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jueves, 23 de diciembre de 2010

Amantes frustrados S.A.

De mayor yo quería ser como ellos, rudo, fuerte y atractivo. No un tío cualquiera, si no uno de esos de las películas americanas con tantas amantes como habitaciones tuviese su propio hotel. En vez de eso… conseguía una cadena de novias en serie. Todas me querían de alguna extraña manera para su propio disfrute y yo en ese entonces no sabía decir que no ó si quiera inventarme alguna excusa lastimosa.

A lo largo del tiempo aprendí lo del asunto de las excusas, pero debí aprender muy bien porque todas funcionaban y encima me hacían quedar bien. Por lo que en resumen, debe de ser que me perdí alguna clase esencial para ser un macho dominante de esos que están entre ser un cabronazo y un hijo de perra… Seguro que en esa asignatura, explicaban con pelos y señales como dejar a las chicas colgadas de cualquier sitio que no fuera uno mismo. O al menos dejarlas…

Ellos lo conseguían a la primera y sin dificultad alguna echarlas a la calle, denigrarlas hasta salían corriendo de allí sin tener después remordimiento alguno o cualquier cosa que pudiera ocurrírseles para lograr sus objetivos, para mi desgracia compasiva quedaban las jornadas interminables, las agendas sin hueco y las visitas clandestinas.

Todo comenzaba de forma totalmente inocente y se iba complicando gramo a gramo y cuando la pelota ya era demasiado grande para controlarla rodando, me invadía un grave brote de comunicación de las masas, juntaba a todas mis chicas en un salón entre sus dudas y preguntas y les era sincero.
















































Supongo que llegados a este punto pensabais que estaría muerto de alguna manera salvaje, pero no, para mi asombro al final termino por salvarme por alguna extraña circunstancia. Siempre me quieren tanto que terminan contándose cosas buenas de mi en vez de lincharme, atacarme y posteriormente destruirme como seria lo normal en esos casos.

En vez de eso se iniciaban intensos coloquios en los que yo era la figura principal. Que si soy un amor… es un chico tan especial… que siempre tengo un hueco para verlas… que no hay nadie que sepa prestar atención y cariño con tanto detalle… o la que más me jodía de todas… a que a veces parece una chica en breves momentos...

Al final el mundo se va a la mierda y yo acabo tirando de la cadena y marchándome sin decir nada pero en cada ciudad en la que vivo termino formando una asociación que de alguna forma se vincula a mi persona, directa o indirectamente.

Mientras me encuentro con esa realidad paralela en la que yo soy yo, sigo soñando despierto entre excusas acolchadas y mullidas…

Que curiosa es la vida.

Y aún peor… después de tanto tiempo sigo sin entender a las mujeres. Pero es imposible asomarse de puntillas a sus ojos y no quedar embelesado con el reflejo que se dibuja en sus pupilas brillantes.

O eso… o simplemente sigo durmiendo. No lo se, yo de mayor quiero ser…

1 comentario:

  1. Decía Bécquer que las mujeres eran el misterio encarnado. ¿Cómo desvelar o entender ese misterio?
    Los misterios no se desvelan Kramen y menos los femeninos. Se viven y ya.

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