que un punto en común de una muestra de lo más heterogénea.

Chico el sexo, no es nada abstracto es tan concreto como un edificio de plantas… Jiménez tenía su torre de marfil, pero hasta él mas misógino de todos tenía su castillo distribuido a diferentes alturas. Y si no mira al viejo Bukowski y sus centenares de novelas, el raro de Florentino Ariza en El amor en los tiempos del cólera, incluido alguno de los papas de la iglesia que buenas se habrá corrido entre los pasillos oscuros de los conventos… lo de Hemingway es otro cantar a su manera… pero como sobre gustos esta todo escrito. Qué coño importa si se disfruta en esta vida breve.

Siempre será algo diferente para quien sea que lo explique… pero para mí es un edificio. Un rascacielos de esos que se pierde en el techo del mundo. Al principio empiezas desde abajo y visitas el bajo y la primera planta. El conserje abusa del onanismo pero aun no ha perdido la vista, eso te da algo de fe y como no ardes, continúas probando con el resto de oficinas. Frotas y frotas y con ello aprendes un montón de lo que trata el tema… incluso a veces sale el genio y como premio te lleva a visitar otras plantas por encima, pero eso de los poderes, solo depende del momento.

- ¿Y al resto de plantas como llegas?

Ves como eres demasiado impaciente. Eso joven se hace con calma. Poco a poco como dicen en Ibiza. Subes gradualmente. La vida es muy larga y andarás de mudanzas entre un piso a otro o simplemente desahuciado y con los muebles en la casa. Pero como en todo, es fácil volver a empezar si hay voluntad. Así que vuelves a la carga y con un poco de suerte lograrás ser gerente de algún piso alto con buenas vistas.

Podrás conformarte con eso… o ser mas aventurero si se puede y escalarlas hasta perder la cuenta… he conocido a grandes soñadores que dicen de haber tocado la luna. Pero Ícaro fue el que más se acerco a tan legendaria impronta y murió en la caída… Posiblemente abrasado porque no quedaron ni rastro de sus cenizas… o puede que de un infarto, nunca se sabe con esos corazones de ave tan pequeños y nerviosos. Llevo una vida viajando dentro de un edificio y a veces no me sitúo ni sé donde me encuentro.

- El mismo problema debía de tener Nicolae Ceauşescu en el Palacio del Parlamento de Bucarest, ¿No crees?

Jajaja a eso me refiero muchacho. Tienes gracia y por supuesto chispa… deberías salir por ahí a gastarla en mejor compañía.

- El gracioso es usted viejo… nadie tiene nada interesante que contarme, me aburren las noticias, pero me gustan las historias, mi cabeza va contrasentido común, pero eso ya es algo natural en mi a estas alturas. Preguntan un color y el único que falla el rojo soy yo. Quizás sea un negado para seguir la corriente. Aunque es un viaje divertido y lleno de sorpresas. Contigo aprendo cosas, me divierto y encima aun nadie me vende alcohol como el que usted tiene en los supermercados.

Todo llega muchacho… te quedan aun muchos años para cumplir la edad de ese whisky que te estás bebiendo, subir a la planta 15º de tu edificio o incluso poder llegar a comprender de que te estoy hablando. Pero a pesar de todo… el buen whisky es único y hasta esos gilipollas que parecen sibaritas lo saben. Notas el tiempo dorado entrar frio por la garganta y curar cicatrices por dentro que ya no tienen ni marca fuera.

Como todo en esta vida… tiene su moderación porque toda medicina empleada en exceso además de volverse insustancial pierde su efecto. Guárdalas siempre como balas de plata que usaras para derribar a todos aquellos enemigos sobrenaturales. Los que no sean simples contendientes. Reserva lo bueno para disfrutarlo al final y sobretodo te deseo buen viaje. Algo me dice que tu torre tendrá una escalera de caracol con infinidad de pequeños y breves descansillos planos donde sentarte a descansar.

Subirá como un chorro de agua a presión por una cañería… es inevitable, tienes cara de perforador de petróleo. Sabes interpretar los datos, localizarte en un plano y sobretodo tienes ganas de trabajar. Encontraras grandes joyas y mejores tesoros porque tienes un dragón volando en tu imaginación y unas zapatillas con alas los domingos de madrugada. Puedes bailar todas las canciones que canten porque sabes escuchar al mundo. Si sabes eso, conoces la manera de seguir el ritmo y no solo te hablo de música, sino de otras cosas chaval. Sonríe ahora, puede que lo descubras antes de lo que espera.

Ahora sal y busca esa sonrisa que te falta en tu colección, esa exclusiva que has soñado. Las hay de mil formas y muy bonitas. Pero escoge la afilada porque en un filo no hay tara… o corta o no es un filo, simplemente un vulgar quiero y no puedo. Sino escoge siempre el cristal… afilado el reflejo por mucho que lleguen a decir nunca engaña en realidad.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Naturaleza salvaje


Cae la lluvia a modo de cortinas que se mueven mecidas por el viento… Todo se había ido a la mierda incluso antes de que comenzase la tormenta, ahora los rayos y la lluvia no causarían muchos más desperfectos de los que han ocurrido. A esas horas ya no necesitaba paraguas… ni siquiera necesitaba ropa. Hubiese estado mucho mejor desnudo sintiendo como el agua fría recorría su cuerpo con amor o al menos ternura.

Pero no era si… estaba vestido inevitablemente porque el otoño de este año era frio en Madrid. El tiempo por fin se había equilibrado de alguna manera a las puertas del invierno que se estaba introduciendo cauteloso en todos los hogares. La lluvia le estaba calando, pero él no estaba ya en ese sitio. Podría decirse que le estaba empapando hasta por dentro. Aunque no sería más que una mala interpretación de la realidad. El agua se escurría por fuera y en el interior de su ausencia sentía como su cuerpo se desmoronaba.

El esqueleto estaba funcionando bien y permanecería erguido, pero la carne se estaba desprendiendo de la piel. Muriéndose pedazo a pedazo en una caída escalonada por desprendimientos. Puede que él a su vez también estuviera inmerso en esa avalancha descontrolada, no importaba nada. La lluvia le mantenía relajado de alguna manera. La razón no regia ya en su cuerpo. Había salido huyendo a resguardarse debajo de algún matorral de aquella colina. Dejando a su dueño abandonado en mitad del césped, bajo el peso de la luna llena y las blancas nubes amoratadas.

El viento besaba su piel helándola a cada contacto. Pero el agua extrañamente resultaba tibia al contacto. El fuego que se quemaba dentro de su cuerpo, causado en gran medida por la destrucción y una parte de sentimientos mezclado con pasión. Le mantenían a salvo de lo que podría ser una mala idea en el peor de los momentos.

Pero al menos se sentía parte de algo. Había logrado confundir sus lagrimas con las manta de agua que la estaba cubriendo, pero salvo los tonos salados en sus labios y algún sorbida de mocos vía nariz. El resto estaba parado. Nadie salvo él pertenecía a ese lugar en ese instante. Era feliz de alguna forma anormal. Como cualquiera de ellas que no sean las que visten sus zapatos, pero no le importaba. Nada en absoluto, era el rey de la montaña, como había soñado en tantos momentos, pero la echaba de menos.

Hacia un momento todo estaba completo y extasiado. Estaba pasando una tarde genial con su chica, en compañía de sus caricias, de su atención, de su tiempo, era una historia feliz y por una vez… estaba dentro de esa historia. Hasta que llego la tormenta y el aire huracanado. Las prisas por salir corriendo y guardarlo todo de mala manera habían llevado a ambas partes a ese punto.

Una parte del borrador se había desprendido del resto y ahora volaba libre sin que su dueña se percatara mientras corría a buscar cobijo. Libertad sin testigos, primero alegría, después terror. La soledad, la terrible desdicha acechando desde todo lo desconocido… sus palabras perdiéndose en el silencio del agua. La historia borrándose y el su personaje principal con una soga en el cuello.

Era fuerte y apuesto… tenía una chispa que le hacían legendario, de esos que serán importantes después de muertos. Perennes e inmortales. Como le gustaba su vida y sus relatos. Se sentía agradecido y en parte ilusionado. Siempre aprendía algo nuevo o experimentaba algo excitante. Sus cosas le sucedían antes de que pudiera verlas, vivía en un mundo sorpresa donde todo podía controlarse, todo menos la lluvia y los problemas que tuviese su autora.

Ahora estaba allí… abandonado a su desgracia, rodeado de los sonidos de la noche amenizados por la orquesta de la lluvia. Gotas sobre el papel… y la tinta corriéndose lentamente… La muerte de un libro, son las lagrimas de su autor y según parecía Dios estaba escribiendo esa noche su gran novela porque no le quedaba esperanza alguna de llegar a la siguiente mañana. Ni de conocer su final. Había cobrado vida con el rotulador rojo de su amada. Corrigiendo sus fallos, sus faltas o sus defectos. Le gustaba susurrarle. Eso así no… cámbialo.

Ponle una coma… te has saltado eso… Era un juego divertido ver como en sus ojos se formaban las palabras, ver su reflejo en sus pupilas. Estar dentro de su cuerpo. Era un placer exquisito… algo delicioso. Incluso ese olor a césped mojado y hoja desecha le parecían buen final para su escena. Seguro que escribiría algo de aquello. Él no estaría… pero seguro que alguien se lo contaría. Incluso puede que ella… Cruzarse por la calle y que le dijese. Disculpe… ¡yo le escribí!

Y abrazarse sin que el tiempo pasara, sentir su tan anhelado calor y su cuerpo, palparlo, poder saltarse lo abstracto e ir a lo concreto y tangible, estaba loco por ella y no podía decírselo. El frio comenzaba a entumecerle y la luna parecía reírse como el símbolo de las matutano. Se estaba partiendo el culo la muy cabrona. La lluvia matándole en vez de limpiándole. Que ironía la higiene de las cosas de papel. Todo quedándose en silencio.

Muy, muy tranquilo.

Solo la lluvia y el césped.

La luna y el viento

Una respiración entrecortada, la suya

El sonido de una bici acercándose deprisa

Angustia dentro del pecho

¿Una bici?

Y entonces la ve bajar la cuesta a toda velocidad con los frenos chirriando y dando saltos sobre los charcos. Viene al rescate y a él le importa una mierda que no lo haga sobre un corcel blanco. Le ha oído en su sufrimiento o mejor aun… le quiere.

Salta sobre él… tapándole con su cuerpo. Su rostro está lleno de lluvias aunque podrían ser lágrimas… Le encantaría acariciarle la mejilla con su mano y borrar su sufrimiento. La angustia con sabor a tinta dándole cierto dulzor a la suya para que todo haya sido un mal recuerdo. Un sueño pasado por agua.

Le aprieta sobre su pecho y él pierde la conciencia… Viaja en su regazo sin que le pierda la vista ni un segundo. Por fin algo bueno sacado de la tormenta. Promete no separarse nunca de ella y por lo visto lo mismo piensa su autora. Secará los folios con un secador colgados del tendal de metal con delicadas pinzas de madera. Le llevará a su calentito salón y el olor de las plantas y su incienso de canela. Volverá a su escritorio de madera iluminado por un sol radiante al caer la tarde.

No hay final… sino que comienza de nuevo.

Él estaba falleciendo en la colina, pero de pronto llego su heroína. La muerte tenía mil formas distintas según el punto de vista, pero solo pudo sentir amor por aquella última imagen. Supo que era la de verdad porque escuchó su corazón latiendo fuerte como un tambor en la lejanía. Conocía ese sonido, era como el de su madre cuando no había nacido. Fuerte y visceral.

El rugido de una leona.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Papeles en blanco.


Todo comenzó como si fuera un vicio pequeño, algo insignificante con lo que decorar los espacios en blanco sin darle la mayor importancia. El tiempo pasaba y con ello crecía todo como lo hace una flor. En todas direcciones y al principio todo estaba bien hasta que llegados a un momento ni siquiera sabes en que día vives ni lo que haces.

Inicios inocentes corriendo como un esclavo con libertad. El día era mío y lo podía emplear a voluntad… Las primeras partes siempre son buenas y las sonrisas son gratis y nacen naturales, entonces aun no conoces la palabra fingir o aparentar. Casando de la ausencia de metal en el bolsillo escoges probar suerte y escoger un empleo, que no reside en nada diferente de un simple trabajo.

Algo parcial que haga que la balanza de deudas no caiga en picado y acabar como en el 29 los corredores de bolsa. Así que el desencadenante fue hacer algo que se me daba bien. Poner copas… a mi mismo me había puesto ya una cantidad innumerable antes de los 18… Así que a la experiencia añadiéndole iniciativa y conocí el significado de la palabra propina.

Después comenzó la carrera o el éxodo… como quiera llamarse. Huí del sistema traje - buena presencia de los ingenieros, así que me pluriempleé como payaso detrás de una barra sin dimensiones cartesianas y deje con cara de sorpresa a todos aquellos profesores que ponían las mismas esperanzas en mi que en mi hermano. Quizás entonces fuese mi único momento en que pude ejercer mi labor docente enseñándoles algo que no esperaban además de la administrativa que ya despeñaba.

Cambian las estaciones y también los deseos. Pero en el infierno solo hay o fuego o hielo, no mucho mas donde escoger añadiéndole que el tiempo pasa más despacio, por lo que en cuanto me mude a Madrid eso de las horas, días y meses sólo ha sido un suspiro de muchos años.

De acomodador pase al inquietante mundo de rondador nocturno de correspondencia bancaria… todo un trabajo eso de clasificar. Dos cargas importantes de 2 horas cada una dislocadas vehementemente a lo largo de la jornada… amenizada por carreras de transpaletas y de sillas de ruedas. Lo de colocar, entonces ya se me daba bien y incluso colocado lograba hacer mis jaulas antes de que los viejos empezaran con las suyas. Como era un rebelde sin causa, me mandaron quizás a la tarea más divertida de todos los empleos.

Clasificar cheques, pagares y todo tipo de documentos incluidos los sobres de la renta. Eso si que era una fiesta una de colores y montoncitos. Una pasta volando entre mis manos y yo quedándome dormido por el rutina del aburrimiento. La verdad es que de las pocas veces que recuerdo haber dormido bien en mis años de insomnio ha sido ejerciendo ese trabajo.

Después volvieron los camareros con sus bebidas, y sus sonrisas, sus cafés y sus combinados… Era sencillo… contra más rápido y eficiente más tiempo para ti, todos felices y contentos, tú… mientras tanto entretenido.

Llegó entonces el verano y comenzaron los conciertos. Las partidas de mecano con piezas gigantes y la diversión de las partidas de tetris dimensionales como colofón de volver a colocarlas dentro de los camiones de donde las habías sacado anteriormente. Teatro… giras… conciertos… eventos… de nada me olvidaba. Dejaban hacer casi cualquier cosa a las bestias de carga y entonces ya era un buen animal. Así que no había trabajo mas agradecido del que te dejase hacer tu propia voluntad cumpliendo tu función y arte del colocado en todas sus dimensiones.

Eso me gustaba y acabe en la cocina. Más esclavitud, menos libertad. Cautiverio escogido en un lugar conocido como lo es el infierno. Las mañanas saludando al demonio que contestaba con el… sabia que vendrías, pero llegas tarde. Hoy limpias el horno.

La ironía quemándose en una sartén de hierro al rojo vivo con su acidez penetrando las fosas nasales como si fuera simple forum. Buenas mañanas de invierno, mismo infierno que todos los veranos el resto del año. Vivir en el trópico no esta nada mal, buenos alimentos con todo tipo de frutas y aún mejores compañías. Una familia de esclavos sin tiempo y que necesitan cariño en una vida común. Como cualquier persona.

Accidentes y vueltas de campana y volver a montar, cocinar, hacer mudanzas… y todo en compañía de muchas botellas y muchos mas cigarrillos de todos los sabores. El tiempo pasa y todo vuelve en algún momento. Somos lo que somos y aunque queramos negarlo, las evidencias están ahí por algo.

Así que dejo este puto vicio para buscar uno mejor. Me retiro por todo lo alto para que el estado comience a pagar lo que me han estado sangrando año tras año, por fin toca cobrar por no hacer nada cumpliendo una de mis mejores fantasías testiculares y eso me ha traído la felicidad dentro de un reloj estropeado que me recuerda que ya no tengo nada mas que hacer que preparar el siguiente salto.

Tengo las letras y un cuerpo que he vuelto a reconocer como si fuera mío. Intenciones y sueños… No quería ser jefe de cocina de ese lugar… el sitio era increíble, algunos compañeros maravillosos, el infierno acogedor y amplio, lleno de todos esos instrumentos de tortura tan sofisticados. El edén de los demonios. Pero aunque lo fuese, no podría salir de ahí jamás, me voy…al Diablo!, ingresare en el paro. Quiero mi dulce metadona racionalizada una dosis por mes durante 2 años para dejar el jodido vicio dela esclavitud laboral.

Mis eternas vacaciones para recuperar la patria y potestad de un cuerpo desvencijado, una azotea apolillada y un tiempo que ya ni conocía. El mundo a mis pies y sin ninguna obligación que tener. Comienzo de 0. Pero con todas las experiencias escritas en un cuaderno negro que nunca enseñaré…

- Estas loco!!! No puedes rechazar el trabajo de tu vida a estas alturas, con todo lo que has luchado, sufrido y llorado… no tiene lógica!!! Para que entonces tanto sufrimiento.

Porque me gusta y porque si que puedo… puede ser la mejor oportunidad que nadie me ha brindado… pero no deja de ser una ganancia para bolsillo ajeno desde mi propia cabeza. Ese no es mi sueño, ni siquiera mi deseo. Ahora toca volver a correr dentro de la libertad. El caballo vuelve a perder las riendas en una partida de lanzamiento de moneda.

Sonrío porque quizás sea de las mejores cosas que hago… y puede que desarrollando la otra tarea que compite en alegría a lo de clasificar talones es la de limpiar setas… A todos puede parecerle una putada limpiar unos 6 kg de una seta que no pesa ni un gramo cada unidad… en ese tiempo descubres mas cosas de ti mismo que una buena sesión de psicoanálisis. Además de eso, puede que encontrase el secreto de la suerte. Me lo contó un pobre duende que acompañaba a la deforestación su desdichado hogar.

Después de eso tire la seta a la basura y le dije que cuidase de ella… Sonriendo alegre se despidió de mi, ingenuo de la cantidad de mierda que caería sobre su cabeza para mantener a salvo su hogar. La vida tiene enseñanzas en todas partes. Pero lo mejor de todo es tener todo el tiempo para hacer algo. La noche para las palabras y los días para las piernas, regresa el equilibrio de fuerzas, ahora soy jefe de mi propia vida. Comienza el año del fuego. Renace de sus cenizas el caballo de las llamas y por supuesto el demonio de la sonrisa.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Amor eléctrico


Esta muerta, pero ni siquiera quiere darse cuenta. Se cae a pedazos desmoronándose como un castillo de arena en un día de lluvia, poco a poco pero sin pausa. Sabe que no durará mucho, su cabeza ni siquiera funciona bien ya y permanece unida a resto por un par de cables y sólo la mitad de lo que antes tenía.

Esta falleciendo y lo que mas le jode no es separarse de él si no que no ha cumplido su parte del trato. No ha creado su objetivo y tiene tantas ganas de hacerlo que no se podría expresar con palabras, quizás con esa electricidad suave como un aliento a flor de piel aunque ella no tiene corazón, pero seguro que si alma. Quiere darle a su dueño esa historia de ensueño. Devolverle su extraña dedicación mientras recuerda lo bonito que era cuando llego a las manos de ese adorable inepto.


Le enamoraron sus palabras desde el principio, se la única que estaba con el desnudo durante tantas noches y sus eternas mañanas. La forma de acariciar las teclas con sus duros dedos para si revolverle las entrañas con sus renglones interminables y placenteros. Sola de día y completa de noche con esa mitad que la hacia sentir viva… ardiendo entre sus suspiros y respiraciones. Hasta el punto de quemarle las piernas mientras escribía en su piel los cuentos de niños que nunca podrían tener.

Ella lo ama con locura desde el día de su cumpleaños donde le descubrió con todas las ilusiones rompiendo a pedazos el papel de regalo y el embalaje que la mantenía presa. Su libertador… Recuerda el cariño de su mantenimiento… como sacaba las teclas una a una, las limpiaba y las volvía a poner… así por cada sitio donde fuera que hubiese algo escondido. Él lo llamaba remover las minas…

Ella limpiar el teclado de tabaco. Pero le gustaba verle sonreír con el cigarrillo en la boca mientras le contaba lo que pasaba dentro de su cabeza, poca gente lo conseguía pero ella cada madrugada era la única que le escuchaba. No tenia que ser persona… ella sabía escuchar… atender… inspirar. Jugaba con la música, ponía supuestamente al azar la que a él más le gustaba, le encantaba mandarle feliz al trabajo.

Le acompañaba agarrada a su cintura… o a su espalda, solo le importaba ir a su vera hasta que tuvo que dejar de esos viajes… La salud y tantos kilómetros habían hecho mella en ella debilitándola y grietas comenzaron a aparecer en su querida piel. El lado positivo implicaba más cuidados y más cariño… La emoción del reencuentro tras sus ausencias. Él siempre corría al verla… nunca le gusto el móvil, la prefería a ella y era la niña de sus ojos y la mujer de su casa.

Pero era inevitable, la vida estaba sujeta a cambios constantes y pronto le traerían a una nueva amante con la que prostituir su estilo. Ardía de celos y se apagaba constantemente. Sabia que acabaría por sustituirla por una más joven pero no quería así que le prometió algo.

Te daré a tu hijo anhelado, ya te di uno que murió por el camino y ahora te daré al que me pediste en los sueños que nunca tuviste y ya jamás tendrás. Y la computadora por fin acordó la fecha en que tendría tiempo para escucharle. Llega el invierno tras un otoño soleado. Es el momento del caballo que duerme caliente en la cuadra esperando a que la primavera devuelva el fuego que el frío le ha robado.

Suena el ronroneo del ventilador porque así estará preparada para no dejarle colgado, promete esperar hasta ese momento y como buena madre morir tras dar a luz. Aunque sabe que el siempre la tendrá consigo. Ha visto tanto que ella podría escribir un libro usando su nombre como pseudónimo. Él nunca lo usará… ríe sujetándose la cabeza para no perderla.

Tiene todo su amor porque fue la primera que realmente estuvo a su cargo. Uso exclusivo que le sonaba a gloría y las cadenas parecían joyas entregadas por su amante. Nunca pensó en esclavitud porque gozaba el placer por su trabajo. Sabe comprender a su chico y hacerle estar a gusto cuando llega a casa.

Sigue viéndole por las mañanas, desnudo mientras pone música para ir a la ducha. Continua tocando sus mejores canciones mientras imagina lo que seria acariciarle en la ducha. Le sube la temperatura y la música trastabillea… corre rauda a darle al play y suspira por su carne y sus huesos.

Piensa en papel y tinta y sellar su relación con el único que beso que le sabrá a la gloria de sentirse viva. Cuando su dueño la bese tras haber echo el amor con ella tras muchas noches en su compañía, lo sabrá cuando este embarazada y pueda decirle entre sus pensamientos. Yo también te quiero. Se sonroja acalorada esperando a ese punto y final que la haga quemar sus circuitos en su última gran corrida.

Aguarda… Ve sus ideas formarse debajo de su cráneo. Ella esta preparada abierta y deseando cumplir su promesa. Todos mueren jóvenes incluyéndose ella antes de su cumpleaños estará embarazada. Sonríe y deja de pensar mientras los dedos de su amor la dejan extenuada y satisfecha. Una noche más… una menos.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El escapista.


Habría podido huir de todo si no fuera por su mala cabeza. Era bueno haciéndolo aunque sencillamente toda su historia se pudiera reducir de que lo hacia de forma natural. Ya en ese entonces sufría poco y sonreía mucho. Parecía ser buena medía a pesar de estar muerto por dentro y en parte por fuera.

Hasta a la mismita muerte había conseguido vencerla en múltiples veces. Por lo que mostraba orgulloso sus heridas como un estúpido militar muestra las insignias de combate, como si alguien ya muerto pudiera o necesitase defenderse.

Eso de vivir se le daba bien, no tenía demasiadas complicaciones, a su triste entender podía compararse con presentarse a un tipo test sin haber estudiado un ápice y ni siquiera pertenecer a aquel lugar. Siempre habría una pequeña oportunidad de sobrevivir.

Todo se reducía en saber leer. Comprender y actuar. La vida era como una obra de teatro con un buen reparto que improvisaba entre cada impresión de los guiones. Así que se acostumbró a andar por sus caminos, hablar con los otros y parecer algo que no era en absoluto.

Sabia disimular, se le daba realmente bien y si juntabas eso a que se movía tan rápido como un pensamiento montado en cafeína. Todo estaba solucionado. Era una fuga de ideas constantes por la innumerable cantidad de grietas de su persona y por donde pasaba al menos algo quedaba salpicado de su esencia. Comenzó a huir cuando aprendió a correr.

Descubrió que podía desaparecer de cualquier sitio donde no quisiera estar. Y aprendió rápido. Visualizaba lo que no quería y huía repelido en dirección contraria. Se escapó de casa y de sus padres, de los estudios y sus pesadas tareas, de su cuna y sus ramas, de sus tardes volando. Cogió lo poco que necesitaba y siguió volando sin dirección alguna.

Esfumarse a la francesa había sido su único contacto con ese idioma, lo entendía pero era peor que un indio dando instrucciones por un interfono. La intención estaba… el resultado en cambio no. En conclusión a su vez huyó de ese idioma quedando refugiado en el castellano mezclado con el ingles. No por nada… sino por su pasión por el buen whisky.

Bebía poco en comparación con su pasado pero había mejorado la calidad. Su vida era una parábola descendiente desde su infancia. Como las montañas rusas de los parques de atracciones. Te ayudan a subir para después lanzarte al vacío.

La caída fue tan grande que tardaron años de rehabilitación en ausencia de los causantes. A pesar de todo el chico logro salir del trauma. Recompuso su cuerpo, formado de nuevo con todas las piezas que tras el accidente quedaron dispersas por la calzada. Se esmeraron poco en buscar todos los trozos, pero de todos es conocido que por la noche es difícil encontrar las cosas pequeñas.

Así que paso años completando un puzzle que no tenía solución. Lleno los huecos libres con historias de una cantidad ingente de libros mientras pegaba las piezas con la saliva que humedecían sus dedos. Tras años de bricolaje y botánica, logro conseguir una gran tinaja. Si la llenabas perdía agua lentamente, podías pasarte el día buscando los agujeros pero no se notaban y el barro siempre estaba mojado.

Que se le va a hacer… al menos valía para decorar. Lograba caminar pero en su cabeza sonaba como una maraca rota. Nadie se puso a buscar el interior del jarrón mientras se entrena en buscar los trozos de arcilla.

Comenzó de nuevo como quien sobrevive a un incendio. Las quemaduras dolían todavía pero a esas alturas había conseguido evadirse hasta del sufrimiento. Huía de las entrevistas de trabajo sin llegar a presentarse. La seguridad social le pagaba una suma lo suficientemente holgada por el accidente que podía permitirse esos placeres. Escapaba del estado aunque con sus largos dedos sacaban lo que querían de sus cuentas. La primera vez que se le vio sonreír en público tras el accidente fue cuando el médico firmo su gran invalidez que le convertía completamente en un despojo humano sin valor alguno para la sociedad.

Le diagnosticaron una total incompetencia y suprema carencia de voluntad y con tales cargos consiguió una gran indemnización alegando que antes no era así. Documentos que demostraron que no era así, fueron ignorados por la defensa cuando el juez indignado comenzó a quejarse, mírenle si no es capaz de venir a su propio juicio y todos firmaron a regañadientes los ceros que le convertían en un desgraciado con suerte.

Huyó de ese país después de no acudir como de costumbre a los sitios donde era llamado. Por suerte las tarjetas de crédito no entienden de valores, solo de números y van donde sea que se les necesita. Por entonces leía mucho y seguía uniendo pedazos dentro de su cabeza. El pasado era un amasijo de trozos de metal entrelazado tras el terrible impacto.

Tenía unos bonitos guantes y unos alicates increíbles, pero antes de ponerse a desenredar ya estaba cansado así que leía y rellenaba, leía y reciclaba. Acabo por terminar vomitando esa maldita bola de metal atravesada en el cerebro en una de sus purgas mensuales.

Redecoró el hueco con cuentos y relatos y comenzó a estar en paz. Se olvido de huir y se quedo tranquilo y relajado. Busco un buen lugar con un césped fresco y mullido y después quemo sus zapatillas de atletismo. Puso un buen buzón que pudiera recoger la correspondencia completa de un mes. Y cada ese tiempo iba, recolectaba y después jugaba a clasificar dentro de la chimenea con un buen fuego. Le gustaba el crepitar de las llamas en su rostro y sus colores anaranjados.

El humo le tranquilizaba bailando entre las palabras mudas en sobrecitos que nadie leeria o podría leer. Quemaba las malas noticias y guardaba las buenas. Durante un par de años no logro conseguir demasiadas acabando por dejar de preocuparse por el correo. Contrato un apartado postal para comprar libros de buenos autores detrás de las portadas, escondidos en esas fotos en blanco y negro con sonrisas magnificas y buenas intenciones.

Y con la publicidad y las cartas con raciones individuales de total indiferencia escondida en su interior se dedico a caldear el hogar una vez cada cierto tiempo. Huyó de todo hasta de si mismo. Nadie pudo encontrarle si no era en la biblioteca de su casa o en el césped del jardín caminando descalzo. Su bata estaba tan desgastada que caía cansada apoyada sobre los bordes de su cuerpo.

Por ese entonces tenia tantas palabras nuevas en su cabeza que el señor francés y todos los profesores desde el colegio hasta la universidad, exceptuando algunos cuantos, pocos a su parecer fueron exiliados a vivir en aquella odiosa bola de metal, como no sabia donde había parado finalmente. Los mando a la calle sin mas detalle que un simple portazo tras de ellos. Se había repudiado de él hasta de las buena maneras y es que no quería nada mas que esa maldita tinta y el silencio. Le gustaba escuchar a su mente leer los libros porque ya se había olvidado de recordar lo que era el sonido.

Todo parece mejor cuando se escucha… solía decir sin recibir respuesta. Aquellos malditos funcionarios tuvieron demasiado trabajo aquella noche para buscar sus orejas, el martillo, el yunque y los demás fragmentos pequeños. Recogían los trozos grandes y daban patadas a la grava para esparcir los pequeños. Por fuera la figura estaba perfecta, bueno con juntas y todo eso. Pero por dentro solo le quedaban las palabras.

Leía durante días seguidos porque hasta había perdido la conciencia del tiempo después de tanto coma. Los puntos le resultaban más divertidos porque encasillaban la historia. Decían lo importante sonreía mientras acariciaba las cicatrices. Todos le decían que estaba bien… pero él no lograba escucharlos. Comenzaron a escribirle las cosas porque ni siquiera quería atender a las manos. Estaba ausente… en otra parte.

Quizás en aquella cuneta de mala muerte, o puede que en otro lugar. Abría un libro y desparecía, saltaba fuera del mundo y se veía corriendo por la carretera como un loco… como antaño. Corría mas rápido de lo que nunca había logrado conseguir. Después comenzaba la verdadera fiesta. Oía su propia voz dentro de su cabeza.

Tanto pegamento había conseguido una acústica excelente para el sonido de sus pensamientos. Escuchaba los libros mientras viajaba dentro de ellos. Su cerebro era un cine dentro de una pecera redonda de cristal. Había dejado de huir. Ya no recordaba de que lo hacía, por lo que siguió leyendo y escuchándose.

La ironía resonaba a carcajadas entre libro y libro… había logrado escapar de todo menos de su destino. El accidente le cerró muchas puertas dejando una sola abierta. Una que usaba de pequeño. De entre todas las cosas que extrañamente lograron recuperar los sanitarios era esa extraña afición que tenia de leer y el tiempo necesario para ello.

Cuando perdido la audición encontró la lectura y entre todos los ecos que aun resonaban en su cabeza. Su voz regreso para en silencio mentalmente contarle lo que veían en sus ojos. Su voz fue algo sangrando de las palabras que devoraba por sus pupilas.

Era como un gusano, tragaba y tragaba para después cagar seda y con esa mierda poder hacerse un capullo. Algún día se convertiría en mariposa… mientras tanto seguía leyendo, porque sin alas ni orejas, no podía hacer demasiado. Dejo de correr porque no recordaba hacia donde lo hacia, sin equilibrio solo le quedaba la orientación para parecer un borracho montado en una canoa sin remos. Tampoco recordó de lo que había huido antiguamente. Era alguien renovado que no nuevo.

Siguió escuchando lo que los algunos autores nunca leerían en voz alta, por tres simples razones Que no podía oír nada, que estaban muertos o simplemente que su orgullo les impediría hacerlo. Su voz le gustaba, no sonaba a roto como lo demás. En verdad era lo único que percibía, lo otro… sencillamente era ruido que solo molestaba y distraía. No tenía siquiera ombligo. Se lo había cosido en una de las intervenciones, pero a pesar de todo. Seguía teniendo sonrisas y tantos libros como títulos pudiera encontrar.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Retruécano


Callo lo que digo... y digo lo que que callo, vivo montando en una ambigüedad esperpéntica. Algunos días son buenos, otros quizás peores. La sonrisa es una firma de nacimiento que me prohibieron borrar.

Todo lo que pasa tiene su sentido y su causa, preguntamos mucho y observamos poco.

El es mundo una moneda. Siempre buscamos lo que hay debajo, pero sencillamente es lo contrario de lo que queda arriba a la vista. La curiosidad mató al gato y produce graves lesiones de columna a sus fervientes practicantes.

A veces estoy bien y otras aun mejor. No recuerdo donde esta el mal, porque nunca aprendí a reconocerlo. En ocasiones me siento un interrogante absurdo en medio de la nada.

Entonces miro al de al lado, que también esta dudando. Y sonrió, porque al menos no estamos solos en este mundo.

Cuando tienes que soltar algo, se dice... si aún no se esta preparado, simplemente hay que esperar. Todo llega y se va. Aunque si te quedas esperando. Te pierdes mucho fuera de ese sitio sea cual sea donde estes.

martes, 2 de noviembre de 2010

La luna no baila sola.


Suenan los recuerdos de las cosas no sucedidas, son imágenes de humo que se forman a la distancia, aun nada sólido, tan solo bocetos en un lienzo en blanco pintado por algún viejo con el pelo blanco en frente de una playa.

Los pinta felices y contentos… alarga sus gestos hasta convertirlos en alas que vuelan por cualquier imaginación sea quien sea su dueño, siguen siendo jóvenes a pesar de llevar tantos años a cuestas. La vida es tan dura como un ejercicio de cálculo sin solución, por muchas vueltas que des, siempre te encuentras con algo que te hace comenzar desde el principio.

La gente aprende… pero tarda quizás demasiado. Ellos corren y se abrazan… juegan en la vieja arena que tantas veces soñaron en pisar juntos. En todo los imposibles haciéndose verdad como un estanque de nenúfares abriendo todos sus flores al unísono al salir la luna entre una nube de tormenta eterna.

Viven alegres, sin ningún tipo de miedo porque el tiempo ha terminado por juntas sus huellas en el futuro aun por fabricar. Un mismo sueño en camas distintas tejiéndose como una historia sucedida que no ha llegado a pasar.

Nadie podría decir que esos muchachos que no se quieren, no hay nada que diga lo contrario, ella su luna y él su sol… girando alegres alrededor de un mundo que nunca para de contemplar su amor… el viejo pinta con el alma lo que sus ciegos ojos blancos no pueden ver. Pinta sus siluetas como si sintiera que están allí presentes. Puede notar el calor… escuchar sus respiraciones entrecortadas entre las risas y las bromas. La luna no deja de hacer el payaso pintando su cara de blanco, para hacer que las sonrisas del sol iluminen el cielo de su reino.

No quiere más que verle feliz… no pretende nada que no sea ese gesto tan sencillo y humilde. Bebe los ríos por un amor que no tiene fronteras, ni límites, ni obligaciones. Limpio desde el principio de los días donde el viejo no lo era, y ni siquiera los monos caminaban de pie…

El tiempo es una espada que se encoge mientras se hunde en el pecho hasta que llegue el día, la muerte es el único beso sincero de alguien que no tiene mas intención que no sea dar ese ultimo beso y que nadie negará. El ciego lo siente…. Pinta flores entre la selva… albatros sobre la mar arremolinada… pinta hasta nubes que rodean la escena haciéndola romántica y pinta pájaros de miles de colores que hasta pueden sentirse si acaricias sus plumas. Suena música de violines y corren por la playa.

El tiempo se vuelve una esfera que gira en el mar sin nada que lo detenga. Si corren mucho llegaran al fin del mundo… pero solo si lo desean, es un viaje sencillo solo importa encontrar una buena compañía. Todos los trabajos cuestan menos entre dos… y ellos se quieren demasiado para dejar espacio entre los abrazos y las caricias. Son dos aves que vuelan en direcciones opuestas pero siempre cogidos de la mano.

El cielo les une y tienen a las estrellas de testigo. Nunca se pierden de vista por mucho mundo que haya de por medio. No entienden eso de las posiciones. Vuelan despiertos a través de los sueños. El viejo sonríe porque por fin encuentra algo agradable que dibujar.

Guarda ese encuentro en un portafolio y lo introduce en tareas pendientes. Tiene mucho tiempo para hacer esa playa y criar esos ruidosos pájaros. La espada aun ni siquiera ha sido forjada en tiempos de paz. El mundo dará mil vueltas y puede que no se vayan a encontrar. Pero no pierde la esperanza de que sea todo tan difícil.

La vida da tantas vueltas que al final termina mareada y acaba de cabeza en el mar… sentir que no hay nada debajo no asusta demasiado en un barco, o sino te pones a pensar… que agua que fluye debajo no entiende nada de clases, ni de sitios, engulle por igual porque aun sigue enfadada por no poder escalar por el cielo.

Quiere mas… quiere tocar la luna. Siente su resaca como una lengua hábil buscando los puntos que produzcan una sonrisa, si tiene suerte conseguirá unas cuantas antes de algún suspiro entremordido. Todo es posible de un lado o del otro del planeta. La posición solo es un punto que se desplaza por las coordenadas.

Allí donde estés tu, estaré yo… y viceversa. Lo bueno son los momentos inolvidables, comenta el viejo… ríe entre sus sonrisas porque pinta lo que es cierto. Le gusta el mar y olvidar los recuerdos con la bruma de su espuma salada. Cualquiera puede querer perderse en una playa de México, a los pies del pacifico que nunca duerme y vivir en una casa llena de colores.

Acaricia la pared para sentir la historia de esa madera… le cuenta los viajes realizado desde la noche de los tiempos… su tripulante el viejo y ella la embarcación de los sueños… viajando con sus velas plegadas por el flujo de pensamientos que se escapa de las cabezas humanas cuando descansan. El cielo lleno de estrellas y él siguiendo rumbo eterno hacia poniente.

Mientras haya soñadores habrá alguna posibilidad… Podré proseguir mi viaje… hay muchas historias dignas que contemplar en el cauce de ilusiones que va por debajo… Se asoma a la borda y observa tranquilo como quien busca un pez dorado. Atusa su barba mientras por un segundo recuerda aquella imagen.

Recuerda la arena calida en la puesta de sol… el mar besando con pasión las sinuosas costas entre acantilados… el verde follaje encrespado de pájaros y flores… las nubes rodeando como un marco mullido donde reposar noches enteras sin dormir… La madera de la casa en blanco y azul… listones de amarillo pajizo. El aire jugando con su vestido de lino hasta ajustarlo a su cintura… carreras sin fin en una playa infinita. Los dulces besos de néctar y coco.

El pescado asado a la luz de las estrellas, el cielo brillando y las ascuas resplandeciendo entre las ascuas sobre la arena. Celosas del calor que ellos emanan con un amor tan ingenuo como lo son los abrazos donde se toca el alma. Aquellos que no se dieron o aquellos que se dan sin ser dados.

Una imagen tan bonita que se escurre entre tantos otros sueños, una posibilidad en un estanque lleno de peces… sabe ella llamar al dorado… y sabe el contestar educadamente una invitación indecente por muy tarde que sea… El viejo tiene guardado una copia de ese maldito cuadro en algún lugar de este planeta. Mientras ellos lo sepan habrá solución para ese problema.

Saben el secreto de los dibujos pintados sobre la arena, se olvidan rápido con el viento, pero perdurarán en cambio una vida entera en la memoria si se desea. Castillos que fueron, castillos que serán, la arena huye del agua, pero todos quieren tocar la blancura de la luna todas las noches en las que baila.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Orden natural.


Se ha sentido tantas veces perdido que ha terminado por encontrarse finalmente consigo mismo. La gente no se preocupa en buscarse primero a ellos, antes de empezar a buscar lo demás y el mundo se ha convertido en una marea repleta de cuerpos sin mente siguiendo las líneas formadas por las baldosas.

Recuerda lo que era mirar los planos y buscar las señales, el GPS no era más que una forma idiota de dejar hacer preguntas. Le gustan las preguntas, casi mas que las respuestas… aunque es cierto que siempre sorprenden mas las segundas que las primeras, nunca le había dado por pensar el porque de esa razón hasta ese preciso instante, ahora con una sonrisa descubre lo evidente. Anda siempre metido en otro lado quizás eso le hiciera estar algo más distraído de lo que estaba entonces.

Pero un buen día se encontró en frente de un espejo y fue capaz de reconocer a ese niño que fue y puede que nunca dejase de ser, no se había vuelto a fijar en esos ojos que ya no tenían la profundidad de los océanos y el hielo de la antártica, El tiempo había deformado la luz de su mirada hasta convertirlo en un mar azulado con cubitos de hielo.

Todo había pasado como una brocha que pinta el cielo de nubes. Todo había quedado precioso, pero ahora tocaba volver a la realidad. Una vida mirando al cielo ya había sido suficiente, pero es que entre estrellas, cometas, satélites, nubes y aviones había volado el tiempo.

Ahora como siempre tocaban las carreras y las hazañas imposibles. Había recordado algo tan sencillo como confiar en uno mismo. Llevaba tanto tiempo esquivando su reflejo que había olvidado lo esencial, lo básico… lo que se aprendes desde el principio.

Un mensaje extraviado en el mar dentro de una botella, un desastre sin precedentes. La muerte bailando Metallica con su guadaña como guitarra. Todas las desgracias arremolinándose por el desagüe antes de caer desde el cielo como una tromba de problemas. En el cielo tormenta y los de abajo preocupándose por no mojarse los pies.

El chico se mete bajo un tejado y mira a través de la ventana las carreras de las gotas por el cristal. Acerca sus ojos a ese mundo sin prisas, sin agobios, sin estrés. A ese mundo sin pitos de coche, ni gritos, ni malas maneras salpicando todos los lunes por la mañana.

Por fin encuentra su mirada dibujada sobre el frío cristal, encuentra esos dos puntos negros que nunca debía perder de vista. La realidad escondida dentro de la mente. Observa fijamente mientras ve la historia pasar invertida por sus pupilas, sonríe con los buenos momentos.

Por alguna extraña razón, encuentra muy pocos malos, la tormenta va a intervalos. Los anuncios los pone su padre en los viajes a la playa. Caen las estaciones como fotografías de polaroid colgadas de las ramas de los árboles. El agua sigue corriendo hacia el cauce de los ríos. Los pájaros hacen sus viajes reservándolos por adelantado y las mejores plazas ya están cogidas antes de que pudieran elegirse.

La vida prosigue sin necesidad que él este presente. Después de muchos años respira aliviado de pensar que puede tomarse un descanso. El mundo deja de pesar en su espalda y una brisa húmeda trae el olor de las hojas deshaciéndose sobre el asfalto.

Muelen las palabras que antes fueron grano. Mueren sin remedio para que el olvido de la lluvia escriba libros entre las rejas escurridizas de las alcantarillas y respiraderos de metro en metro.

Se acomoda en su sillón y enciende la luz de su lámpara favorita. El resto esta oscuro como el vientre de la ballena asesina. Silencio sin remordimientos ni preguntas fabricándose entre el humo del cerebro. Abre la primera página y se pierde dentro del libro. Desaparece del mundo porque por fin recordó, que podía conseguirlo si confiaba en el poder de su mirada.

Encontró el fuego ardiendo… el olor del verano… el sabor del comino y a su abuelo. Las sonrisas de colores producidas por los comics de su infancia, El sabor de los postres disfrutados con una cucharilla pequeña. A abstraerse del mundo en busca del silencio y buscar objetos por el suelo entre las huellas de los zapatos para descansar del día mirando nubes. Reunir todas las pistas y desvelar los misterios como si fueran simples flores. Las irónicas paellas de los domingos viendo humor amarillo. Deslizarse entre los peces de su pecera, por los vicios y sus virtudes.

Aunque entre todo aquello entremezclado con el sabor de todos los licores que había probado a lo largo de los años lo que más ilusión le creo, fue volver a tener tiempo a mirar dentro de sus pupilas por la mañana.

Asomarse al mundo desde aquellos ojos de buey y planificar el día desde el espejo del cuarto de baño. Relajado mientras que el vapor del agua de la ducha le va vistiendo el desnudo como un calido albornoz que sube desde el suelo. Las mañanas de café y estudio. Los ánimos lanzados al vacío desde la claraboya del cielo. Diciendo… adelante, estamos contigo.

Las sonrisas de Jimmy cantando al otro lado de la mampara. El tiempo deteniéndose ultimas gotas del café antes de acabarse el agua. Los buenos días de una ducha con música sin preocuparse por nada que no sea fabricar algo desde la ausencia de ningún deber ni obligación. El océano se vuelve profundo y un pingüino aplaude desde la antártica dentro de un frigorífico ecológico. (Creo que es porque con el efecto invernadero ya nada es como antes)

La orca deja de temer la maldita soga y su h y ríe a carcajadas burbujas como líneas de palabras. Animo… Puedes lograrlo. Él se encuentra con su persona casi un cuarto de siglo después. Se rasca la cabeza y piensa en lo rápido que pasa el tiempo. Recuerda lo claro que tenia las cosas de pequeño y cuanto cambiaron los pensamientos entre el colegio y la universidad.

Un montón de ideas enmarañadas entre los apuntes elaborando pájaros que eclipsar desde el cielo el color de las flores. Confundir el camino del fuego porque iba buscando un globo correteando entre las nubes. Cuanto soñador se ha perdido allí arriba que no ha vuelto a bajar.

Los periódicos están llenos de esquelas con zeppelines, los mas modernos usan jets privados. Recuerda lo divertido del autogiro y a las chicas jugando en el recreo al hola hop

Por fin encuentra sus zapatillas de correr y deja las alas descansar de tantos años del servicio de los Ángeles y Dioses. Vuelve al suelo como otro caído mas con nombre importante buenas historias pero con pocas aspiraciones. Coge aliento y deja la moneda sobre el lavabo en la cara escogida. No hay azar dentro la voluntad férrea. Trabajo duro y esfuerzo constante en la consecución de unos sueños aplazados que tras tanto tiempo han dejado las cosas tan claras como la historia de un libro.

La fotografía de una vida de estrella con un buen texto como su pie, o su mano… o lo que demonios sea, no hay anatomía mas bonita que la figura de una mujer desnuda un lunes por la mañana.
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