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viernes, 8 de junio de 2012

El abuelo Estaban.

Siempre fue un señor que iba a su propio aire, caminando horquillado por su edad, fumaba la vida a grandes caladas que intercalaba junto a las de un puro siempre pegado a su boca. Cuando le prohibieron seguir fumando, sencillamente dejo… de ir al medico. Llevaba una vida con ello, siempre podía cambiarlo a la siguiente, aunque tendría que recordarlo o apuntarlo y salvo sus asuntos, no solía encargarse de otros.

Sus gafas siempre me dijeron quien era, tenían grabadas la meseta en las lentes como si él sólo viera un cuadro o una escena, hablaban tanto de su persona casi tanto como las arrugas de su cara o su barba que cual lija grisácea crecía abundante en su piel morena. Aunque no le gustaba darle besos a los hombres, pero siempre le quedaban algunos para la familia.

Vestía su mono azul, porque eso le definía y así no manchaba la ropa de la tierra rojiza que surcaba por sus venas junto al sabor de su tabaco. Le encantaban las bodas aunque el no se casara porque como su señora ya no abundaban y porque siempre le podía tocar algún habano. A pesar de todo siguió a pies juntillas y como los hierbajos que dieron nombre a sus ajadas manos nunca evito resistirse a ser arrancado y fue por ello que nunca creció demasiado manteniéndose aferrado a la tierra por sus raices.

Si se pudiera medirse la energía de las personas, el debió ser el pionero de la fotovoltaica, porque siguió incombustible hiciera sol o tormenta. Siempre en las trincheras pues escribió su historia por cada palmo de tierra que tuvo a su cargo. Su apretón de mano era tan férreo como el metal de su azadón desgastado. Nunca estuvo sólo porque de alguna manera el mismo se sentía acompañado y cuando deseaba soledad la buscaba, haciendo su vida a su manera.

Si mujer fue la que me daba rodajas de chorizo agarrado a su delantal a escondidas de los mayores, él fue sin duda el primer House de mi vida, con su bastón de campo y sus zapatillas gastadas.

1 comentario:

  1. Me ha recordado a mi abuelo, que también dejó de ir al médico cuando empezó a no gustarle las noticias del mismo.
    Hacer memorar algo es estupendo.

    Un beso

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