Seguidores

domingo, 28 de febrero de 2016

Humanos imperfectos.


Ya nadie hace las cosas bien
porque hacerlas mal es más sencillo
no por simpleza o facilidad
sino porque no tener que esforzarse
al final del día gasta menos energía.

Da el mismo trabajo a cien monos distintos
y el 99% hará lo que le venga en gana
sólo uno lo concluirá de forma adecuada
ese sin duda… tiene algún problema en la cabeza
ó puede que sólo haya metido la pata.

Todos los días me levanto y confió en la raza humana
espero que me sorprendan agradablemente
que me hagan ilusionarme por un mañana
soñar despierto con miles de posibilidades
cada noche me acuesto, pensando que no hay esperanza.

Tampoco es tan difícil
ni siquiera arduo o complicado
únicamente hay que poner algo de tu parte
pero supongo que es ese grado de implicación
 lo que hace imposible que alguien lo intente.

Por la mañana todavía queda un atisbo de oportunidad
de que el día no sea ni el de ayer,  ni lo de mañana
al siguiente te enteras que cualquiera del monton
podría haberlo hecho, pero no quedaban voluntarios.
Pasan las horas y te das cuenta que estabas equivocado.

jueves, 25 de febrero de 2016

Desde el otro lado.

Avanza sin retroceder, siempre al alcance de la vista porque no le van las incertidumbres. Ya viene la muerte sobre su montura, apunto esta de despegar las alas y volver a casa, aunque sea un momento, quizás otro recuerdo más que añadir a la lista.

Vuelve el hermano pequeño y el padre de muchos de nosotros, regresa con sus discípulos de su gran viaje por el firmamento de las estrellas. En camino sin prisas pero sin pausas hasta agotar todas las cervezas que en la pequeña manzana nos reten a nuestro paso. Trae su mejor regalo, el que le da su felicidad y porque no, algo de ternura en este mundo de batallas sin fin ni treguas salvo en agosto.

Una nueva historia que vivir, que conocer, que escuchar… Porque siempre hay algo detrás de la esquina para esos niños que nunca llegarán a hombres, aunque no dejen de ser ni uno, ni otro. Apenas una semana y de nuevo desparecerá como un fantasma famoso. Un deja vú colgado de un: Yo una vez le vi, o quizás una polaroid de aquello que jamás dejo de pasar cuando se agrupaba esa extraña familia.

No importan los días, ni los meses, tampoco los años que estén todavía por venir. Para nada vale cualquier derrota, ni las miles de victorias que sucedieron durante aquella gloriosa época donde el tiempo se condesaba en una gota, igual a las demás. Calcomanías de servicios hasta rozar la excelencia rallando la perfección desde el otro lado de mis mundos alternativos.

Después de tanto tiempo sólo queda orgullo, y una pecera que nunca estará llena porque faltan muchos de los peces que la hacían mágica. Una temporada memorable fundiendo los jueves con los viernes y a veces hasta los sábados y los domingos. Todas aquellas cervezas que juntas podrían construir un puente que cruzara hasta otro mundo, otra fiesta, otra fotografía donde mostrar en silencio algo que podría contarse con millones de palabras y que puede que se aún así se quedara corta. A veces una mirada perdida en el techo del salón no era más que el preámbulo de otra noche a la luz de las estrellas. Ahora lo sé, pero antes también lo notaba en el ambiente.

jueves, 11 de febrero de 2016

De nuevo en el patíbulo.

Cuando cesó el alto al fuego volvieron a volar las balas en todas direcciones. Había pasado un periodo de tranquilidad pocas veces alterada, y ahora le tocaba recibir todo el yang que había quedado sin repartir durante tanto tiempo.

La paz era un recuerdo del pasado, algo que comenzaba a tornarse borroso y difuminado. La guerra se podía olfatear en el ambiente entre el olor a la sangre reseca y el de la carne que comenzaba a podrirse. El ruido había mutado en una amalgama de gritos y llantos. El conflicto se sentía desde la base del cráneo hasta la curcusilla.

Era inevitable como el pedir disculpas o ayudar a los ancianos. Pero a él no le importaba, de alguna extraña manera había nacido para eso. Era un mercenario que mantenía su mente fría hasta cuando manaba su sangre caliente. No perdía nunca la compostura ni sentado en medio de nido de avispas asesinas.

La derrota era inadmisible y aunque la victoria no estuviera al alcance de la mano, no había lugar para el abandono ni la rendición. En eso era como un ronnin japonés, su señor era su amo y su religión la batalla. Nunca existe el miedo a perder cuando se baila con un ángel de la guarda cosido a la espalda.

Dicen que solo los cobardes huyen frente al peligro, cuando en verdad es que todos lo hacen menos uno, o puede que varios, pero por ahora sólo conozco los que caben en los dedos de una mano. Ellos forman parte de la legión prohibida, una selección de personajes que no saben decir no ni rendirse ante cualquier batalla.

Hoy en día la cocina es el boom en todas las noticias, hay cientos de programas, miles de recetas, muchos  caraduras y un sinfín de despropósitos con patas deambulando por restaurantes y bares. En un país sede mundial de la hostelería donde los salarios dan risa por no decir pena si se comparan con el resto de países de la unión europea tanto por cuantía como por horarios.

Existe una raza de seres de excepcional valía que no titubean ante el peligro ni su tensión, bailan sobre ascuas mientras esquivan cuchillos y heridas. Una hermandad de amantes de los aromas que visualizan sin darse cuenta la mejor presencia para cualquier plato que caiga en sus manos. Personas anónimas que tarde o temprano llegan a estrellas o continúan desde las sombras dando de qué hablar, ilusionando y sorprendiendo.

El patíbulo no es más que el culmen para cualquier condenado que llega al final al destino que tanto busco y cuyo dueño sin dudar presenta su valor por última vez quizás. Porque nadie sabe donde nace 
un genio, o muere una estrella. Todas las incógnitas siguen encerradas en una caja perdida sin remitente, puede que alguna vez la encuentre o puede que todo siga como hasta ahora porque el futuro sigue escondido detrás de la esquina de un dodecaedro.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...