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domingo, 29 de septiembre de 2013

La ironía latente.



De pequeño soñabas ser astronauta y volar por el espacio, pero luego te das cuentas de tus carencias y bajas el listón hasta lo meramente aceptable… después de un tiempo te conformas con cualquier cosa cuando ya los sueños son pasto de las llamas del infierno donde habitas.

Empiezas con un cuerpo que se parece a un coche nuevo, luego con suerte sigues con el chasis intacto pero algún que otro desperfecto debido a los percances y los múltiples accidentes. Pero mientras la cosa funcione no hay mal que no se convierta en una historia que contar tomando una cerveza. La suerte tiene su encanto pero no siempre se dispone de algo de ella en los bolsillos.

Cuando comienzas a pensar… dejas de creer en muchos cuentos sin moraleja útil y comienzas a ver la realidad en primera persona. Los ruedines de las bicis son una gran ayuda cuando eres demasiado joven, pero hay ocasiones que ves adultos todavía usándolos y piensas que son todo lo contrario, una herramienta que hace a un vago no querer avanzar y evolucionar.

La verdad es una pena que sólo los buenos deseos se cumplan y no siempre se consigue, debe de ser la causa de que haya tanta gente deseando algo y conformándose con otra cosa cualquiera. El tiempo es como el sarcasmo del camino. Al principio no ves el final y al final no logras recordar el inicio aunque sólo se echa en falta al llegar a ser adulto, antes… son como los otoños del calendario pasan en un abrir y cerrar de ojos. Un día lo ves todo lleno de hojas y al otro no queda ni rastro al igual que le ocurre a un escritor a ráfagas.

Los sueños en cambio nadie los echa de menos hasta que se vuelve insomne y ya no le dejan tenerlos. En ese momento los días se hacen eternos y las madrugadas un desierto frío y yermo. Dejar de soñar es parecido a sentirse impotente. Quieres hacerlo, lo deseas pero eres ajeno a tu cuerpo y este no te responde nada más que para negarte lo pedido. Así como lo hace la vida a algunos también se lo hace el sueño o el sexo o cualquiera de esas cosas que no sean como el respirar cada mañana. A veces ocurre y otras sucede sin más.

El misterio es seguir buscando porque tarde o temprano te encuentras con algo que es capaz de enseñarte y al menos la balanza queda en positivo. A veces las pérdidas son asumibles y otras inaceptables. Pero ambas aunque sean injustas hay que saber aceptarlas porque no se puede cambiar el transcurso de las cosas pero si aprender una manera de que no se repita las circunstancias no deseadas. A veces cae una estrella y otras te toca la lotería y subes como la espuma, en cualquier existencia hay altibajos, lo importante es disfrutar del viaje y aunque la resignación no sea la mejor medicina sirve de placebo ante la desesperación.

martes, 24 de septiembre de 2013

La entelequia perturbada.


Te he matado tantas veces que hasta el verbo ha perdido su nombre y su acción, ya no es pecado… ni siquiera un delito tipificado. Por muy bien que lo haga siempre acabas por volver dentro de la inmortalidad que te otorga la absurda memoria de alguien que no se arrepiente de sus actos y por desgracia no hay amnesia suficiente que te borre de ese lugar al que yo llamo hogar.

Mil formas han ocurrido y otras mil sucederán en esa historia sin final que ni siquiera tuvo comienzo, tan sólo un prologo y un guión suspendido del firmamento nocturno con alfileres de cabezas plateadas. Lo que fue sencillamente se perdió a medio paso entre la realidad y la fantasía, allí donde nadie lograría encontrarlo salvo por equivocación y nunca de manera deliberada.

He visto como caías y volvías a levantarte en multitud de ocasiones que incluso terminé por descubrir que tu punto de gravedad posiblemente estuviera a ras del suelo, por lo que salvo cayendo en un profundo pozo habría poco que te pudiera derrumbar sin que ello pudiera lograr preocuparte.

La vida es tan irónica como una puñalada entre ambos omoplatos. Escuece, pica y a pesar de todo tampoco puedes remediarlo. No hay lágrimas que puedan ahogar al desierto más desolador ni mentiras que puedan consolar a un corazón tan quebrado que su resultado tiende a infinito pero sin los privilegios de la sosegada eternidad. Cuando encontré la razón tal vez te perdí a ti entre todos los recovecos que ocultaba mi mente. Te extraviaste dentro como la cartilla de vacunación de cualquier adulto con una mudanza encima.

Pasará el tiempo no hay remedio, es tan indudable como que nos encontraremos en el infierno, donde a nadie le importe nuestro pasado porque el de cualquiera sería mejor o quizás menos insano. Puede que quieras vengarte o simplemente que siga como siempre… la nada parpadeando mientras por inercia vuelves a la carga gritando como siempre y sin callar aquello que una vez pensaste y nunca fuiste capaz de confesarme cuando estábamos a solas y oscuras arropados por el vientre de la gran ciudad.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Choumei.


Es el mágico siete
ese número inerte
que por siempre te envuelve
y cada vez sorprende.

Aunque tachado este este
nada malo acontece
por que trae buena suerte.

Rezumen



Pasa toda una vida y lo que fue será pero lo de lo que era ya queda poco. Lo justo para al mirarse al espejo el otro que aparece no se del todo un desconocido. Por suerte aunque se quiera los ojos nunca cambian y al fondo de esas pupilas siempre puedes encontrar el punto triple de la propia persona y no del agua.

En todo este tiempo me han salido los dientes, me los han arrancado y también se han caído… salvo algún percance comparando en primera línea el índice de durezas con uno mismo siguen siendo como antes con mayor desgaste y mas coloridos pero con todas las piezas y sin haber sufrido el juicio. De lo demás entre el ayer y el hoy casi todo ha cambiado.

Tengo menos pelo y más corto y mi cara es el mapa de la geografía española con sus altibajos. Una nariz agrietada como el peñón de Gibraltar y unos soplillos dignos de la meseta y sus vientos cambiantes. Al final de mi tierra heredé la piel canela de las lagartijas y la mandíbula del lagarto que apresa sin soltar ni plantar batalla en la guerra de la existencia.

La sonrisa sin duda es lo más difícil de controlar cuando se vive en el infierno de forma perpetua. Su presencia es como las tormentas van a ráfagas dispersas cuando años atrás hasta el diablo me nombro como demonio de la sonrisa. Ahora mucho después sigues aprendiendo a tragar, aguantar y resignarse… mientras reservas la felicidad para esos instantes espontáneos que bien merecen una misa. Respecto a Dios aunque a muchos les disguste, sigo defecándole encima siempre que puedo para comprobar su existencia. Curiosamente no tengo noticias suyas por lo que sigo acordándome de él a diario dentro de la particular libertad de religiones.

Sigo encogiendo y ensanchando… Pasando de la eterna lucha de ser el árbol más alto en la búsqueda del sol por la impronta de convertirse en el arbusto más frondoso. En el justo combate de intentar ser el primer pez que sube contracorriente combinado con la resistencia esférica característica de los equinos, por supuesto incluyo la testarudez de los asnos más rallados y esa justicia desvirtuada de los mundos paralelos. La cordura?, si la deje atada en el cabecero de la cama, porque ahora que he conseguido dormir un poco más necesito tenerla en algún sitio para mirarla a ver si con la contemplación algo se me queda.

Así que por ahora al mirarse al espejo… parece que ambas partes cuentan el mismo cuento, con su paja y sus intrigas. Aunque en el reflejo siempre aparecen mucho más personajes dentro de sus pupilas que no fuera en forma de esquizofrenia. Cuando todo empezó, eran tan sólo dos puntos planos de azabache desiertos pero brillantes, en cambio en la actualidad son dos agujeros negros en los que cientos de personajes intentan subir trepando hacía la luz. Los mejores ya toman el sol en las praderas accidentadas del vientre de un café oscuro como la noche. Los demás suben y caen como los minutos a cada lado del reloj.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Donde viven los monstruos.



Ha pasado tiempo desde que los monstruos se separaron tomando cada cual su propio camino. Todavía resuenan aquellos días donde jugaban juntos en el mismo equipo, todos como una piña hasta que se volvieron una familia que se mimetiza hasta en la sangre.

Demasiado tiempo bajo un calor sofocante moldea hasta el más duro metal, añade una condena que parece no tener fin y al final obtienes de alguna extraña forma pequeños diamantes como estrellas en el firmamento.

Eso sólo es sudor! Grita uno desde el infierno.

En parte es cierto, pero por otro lado sucede que hasta el más tonto de la cocina sabe que eso significa la señal de que muchas cosas pueden haber cuajado… o peor… haberse malogrado hasta fermentarse.

Pero eso no sucede con las personas. Falta poco para que vuelvan a juntarse de nuevo el demonio, un hechicero y el mejor pirata, por supuesto también regresa el brujo del otro lado del océano. No habrá victimas ni sacrificios, pero seguro que brindan y bailan. Porque el tiempo es únicamente una línea curva entre dos puntos separados.

Algunas veces, sin cambiar el escenario todo transcurre como si la última vez hubiese sido el mes pasado, Llorará el cielo la próxima ruptura y las fichas se volverán a repartir por el tablero. Hasta el siguiente cruce se dibuje en el destino de los planos superpuestos que forman sus distintas historias que convergen en el origen de sus sueños.
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