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sábado, 30 de marzo de 2013

Sistema Simpático.



En días como hoy me siento más complejo, y a la vez más relajado. Sueno como una onda doppler que va y viene constante como cuando el mar se folla a la costa. No hay prisas ni agobios y siendo fiesta… Madrid anda aún vacía por muchos de sus rincones.

Cuando aúlla un capicúa, ya no siento miedo... Para mi se han convertido en una espiral sin sentido que engulle por un lado para escupir por el contrario. Pero aquí arriba, la maldita ruleta sigue rondando mientras la perfección de la bola busca donde posarse.

Mi suerte es una espada de Damocles sostenida sobre mi cabeza… arraso con todos los premios pequeños y vulgares, pero los grandes y abultados siempre se quedan fuera del alcance de las yemas de mis dedos. Mientras sigo acumulando miserias… las mejores tienen más de cien colores. Aguanto las puñaladas y sigo sonriendo.

Dentro de mi cuerpo los órganos vitales hartos de estarse quietos se pasan la vida bailando sin parar. Se mueven cambiando de sitio invariablemente al igual que hacen las contraseñas de las grandes cuentas de los bancos. La mayoría de las veces tengo que pedir permiso a mi cabeza para recibir el visto bueno. Casi todas las demás suele estar fuera de servicio.

Me gustan las fechas como estas, porque de alguna forma logro encontrarme por aproximación… Me meto entre corchetes e intento integrarme para localizar mi origen y cambiar las variables para que al derivarme… llegue a otra parte. Muchas veces termino siendo un sistema tachado y sin uso.

Sucede en ocasiones, que alguien arranca esa hoja, hace borrón y cuenta nueva... y todo empieza de nuevo.

viernes, 29 de marzo de 2013

Placebo de suicida.



Siempre fui un kamikaze, incluso antes de conocer ese significado entre los libros de historia. Era algo que latía dentro de mí, fuerte como un tambor de guerra… conforme se iba acelerando el ritmo se iban bajando el nivel de precauciones y normas morales, lo ético se fundía como el estaño… gotas absurdas cayendo en una diana concéntrica y acompasada. Cada vez más rápido y más calor hasta estallar el infierno y perder la razón para desbastarlo todo y en el silencio de la calma volver a regenerarme como un reptil casi extinguido.

Cuando las cosas van mal la gente suele correr a ponerse a salvo. Yo corro hacia el foco del problema tratando de encontrar una solución espontánea. La muerte no es más que una meta con flores en vez de laureles.

Todo el que ha muerto al menos una vez lo sabe, sólo hay que a veces los hay que no despiertan y otros que al contrario nunca se quedan dormidos. La inteligencia en este caso, no tiene nada que ver. Lo lógico es protegerse a uno mismo del dolor… no en ir en dirección a su origen.

Pero supongo que fueron los mártires quien me enseñaron más de la vida, de caer y levantarse que los que tienen carreras meteóricas y luego caen como su nombre indica, para no levantarse nunca jamás. Quien diga que hay cosas imposibles es que no lo ha intentado hasta el punto del dolor, sea cual quiera su formato. La sangre no duele tanto y gran parte de lo que se rompe puede volver a unirse a pesar de que nunca vuelva a ser el mismo que el original.

Con la vida es igual… no hay un solo camino, porque en cada elección puedes escoger como si fuera una raíz… yo en cambio crezco como si fuera la concha de un caracol, lo hago de forma espiral descenderte. Se que llegará el día en que mi suerte se acabe y llegue al final. Allí donde no hay por donde seguir avanzando. Mucha gente dice. Sigue hasta que logres ser algo. La mayoría de ellos sólo dicen gilipolleces, porque ni ellos saben su propio destino, como para ayudar en nada a los demás.

A pesar de todo lo intentan, dan malos consejos y peores decisiones, intentan aprender de tus errores para usarlo de ejemplo en los suyos. Pero como en casi todo el verdadero aprendizaje viene de la práctica y no del desarrollo. Por ahora sólo debo sonreír y decir gracias por la oportunidad de darme un lugar donde estrellarme contra la pared o encontrar la salida hasta una mejor meta. Sólo necesito tiempo, y eso se aguantarlo por que con el tiempo descubrí que las heridas sangrantes dejan de doler tarde o temprano. El dolor es como el agua… cambia de estado hasta vaporizarse, no lo hace de forma natural, sino que se transforma por la inercia de su frecuencia y intensidad.

No deja de ser un sentimiento captado por impulsos eléctricos, mientras haya chispa y energía. La oscuridad es tan incierta como todas aquellas cosas que vemos y no podemos controlar. A la ecuación de la muerte sólo los euritos de ese arte le encuentran solución. La voluntad propia es la encargada de la elección de pulsar el gatillo, la mecánica espontánea, es la que se encarga del resto. La repercusión  de las acciones suenan en el silencio aunque una soga acabe de partirte el cuello. No hay final sin consecuencias a ambos lados. Ningún resultado final esta bien balanceado.

martes, 26 de marzo de 2013

Unos le llamaban caradura, los demás intentaban partírsela directamente.



Por una plaza cualquiera de una ciudad grande… tipo Madrid o alguna que se preste.

-         Buenas. Se que no me conoces de nada pero tengo una propuesta que quizás pudiera interesarte…

- ¿De que vas gilipollas?. ¿Quién te crees que eres Robert Redford o Richard Gere?

-         Pues sinceramente no soy ninguno de los dos, ni siquiera te has acercado en el nombre. Me llamo Miguel Ángel.

- ¿Y a mi… Qué cojones me importa tu nombre so retrasado?

-         Pues en verdad si que vengo retrasado a decirte esto, me hubiese gustado venir antes y intentar tumbarte con alguna frase ingeniosa sacada de la chistera de un mago sin varita mágica, pero las putas buenas son muy caras y tu de tan deslenguada, debes de ser una de las mejores.

- Serás hijo de puta!!

-         Oye, oye. Más despacio que como te he dicho antes yo no estoy faltando a nadie de tu familia, si no quieres saber mi propuesta dímelo, pero no te metas en mi madre mala mujer.

- Mira chaval, me estas haciendo llegar tarde, tengo prisa, comienzas a cansarme demasiado, además de estar causándome dolor de cabeza y vista.

-         No se chica cuanta miseria junta en una frase, vista de lejos parece que estas mucho mejor, según me cuentas estas en las últimas… aún así te seguiría haciendo la propuesta por compasión.

- Pero tú… ¿De que centro mental has salido?

-         Yo esta mañana salí de mi casa, ¿De donde demonios voy a salir?

- Ya me has hartado, vete a molestar a otra.

-         Joder, eres tu quien esta dilapidando el tiempo, aún no me has contestado si te interesa o no…

Ella se gira y comienza a andar alejándose…

-         Oye tu, sin nombre, ¿Te interesa o no?

- ¿El qué?

-         Acostarte con un tío que tuviera al menos cinco pollas en su cuerpo.

Se para en seco y vuelve a mirarle con los ojos como platos, no podía creer lo que había escuchado.

- ¿Pero funcionales?

-         Pues claro, sino para que te iba a preguntar si querías montártelo conmigo.

- No te creo, eso no puede ser real, si lo fuera serías famoso por algo más que ser el más tonto del mundo.

-         Te lo puedo demostrar…

- Venga ya, si es cierto me acuesto contigo.

En lo que el saca un cuadernillo hecho un guiñapo del bolsillo trasero del pantalón y de su espiral extrae un lápiz desgastado no sin esfuerzo. Después comienza a pasar hojas y hojas rellenas de textos y dibujos emborronados por el tiempo como si fuera un largo otoño.

Encuentra una casi al final del cuaderno.

- Venga… que me estas tomando el pelo, vas a enseñarme algo o tengo que esperar mucho más, voy a llegar tarde hijo mío.

-         Dame un segundo que ya termino.

Dice mientras empieza a escribir rápidamente en una columna, en cada línea subrayaba algo. Después arranca la hoja de la espiral y se la pasa a la chica, con una sonrisa mientras le dice… No te pongas a llorar, simplemente pon tu dirección y teléfono y ya pasaré a saludarte en cuanto este subnormal pueda.

Mira atónita la nota y suspira por su mala cabeza. En el papel pone.

Una polla reglamentaria.
Una ampolla en el dedo índice de la mano derecha.
Una ampolla en el dedo gordo de la mano derecha.
Dos ampollas en el dedo índice de la mano izquierda.
Una ampolla en el dedo corazón de la mano izquierda.

Suena una tremenda ostia en la cara del chico, como si ella hubiese estado guardándose ese guantazo durante años.

Con la mejilla roja con la forma de su mano. Sonríe y le dice.

-         Bueno, prometo no lavarme la cara hasta que nos veamos, pero como apostaste, puedo contar cinco pollas, incluso si cuentas o sabes hacerlo, podríamos decir que en verdad son seis. Jugando al mentiroso no tienes mucho valor, pero al menos de eso tienes para haberme dado ese golpazo.

-         La verdad es que he tenido un mal día con el horno y pensé que al menos así, podría sonsacar una sonrisa gratuita por la calle. Siento si te he ofendido demasiado.

La chica sonríe entre dientes mientras le observa entre en mechón de pelo que le cae sobre su ojo derecho. Le da la vuelta a la nota y anota su número de teléfono.

- Cuando madures llámame, si ves que vas para rato… hazlo antes de que se te curen las manos, porque ya no será un record raro que contar, ni reunirás los requisitos de lo anteriormente apostado.

lunes, 25 de marzo de 2013

Hiperrealismo.



Ando a medio paso entre lo abstracto y el realismo. Suena difícil pero se ve aún peor, con un ojo bueno y el otro quirúrgicamente modificado mi cerebro ha terminado por ignorar la información despreciable como hace el formato jpeg con los colores redundantes.

La historia ha ido cambiando mi aspecto, como hace el viento con las montañas a largo plazo, pero creo que tenga tanto tiempo como para desarrollar la erosión en grandes cantidades. A veces veo al pasado como una sombra del presente que si miras a tu espalda acaba de llegar a donde estas en ese momento.

Los recuerdos en mi cabeza transcurren de la misma forma, primero se localizan… después se utilizan. Hay cosas buenas y cosas malas de tener memoria fotográfica. La capacidad residual de experimentar sensaciones al rememorar un acontecimiento es de las mejores-peores que se pueden mencionar. Una misma cosa que puede ser el salvador y el verdugo de todo suceso.

A pesar de todo… adoro los detalles y las imperfecciones de la misma manera que me encanta mi reflejo en un espejo. Y no es que me vanaglorie de nada, no soy ningún Edipo, solamente soy yo… Pero el tipo del otro lado además de ser un conocido, tiene pinta de buena gente y si no tuviera el placer de saber quien es (cosa bastante improbable a no ser de que me falle la memoria), posiblemente cruzase un par de palabras sin demasiado sentido para ver como salían las cosas.

Con todo el aprendizaje asimilado tras empaparme durante una noche entera de tantas recetas como habría en un libro de magia, ahora toca poner en práctica esos datos dentro de mi nueva gruta escondida. A partir de mañana volveré a convertirme en un ejecutor de días, matando el anterior y saludando al siguiente que su término recomenzará de nuevo el bucle sin fin.

Hasta que el cuerpo aguante o cuando la siguiente invocación oportuna solicite los servicios de un demonio de fuego. A veces se buscan las cosas y otras se encuentran sin necesidad de hacer nada. Por ahora sólo necesito ver el presente para ir materializando el futuro en un cuadro tan confuso que necesitaré tiempo para descubrir su significado.

viernes, 22 de marzo de 2013

La otra mitad.





Le gustaría confesar que hace tiempo que no ve al demonio de la sonrisa, que lo dejo aprisionado en una de las ciudades que vivió y a la que nunca volverá porque allí nada se le pierde. A veces sueña que debió ser así, pero otros días me cuenta por mensajes que le ha vuelto a ver, preocupándose con tremendo pavor y huye allá donde nadie podrá encontrarle para recomponer su valor antes de volverse a zambullir de cabeza en la vida diaria.

En ocasiones viene a casa y se encierra, dándole todas las vueltas a la cerradura y bajando las persianas. Se toma una tila y entre bocanadas de humo me cuenta que le ha visto en el metro, o en el otro lado del espejo por la mañana al afeitarse. Dice que le sigue a donde va y que puede sentir su risa musa escondida detrás de su sonrisa. Piensa que esta volviéndose loco con todo este tema.

Viene a mi casa porque en el fondo lo entiendo. Tiene miedo y es natural… casi todo el mundo tiene una naturaleza tranquila y algunos son como bocaditos de nata. Vienen dos en uno y a veces es un problema porque si son parecidos no deja de ser un paseo en barca un domingo por la tarde. Pero si son diferentes… es como una explosión en el metro un lunes por la mañana.

Habrá victimas y destrucción rodeadas de gritos mezclados con caras de sueño y gente que no se enterara de nada hasta haberse tomado su debido café. Pero en el caso de los demonios de las sonrisas no llega a ser tan grave. Si, la mayoría de las cosas que lleven demonio en relación serán mal vistas incluso desaprobadas, en este preciso caso su maldad no esta tan denotada.

No deja de ser una posesión simbiótica de un bipolar explosivo. Se mezcla con ese tipo que nadie querría tener en su vida transformándolo en una especie de duende malvado cuya finalidad es causar sonrisas de cualquier forma que se precise. Y es normal que tenga miedo a ser feliz y hacer feliz a los demás.

Él ya era feliz hace tiempo, pero ahora en su madurez no necesita perder la cabeza en un manantial de felicidad, tampoco quiere que nadie le tilde de loco excéntrico ni dejar que su otro lado asome la cara sin que alguien le invite. Por eso huye, pareciendo aún más sicótico o culpable si cabe, pero no le importa. Ha reunido todo el valor que llevaba en sus bolsillos y ha venido a verme.

Porque sabe que puedo ayudarle en este problema, también ha reunido fuerza para venir porque lleva años sin verme o al menos sin intentarlo mucho, pero en ocasiones como esta soy el tipo idóneo para la misión. La verdad es que no puedo acabar con su demonio, una vez aparece no se puede desprender, pero si puedo alimentarme de el… Bueno yo no… sino mi propio diablo, también de su familia.

Y es que resulta que yo ya lo tenía mucho antes, pero con su uso y disfrute ha acabado tan anclado a mi que terminamos siendo uno, y eso no deja de ser un problema… porque tarde o temprano te juntas con alguien que tiene lo mismo que tu, pero sin estrenar y va y de alguna forma se contamina o eso quieres pensar por compasión. Pero también hay veces que ya estaba dentro y no lo quería ver, cuando lo tenias delante apartabas la mirada y sin preocuparse demasiado se intentaba seguir adelante.

Yo en cambio cuando vino a mi, le acogí con los brazos abiertos, no por nada, sino porque es algo que me caracteriza. No hago distinción entre buenos y malos si son mis amigos. No quería por nada del mundo que pudiera molestarse por tratarle diferente y así empezó nuestra singular amistad… que no deja de ser como lo de las endorfinas y los atletas.

Nosotros en cambio preferíamos las terrazas y las cervezas. Supongo que la sensación es la misma, sólo difieren los costes y beneficios. Así que hago lo indicado… abrazo a mi amigo del pasado y le aprieto con cariño mientras mi otro yo va creciendo lentamente. Absorbiendo como hace una planta del suelo y del cielo. Sigue haciéndolo  hasta que le siento desplomarse bajo mis brazos. Después le llevo al diván y dejo que descanse.

Cuando se despierte volverá a huir de mí como si fuera el origen de sus males… lo hará sin girar la cabeza atrás dándome las gracias aliviado mientras se aleja. En el fondo no se atreve a mirar de frente sus problemas, pero es rápido y mientras yo exista tendrá un comodín de su salvación.

Por mi parte, cada día soy un poco más grande y algo más perverso. A veces hasta alguien se ha muerto de risa en mi presencia, pero sin prueba no hay delito y yo también se desaparecer entre cortinas de humo sobretodo si es de noche o hay sombras. Intento llevar cascabeles siempre que puedo para avisar de mi presencia hasta a los invidentes, pero no en todos los sitios me dejan.

Sigo saltando de burbuja en burbuja y dando pellizcos. A veces incluso juego a marionetas con los humanos desde los tejados. Antes incluso recolectaba almas a bocados como hacen los zánganos del infierno, pero últimamente lo estoy dejando por las denuncias y reclamaciones.

Ahora fabrico pasteles y textos. Cada uno tiene su textura y su fundamento, pero todos ellos están contaminados por mi persona sea cualquiera quien lleve los mandos. A veces miento… otras digo la verdad. La historia es una moneda que rueda sobre el suelo para pararse de pie sin llegar a decidir nada. Hasta el azar puede ser siniestro si le das el poder a un trozo de metal y esperas a ver lo que pasa.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La apuesta dorada.



Sabe aquel que reta los defectos del retado. Los reúne por adelantado, conociéndolos hasta el último de ellos. Apuesta sobre seguro, sino ni siquiera lo intentaría por descontado.

Tiene constancia de que con un orgullo como el del interesado, es peligroso poner una fecha pero asume el riesgo al también saber de buena tinta, que alguien como él nunca aguantará las normas de alguien.

Lo se porque una vez estuve bajo su mando, él lo sabe por eso apuesta contra mi incapacidad de cumplir la voluntad de un superior sin rechistar. Mi perdición es la boca, por eso apuesta fuerte a una sola carta. Si gana, confirmará su vaticinio… si pierde, él mismo se pondrá la cuerda al cuello y tragará saliva.

Que vuelva su perro con el amo es un mal resultado. Porque es aquel único animal que le muerde mientras sonríe con cariño.

Así que a día de hoy. Estoy perdido…

Tengo por delante un año, trescientos sesenta y cinco días en los que tendré que entrenar la máxime de donde hay patrón no manda marinero. En las que por supuesto guardare la sinceridad en un cajón de la mesilla y para no sacarla en mucho tiempo. Es un horizonte auspicioso para un sumiso. Un calvario para alguien como yo.

Pero a la vez… es mi reto personal para volverme persona, y ser capaz de regresar a la manada y comer pienso en vez de realizar ese mismo verso. Y no lo haré por mí, sino por él ya que es más que un amigo… es como un hermano pequeño que sabe lo que maquino antes de yo mismo masticarlo.

Otro caballo, de otro establo… Pero a su vez alguien con el que muchas veces no tengo que ni romper el silencio, al igual que una sombra hace con su dueño. Mas yo no pertenezco a nadie, con la edad gane mi propia libertad. Y no es que quiera volver a ser esclavo. No es eso… es que a su cargo, comprendo lo que significa un genio.

Y que a veces mi mal genio hace que no me vayan bien las cosas sin sacar el cuello de una gran bola de problemas asociados a mi conducta. Pero también debo lealtad a mi estirpe y a mi sangre. La que fuera y a la que ahora es. Y gracias a mi gran testarudez ganar esta apuesta.

Por primera vez ya no me valdrá de nada la velocidad ni el ingenio. Habrá que olvidarse de la soberbia y el egoísmo. Dejar de contar los fallos del prójimo para centrarme en los míos y hacer lo que mejor se me da en el planeta. Resistir con constancia y aplomo, si lo logro pasar a lo siguiente.

Hacer lo segundo. Volver a incordiar a mi hermano pequeño ganándole de nuevo. Pues puede que donde haya patrón no manda marinero… pero más sabe el diablo por viejo que por diablo y en esa escuela yo tengo ya el rabo y los cuernos. Además nunca me ha gustado suplicar un empleo, el destino lo tengo ganado por derecho.

martes, 19 de marzo de 2013

Asesina de unicornios.

Ella era la reina de la química
calmaba mi sed con bromuro
y para matar a mi niño interno
me daba la píldora anticonceptiva.

La locura era su madrugada despierta
atormentando a un insomne perenne
con mordiscos durante toda la noche
y cafeína en vena la siguiente mañana.

Para mi dolor reservaba la morfina
y con anfetaminas alegraba mi pena
sus dosis de mi alcance escondía
para que mi mono no volase sin ella.

Cuando se fue se llevo su maleta
esa tan mágica como la mejor leyenda
cierro los ojos e intento recordarla
pero en mi sangre nada queda ya.

sábado, 16 de marzo de 2013

Cruces invertidas.



 Nacemos muertos.

Si entiendes eso el viaje puede ser excitante, pero no todos los turistas piensan igual.

Los buenos, acaban pronto su trayecto… saben lo que buscan y de alguna forma u otra lo consiguen. Los que tienen miedo, inseguridades o cualquier defecto que les impida pasárselo bien, terminan tarde, mal y sin haber encontrado ni un ápice de lo que podrían haber ganado.

A nadie le vale llegar a los 99 años, si ni siquiera cuando cumplas 100 vas a poder escupir a la cara a la muerte haciéndole un corte de mangas, mientras le sonríes con una boca tan mellada como los engranajes de una vieja fabrica abandonada.

De nada vale haber acumulado tanto tiempo en nomina, si la mayoría de ese tiempo lo has pasado comunicando por temor a vivir… o incluso peor. A ser feliz.

Ya nadie piensa en si mismo sólo siguen de alguna manera a quien personalmente les guíe. Te convierten en un miembro de la sociedad, te abruman con lo coloquial, los modales y la ética. Te aburren con la moralidad y te dan la puntilla con la religión, lo hacen hipócritamente mientras que lo correcto huye de ellos en muchos casos. Te intentan vender un triciclo como si fuera un coche y encima después de todo. Te piden que si quieres trepar, incentives tu individualismo aderezándolo con la ayuda del trabajo en equipo.

Mientras tanto, más de medio mundo intenta hacer las cosas bien… aunque siempre queda la otra parte. Esa porción corrupta que maneja los hilos de esta globalización que antes llamaban tierra.

En todos los lugares existe alguien más listo que yo, algo más guapo, un poco menos pretencioso o quizás más peligroso todavía. Siempre habrá alguien que se sentirá superior aunque sea por su familia, o su talento… o su…

Me importa una mierda su vida.

Al igual que me importa exactamente lo mismo la de cualquiera que no este relacionado a mi persona. No necesito visillos para cotillear ni aun habiendo sido vecino territorial de José Mota. Tampoco preciso que nadie me diga nada que no sea lo suficientemente trascendental para impórtale a ambas partes de la conversación. Para eso ya existe la telebasura y los telediarios desinformalizados.

Tampoco requiero de la moda, ni de estar atento a las tendencias que se lleva en este momento. Sobre gustos colores… por supuesto, pero prefiero no gastar mi tiempo en cosas que pasan tan deprisa como las estaciones. Todos quieren lo mejor, pero a su vez siempre hay alguien nadando en la mierda muy cerca de ti.

Pero ya nadie se preocupa, si pueden y no les ven, introducen sus problemas aun más al fondo con la ayuda de un palo para así evitar mancharse las manos. Miro a los ojos de la gente y sus caras me dicen su edad… pero sus ojos me dicen cuanto les queda.

Ir por la calle comienza a volverse como trabajar en la galería de un matadero cualquiera. El animal pasa, pero no vuelve a salir o al menos, no por su propio pie. Pero no importa. Los de arriba siguen pisando como en una prensa vieja de la mancha, exprimiendo a los de abajo hasta dejarlos sin nada.

Aún no se han dado cuenta que Disney no deja de ser un polo metido en un congelador y que por mucho que consigan, no tendrán tiempo para gastarlo. Ya estamos muertos, pero algunos siguen luchando por adornar sus féretros y sus mausoleos para aparentar aun cuando ya no lo necesiten.

Siguen siendo sacos de huesos de cristal, los más lustrosos… a veces no podrían sobrevivir ni por si solos. Pero al igual que un enamorado de los coches, tunean tanto sus miserias que al final resulta penoso ver las consecuencias de sus extravagancias.
Nada material merece tanta importancia y menos cuando prostituyen palabras como único o exclusivo en su vulgar vocabulario.

Siempre puede haber algo que sea irrepetible, sin duda hasta yo lo he visto, pero como casi todo lo que trata en ese ámbito en cuanto lo anuncias al público más te vale hacerlo tu mismo para que al menos sea original de alguna manera.

Es posible que nunca deje de ser un pobre más que llega raspado a fin de mes. No niego que me gustaría tener una casa en mitad de la castellana, pero a su vez soy consciente de que ninguno de los extremos de mi propia marioneta esta en las manos de ninguna persona tan influyente como para colocarme cual enchufe trifásico.

Dígase de paso, que tampoco querría estar en tal lugar, sencillamente porque las mejores experiencias son las logradas por uno mismo y puede ser que mi orgullo o mi terquedad tengan algo que ver. Pero me importa un comino porque a estas alturas, yo ya estoy muerto aunque aun no lo vean.

Si mis cicatrices escribieran tan fácil como lo hacen mis dedos, hablarían de la vida… de que aunque el dolor te retuerza o al contrario… no sentir nada en partes del cuerpo, mientras sigas luchando poco te podrá parar, al menos en seco. Acepta que ya no te queda nada que perder y verás la respuesta, porque estarás encontrando las cosas buenas, las cosas que necesitas para vivir. Nada de coches, ni apartamentos, tampoco de complementos ni banalidades superficiales para aparentar tener gusto a pesar de ser uno más de una cadena que se extiende como una plaga.

Exclusivo es tener la cara destrozada y seguir sonriendo como un inocente niño… puede serlo a su vez encontrarle como lado bueno del insomnio la oportunidad de vivir casi el doble que alguien de tu misma edad que se pase casi medio día durmiendo. Algunos corremos mucho porque tenemos prisa, otros porque no saben ir más despacio. Los hay incluso que van andando pero la mecha sigue siendo la misma en distintas longitudes.

Nada más empezar encienden tu chispa y celebran tu vida como si fuera una fiesta, pero con el tiempo se van olvidando de celebrarla de la misma manera. Existe la posibilidad de que tarde o temprano el karma nos cace como vulgares gamillos, aunque nada deja de ser un juego de distancias. Contra más cerca mayor daño, prueba a alejarte un poco y descubrirás que gran parte de los problemas se pueden solucionar en menos de quince minutos y los que no, tampoco creo que te vayan matar más de lo que estas muerto, así que relájate y disfruta del deporte nacional. Pasar la pelota al campo contrario.

jueves, 14 de marzo de 2013

Buen viaje M.



Después del parón del infarto, vuelve a empezar de nuevo. Se viste para su última cita en un buen tiempo con esta maldita ciudad. Sin prisa pero sin pausas, como un general antes del combate, nervioso y la vez calmado… caminando seguro sobre una alfombra llamada experiencia. Se olvida de colocarse los galones porque pesan mucho y podrían amargarle la fiesta, necesita ser ligero para volar.

La luna sonríe desde el cielo, se pone de puntillas para que los mordiscos de cualquier lunático que se preste no lleguen a alcanzarla. Laza estrellas a los niños buenos igual que caramelos que antes de llegar a sus manos ya se han fundido por adelantado. Caen las penas como las escamas de las serpientes cuando llega la primavera, quedan atrás enganchadas de las espinas de alguna barra de bar regada con licor. Se pierden los ojos en las alturas y florecen las sonrisas empapadas en algo que no es felicidad.

Brotan artificiales en los ojos de todos esos hombres que nunca fueron niños o en esos niños que con el corazón quebrado nunca crecerán. Salpican las mentiras como los charcos de los pasos de cebra en los días de lluvia, si no tienes cuidado puedes llegar a atragantarte con algún tsunami de esos que dejan una ciudad a oscuras y jadeando. Las noches de despedida nunca vuelven en el fondo. Simplemente resucitan de las cenizas del anterior viaje. Pasará tiempo…

Pero al final, las noches siempre saben igual.

Algunos se van y otros se quedan… Pero mientras queden balas en el cartucho no importa cuantas monedas puedan ofrecerme a cambio de alguna de nuestras vidas. Puede que mañana la ciudad despierte bostezando entre escombros y hollín. Quizás se acabe nuestra suerte y acabemos perdidos en medio de alguno de nuestros viajes siderales. Es posible que ocurran cien calamidades que permuten nuestro destino mil veces entre este momento y el regreso.

Mañana volverá a amanecer sin preguntarnos si nos importa siquiera. Seguro que alguno quedará por la calles para ser correcto e ir regalando por la calle los mejores buenos días que sea capaz de ofrecer tan temprano. Es un buen objetivo… pero por ahora solo necesitamos abrir la cerradura y dejar que los niños salgan a la calle a buscar estrellas. Que disfruten hoy lo que puede que no tengan mañana, porque mientras quede memoria siempre sabré seguir una sombra por el sendero de baldosas amarillas.

lunes, 11 de marzo de 2013

El señor don gato.

Ya no vienen las noches con sus estrellas
hace ya que me dejaron desnudo a solas
miro al cielo del pasado
y solo encuentro vació
denso y frío cual hielo.

La soledad es la alfombra
de mi alcoba de madrugada
muy usada para devolverla
demasiado confortable para perderla de vista
aunque la memoria se pierda por cada esquina.

Pero ella permanece ingrávida allí tirada
porque forma parte esencial de la historia
sin ella no tiene significado
por ser a su vez su veneno
y también su mejor antídoto.

Para siempre nada dura
reza hasta el viejo papa
el silencio siempre perdura
guardando su sentido secreto a solas
para que lo que una bajo su vientre la luna
no lo separe nadie que no sueñe por la mañana.

Se que me sobra una línea
o puede que sea una vida.
La verdad es que no importa
porque mientras el gato camine por la cornisa
sólo la soledad sabrá si le queda alguna vida
escondida en algún bolsillo de su chaqueta.

martes, 5 de marzo de 2013

El niño de la escoba.



Tenía demasiados vicios adquiridos con el tiempo, tantos que perderlos era casi imposible, aunque suprimiese alguno… al momento ya era sustituido por uno nuevo, ó uno viejo… ó quien demonios sabía. Él era feliz y verdad a nadie le preocupaba un problema como ese, porque aun siendo extremadamente grave… lo solventaba con gran facilidad. La normalidad en su caso era la norma excepcional del diccionario.

Pero al contrario de lo que le ocurriría a cualquiera él no se preocupaba por cosas sin solución. Pasaba de ellas como si ni las viera. La gente le preguntaba que como podía vivir de esa manera.

Él contestaba, que no conocía ninguna distinta…

Y es cierto. Algunos con menos vicios o uno sencillamente estaban mucho peores, ingresadas en sanatorios, encarceladas o en desintoxicación… y esos eran los afortunados que no estaban encerrados en una habitación ruinosa y mugrienta ó simplemente tirados en mitad de un descampado.

El sonreía con su boca impoluta, pues tenia también el vicio de cepillarse los dientes después de comer, así como al levantarse, acostarse o tomar vino. Por supuesto poseía aquel por el cual siempre tenia que hacer las cosas a pares, pero como era un poco olvidadizo, a veces acababa haciéndolas cuatro o seis veces en ocasiones. Caminaba por las líneas rectas maniáticamente, pero no tenía inconveniencia de andar por la arena o el césped a pesar de que no fueran homogéneos.

Era organizado en según que cosas y un autentico universo del caos en las demás. Si alguien intentaba buscar algo nunca lo encontraba, si lo pedías a él y en ese momento podía lo hallaba en un instante sin pestañear. Siempre decía lo mismo.

Ves… estaba ahí donde te dije… no te has puesto los ojos de mirar esta mañana ?

Había cambiado la costumbre de fumar al salir de casa y subirse/bajarse de los medios de transporte a hacerlo antes de irse a la cama, ahora en vez de ello silbaba haciendo chasquidos cuando pensaba en humo a horas prohibidas. Con los meses lograba hacerlo tan bien que la gente se giraba extrañada. En verdad era un buen tipo, digo que era, porque cada día que pasa es mejor.

Él se compara con el buen vino… nosotros con una enciclopedia interactiva. Orgulloso lleva cada uno de sus años, como si fuera un modelo especial de coche. No se preocupaba de las banalidades superficiales… decía que era cosa natural de sus procesos de chapa y pintura. Sobrevivo… comentaba. Y todo es por la mezcla.

La mezcla…?

Si… en la naturaleza no hay nada clasificado, todo nace igual. Un te no sabe diferenciar a otro tipo… pero a cada persona le gusta uno distinto. A él le pasaba igual pero de forma global. Le gustaba varios tipos de arábica combinado, pero no el robusta. Le gustaba las palomitas dulces o saladas, pero no las de colores. Casi todas las gominotas… menos las que eran esponjosas y no gomosas. La mayoría de los mariscos pero muy pocos pescados. Todas las carnes, menos las legendarias perdices. Muchas mujeres… pero no las guapas tontas.

Así que en verdad llevaba tan equilibradas sus rarezas como el adn de un anfibio que regenerase sus extremidades perdidas. Él era mi amigo, lo es y lo será. Porque cuando le veo me alegro, porque siempre le saca el lado bueno a todo lo malo que cae. Y no es porque sea especial… sencillamente es porque dice que si tu no lo intentas, cualquier día vas y revientas. Lo dice porque es muy abierto, sincero y nada tímido, pero sigue teniendo vergüenza. Piensa que nadie tiene que limpiar sus mierdas cuando ya no este. En parte tiene razón… es mas fácil contenerse a veces que reventar y dejarle al que sigue la papeleta. No hagas a los demás… lo que no quieres que te hagan, era su lema. Después llevaba a su manada de yonkies de madrugada hasta la seguridad confortable de sus casas organizadamente y con paciencia. Como la mama pato, pero en fila india.

sábado, 2 de marzo de 2013

En place



Aún restan horas para que llegue el ocaso
pero en la lobera todavía no entró el sol
se mantiene alejado por precaución
mientras me afilo las garras
dentro suenan chirridos
fuera canta la paz con su humo.

Se nota en el ambiente
que esta noche
correrá la sangre por doquier
la luna empieza a teñirse
de rojo salvaje.

Y siguen cayendo los ángeles
cual copiosa nevada
hasta llenar el suelo de plumas
igual que una guerra de almohadas.

Los lobos siguen poniéndose la piel
camuflándose entre los corderos
como astutos demonios
con cuernos de carnero
y dientes afilados
esperando sátiros
a que caiga el primero.

Baila a solas mi alma
dentro de mi burbuja.

Sacude su cadera poseída.

Sigue la cuenta atrás
hasta que al final
comience la fiesta.

No es tarde para retirarse
estas a tiempo de salvarte
y no perder la cabeza.
Mantenerla encima
del cuello
el domingo por la mañana
es una gran hazaña
si te cruzas conmigo
no devuelvas la mirada.
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