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viernes, 10 de diciembre de 2010

El fénix Félix






Disparaba con todas las drogas que encontraba en sus bolsillos, no tenia preferencia alguna por el absurdo asunto de los colores, palpaba y adivinaba de que se trataba… sus amigos las guardaban allí porque conseguirían encontrarlas de nuevo y él las usaba a su antojo. Todos le utilizaban con ese fin porque era el único con el que se podía contar a cualquier hora del día.

Era yonkie de profesión, pero no cobraba por ello, pero a pesar de todo simplemente le salía gratis su trabajo. Puede que nunca hubiese dejado de ser un niño, porque era simpático verle cambiarse pastillas con otros de su misma especie en los bancos del retiro.

Iba siempre montado en una fabulosa burbuja donde podía ocurrirle casi de todo… a la gente le gustaba tenerle cerca porque con un poco de suerte podías meterte en unas de las suyas. Cuando vas al compás puedes llegar a ir a rebufo del que este más adelantado.

Y Félix era un autentico líder cuando se metía de lleno en su oficio, que además de eso, era su pasión. Cuando le veías pasar podías llegar a sentir envidia porque siempre llevaba puesta una increíble sonrisa de esas por las que pagarías una fortuna y lo peor es que el resto del cuerpo iba igual de feliz. Sus venas tenían tanto ácido que los de la seguridad social le regalaron un peto con el símbolo de corrosivo y que debía manipularse con cuidado.

A él no le importaba una mierda todo aquello, a sus amigas no les ocurría nada y no es porque precisamente usasen protección alguna. Por lo que había acabado por ignorar todas las normas si no se ajustaban a sus medidas. Caminaba deprisa y no le gustaban los medios de transporte.

Se sentía agobiado sin el cielo sobre su burbuja y en especial cuando llovía. Era un loco de esos que se entusiasmaba con ver caer agua del cielo y es que sus ojos no podrían tener precio en oro, porque era de los que veían el arco iris en alta definición. Afortunado cuando lograba encontrarlo palpando el aire hasta que su suave textura se materializaba en sus dedos. Se subía y entonces todo podía ocurrir.

Jugaba a ver quién podía tomar más y veía morir de sobredósis a los que aceptaban a su alrededor… En su carrera él llevaba la delantera. La gente perdía la vida, pero al contrario de lo que sería normal le parecía gracioso. Por lo que acabó siendo odiado por casi todos, pero por suerte sus bolsillo seguían misteriosamente estando llenos.

Nadie comprendía cómo podían seguir sus dientes tan blancos dentro de esa sonrisa. Se miraban a los espejos y contaban los espacios en ese piano que tenían por boca. Muchos habían perdido ya la razón cuando escucharon la voz de alarma.

Aquel maldito muchacho no era normal… Ya ni los yonkies le querían a su lado, porque era como la muerte en buen estado, casi flamante si no fuera por el rosario de agujeros que recorrían sus venas, pero su sangre seguía siendo de un rojo carmesí brillante que mezclado con un buen caballo parecía ser hasta del mejor purasangre.

Todos morían como los días de un calendario que se acerca a año nuevo, el ultimo de sus conocidos aprovecho para ganar por una vez antes de palmar. Sus ojos eran como dos agujeros negros dentro de pozos. El frío comenzaba a subir trepando por sus extremidades cuando empezaron los temblores. Él le miraba son su formidable sonrisa y el viejo no puedo evitar preguntar.

¿Cómo lo haces para que la gente muera confortable a tu lado y porque a ti nunca te pasa nada?

- Yo soy un ángel que cayó en el embrujo de los deseos realizados… quise probar lo que a tantos otros les llevo a mi presencia. Parecían ser tan felices y a la vez tan frágiles que no pude evitar experimentarlo. Eso me hizo ser rechazado del cielo

Por fin una grata sonrisa maquillo la cara enjuta de aquel viejo que tenia tantos agujeros en sus venas como en su cerebro. Murió feliz rozando la gloria antes de caer al igual que el resto porque entre todos los cadáveres conocidos que poblaban los cementerios por fin consiguió morir con un extraño ángel de la guarda al lado. Comprendió al final el porqué de que todos emprendiesen sus viajes en su compañía.

1 comentario:

  1. me ha hecho muchissima gracia lo de corrosivo, eso sí que tiene que ser acido del bueno y lo demás son tonterías. El Fénix Félix está Felíx (con x de miXta, pero mas que un anuncio es una peli porno...) en fín quien pudiera ser un angel para gozar todas las extravagancias de una vida de excesos sin sufrir sus consecuencias será el hombre más feliz sobre la tierra, como este por ejemplo.

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