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viernes, 24 de enero de 2014

Mucho, mucho más, pero nunca mazo ni suficiente.



Sigo viviendo aquí, porque no es tan mal sitio donde pasar la madrugada. Habito entre las sombras alargadas que dejan las consonantes y dentro de las vocales más suaves y aterciopeladas y aunque cada vez aparezco menos, sigo mirando cada luna que me encuentro en cualquier momento anterior al alba.

Cierto es que no tengo demasiado tiempo como para sentarme a presionar teclas hasta encontrar la melodía y con ella la letra adecuada, suena a locura cuando esos viajes son los únicos que ejecuto realmente en silencio. Para todo lo demás dame música que no ruido, pero para oír a mis pensamientos todavía necesito dejar como único sonido el latido de un teclado dispuesto al sacrificio.

También cada vez quedan menos de esas estrellas en el firmamento con las que mataba las horas hasta el sueño, leyendo sus historias hasta quedarme sin argumentos, pero sucede que a su vez eran riego y sustento de unas neuronas cansadas de recetas e ingredientes, de tiempos y de puntos de cocción. Cuando abandono los días, siempre hay una noche esperándome con la puerta abierta camino a la cueva.

Puede que ser Mary Poppins no sea tan divertido en una cocina, pero como siempre aparecen personajes y esperpentos a los que dar un papel en esa escena ensayada pero no preparada en la que se basa la hostelería y sus maratonianos turnos partidos. Pero ni con todo lo bueno que hago, me alejo demasiado de ese sitio en el infierno destinado con mi nombre y mi titulo. Si sonrío es porque se que cuando todo se acabe podré dar rienda a mi imaginación sin que ello conlleve un delito asociado.

Podré ser tan yo como quiera, sin tener que contenerme ni tener piedad por tratarse de un simple humano. Pienso pasarlas canutas, ser puteado y porque no… sufrir tanto dolor que hasta pierda la cabeza y porque no, también el norte. Porque después de esta vida de perros con huellas de gato, creo que ya he gastado todas las desgracias de esta y posiblemente la siguiente. Pero allí abajo con todo ese odio reconcentrado, esa rabia contenida y ese fuego eterno que lo derrite todo se que me sentiré como en casa, incluso será un parque de atracciones donde no les importe un carajo el limite de uno noventa, sólo que te diviertas.

Allí, seré libre para desarrollar ese potencial pasado de era. Un buen bárbaro en el pasado no es más que carne de presidio en esta época donde ni siquiera los corruptos pagan por sus fechorías y atropellos. Aunque en mi próximo hogar de nada te sirve las líneas de sangre, ni de donde vienes ni a donde vas. Es como una terminal de un aeropuerto con las salidas canceladas hasta nuevo aviso. Durante todo ese tiempo… pienso ser feliz sin que tenga nada que ver el dinero, ni lo que lleves puesto. Sólo importa quien eres en ese momento y la cantidad de mierda que estarás dispuesto a tragar antes de ceder.

En la tierra… tienes y debes joderte… y sobretodo capitular ante alguien más importante en ese momento y lugar, he bajado tantas veces la cabeza a lo largo de los años que la última vez que levante la trompa se mezcla difuso con los recuerdos de la adolescencia donde nadie sabe si es real o ficción lo que paso en verdad.

Lo de matar gente debe de ser como comer pipas. Una vez empiezas con uno, la cadena te obliga a llegar hasta el siguiente crepitar y así prolongarlo hasta acabar con la bolsa, aunque siendo realitas siempre habrá más personas que girasoles en todo el planeta. Pero a un así tienen semejanzas muy peculiares. La mitad de los cocineros piensan al menos una vez en matar a un camarero, o montón de ellos que no son eficaces. Te regodeas con los detalles y después sonríes delante de tu victima indicándole amablemente la mesa de destino. Piensas que a todo cerdo le llega su San Martín y sonríes placidamente disfrutando de la idea.

Después te cagas en Dios porque el subnormal se ha quedado en Babia intentando desentrañar los misterios de una cara con signos de placer… a continuación le gritas que se vaya a la mierda…

Respiras…

Y vuelves a pensar en el mismo sujeto y los efectos de un cuchillo quizás más pequeño y con meno filo.

Los peores días piensas en el morboso placer de pelar a alguien lamina a lamina. Como comprenderás nunca ocurre nada más por temor a salir en las noticias. A las amas de casa no les pasa, pero mételas en una cocina profesional y encontraras a una olla a punto de explotar con vida y piernas. La vida a veces es un poema y otras un texto que nunca termina, pero mientras puedas dormir, siempre habrá un punto y aparte en esta novela.

jueves, 16 de enero de 2014

Hacia el lado salvaje.



Vivo en plena civilización, en ese lugar llamado metrópoli que sobresale de cualquier otra urbe donde haya estado y aún así nada es distinto de los otros sitios. La decadencia se escurre por las paredes de los edificios antiguos contando en silencio el acaecer de los años pasados en balde.

Sigue oliendo al estiércol de las tardes de verano en mi ciudad, pero ya no hay ni rastro de la fauna que antaño me rodeaba por donde mirase. Ratas y cucarachas son los reyes de las calles y de las amplias avenidas, todas nos ven y su defensa es que nosotros no. Pero nos siguen acechantes al igual que los gorriones roban a los descuidados en las terrazas de la capital. La naturaleza se abre paso mediante ejércitos despreciables al ojo humano, pero de forma sostenible, no como nuestro caso en que lo asolamos todo como lo haría una plaga o cualquier virus.

Dentro de mi sobrevive el lado salvaje… ese que no te hace sentir cómodo en ninguna parte y te hace percibir el cambio desde la intranquilidad, una parte insignificante del instinto que lucha por no apagarse entre la tecnología y la vanguardia. El rescoldo de las llamas que nos servía para ahuyentar la oscuridad al caer la noche. Bendita electricidad y a su vez maldita factura de la luz y el gas. Arriba todo se ve más fácil, pero abajo empieza a acumularse el barro que precede a las inundaciones.

El olfato no sabe de razas ni razones y a diferencia de la vista, no se puede engañar, el oído le sigue en importancia como sabe cualquier depredador. La vista sólo es útil a campo abierto o desde las alturas y debes de tenerla muy aguda como para acertar a mil pies de distancia… Eso nos convierte en no tan buenos como nos creíamos porque sin gps ni brújula estamos más perdidos que un hijo de puta en el día del padre. Reímos sobre la superioridad intelectual, y nuestras habilidades con las herramientas.

Pero deberíamos llorar porque hasta un elefante en celo es capaz de reventar un todoterreno si le sale del mismísimo miembro y no mucho peor lo tienen la mayoría de los felinos y los reptiles. Somos la ostia con un fusil en las manos, pero no creo que fuéramos tan bravos usando una estaca o corriendo.

Hemos robado durante años a la madre tierra y esquilmado sus recursos a cambio de nada que no fuera contaminación, destrucción o guerra. Llevado a especies a la extinción allí donde antes reinaban y a pesar de todo seguimos llorando porque la crisis ha imposibilitado los créditos para obtener una nueva casa, cuando posiblemente nos estamos cargando al planeta donde todos vivimos sin pagar más renta que la propia vida. Se acaban los restos de la navidad y todavía hay colgados que siguen intentando cumplir los deseos de año nuevo para mejorar sus vidas cuando casi ninguno habrá pensado en devolver al mundo algo de lo recibido.

Yo por mi parte seguiré cuidando todas las plantas y los animales que caigan en mis manos porque si nos olvidamos del piso de abajo seguramente no tardemos mucho en perder de vista las raíces que nos mantienen sujetos al pasado. Sigo sin pensar en la Biblia como algo distinto a una blasfemia encuadernada. Mientras espero fumando que Dios me abata con un rayo desde la cima de alguna nube. El contador sigue puntuándome victorias día tras día y si alguna vez caigo, volveré a levantarme para echar una revancha, no sea que el diablo piense que no tengo valor para luchar contra el destino porque siempre preferí ser un animal a una persona.


jueves, 2 de enero de 2014

Nunca atrás.



No existe eso de que no hay salida o escape… es un engaño para que dejes de luchar y comiences a resignarte. Pero en verdad ese tiempo gastado podrías haberlo empleado en seguir intentándolo una vez más, tras otra. Cuando era pequeño hacía atletismo, decían que correr era de cobardes, para mi lo era dejar de hacerlo… no por el echo en sí, sino por dejarlo.

Siempre se puede continuar salvo cuando estas muerto, que debe de ser como lo de a otra cosa mariposa o la de cocinero a tus sartenes.

Comienza el año y no malgastaré esfuerzos en cumplir una lista que no realizaré, pero si voy a seguir siendo yo quizás más que nunca. Durante unos días paladee eso de tener ilusión por algo y a pesar de que se este desvaneciendo, pienso continuar haciéndolo hasta que el vinculo este roto por completo y ya no pueda ser utilizado. Todavía queda tiempo para mi cumpleaños y desde esta distancia solamente es una carrera de resistencia con un ritmo constante.

Si pido algo a los reyes magos, será algo más de suerte que el año pasado, porque la vieja ya esta desgastada por el uso y todavía no me ha dado ningún gran premio de consolación por el resto de cosas que la vida no me da. Por supuesto seguiré participando ese concurso llamado azar hasta lograr alguno de mis objetivos. Porque tarde o temprano se colmará la racha de desgracias y yo estaré ahí en primera persona por fin para contemplarlo.

Porque tampoco creo en el miedo, quizás por inconsciencia o puede que por ser un lunático orgulloso sin su cura. O simplemente es que descubrí que por mucho que duela, ese es el autentico significado del daño, ya que de nada sirve quedarse espantado y sin capaz de reacción por algo en vez de enfrentarlo. Al principio siempre cuesta, pero todo se soluciona con su debido entrenamiento hasta vencer contra lo que se este luchando. El miedo es la segunda cosa más absurda que conozco… porque la primera la sigue ocupando en Senado.

Así que si se puede suprimir eso tan inútil, es algo que como poco te dará al menos tiempo, porque en esta época que hasta los minutos son de oro… Mejor emplearlo como se desee y mejor aún si te salva el pellejo por al menos intentarlo.

P.D. Feliz año… y también suerte para ustedes.
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