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viernes, 29 de mayo de 2015

Lodo negro.



Como de costumbre volvió a aparecer de la nada ese veneno azabache que lo contamina todo en su presencia, enrarece el ambiente y deja terribles secuelas.

Cuentan grandezas sobre el compañerismo, sus virtudes y sus manuales sobre la buena conducta, pero ya nunca nadie devuelve los favores de forma voluntaria. Así que al final ocurre lo que tenia que pasar.

Y no es que cuando se prende la crin del caballo… su sangre se vuelve como lava que incinera desde dentro las venas y la catástrofe se huele en el escenario ese momento ya inevitable. El mundo todavía se sorprende ante la llegada silenciosa del mutismo. Entonces las cicatrices se disfrazan de verbena… la mandíbula se tensa como un arco largo y la mirada se vuelve profunda como un abismo de ceniza.

La justicia se ha tornado miseria… no tiene valor ni mantiene una causa por la que luchar, todos los soldados palidecen ante la batalla, pero unos sangran y otros ríen desde sus cómodas posiciones porque mientras que a los altos cargos les ponen medallas a los caídos les mandan flores con guirnaldas y palabras sin alma.

Pero todo tiene comienzo y final… una reacción con una mecha de combustión lenta de esas que se nota. No puede sorprender a nadie, pero todos se echan las manos a la cabeza cuando estalla la bomba.

A casi todo el mundo le gusta jugar con la anilla de una granada, pero pocos se quedan cuando alguien la quita y no puede volver a ponerla. Se echan las manos a la cabeza, gritan y después lloran. Comentan que se veía venir… o se inventan historias sin pensar que la culpa no fue de ella sino de los que se tomaron las cosas a la ligera.

Una vez comienza, no se puede parar… o si, pero llegados al punto no importa. Lloverá más mierda al día siguiente aunque intenta recordar llevar paraguas o darse doble capa de cera. Para que resbale la primera y también las demás. Allá cada uno sus pecados que yo me quedo con los míos y también con mis errores. Que cada uno aguante su vela, porque mi cirio tiene memoria y de todo se acuerda.

Sigo tachando nombres de la lista sin preocuparme de que se quede vacía, porque cuando la luna llena reina a las bestias en solitario en el cielo, abajo en la tierra… sólo importa la ley del más fuerte y no pienso quedarme parado, teme a la ira y también al odio. Rehuye del enfrentamiento y ofrece disculpas como si fueran limosnas. Pero no olvides que una sonrisa afilada tiene dos filos en cada verdad… el que quieren oír y la realidad.

No ocurra la desgracia de caer en los colmillos de un caballo criado entre lagartijas y lagartos. Porque adquiere con la costumbre a en el mordisco, de no dejar escapar a su presa. Ríe quien cree tener el poder y la sujeta la sartén por el mango. Yo sonrío sabiendo que ningún medio hombre puede llegar a la conclusión final con un centauro.

Soy mi sangre y mi luna. Soy todas esas cosas que una vez se temió lo suficiente para nunca confesarlo. El día menos pensado dejo de ceder y suelto la cadena. Me encantara ver lo que le hace el galgo a la liebre.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Ultimátum.

Más de mil días han pasado
mientras reías por descontado
que viene el lobo, que viene…
y por fin ha llegado.

Con sus colmillos y su mal genio
por la puerta esta entrando,
a Pedro no le han creído
pero el caso es que ha ocurrido.

Te di tiempo para reaccionar
y mucho más para sopesar
todo lo que nos acontece
en este asunto de mal estar.

Pensando que tras una muralla
solo afectan las flechas a la defensa
pero todo principio tiene final
y este lobo tiene espada y escalera.

Cuida tu espalda y tu garganta
pues tiene precio tu cabeza
y sin nada que perder sino la vida
primero la tuya y luego la mía.

Porque si en una balanza estas,
ten por seguro que no dejaras
de perder siempre en las cartas
mientras que hagas así las cosas.

lunes, 4 de mayo de 2015

Esperando a la fortuna.



Eres esa pelota de baloncesto que gira en el aro interminablemente sin que llegue a entrar. Tu función es terminar las cosas, pero siempre tienes una duda al acabarlo, piensas que podría mejorar, crees que podrías conseguirlo y cuando vas a hacerlo a veces llegas fuera de tiempo.

Te pueden las pausas, siempre lo han hecho, se apoderan de ti como la luz lo hace con los insectos… te nublan la vista con un harén de mujeres con vestidos vaporosos cuando en verdad deberías estar atento a lo que tienes entre manos. Una mosca es una distracción menor para cualquier persona, salvo para alguien que observa.

Un tipo así, la estudia… la contempla en sus erráticos movimientos. Cualquiera diría que se distrae, pero en verdad esta concentrado, percibe su estela y no la pierde… la maldita mosca busca sobrevivir planeando sin lógica y mientras tu analizas, racionalizas y al final, no sirve de nada… porque escapa por una puerta, o la rendija de la ventana, se va sin aclarar lo que fuera que fuese.

La cosa es que después, no vuelves al trabajo inmediatamente, sino que te tomas un receso para discurrirlo con calma.

La realidad presente no interesa, salvo que seas un voraz agente que busca su remuneración casi inmediata mientras se pasa la moralidad y quizás la legalidad por el forro de sus pelotas. Piden paz y sosiego mientras te dan pequeñas bofetadas con el envés de la mano, lo suficientemente suaves para que no haya denuncias, a escondidas y sin testigos.

Puedes indignarte hoy y descansar mejor a la noche siguiente, los periódicos diseñaran sus titulares con el mismo esmero de quien teje del destino, sin desentonar ni hacer tampoco demasiadas filigranas. La verdad importa, pero contarla entera supone un sobrecoste que nadie esta dispuesto a pagar. Esa carga de trabajo extra y exhaustiva se desprecia como los decimales que sobran antes de redondear.

Sólo eres alguien si lo puedes pagar, pero la investigación esta detenida por la inversión necesaria recortaría los beneficios de quien no este dispuesto de bajarse de un iceberg arcaico que no esta dispuesto a actualizarse.

Si el mundo se muere, no importa demasiado, los inmortales son un invento de los cuentos, como no hay mal que mil años dure, los mortales se frotan la panza en época de pujanza, si se rompen cosas ellos no las recogerán o las dejaran por ahí tiradas, a nadie le importa porque el que no esta cómodamente instalado en su butaca, esta demasiado ocupado librándose día a día de que el agua le llegue al cuello.

Cuando no estas trabajando, no haces nada… o ciertamente casi nada. Cumples lo básico porque hasta salir tiene un precio en una ciudad, puedes bajar el listón pero eso tampoco te llevara a ninguna parte. Así que la rueda sigue girando, comiéndose cada hora con su glotón engranaje que no frena ni aminora. Porque el tiempo no entiende ni de dinero ni de plazos. Solamente avanza.

El pasado no importa, pero siempre se llega tarde a algún sitio. Y aunque se perdona nunca se olvida del todo y por supuesto a penas cambia nada. El día es bueno sin se vea porque entre tanta gente alborotada. Cuando cae la noche a veces se escucha el silencio, todo parece limpio y abandonado pero pocos se dan cuenta porque los demás andan dormidos. Y cuando salen de noche a celebrar algo, dan ruido, destrozan cosas y arrojan basura.

Dicen que la vida es lo que experimentas, sientes y muestras. La existencia te enseña en sus clases de historia de inventos, creadores y acontecimientos que sembraron precedentes, pero debieron hacerlo en terreno yermo, porque aun no se ven los frutos, alguien los recolecta antes que otro cuando la imaginación anda nadando como un pez dentro de la tele.

Si eres lo que puedes hacer, a veces puedes sentirte una caja, sin remitente ni destino. Puedes tener más o menos dentro, pero tampoco puedes mirarte el interior para comprobarlo. Dicen que eres libre, pero no puedes golpear a un estafador ni a un corrupto de esos como si fuera una hucha de barro. El mundo es un sitio muy desconcertante, tanto que a veces hasta la luna se ríe en el cielo. Esto es España, pero tampoco se diferencia de otro sitio. Al menos las palabras siguen brotando cuando las riega el silencio y aun sin tener precio, no cuesta liberarlas.

viernes, 1 de mayo de 2015

Ceniza de fénix.



Hace siglos que olvide lo que era la paz y el sosiego que da la calma. Me atropelle a mi mismo con las prisas y seguí por inercia del impulso.

Agobiado con el devenir de los años escogí salir del formol y encontrar una nueva técnica de conservación, todos decían que era imposible porque nadie podía vencer al tiempo y que aunque fuera la persona más cabezona que habían conocido, ni ese talento sin lustre me serviría de nada en esta batalla perdida.

La gente, no se da cuenta de cuando te dicen que no puedes… implícitamente te están retando a conseguirlo por encima de su imaginación o de tus posibilidades, así que para variar me puse a ello.

Una de esas tareas arduas y cansadas como lo sería comerte una tonelada de puré de patatas con una cuchara mediana. Puedes masticar… tragar o ambas cosas a la vez, pero después de un buen rato, seguro que te duele la mandíbula de tanta monotonía.

Caía y volvía a levantarme, al igual que las repeticiones de filmaciones donde alguien se hace un destrozo para la risa de los demás en el sofá de sus casas.

Nunca quise ser un héroe, ni tampoco completamente un villano. No me importo ni un comino ni la fama, ni esa terquedad insustancial sobre la búsqueda del dinero, ni tampoco de esas tan infructuosas de la felicidad… No necesitaba una sociedad que me admirara, ni tener que aguantar que alguien me alabara o ensalzase mis virtudes a cambio de tiempo y compañía.

Indiferencia era lo que encontraba entre el arriba y abajo de cada peldaño de la escalera. En las peores épocas no conseguía recordar donde estaba en cada momento del día, pero tampoco lograba acordarme de nada que no doliera, así que el uso de memoria estaba descartado todavía.

Tras años de alquimia, conseguí de alguna forma conservar fragmentos de esencia mediante la destilación de energía empleada cada día, hasta que con esfuerzo descubrí el secreto de la no vida.

Comunicando… es eso que suena al otro lado del teléfono cuando no hay interlocutor al que dirigirse. Ese sonido interminable que oscila entre la nada y el todo… casi eterno pero sin significado tampoco antes de cambiar hacía un pitido final.

En eso era en lo que me había convertido, en un texto tan vivido que no daba tiempo a imprimirlo ni a editarlo. Lo que antes era preciso y esmerado, con las prisas se había transformado lentamente en un lagarejo desorganizado de bocetos inacabados, sin ese perfeccionamiento que le da el pulir las cosas hasta no poder mejorarlo, por falta de tiempo, interés o oportunidad.

Puedes perder la edad y también la vida. Sin duda hay mil y una cosas que no encontrar por mucho que lo intentes, ni habiéndote pertenecido anteriormente. Las cosas ocurren sin pedirte permiso, lo de aceptarlo o no, decae en manos más sabias que las tuyas, pero todos sufrimos ante las inclemencia del tiempo.

La venganza es el subproducto del odio acumulado y casi siempre es irracional, yo nunca conseguí ver a un fénix con vida, pero grano a grano elabore polvo a base de cenizas, y después de múltiples intentos todo fue otro cantar.

Tras pagar con tickets restaurante el paseo en barca de caronte por el estigio, puse el pie en ese mundo donde la vida, es eso que no se tiene y que todos envidian. Aguarde cauteloso robando cada pensamiento positivo que surgía en aquel lugar impío y corrompido. Porque allí esas cosas tan insignificantes brillan en la oscuridad.

Cuando había reunido suficientes, volví sobre mis pasos y regresé a la planta superior a través de una escalera fabricada a base de sueños rotos y promesas incumplidas. Los pies sangraban sin parar porque los fragmentos de los niños son minúsculos y aterciopelados por su inocencia, pero conforme avanzas en grado, sus aristas son más afiladas y hasta punzantes algunas.

Pero los positivos tarde o temprano acaban por darte alas hasta para intentar lo imposible, o aguardar hasta el momento adecuado, así que seguí subiendo por el dolor de la realidad hasta alcanzar mi objetivo.

Una vez en casa… todo volvió a ser igual, salvo por una minúscula diferencia, mientras que haya una gota de sangre en las venas siempre se luchara por acabar toda carrera iniciada, sólo si la recompensa merece la pena.

Sigo muriendo cada día que pasa un poco más, volviéndome sordo sobre esa voz que me susurraba cuentos por la madrugada y que velaba mis mañanas escondidas entre las sombras. La soledad es una palabra que pierde el significado a cada cruce con otra persona, quebrantarla o dejarla intacta siempre esta a la misma distancia, una sola palabra, que empiece o termine cualquier cadena.

La voluntad es ese fuego que te hace retomar cada lucha por muy perdida que este la batalla. Ríen mis enemigos cuando bailan sobre mi sangre, pero siempre lloran después cuando se dan cuenta quizás demasiado tarde de que mi locura es como una brea que se pega y te contamina hasta perder la cabeza. A cada muerte renazco de cada fragmento que desperdigue por el planeta.

Muere el escritor y sobrevive la palabra. La tinta ya no corre por mis venas y dudo seguramente de que alguna vez estuviera. Pero un bosque de hojas silenciosas es a la vez mi tumba con su esquela y mi viaje a base de polvo de estrella y ceniza de quien incombustible.

Juega con cuchillos, macera la carne en vino y baila entre el fuego que vive entre el infierno y el cielo. Exactamente a mil metros de su verdugo y a la vez su salvador, porque no hay comienzo sin final, ni derrota que no pueda volverse una victoria si la paciencia suficiente para leer las señales y la experiencia que da renacer renovado después de cada caída.

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