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sábado, 28 de diciembre de 2013

La sonata del cuchillo.



Sangra la piel cada raja
que el cuchillo cercena
como el arco y su cuerda
hasta que el alma orada
y queda por fin expuesta.

            La magia de la cocina
            es eterna cual cuchara
            que de madera aguarda
            en el cajón de cada casa
            hasta nadar en la comida.

                        Vida de perro con gato
                        sin más hogar ni destino
                        que el mismísimo averno
                        donde a fuego muy lento
                        reduce el volumen pecado

                                   Como un dulce castigo
                                   que ameniza el mundo
                                   hasta haberlo digerido
                                   y muy bien masticado
                                   para sentir algo de alivio.

                                               Si acaso te acaricia
                                               con su infinita finura
                                               sonríe con paciencia
                                               pues leche de la herida
                                               ni buena ni mala brota.

                                                           No vaya a ser que arda
                                                           la rabia que pace serena
                                                           entre el olor a barbacoa
                                                           y de la sangre su dulzura
                                                           sin sublevarse si quiera.

                                                                       Hubiera sin duda alguna
                                                                       más guerra que en batalla
                                                                       sin más arma que blanca
                                                                       blande la muerte tranquila
                                                                       mientras sucumbe la locura

                                                                                  Mañana sin falta arderá
                                                                                  hasta la ultimísima gota
                                                                                  de esta sangre tan seca
                                                                                  que tose en cada vena
                                                                                  para dar algo de una llama.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Fin de fiesta…



Otro año más en el saco de la vida y vuelvo a empatar el resultado con el tanteo anterior. Llegados a estas alturas es curioso que no logre callarme nunca y en el caso de los textos, sólo sea capaz de escribir algo (ya ni siquiera decente) una vez cada tres días. Creo que debe de ser porque me estoy haciendo viejo y en verdad cada vez tengo menos tiempo para dedicarme a mi mismo.

Ya tengo el nuevo calendario preparado y ya casi en place casi todo lo que dura entre hoy y el fin de año, pero lo de sentarme a escribir cada vez es más complicado y esporádico.

Nada tiene que ver que el número de mis lectores este parpadeando y tendiendo a cada vez más próximo al cero que al infinito. Sonrío y pienso que cuando me muera puede que deje mucha paz en el mundo, o puede que me haga famoso… cosa que dudo por la calidad de mis palabras. Quizás agoté todas las minas de oro en el pasado y lo que queda ahora es más paja que otra cosa, que brilla pero no tiene apenas valor.

Yo sigo bailando e intentándolo día a día mientras que los que empezaron a la vez… disfrutan de sus retiros bien merecidos mientras que yo sigo en mitad de la palestra esperando el veredicto de un jurado plagado de caras con pocos amigos. Pero lo importante es no parar hasta el final y ese todavía no ha llegado.

Puede que mis textos ya no tengan la frescura de antaño, pero un servidor siempre mantendrá las puertas de la posada abiertas a cualquier cliente que ávido de lectura se presente inconsciente debajo del umbral y decida pasar, porque desde que yo le doy a enviar… todo lo que sucede durante es algo que no puedo controlar y que ni siquiera querría hacerlo, ya tengo bastante con mis cosas para encargarme encima de las del resto.

Se acaba el año estrenando mis treinta que por ahora no han sido tan malos, las cifras son iguales que el cuerpo, nada es lo que parece hasta realmente importa, así que mientras no pierda la sonrisa, no estará nada del todo perdido. Ajusto las cicatrices de mi cuerpo como un puzzle y después mediante un diagrama de flechas enlazo cada accidente con un pie de foto que merezca la pena, porque de alguna manera.

Siempre habrá alguien que de casualidad le interese una historia de las que ronda por mi cabeza. Son como pastillas contra el tedio mezcladas con un toque de fresa, otras veces con sabor a lima y otras tantas a cerveza… Porque mientras quede gas… al menos se puede hacer una última hoguera y sino al menos intentarlo de la mejor manera posible… ya que siempre queda una forma de escapar… salir por piernas.

Pero no será hoy, ni siquiera mañana. Simplemente será una cruz más sobre el calendario y un recuerdo que olvidar dentro de la cabeza. Así que antes de perderla del todo. Felices fiestas y espero que el año que viene empate para no caer en decadencia.

Sin límites.



Una vez alguien dijo que me callara y no pude cumplir ni siquiera una mísera petición. Paso el tiempo y con la llegada de las responsabilidades y obligaciones nada cambio. Intentaban conseguirlo y dueño de mi silencio no lograban más que breves intervalos. Hasta que llego la orden desde una jerarquía superior no vinculada a la consanguinidad y todo fue diferente.

Algunas veces lo aceptaba y acatándolo lo hacía, otras tantas las palabras se arremolinaban en la lengua y acaban por salir atropelladamente. Chaparrones de letras desde los intensos a los moderados entre periodos de cielos soleados como el verano.

Guardaba silencio, pero de alguna forma, no era posible realizarlo durante mucho tiempo. Debe de ser que para eso no soy buen guardián. La boca me pierde y la lengua esclava de la pasión de los ofideos hacía el resto.

Cuando el silencio se puede mascar, me vienen a la mente los entierros y los ascensores. Entonces abro la caja del ataúd y suelto alguna gracia sin apenas nada de su nombre. La vida no es para nada justa. A veces se logra lo deseado y el resto le das al ajo y agua. Supongo que todo es culpa de otro… las capacidades son diferentes entre una persona y otra. Por suerte los hombres como Hitler no abundan por la tierra y los que son como yo, florecen por todos los rincones donde el silencio osa posarse para descansar.

Ya quedará tiempo para tal menester cuando la fría parca venga a recogerme en persona y entumezca a mi persona hasta volverla dura como el hueso. Entonces puede que comience mi largo estado de letargo en silencio. Hasta entonces no creo que vaya a conseguirlo, porque sin música… mi lengua tiende a buscar el alivio del sonido de la forma que sea inclusive durmiendo. Porque en verdad sigue sin ser culpa mía. Mi antiguo jefe sólo me pidió una cosa y no era otra que moviera las manos a la misma velocidad que la lengua.

Debí aprender muy bien esa lección, porque rara vez se quejan de que vaya lento en el trabajo, de lo demás… mi madre esta genial y los enanos salen al bosque los domingos por la mañana. Los pájaros escarban entre las migas de los bancos y el cielo sigue tosiendo humo mientras los de abajo miramos hacia arriba sin fijarnos siquiera lo que nuestros pies pisan. A veces se mira lo que se hace con los oídos en vez de con la vista, yo lo llamo hipocresía  pero en verdad debe de tener algo mal dentro de la cabeza… al igual que los daltónicos no deben de percibir muy bien el significado de la realidad.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Sinceramente.



Se que llego tarde, pero a ti nunca te importó cosas de tan poca relevancia. No es que fuera lento, sino que en el afán por la competición  me enseñaste que no siempre el primer puesto era lo primordial. A veces simplemente hay que conformarse con haber conseguido llegar hasta ahí sin cesar en el empeño por lograrlo.

Pocas veces gane con la ventaja de poder disfrutarlo con mi entrenador’, siempre por los pelos pero aún así disfrutando del momento y de la oportunidad, se ve que la abuela te dio la misma educación que años más tarde nos inculcaste desde los primeros pasos del mundo de la velocidad.

Cada día sigo siendo ese caballo indomable que pule la superficie del prado hasta volverlo tan transitable como una pista de hielo anegada de aceite… mi mundo siempre fue a una velocidad que tu determinabas como tuya, y se que te echo de menos como a cada Nano pronunciado por mi boca, porque dos días después de tu aniversario se nota de ti tu ausencia, así como toda esa energía que desprendías sin ni siquiera proponértelo.

Sigo bailando, pero no logro despegar los pies del suelo, con el tiempo me he vuelto cada vez más pesado como todas esas figuras que remarcaban tus libros de buenas acciones. En verano descansabas hasta llegar septiembre y sus nuevas adquisiciones. En verdad eras como un corredor de apuestas con tu propia manada de purasangres.

Entonces volvías poco a poco a reacondicionar tus habilidades, las lustrabas durante semanas en las que equilibrabas todo de tal manera que podías comenzar ese trabajo llamado competición donde la batalla no es más que luchar contra otro adversario sin enseñar las cartas hasta el final de cada ronda.

El orgullo sigue siendo eso que te hinchaba y supongo que guardabas parte en esa barriga dura como la piedra que te daba ese toque de humanidad pacifica y a la vez alegría. En cuanto pueda iré a verte, mientras tanto sigue disfrutando de las vistas y de la película de cómo nos va. Siempre pensé que te hubiese encantado ser cocinero y creo que eres de los pocas personas que se le llenaba la boca de decir que hasta sabía hacer pan. Intento correr, pero sigo arrastrando los pies contra el suelo. Sigo calentando y esperando, esperando y calentando hasta que todo vuelva a funcionar de nuevo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Ya no existe la vida.



Desaparecido como las nubes en el cielo de verano, ya no me queda tiempo para nada que no sea la cocina. Las letras siguen acumulándose en el fondo de un horno que no cesa nunca de realizar una producción tan larga y eterna la cual no llega a fraguar y conforme se van tostando cada día más y más, cuando vas a buscarlas a la madrugada ya no queda sino ceniza y polvo de lo que eran.

La verdad es que nada bueno puede nacer de una tierra devastada a diario, esquilmando sus recursos para rellenar jornada tras jornada lo que el cliente demanda… al igual que un condenado por suicidio revive su última hazaña en el infierno como un idiota perfeccionista al que nada le sale bien, incluso la muerte en ocasiones es tan difícil de lograr como el gordo de la lotería.

Cuando el ganado se reúne nervioso para exigir su alimento, pierde todo rastro de asertividad y compañerismo y se basa simplemente en enfrentarse consigo mismo por consumir aquello que este entre sus deseos. Al igual que las ovejas sigo a mi propio pastor que me guía por los senderos y veredas mas recónditas y escondidas porque todos los niños deben de aprender de alguna persona mayor.

Gasto los días construyendo castillos de naipes que de ninguna forma sobreviven veinticuatro horas sin desmoronarse por cualquier tipo de razón, los días más sencillos ya estaba escrito y en el resto, ya no queda ni tiempo para nada que no precise un ápice de atención y que no sea imprescindible para mañana.

Abro la nevera, saco la bandeja y recargo la munición suficiente como para sobrevivir por los pelos a un nuevo enfrentamiento. Me miro al espejo y ya no hay nada más que se pueda perder que no sean ni deudas ni desperfectos. Levanto el pie y busco la fecha de caducidad hasta que la trompeta suena y embelesa a la cabra.

Bailamos, reímos y lloramos todos juntos en la sincronía que tienen todas las bombas. La mía es de las forradas con una gasa repleta de clavos, todo el mundo se aparta una vez al día y hasta yo lo hago cuando voy al baño, no vaya a ser que me salpique más de la cuenta, sin que por ello se cause ninguna guerra que no se pueda sofocar sin demasiado esfuerzo, pues las balas vuelan sin destino hasta los domingos por la mañana.

Tacho otro número del calendario asesinando sin piedad de nuevo a otra semana sin ni siquiera figurarme lo que se esconde dentro de la caja de la esquina. Cuando deseas tener un momento de paz y tranquilidad, nunca llega porque o bien la dirección no es la adecuada o sencillamente a veces no es más oro el que brilla… sino que al llegar a saber como se gana lo suficiente como para sobrevivir hasta la siguiente dosis de realidad.

Otras encuentras a un segundo solitario y logras empalmar con retales de la memoria una versión alternativa de lo que pudo haber sido sin que por ello vaya a ser verdad.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Como pez en al agua.




Transcurre mi vida entera
con puntualidad impoluta
pasan los minutos cada hora
sin que el cansancio haga
ni si quiera mella alguna
en el circo de cada cocina
el show continua sin demora.

Todo lo que haces en la mañana
alguien lo consume y lo abona
fabricando al menos una sonrisa
que lanzar al mundo cual ofrenda
a los diablos del averno de arriba
para calmar su sed de venganza
y no viertan sangre sino comida
en lo que otros echan en la panza-

Llegan las navidades con su cena
y todo se llena de alboroto y alegría
porque ellos lo ven desde fuera
y nosotros lo vivimos muy cerca
dentro de nuestro pecho y cabeza
suena la batalla que nunca cesa
desde que abren hasta que se cierra
vuelan comandas hasta el fin de la cena
mañana de nuevo la lucha comienza
con la misma exactitud y diferente día.

sábado, 7 de diciembre de 2013

La esfera de la felicidad.



Todo mi mundo cabe en una burbuja de un metro de radio. No necesito más, ni tampoco considero justo que tenga menos, aunque tampoco me importa mientras que me quede aliento como para buscar algo mejor.

Y es que tener mucho más en el fondo es desperdiciarlo. Antes tenía gente a mi mando y a pesar de todo… andaba todo el día cabreado porque no eran capaces de hacerlo mejor, no por superioridad sino porque implica falta de atención y respeto a las cosas que se hacen y el tiempo empleado en ello.

Se puede lograr mucho en una mañana o en cambio no hacer absolutamente nada. Pero si eres cocinero, no te queda casi nada de lo segundo y mucho de lo primero y aún así la mayoría de las veces ni llegas al servicio salvo con el cupo cubierto en parte.

Cuando alguien se concentra el tiempo se pierde y el universo se contrae como un corazón a punto de saltar. Se para un segundo y luego continua acelerándose hasta acabarla jornada al estilo Picapiedra… lo que viene a ser saliendo por patas, sólo que en esta ocasión lo que ocurre es que llevas la burbuja a otra parte.

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto. Cuando le pones dedicación y esmero a algo… y después de un rato vuelve el plato vacío suele ser un gran día para los del gremio, hay otras, que incluso repiten el mismo y eso ya es otro mundo. Se puede ser bueno… pero es a la vez necesario ser humilde y disfrutar con lo sencillo que es dar algo de buen gusto.

Puede que mi empleo, sea como estar en el infierno en verano, recibiendo hostias desde todos los ángulos con una nómina ajustada y poco tiempo libre, pero no hay trabajo mejor pagado que escuchar música durante ocho horas al día mientras te escondes en el ruido de una cocina y pierdes el sentido con cosas tan sublimes como algunos aromas que van desde los simples a los compuestos más complicados, notar el cuchillo deslizarse sin importar si viene de la tierra o el mar… o si acaso piso el cielo alguna vez a lo largo de su vida.

No importa pegarte horas prestando quizás mayor concentración a una encimera metálica y unos cuantos cuchillos que a todos los libros del instituto y la universidad… guardo gratos momentos de cada cosa en la vida que significaron algo importante, también acumulo datos y formulas que seguramente no vuelva a utilizar salvo extrañas circunstancias que ocurren en cualquier tintero utilizado por un lunático repudiado por el sueño y condenado a la esclavitud de no encontrar descanso.

Es posible que bailar mientras haces algo que tendrá sentido partiendo desde nada, tenga su encanto y que las horas de infierno que he padecido al menos me de un titulo real cuando el Apocalipsis llegue, la verdad es que no me importa demasiado si el mundo se va al infierno y arde en llamas. Porque el demonio de la sonrisa es ese que de alguna forma contagia alegría de cualquier manera que sea capaz. Y a veces con palabras y otras con gestos. La vida continua y da tantas vueltas como un mundo esférico que gira sin fin hasta que encuentras ese punto donde el tiempo es cero y las posibilidades se multiplican hasta el infinito.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El inicio del fin.



El primer día del trabajo en una cocina es tan incierto como el primer polvo que echas a lo largo de la vida. Puedes haber follado de cien formas distintas y con otras tantas mujeres… incluso restaurantes y llegar tu primer día y sorprenderte de nuevo como la primera vez.

Hace años ya desde que pise mi primer gastronómico, el de ahora es algo distinto y a pesar de que carezca de estrella michelín, sigue siendo esa clase de lugares donde todavía se puede disfrutar de la comida y desde el otro lado de la barrera, de un buen combate cada mediodía y repetir otra vez al caer la noche.

Me he pasado tanto tiempo fuera, que hoy tuve que rescatar a la mayoría de juguetes del fondo del armario donde esperaban al momento de ser utilizados. Cada uno tiene una característica y todos ellos una función específica, los sigo queriendo como si fueran mis propios hijos, acero de mi carne y como su sangre la que bebieron de mis venas en más de una ocasión.

No tienen mis ojos, pero si son tan ariscos que en ellos perdura el estilo inolvidable de la sonrisa afilada. Ayer al ocaso les devolví a la vida, esta mañana disfrutaron de su reencarnación… llevaban tanto abandonados que en seguida salieron todos a jugar a la encimera con todos los productos que deseaban ansiosos desde el pasado.

Por fin vuelve el callo del índice de la derecha a crecer tras kilos de brunoise de corvina, ternera y vegetales varios. Cada uno con su determinada dureza y su dificultad, pero sin dejar de ser un juego para asesinos natos. Regresa el calor al infierno del invierno que nunca probaste. Vuelve la estrella al firmamento y el demonio retoma lo de mover la cola desde el otro lado del espejo. Caerán los días como las hojas del otoño hasta mi próximo cumpleaños donde puede que entonces me den un par de alas nuevas y me manden al otro lado del océano.

Quien sabe, por ahora sólo me resta bailar como un poseído más la dulce melodía del violín de metal sobre el arpa de plástico duro. Para que de esta singular manera quemar el calendario para quizás ganarme un puesto donde brillar junto a otros hermanos de diferentes madres y de las mismas abuelas, porque nuestro arte es de los que se saltan una generación de las del medio y aparecen más tarde como un regalo.
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