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lunes, 23 de junio de 2014

Inmortal.

Sigue el niño de los cuentos
escondido entre los libros
mimetizándose con ellos.

Ya no es un humano cualquiera
sino un ser de celulosa y tinta
que tiene narrador e historia.

Y no pasan los días por su cara
porque nada puede con su sonrisa
ni la muerte es capaz de borrarla.

Porque aunque mata nunca muere
ya que resucita en otro estante
hasta esperar el siguiente desenlace.

Vive y muere con su sonrisa puesta
mientras sueña criando esperanza
de no salir jamás de su biblioteca.

Para volverse verso y ser libre
como un pájaro que susurra al aire
su canto desde el eco del papel.
 
 

lunes, 16 de junio de 2014

Lucky strikes.





Ha vuelto a llenar su ausencia de piedras blancas y ya casi es capaz de sacar el cuello del agua. Se siente bien sintiendo algo debajo de los pies después de tanto tiempo, el tacto de una camisa y el sonido del cuero de un zapato en los suelos pulidos. Hacia mucho que no tenía que vestirse bien para nada que no fuera un deber.

Hablar de algo nunca le había costado demasiado, muchos amigos siempre dicen que no habla de nada… pero todos ellos le echan de menos en el silencio de sus cocinas. Gira la muñeca Maxwell y todo se encamina porque al fondo del pozo puede vislumbrarse una luz brillante y siempre cabe la esperanza de conseguir algo sino se para de buscar.

Si no se para.

Eso es lo importante, comenzar es difícil… terminar a veces se acontece imposible pero mientras haya inercia todo es tan sencillo como seguir el movimiento y subas o bajes, trepes como la espuma o te precipites como un suicida en un acantilado. Lo esencial y más importante es disfrutar el viaje como si fuera el último.

Porque aunque no sea. Se puede conseguir algo si no se cesa de luchar. Las cartas siguen rodando por la mesa, calentando la jugada. No tiene prisa porque aún no es la mano donde echar el resto. Mira al frente ya que nunca lleva reloj y el tiempo cruel verdugo no lograr jugar con sus segundos a quemar los latidos antes de que el final salga a su encuentro. Será como cuando brillaban las estrellas, enmudecían las voces y solo quedaban palabras impresionadas en las retinas del espejo del otro lado de la pantalla.

No puede enseñar nada que no sea el lenguaje del fuego, el metal y la vida. Los números siguen bailando subidos a la palestra mientras equilibran todas las estructuras hasta hacer de un plato algo memorable.

miércoles, 11 de junio de 2014

Estrellas en el cielo.


A veces pienso en invocarte para que bajes a volver a entrenarme, necesito recordar esa libertad que traías enredada entre tus rizos blancos. Los músculos que tú tanto entrenaste piden que vuelvas y salvo algún superviviente la mayoría se han extinguido en esta larga espera que deje que pasara.

Falta espacio y ganas, no es lo mismo un galgo en La Mancha que uno en Madrid. Puede que sea el mismo perro pero en circunstancias distintas. El maldito asfalto lo inunda todo anegándolo de negra dureza que se come hasta el calcio de los huesos y reseca las articulaciones. Ya no hay césped sobre el que refrescarse cuando el calor era insoportable.

Aún puedo sentir tus ánimos entre mis alientos jadeantes, pero ya no te veo en la recta de llegada recogiendo los tiempos que tanto te gustaba guardar. Yo nunca me esforcé demasiado, llegaba por lo mínimo pero no ponía el suficiente ímpetu para despuntar. El bronce y la plata siempre fueron mis mejores amigos y aunque pudiera avergonzarte siempre te sentías orgullo de tu familia.

Pronto te pediré que de nuevo me entrenes. La cuenta atrás ha comenzado y yo ando cazando ganas para vernos como siempre, en el polideportivo después de la escuela de idiomas, a esa hora cuando el sol ya cansado del día empezaba a marcharse y nosotros apurábamos hasta el límite la luz diurna para alcanzar la meta en cada serie que nos mandabas, en invierno siempre nos quedaban los focos y la oscuridad.

martes, 10 de junio de 2014

La libertad de Krillo.



Abrió la cuartilla de la lista miró dentro y volvió a cerrarla.

Después tomo un respingo más de aire de nuevo la abrió y suspiro prolongadamente como quien deja marchar la vida en su exhalación. Por cosas así, ese trabajo no le gustaba en absoluto. Lo de Chuta era trabajo de niños comparado con esto y aún así había llegado tarde a remediarlo.

Se mentalizo durante un segundo antes de empezar a pensar por donde buscar. Se abstrajo de su cuerpo hasta que sus manos cayeron muertas a los lados, en ese entonces ya estaba flotando en la habitación. Ascendió atravesando las plantas del edificio hasta llegar a la azotea. Cuando llego, paro y observo como iban las cosas.

Por toda la ciudad se veían los halos de las bestias resaltando algunos hasta por encima de muchos edificios. Mirar Madrid en aquel momento era estar en el mismísimo cielo, si te fijabas bien podías encontrar las constelaciones y la que le interesaba en ese momento tenia la intensidad de un agujero negro. No tardo mucho en encontrarlo era casi seguro que andaría en el peor sitio de la ciudad.

Krillo había ido al retiro. Lo malo es que siendo un grillo era casi imperceptible a la vista si permanecía dentro de ese gran foco que era su aura. Era como querer cazar a un elefante con un vaso de agua o lo que venía siendo encontrar una aguja en un pajar. Su peligro no era demasiado.

Pero demasiado era una palabra muy empleada y frecuentemente llegaba hasta los peores límites. Bajo volando se metió en su cuerpo y salio escopetado hacía allí, en nueve minutos había llegado a la puerta de Alcalá y allí empezaba lo duro. El foco era como el estanque del propio parque. Si en el pasado había recreado hasta campañas navales para el deleite del público, ahora… sería recordado por algo que iba más allá de lo rememorable.

Su maldad no era tal, sino que no tenía fin y eso era lo preocupante. Era un susurrador nato, supongo que conocido de ese tal Pepito que acompañaba a Pinocho en sus aventuras. Salvo que él era diferente y no tenía dueño. Susurraba a todos por igual, sus propios deseos al oído a veces desde incluso mucha distancia. Lo hacia posible y lo materializaba, pero no escogía los deseos más puros e inocentes, sino que revolvía en las mentes hasta encontrar aquello que les atrajera fuera de la normalidad.

Y así cantaba Krillo con su cri cri que levantaba pasiones y sacaba ampollas escondidas en los resquicios del fuego del alma. No era ningún demonio notable y quizás si fuese la más débil de todas aquellas malditas bestias, pero no quería terminar jamás en su empeño de no acabar. Pues a cada deseo robado ganaba algo más de inmortalidad y por aquel entonces ya lo era bastante para un humano cualquiera.

Sufría daño, pero no moría del todo, su historia es de las más viejas del cuento y se remonta cuando todavía existía el silencio y él no podía ni siquiera maldecir. Guardaba resignación a carrillos llenos y masticaba hastió devorando invisiblemente el tiempo. Hasta que cambio y pudo romper con su estridente estribillo lo que antes era del mudo mundo. Cantaba Krillo para que todos hablaran, sino por voluntad… lo haría por deseo y así fue robando y aprendiendo. Esquilmando los secretos más recónditos. Hasta encontrar el misterioso lenguaje que vive en las miradas y saquear también todos sus tesoros escondidos en las pupilas llameantes.

- Ven a mí…

E iba a su encuentro como si supiera donde estaba, cruzando las glorietas a oscuras hasta llegar al destino. Curiosamente lo sabia, era en el ángel caído y sobre uno de sus dragones allí estaba Krillo tumbado, esperándole con sus patas cruzadas a un costado.

Detente! Grito enfurecido mientras cogía a Némesis de su cinturón permitiendo que se desenroscase de su amarre.

- Quieto, respondió.

Y parado estuvo hasta que su voz replico. ¿Por qué te dejas apresar tan fácilmente?

- Es lo que tú anhelabas.

Ya claro es mi trabajo. El tuyo en teoría era huir.

- Mi trabajo es susurrar a quien debe oírlo, y ellos no tienen suficientes deseos oscuros. Desde que estoy aquí he perdido más vida con su oxigeno de la que he ganado con sus miserias. Al menos en casa aunque haya humo, gano tanta vida como tinta tiene un libro. A cada palabra me llevo una, de cada cuento que quedo medio.

No tiene sentido perder las piernas para usar las manos, ni perder el cuello por un florero. Sisea a Némesis algo que le hace temblar de placer mientras ondea en una frecuencia oscilante y muy elevada. Se oye el quejido de una cuerda de violín atravesando cada hebra de la soga increchento en dirección a su boca. Después suspira y se desploma. Krillo se sube a su hombro y toman el camino de vuelta a casa.

- Por el recorrido largo que a mi me gusta.

El obedece sin darse cuenta arrastrando a Némesis como el rabo de un demonio distraído. Va directo a casa pero tardará un buen rato en llegar. Sabor a victoria en formato indefinido. Sonríe sin saber el porque mientras silba una canción entretenida. Llegará ya entrada la madrugada pero no le importa, siente las piernas ligeras y ganas de comerse el mundo mientras cumple lo del regreso. Se ha ido el agujero a otra parte y ahora viene la húmeda niebla que lo enmascara todo.

El bochorno se instala en plena primavera, quien no ve la niebla es porque ya esta dentro, huele a fresco y hierba. Se escucha un silbido y un siseo. Un peligro menos avanza zigzagueando por la ciudad si escuchas uno quizás tararees algo si oyes el otro puede que hagas algo diferente de lo que haces cuando nadie esta mirando. Igual que un espejo sincero que nunca se empaña. El susurro de los grillos hace perder la cabeza hasta al más cuerdo a las puertas de un verano cualquiera.
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