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lunes, 29 de abril de 2013

Como arcilla en las manos.



En esta época ya no existen palmaditas en la espalda ni tampoco alguna burdas imitaciones a una felicitación, sucede que tu superior anda ocupado mirándose al espejo mientras comprueba que tal le sienta el cargo en apariencia. En verdad no importa demasiado cuando aprendes que no eres un caballo de carreras que premiar y adquieres a lo largo de los años una especie de amor propio que autoinsuflarse cuando la mejor abuela que tuviste falleció para calamidad de tus numerosos desastres personales.

El ser humano necesita sentirse satisfecho, no llega a ser una causa directa pero a su vez no deja de ser un objetivo a conseguir porque de alguna manera es necesario para la felicidad.

Como si no fuera suficiente hacer bien las cosas simplemente, y no hablo de el bien / mal moralista. Sino en poner todo el amor en ese momento que esta sucediendo, por supuesto también mucha concentración porque la distracción es casi la segunda plaga del mundo en la actualidad. Hacer las cosas bien esta en desuso, desde que lo moderno llego y se dejaron de hacer las cosas a mano para que antes lo hiciera una maquina. La eficiencia y acortar los periodos de entrega era una meta a seguir por la industria. Y no fue otra cosa que las maquinas lo que acabo con las manualidades.

No deja de ser una involución concentrada que la búsqueda del minimizar el tiempo no sea a su vez la condena de acelerar la perdida de habilidad en los dedos y para nada hablo de las pulsaciones de teclado digital que puedan producirse en un minuto, me refiero a esas viejas joyas de relojes de antaño, de otras tantas cosas que necesitaban ingenio, paciencia, practica y habilidad para conseguirlo.

Cada trabajo labra las manos transcribiendo en la piel la historia de su vida y en la forma y contorno de los dedos cuenta además a que dedica su tiempo. Las manos dicen tanto de uno como puedan hacerlo su misma boca o sus ojos. La pena es que conforme avanzamos hacia el futuro perdemos el pasado. La religión dice… pero la ciencia comenta que venimos de los monos… y habiendo visto fósiles pero no biblias fosilizadas, mantengo que quizás bajamos de los árboles algún día, más que nacer del esfuerzo supremo de un buen hacedor de Ikebana.

Antes íbamos a cuatro patas y no me refiero a esas viejas fiestas o esos lugares donde se vaya a ser adulto. Sino desde el gateo hacia atrás. Los pies siempre han sido las raíces de los hombres, para erguir a la raza humana, pero eso no implicaba que se olvidara de las manos… No es volver atrás para recuperar una manera obsoleta de no caerse nunca, no estoy tan loco para pedir algo tan extraño, pero no estaría mal que las manos pudieran volver a utilizarse de forma que también pudieran soportar el peso de nuestro cuerpo ya sea invertido o sostenido.

Siempre habrá gente que puede porque han sido esclavos del deporte durante todas sus vidas… y que si la oficina, o el sofá o cualquier excusa del millón que pueda darse no te da tiempo para ejercitarse a uno mismo como para hacerlo con las manos, recuerda que casi todo el mundo construido un castillo de arena y recuerdo lo divertido que era jugar con la tierra. El tiempo… el tiempo es lo que hay, no hay que verlo de forma global. Tu en el año 0 no eras ni una posibilidad y en el 2300 seguramente ni existas. Pero eso no implica demasiadas cosas.

Como destruir el planeta contaminándolo en el cielo, mar y tierra en una vorágine de ser un consumista especializado en algún tipo de defecto dañino para el mundo. Cuando en verdad debería ser al contrario, cultivarnos como plantas consumiendo el poco tiempo que se nos entrega en posesión para llegar a convertirse en joyas con patas. Visteme despacio que tengo prisa, no fue una frase dicha en una tertulia de televisión o escrita en un mensaje de texto. Posiblemente los monjes tibetanos ni si quiera sepan utilizar un iphone con sus dedos, ni tampoco un nómada del desierto o un pastor de los urales.

Pero conocen la felicidad de hacer algo dedicándole su tiempo, creándolo desde la nada para darle un sentido a todo eso que les ha llevado hasta ahí, con un significado y con una dedicación. Cuantas mascaras de madera habitan las paredes de nuestras casas y ninguna esta echa por quienes viven en ella. Hogares prefabricados, porciones individuales, personas decoradas con ropa que ni imagino antes de comprar o siquiera zurció y por supuesto ausencia del gusto de trabajar con las manos y sin guantes. Si queremos evolucionar en realidad estamos creando castillos en las nubes.

viernes, 26 de abril de 2013

Quiéreme si te atreves.




Han pasado ya cien años de aquella noche
irrepetible como un elipse equivocaste mi norte
hasta hacerme perder la poca cordura al irte
y no volver a aparecer hasta años más tarde.

Peón en tus manos nunca tuve corona ni reino
tan sólo fueron promesas abrazadas al abrigo del invierno
mi castigo la dulce condena anclada al veneno
suministrado por tu sabia boca sin dolor alguno,
ni pena ni arrepentimiento que no fuera fingido.

Capaz hubiese sido de guardarte toda la eternidad
como pieza preciada del patrimonio de la humanidad
pero fallaron las cuentas, los sueños y la verdad
salio a la luz cual flor rebelde en medio de la ciudad

Y no queda más compañía que tu enorme ausencia
ni más realidad de no volver a encontrar tu presencia.
Incapaz de olvidar lo bueno o lo malo de la ironía
que sembró desde el primer día nuestra historia
repleta de tantos agujeros negros tamaño galaxia.

De nada sirven mis palabras cuando caen sobre asfalto
la vida pasa por encima de ellas sin aminorar el ritmo
hasta que se vuelven pasta como las hojas del otoño
y emigran hasta las alcantarillas en directas a lo oscuro
del silencio del que se siente preso del pasado sin futuro.

viernes, 19 de abril de 2013

Ready...



Saco el revolver y empiezo a cargar bala a bala. Hoy despierto aquí pero dormiré en mi casa, en la de toda mi vida. Mañana será un gran día pues todos los hermanos nos reuniremos alrededor de la hoguera, a beber nuevos tiempos y quemar los recuerdos que nos sobren. Siempre falta alguien, ahora más que nunca pero de alguna forma todo saldrá bien.

Esta claro que en el jardín de Dios lo que no faltará son las mejores de sus bestias, algunas con piernas, otras con patas y las demás no saben o no contestan. No importa en la parcela del sonido hay algo que no sobra, ni personas ni historia. Así que la tropa empieza a emigrar poco a poco rumbo al inicio de todo, a ese lugar donde hemos pasado media infancia viendo como cambiaban los tiempos.

Los más inquietos ya estamos listos tachando desde nuestra atalaya los segundos que falten hasta el inicio de una salvación tan irreal y efímera como un sueño, pero igual de confortable. Nuestra era sólo cultiva buenos recuerdos en ese lugar donde alguna vez hemos logrado despegar el cuerpo del alma, sembrándola de nuestros propios cuerpos hasta fusionarnos lentamente con ella. Los árboles nos reconocen y arriba el Dios del Infierno caldeara nuestra piel hasta otorgarnos la piel del lagarto.

Vuelven a su campamento los soldados, cada uno con sus cicatrices y heridas a recomponernos todos juntos, como una gran familia de monos se cuidan entre ellos. Uno provee, otro cocina… unos miran, algunos escuchan y el resto cuenta, o baila o simplemente alegra el encuentro. Hasta los perros dicen algo a través de sus pupilas. Allí las salamandras opinan subidas seguras a los techos, eliminando todo bicho que no tenga invitación.

Me visto en Madrid para bajar en Ciudad Real y olvidarme de quien soy para ser quien era, porque al contrario no me dejarían pasar. Saco mi sonrisa ajustándomela de nuevo, pantalones cortos y camiseta, son mis los únicos complementos junto a mis zapatillas, escojo las más equilibradas entre tierra y asfalto para no perder agarre. Y me olvido el parte del cerebro y casi todas las obligaciones, también lo que no necesite para pasar un buen día y mejor mañana. El lunes ya llegará vomitando con su aburrido despertador hasta entonces prometo estar fuera de cobertura.

miércoles, 17 de abril de 2013

Musix Box



La vida sin sonido debe de ser igual de triste que un cementerio floreado en blanco y negro. Desde que llegó a la gran ciudad sus días se habían llenado de ruido por el día y de música al caer el sol. Las noches allí podían llegar a no tener final hasta que saliera el sol y aún así después de eso siempre quedaba un lugar donde la bajada fuese tan paulatina como el descenso de una playa hasta llegar a la orilla del mar una mañana cualquiera de verano.

No importaba en gran medida el sitio, quizás si la compañía pero en el tiempo que llevaba viviendo en Madrid había reclutado un buen número de hijos de la noche dispuestos a disfrutar de la oscuridad antes de que despuntara el alba.

Luego sólo le quedaba ese cuarto en su casa que había aclimatado para recargarse con el sonido durante las horas diurnas. Que no era otro que su cuarto de baño, enchufaba la música y se metía en la mampara de la ducha a sentir el ritmo mientras el agua caía. El menú lo decidía su estado de ánimo, pero todos los desayunos le sentaban igual de bien en ese sitio. Y es que se nutría de ella por cada poro mojado como una esponja hace lo propio con el agua.

Violines y guitarras le cortaban la respiración, la percusión le devolvía la vida… el piano también le divertía al sentir sus notas corretear sobre el como hormigas. Adicto se quedaba corto cuando su caso se exponía ya que ni la clásica se le resistía y es que había para el un horario propicio para cada melodía reservando las mejores sinfonías para los domingos por la mañana puesto que no existía mala resaca que se resistiese a la armonía de sus acordes.

Pero sus mejores conciertos sonaban de madrugada donde los graves traspasaban su alma hasta convertirle en un títere del sonido que sigue el compás hasta que la fiesta se acaba y sigue el ritmo hasta la próxima sala abierta, donde le espere el siguiente demonio que le pregunte donde esta la felicidad del que cuenta estrellas al caer el sol.

martes, 16 de abril de 2013

El Día D.



Tras una década de atrasos, retrasos y ausencias, detrás de una historia invertida en cada uno de sus polos, llego el día que Sin Miedo, tomó las riendas de su vida en dirección a su amada. Por fin… dicen unos y también asiente el personaje. La entelequia terminaría en un instante dando la paz a ambas partes del problema a su vez.

Llegó temprano a la cueva del poder latente, pero esta vez no llevaba las manos vacías ni tampoco portaba presente alguno. Únicamente la cruda y fiel realidad plausible y palpable. Se habían acabado en aquel entonces todo y si improbable y por supuesto todo final feliz posible.

Se había zanjado lo del reloj de arena que nunca se terminaba porque el recipiente de arriba podía contener perfectamente toda la arena del desierto ya que así había sido diseñado y también porque se había pasado una existencia entera rellenándolo por si acaso no había tenido tiempo a prepararse.

Pero como decía llego temprano con la voz en grito, proclamando su nombre, recitándolo como si fuera una letanía que iba desde la clemencia hasta la demencia pasando por todos los grados de la felicidad al igual que un arco iris.

Ella salió a su encuentro con sus típicos desaires reivindicativos de su libertad y su propia capacidad de decisión en lo concerniente a su estilo de vida. El cerró los ojos y de un tajo certero corto la lengua a una de sus dos cabezas. La que le quedaba intacta frente a la agresión retrocedió en su avance mientras sus patas felinas se colocaron en posición defensiva.

La lengua viperina seguía contorsionándose en medio de un charco de sangre púrpura, intentando terminar su mensaje interrumpido de forma abrupta, SM lo cuchicheaba entre dientes pues de memoria lo conocía y aliviado por haber cambiado su pasado sonreía por ser la primera vez que si se sentía mal tenía culpa de algo. Pero en ese momento se notaba genial por haber silenciado a esa boca corrosiva que minaba su autoestima a cada palabra igual que lo hace el lazo de la soga o el vientre de las arenas movedizas.

También por primera vez en su vida había conseguido que ella dejara de atacar y respetase su naturaleza en vez de infravalorarla. El veneno que le había inoculado se había gastado lentamente durante su condena, si en un principio bebía los amores por ella, esa maldita ponzoña suya le había hecho idealizarla. Pero como todo Dios sabe cuando se deja de atender a los creyentes la magia inicial se va agotando hasta desaparecer.

Ese mi querida amiga era el caso y avanzando en silencio y con el arma oculta a su espalda se dirigió a su tan preciado destino mirándola a sus ojos haciendo honor a su nombre por primera vez en la vida. Cumpliendo en vez de acatando. Ella chasqueando sus fauces y horadando el suelo con sus garras. Él observándola sin más, ligero sin la carga de un amor desvirtuado, de tener que llevar cargado la culpa del mundo a su espalda, sin remordimientos ni tampoco reproches.

Sintiéndose al fin como un centauro completo había ido a cumplir su objetivo, librarse de ella, dio un paso adelante arrinconándola más si cabe en una esquina sin salida y ella simplemente salto impulsándose con la pared que le quedaba detrás.

Se abalanzo sobre su torso clavándole sus garras en pecho y piernas agrupándose al contorno de su cuerpo mientras que su boca intacta se clavaba ferozmente en su cuello. La otra taladrándole de frente directamente a los ojos esperaba reacción alguna, pero sólo encontró una sonrisa a la que contesto con un sonido gutural de exclamación atípica.

-         Cielo… sin lengua suenas fatal. Y tu otra cabeza un siquiera roza el mejor de los mordiscos que nunca te di y deje en el tintero. Pero hoy no estoy aquí por ninguna competición estúpida y sin fundamento. No vengo tampoco a reforzar tu leyenda, ni a dejar mi vida postrada delante de tu presencia otra eternidad.

-         Vengo a por tu corazón y si la encuentro, el alma que me deje olvidada en alguna de tus espinas.

Y mientras ella seguía abrazándole a muerte, él saco su brazo de la espalda en un rápido arco hundiendo su afilado acero entre las costillas de su bestia. Fugaz como la estrella que esperaba infructuosamente a que se precipitará para pedirle el deseo de tenerla, la tuvo durante unos segundos como debería haber sido y no fue. Viendo marcharse sus fuerzas para caer rendida a sus brazos.

De alguna forma lo iba consiguiendo conforme movía la hoja, con la piedad de no retorcerla. Veía el fuego de los ojos de su victima apagarse y a la torpe boca dejar de intentar hacer algo sin hacerlo. Cuando acabó de caer la última gota y saciado de su sed, arrojó el cuerpo sin vida hacia un lado sacando la espada a la vez. Se acerco y arrodillándose amplio el corte para extraerle el corazón ya en parte seccionado. Lo sacó, presionándolo hasta expeler cualquier gota que quedase y lo metió con cuidado en un pañuelo limpio replegando cada pico hacia dentro.

Acto seguido se levanto girándose y se puso en marcha sin una despedida. Tan sólo un: demasiado esfuerzo para tal saco de huesos sonó de su boca mientras guardaba el paquete en su bolsillo. Nunca le gustó decir adiós pero todo tiene su final y no había excepción ni esta historia. Mató a su amor, pero sin alma a la que condenar al averno no había perdida, así que sonreía mientras pensaba para dentro. Lastima del que tenga mi alma, le tocará ración doble de divertimento. Sonaba genial como quien echa sal con cariño al agua de una olla, hoy era un buen día y el sol brillaba de nuevo.

lunes, 15 de abril de 2013

La Pedriza.




Si de algo saben las piedras es de dureza y de ver pasar el tiempo, algunas saben hasta guardar esos momentos en su estructura interna, conservándolo petrificado hasta que alguien se atreve a descubrir en su silencio algo escondido, entenderlo y después compartir su historia.

Todos los minerales que cogía de pequeño, tenían algo en común, eran más viejos que yo y a su vez siempre lo serían. Al principio sólo eran piedras, silenciosas y aburridas. Yo no las entendía y ellas tampoco a mí que las recogía alejándolas de sus hogares. Lo que para mi era un recuerdo, para ellas era su vida y yo tenía la manía de raptarlas para encerrarlas en mi cuarto.

Hay gente que ha tenido cámaras en la juventud de sus vidas, yo hasta que mi hermano se compro la suya, guardaba mis mejores instantáneas en trozos de rocas. Una fotografía esta genial… puedes verte y ver donde estabas, pero una roca es la hostia porque es un trozo originario del lugar. No uno valioso de los que se compran en las tiendas de los museos, sino uno personal que te cruzas en tu vida y ya no puedes dejar escapar.

Yo guardaba mis lugares como pedazos de hielo en mi propia cueva. Y así ha sido durante años y allí continúan en silencio cuando voy a casa de mis padres a mi ciudad natal. Mi historia allí sigue congelada desde que me fui de casa por propia voluntad, costumbre que perpetuo anualmente en mis lugares de trabajo.

Mi estantería sigue siendo tan especial como el primer día que la herede junto a mi cuarto. Era la estantería de mi hermano y a partir de ese día fue mía. Y como no tenía nada en aquel entonces la llene con mis mejores piedras, no las que había comprado y venían en sus cajas con sus nombres. No… esas eran vulgares y aunque tenían sus propias historias, las mías pertenecían al escenario de mi vida.

Todavía lo son pero con los años aprendí a escuchar sus voces dentro de mi cabeza, junto a mis recuerdos. Supongo que siempre quise ser un antropólogo hallando fósiles y tesoros pero cuando me hice adulto descubrí que ese trabajo ya no tenía demasiado futuro. Ahora ya lo soy… a la vez que sigo siendo un niño al entrar ese cuarto donde siguen mis mejores juguetes repartidos por las baldas de un armario que lentamente se ha ido vaciando.

Aunque mis rocas ahí persisten igual que mi memoria fragmentada, cada cosa por separada tiene hasta su lógica, todas juntas son un despropósito sin línea temporal. Sólo una película muda con la banda sonora de mi infancia y la voz de la tierra como narradora del cuento.

Cada escena es un lugar y cada cuento una historia completa que escuche cada año de calvario que ocupo mis noches de insomnio. A los diecisieta sólo dormía-perdía la conciencia una hora al día entre las 7 y las 8 de la mañana. Pero no hubo ni una noche que no soñará con los ojos abiertos mientras mis eternas compañeras me hablaban del principio de los tiempos.

En la actualidad duermo más y sueño menos. Ahora poseo mis propias fotografías donde casi nunca salgo, ellas me hablan mucho menos que las rocas, pero sigo visitándolas de vez en cuando a ver que me cuentan. Siguen siendo como el primer día y desde entonces ha llovido mucho pero ni el tiempo las ha erosionado. Supongo que me agradecen tener un techo donde cobijarse, aunque les robase sus vidas involucrándolas en la mia. Ellas nunca serán polvo… al menos no mientras que yo siga a salvo porque la vejez llega y todo el que no es un elefante necesita su memoria intacta como una cueva donde refugiarse en epocas de tormenta.

Ascensión



Reparto mis vicios como quien disemina la simiente por su huerto para cultivarlo, separo los premios a lo largo del día para no perder la sonrisa en ningún momento. Luego disfruto del viaje con sus subidas y bajadas al igual que una buena cabra se divierte en su mundo de piedra y alturas.

He aprendido a ocultarme del tiempo durante los últimos años, no fue tarea fácil… tuve que esforzarme mucho y practicar aún más. Primero empecé con las obligaciones, claro esta que las penalizaciones eran elevadas cuando descubrían mis acciones, pero conforme fui mejorando, a su vez comencé a pasar desapercibido.

Era como un fantasma… un recuerdo pasado sin forma ni cuerpo, sólo una historia pasajera que se transformaba en cada boca que la contaba. En un principio era alguien… ahora soy como la nada silenciosa, un recuerdo sumido en un murmullo que avanza ocultándose en las sombras. Cuando me quise dar cuenta había pasado media vida pero en ese entonces, lo único que me quedaba era la libertad del anonimato.

Mis días enteros eran como semanas. Con todo el tiempo en mis manos, diseñaba las jornadas como los arquitectos dibujan sus fachadas, comenzando siempre por abajo hacía arriba. Buenas mañanas no son más que el germen de tardes felices y por progresión geométrica la noche siempre brillaría a luz de estrellas por muy mala suerte que se tenga. Así que me pasaba el día escalando como un camaleón que se mimetiza. Cuando venían problemas me difuminaba con el mundo esperando a que el alubión de infortunios se mudara a otra parte.

Después continuaba… Una vez descubres parte de la energía que te mueve, la continuidad es un movimiento perfecto si logras alejarte de los lastres. Trepaba sin miedo a la caída, pero tampoco buscando llegar al cielo. Subía porque me gustaba hacerlo y porque abajo todo se ve más gris… Ya no me quedan lágrimas que malgastar con la pena ni la tristeza. Arriba en la montaña, ella ya llora manantiales que transparentes cambian de color en su descenso al país de los hombres.

Por muy alto que llegue, siempre queda espacio entre yo y el reto de alcanzar la luna. Así que sueño despierto mientras pasa el tiempo esperando encontrar mediante la meditación una manera de volver a vivir en luna mientras abajo incremento la locura gramo a gramo.

domingo, 14 de abril de 2013

La memoria perdida.



Olvide los principios, eso de escribir sin pensar, sin parar, sin detenerme por nada ni nadie. Lo hice hace tiempo cuando por circunstancias tuve que limitar mis palabras para no exceder un número finito de caracteres. Entonces tuve que escoger y decidí meter mis relatos en cápsulas enceradas para establecer un sistema de monodosis.

Comprimir es fácil, incluso se puede decir que sencillo… es como bajar una cuesta en punto muerto. Dejas de acelerar y te dejas ir… cuando vas demasiado deprisa pisas un poco el freno y el cerebro se ralentiza junto al resto del cuerpo.

O haces eso ó luego te pasas el rato a machetazos mutilando algo grande para que entre en un ataúd pequeño. Deje de ser aire para ser algo más liquido. En los días buenos soy como cualquier alcohol, en los malos ni siquiera el mejor puré cemento que ningún paladar decente pueda tolerar.

Pero en ese viaje tabulado perdí la esencia de escuchar la propia música de las teclas, de escuchar a tu cerebro en silencio mientras te dicta una historia olvidada en un bolsillo, de una verdad o cualquier mentira sacada de la chistera del único mago que no conoce el término paro.

Sigo sin ser Pinocho, gracias a no ser de madera, cosa también útil si lo relaciono a que me he pasado más de media vida conviviendo con el fuego y sus derivados. Todo un logro si pienso que no soy ningún pirómano salvo por las barbacoas, alguna ciudad arrasada y unas cuantas antiguas amigas convertidas en cenizas junto a muchos de sus recuerdos.

Ahora me cuesta volver a correr en los prados que nunca se acababan, de escuchar algo más que el incomodo silencio de las madrugadas dentro de peceras con plantas de plástico. Ya no quedan estrellas en el firmamento y si asomas la cabeza a la calle descubres que el cielo ya no es el techo centelleante que brillaba en los veranos de mi pasado rodeados del verde opaco de la mancha y demasiado amarillo reseco.

Ya no vienen los duendes a traerme cuentos con sus chillonas y diminutas voces. Ni tampoco me quedan musas con las que dialogar madrugadas enteras esperando al amanecer. Hay tanto nuevo y tan poco viejo que cuando miro al espejo a veces encuentro a un desconocido desconcertado y distraído. Perdido como los ancianos en los asilos y los niños en los grandes supermercados… yo que siempre encontraba la salida y la excusa perfecta.

Me siento y espero a que la inspiración venga entre suspiro y suspiro. Entre sístole y diástole esperando a que un nuevo hijo llegue rompiendo el silencio con su mecánico llanto de desesperación. A veces soy padre y otras un extraño de otra familia. Pero sigo intentándolo casi a diario. Me pongo delante del cursor y cuento las pulsaciones sin dejar de mirar hasta que llega el cansancio ó que la pantalla se llene casi sin pensarlo de citas inconexas y desvaríos propios de un lunático.

Después cierro los ojos y vuelvo a mi pasado. A ese momento de la tarde en el que todo español se echaba la siesta y yo me refugiaba dentro de las páginas de un libro, o de un comic, o de cualquier cosa que pudiera devorar hasta gastar el tiempo del sol sobre nuestras cabezas.

El placer de leer algo concebido es parecido al de comer pan recién horneado. Primero chisporrotean las yemas, el corazón se acelera y la lengua se desliza suavemente sobre su premio percibiendo cada ángulo y cada curva que se precipita por el hueco que queda en los ojos. Directamente al estomago donde si sienta bien puede que de sueño, por aquel entonces dormía muchísimo mejor que ahora, pero también es cierto que aquel momento ni siquiera sabía ni la mitad de lo que se. Quien sabe si en el futuro encontrare la capacidad de volver a extenderme como un virus sin cura.

Quizás me baste con reconocer al tío del otro lado del espejo y ser yo quien se refleje en sus pupilas y en las mías. Sino… no importa demasiado, los mejores diálogos siempre los he tenido con desconocidos que nunca vuelvo a ver salvo rara vez en la vida.

sábado, 13 de abril de 2013

El peta tuberías. (el niño de los mil billones)



Sabe que tiene un problema, lo sabe porque al menos reconoce tenerlo, aunque no le sirva de mucho porque no puede hacerle frente. Si fuese el único que tuviera… podría. Pero tiene tantos que confrontarse uno a uno contra ellos es según dice una tarea titánica a la vez que improbable.

El mayor de los que posee, es que tiene un hambre que nunca se agota, siempre quiere más porque no tiene hartura ni forma de conseguirlo. Todo el mundo dice come hasta que vayas a reventar y entonces al menos estarás un buen rato sin llevarte nada a la boca, no por ganas… sino por imposibilidad.

El dice: ¿Puedo repetir?

Conozco cocineros que se han cortado las venas con su cuchillo más afilado al verle asomar por los umbrales de sus casas. Es como el niño de la basura… otros le prefieren llamar el agujero negro. Ya sea uno u otro. Todo debe acabar en el mismo sitio de vez en cuando. Supongo que es una de esas citas obligadas como los antiguos matrimonios de conveniencia. A nadie le gusta pensar en ese final.

Por suerte ese vacío hay veces que sólo lo llena con comida, otras ocasiones más acordes la moderación le hace alimentarse de varias cosas. Comida y textos… de información… de novedades… o ponerse al día con sus conocidos. Pero sigue dando miedo cuando deja de enseñar su sonrisa y se dirige a su calvario personal, una cocina.

Cuando entra, es mejor huir sin demora ni echar la vista atrás… si entra en el bucle del famélico muchos hemos llegado a apostar que podría comerse un buey entero, que haría con una persona en el caso de la ausencia de ganado. Primero sientes que se acerca, el sonido de sus pasos suenan como los tambores graves que proferiría los pasos de un T-Rex. Después le ves asomar la nariz por la puerta como haría cualquier depredador de la sabana. A continuación si no has huido no queda nada. Viene uno, pero le podrías a llegar a considerar como legión.

Es tan buen tío, que nadie se olvida de él en cada momento del día. Aunque con el tiempo todo el mundo ha llegado a la conclusión gracias a la experiencia que es mejor invitarlo a una fiesta que a una barbacoa. Bebe igual que come… y lo mejor es que cuando lo hace en grandes cantidades pierde de alguna manera extraña el hambre hasta horas después. En verdad a todo el mundo le gusta apostar a su favor cuando se establecen retos de devoradores de comida.

Es un gigante que contiene miles de limas en su estomago. No se si de las que desgastan o de las que actúan como ácido. Sea cualquiera sal de su paso cuando le veas salivar, piensa rápido y actúa aún más deprisa. He visto lentejas saltar del plato e intentar iniciar una escapada a modo de motín carcelario. También le he visto a él coger su cuchara favorita (la de gran calado) e ir en post de sus tránsfugas diciendo.

En esta casa no se deja nada en el plato. Según parece no es una frase… sino más bien tradición o devoción personal. Bueno en verdad no lo se. Pero no querría ser tubería de sus desagües. Porque sino bien todo lo que empieza tiene que acabar. Todo lo que entra, tarde o temprano tendría que salir por el ano. A no… quizás sea él el precursor de la materia oscura y no Zwicky.

viernes, 12 de abril de 2013

Se busca objetivo.



No importa su grado de dificultad ni siquiera si se precisa mucha dedicación. Tampoco urge demasiado, porque las cosas que van con prisas se estrellan mucho antes. Tan sólo quiero un objetivo que seguir hasta alcanzar una meta personal que sustituya la legión de tareas que se amontonan en mi cola de espera. Algo que me despierte y me haga suspirar…ya no necesito medios plazos ni arreglos temporales con los que parchear mis agujeros.

Simplemente estoy buscando aquello que de significado a lo que este haciendo. No sirven de nada las balas de suicida girando sin parar en el tambor sordo de un revolver, es un interminable silencio helado vistiendo un traje de muerte con zapatos blindados. Quiero amaneceres oliendo harina tostada y mantequilla. Un lugar donde no perderse sino encontrarse al llegar y de alguna manera hallar sentido a la balanza ciega de la justicia.

También requiero un hábitat donde pueda dejar a todas mis bestias en libertad sin que ello ocasione ningún principio de Apocalipsis, un sitio donde mi otro yo se serene y el que tome los mandos pueda hacerlo con la seguridad de que su otra mitad, no le causará problemas durante las horas de trabajo… para después recogerlo a la salida como un padre cualquiera pluriempleado.

Se aceptan condiciones y se haré un gran salto de tigre pasando por el aro, comiéndome todas mis peticiones acompañadas de una dulce vinagreta con miel y mostaza, por supuesto pondré a su disposición todos mis agujeros para que puedan joderme con el convenio de los trabajadores y alimentarme con las migajas de un sistema retributivo anclado en el pasado sin decir ni pío… igual que hacen los pájaros del parque día tras día.

Pero no bajaré de nuevo la cabeza salvo para cuando alguien me hable para mirarle a los ojos. Porque todo ciclo comienza y termina con una firma, pero a la voluntad no la doblega ningún patrón que no sepa hacer slalom entre icebergs con una buena sonrisa.

Se despide atentamente un servidor, esperando sin desesperar recibir gratas noticias.

jueves, 11 de abril de 2013

Camas calientes.

Calido se siente el tacto
de la sombra que al lado
reposa su dulce cuerpo
cuando la cama se vuelve
inexpugnable territorio.

Se lanza la liebre al aire
el cansancio desaparece
las pupilas al horizonte
ven perderse cada sueño
hasta que pronto amanece.

Sigue alejándose el techo
el colchón te come lento
no hay prisas ni lamento
actualmente acostumbré
no ir a la cama solo.

domingo, 7 de abril de 2013

Como echar a correr.



La vida no deja de ser una lección de supervivencia en toda regla. Una batalla completa sin importar ninguna de sus modalidades en la que puedas estar involucrado… mientras haya lucha habrá ganadores y vencidos, tan sólo los combates más dañinos tienen como consecuencia la eterna e impávida muerte. El resto de ellas son meramente recuerdos vivos de lo acontecido, parecido a una segunda memoria con sus señales y secuelas.

Nadie esta a salvo de sobrevivir desde que nace hasta que muere. Pero la gente no entiende el camino o puede que si lo hagan, pero sin llegar a comprenderlo enteramente. Cada vez que sobrevives quedando en pie, no lo haces por ti mismo sino por todos los que no pudieron lograrlo… o al menos eso debería ser.

Aunque no importa que existan personas que no respeten el honor que impregna toda contienda. Lo importante es mantenerse fiel a los principios que mantienen las raíces ancladas al suelo sin que nada pueda arrancarlas. La justicia es una cadena que defiende a los inocentes y condena a los culpables a soportar su peso bien sea moral o punible. Por muy mentiroso que se pueda llegar a ser, al único que es difícil hacerlo es a uno mismo.

Esa es la causa de que de alguna forma tengas que seguir adelante ya no sólo por ti y tu sombra, sino también por todos los que ya no pueden hacerlo y que de alguna forma lo necesitan para no ser olvidados, ni quedarse en silencio porque ya nada les afecta. Ese momento en el que recuerdas el pasado y vives el presente es como una bomba condensada de sentimientos. Un cóctel de adrenalina inyectado directamente en el corazón. Un sentimiento completo y nítido como los buenos recuerdos.

Ves el camino y sientes tu cuerpo gritando. Sigue adelante, no te des por vencido. Continua así hasta la meta sin dudar de ti mismo y si por algo caes, de alguna manera volverá a levantarte los gritos de los que si atiendes escucharas, ya sea en la memoria o en la realidad. La victoria puede ser inservible sin la compañía necesaria para celebrarla. Todo el mundo ha estado alguna vez solo frente a una buena noticia, pero la más cruda de las verdades es que nunca se esta sólo por la sencilla razón de que toda travesía tiene al menos un buen momento que te haga dar el siguiente paso y en el caso del nihilismo, ya podrá hacerlo otro.

sábado, 6 de abril de 2013

La dama nocturna.



Sale todas las noches hasta cuando no puedes verla… baila entre la oscuridad como una estrella que te susurra atrayéndote cual canto de sirena. Brilla y te seduce con sus curvas hasta que el deseo llama a tu puerta. Te abalanzas a abrirla echo un poseso sin voluntad propia… y la locura te invade convertida en el más dulce de los néctares. La noche se ilumina desde su vientre, fundiéndose al contacto de unos dedos temblorosos.

Mancillarla nadie puede… satisfacerla sólo unos pocos, se puede leer en su cuerpo desnudo el cuento de las noches eternas escrito a fuego sobre su piel. Los mejores momentos de su historia ruborizarían hasta a un ángel, el resto es digno de los demonios. Se marcha sin despedirse ni abandonarte porque nunca fue tuya… lo único que queda es pensar en volver a encontrarte con ella y con un poco de suerte durar un día más, en el que ella limpiará su pecado por la mañana dejándolo filtrarse por el sumidero hacia las alcantarillas.

Cuando caiga el sol ella volverá a cargar con sus armas, invencible y segura de que esa noche encontrará a su príncipe de brillante armadura, quizás concienciándose de que aunque termine acostándose con cualquiera menos apropiado, siempre le quedará otra oportunidad al siguiente ocaso y así continuadamente mantenerse fiel a la idea de dormir alguna madrugada con ese que lleva buscando desde que el hombre se bajo de las ramas. Puede que sea una soñadora… tal vez lo sea, pero yo sigo mirando por la ventana a cada anochecer hasta encontrarme con ella allí donde no nos encontrarían.

jueves, 4 de abril de 2013

Dios quería una inundación, pero se conforma con tocar las pelotas.



Sigue lloviendo hasta dentro de las habitaciones, el cielo ha empezado a llorar hace una semana y sigue regando sus penas por donde quiera que pase. A la tormenta no le da por irse a otro lado… Pero a mi sigue dándome la calma aunque no se vaya. Los niños del infierno necesitan vapor de vez en cuando para sentirse en casa aún fuera de ella.

El hollín sigue cubriendo mi piel como una coraza que me convierte en un ángel negro, por la noche es un camuflaje fenomenal, en cambio a la luz del día no dejo de ser un salteador de sombras que pasa desapercibido al igual que lo hacen los agentes de paisano. Soy la sonrisa del gato del país de las maravillas. Una boca blanca en medio de la oscuridad. El fuego sigue rugiendo por dentro mientras la lluvia crepita en mi piel antes de gotear cual manantial.

Si bebes de mí… recibes una dulce locura sin condena ni lamento. Un bombón liquido que esconde su interior de miradas y paladares que no están dispuestos a arriesgarse, el pasado es la letanía de los que no olvidan. Babel era la mejor escuela de idiomas… y echo de menos las fiestas en Sodoma y Gomorra. A pesar de todo… siguen habiendo fiestas igual todavía en la tierra. Meto mis manos en los bolsillos y palpo su contenido hasta tocar el perfil de las entradas donde hasta aparece mi nombre. Solamente resta un suspiro prolongado y aparecerá la luz entre la paleta de grises que reina sobre nuestras cabezas. Cuando llegue el momento quemaré hasta el asfalto que queda bajo mis huellas.

lunes, 1 de abril de 2013

Diligencia a las estrellas.



Vivo montado en un globo al que cambian los planes de vuelo continuamente. El capitán me dice gire y volvamos por donde veníamos y yo voy y naturalmente lo hago. No abro la boca… sólo conduzco hasta mi siguiente destino. Cuando empecé el viaje yo quería ser astronauta. Pero me he quedado a medio camino entre la tierra y el espacio.

Voy despacio porque ni siquiera tengo prisa, sólo busco las corrientes de aire surcando el aire. Las vistas son increíbles desde allí arriba. Las personas parecen cabezas de alfileres que permanecen clavadas en el suelo. El tiempo empieza a contar cambiando cada estación a escondidas para que nadie se de cuenta, el reloj sigue muriéndose de cáncer terminal en silencio.

Lo único que cambian son las cruces del calendario en un enorme genocidio producido para lograr un mejor fin. Las batallas se van fraguando a la vuelta de la esquina, dispuestas a saltar a la menos oportunidad. Los contendientes se sitúan en sus posiciones estratégicas diseminados por el tablero y la conquista aguarda a que su amante vaya a por ella.

Afilo los cuchillos mientras giro el timón en busca de la dirección adecuada. Espero a que me digan el sitio para poner rumbo directo a él. Siempre disfruto de cada viaje como si fuera el último. Mantengo las coordenadas conduciendo con una mano, con la libre voy tejiendo un salvavidas.

Cuando la primavera comience el año que viene tendré las suficientes horas de vuelo como para dejar los mandos y buscar otra compañía donde me den un billete dorado para viajar a las estrellas. La luna se queda pequeña en el momento que los rascacielos hieren su vientre salvo en las verdes llanuras. Sumo horas y tacho días del almanaque, en los ratos libres doy dulces a los niños que dejaron el colegio. La música suena acariciando mi espalda mientras me susurra. Ten calma y respira… Aún no llegaste a la meta… ni esta es tu parada.
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