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jueves, 25 de febrero de 2010

Azalea

¿Como lo haces?

Aunque intente comprender el razonamiento de tus acciones sigo sin tener ni idea de lo que ocurre dentro de esa bombilla que vistes de cabeza. De verdad que envidio de ti esa capacidad de pasar de todo lo que no crees ni meramente importante, porque tu mundo es tu visión sujeta a tu propia objetividad.

A veces pienso que eres sumamente pura, algo sin alterar que permanece inalterable al transcurso del tiempo, pero después veo el conjunto de la historia señalando con un rotulador rojo todas las cosas que me hacen pensar lo contrario, hasta que la hoja comienza a llenarse de un bosque de setas sin el sabor de tus labios de frambuesa.

Y entonces apruebas con nota, pero sin ningún estilo… tus pasos están carentes de fundamento alguno que te haga existir. Me alegro porque haya un gato con forma de león caminando por la ciudad de los reyes de un país sumergido en el brillo de su pasado. Es una graciosa alegoría pero no deja de ser simplemente eso...

Porque hasta los gatos entienden de justicia y encima la practican, ya que ven mas allá de la realidad y lamento que hayas perdido ese talento felino y en cambio conservado otros egoístas como ser el único dueño de tu sino y tus designios,.Has gastado tu destino enredada la lana roja que tanto te apasiona y el juego incesante con los demás gatitos que nunca dejaran de ser príncipes callejeros.

Es excelente ser capaz de sentirte dios sintetizando todo en una frase, porque piensas que tus razones son las mejores y después retomar el silencio en su estado más puro y sin adulterar. Te encuentras flotando en tus propias burbujas sin gracia alguna. Meras pompas de jabón sin sustancia que te sostenga cuando estalle. Porque aunque caigas de pie a cuatro patas no tienes mis alas y cuando se acabe todo te darás cuenta que sólo las cosas reales tenían sentido.

Espero que sigas siendo tu misma para que no acabes de perder el sentido de nuestro rumbo, a pesar de que los años se vayan acumulando como un lecho de polvo denso que se va depositando lentamente para cubrir cualquier sentimiento que quedase sin mancharse.

Ya queda exclusivamente un esperpento de lo que comenzó con la magia que seguían tus erráticas visitas nocturnas. Se echa de menos ser la estrella de tus pasiones que te hacían que mi parada fuese la última de tu itinerario. Ahora mi estación esta tan vacía que hasta ha terminado por convertirse en una de esas en las que el tren ni osan en detenerse.

Chamberí decía que se mantendría eterna con sus porcelanas blancas y sí… así lo hace viendo pasar el tiempo y a los vagones sin que nadie vuelva a transitar sus andenes y sus escaleras. La veo pasar todos los días con su orgullo por bandera mientras me despido en silencio abandonándola a su pasado.

Ella sigue sin decir nada. Esta tan callada como el tiempo cuando el único ruido que se escucha es el chaparrón de lluvia que terminará por limpiar la ciudad para el próximo mañana venidero. Salto por la ventana y despliego las alas para surcar las oleadas que golpean los acantilados que caen a los lados de la calle. La espuma fresca despeja el fondo de mis dudas hasta que reanimadas se disuelven las cicatrices que ya empiezan a curar.

Todo es tan sencillo desde que no temo tus condenas, puede que por suerte o desgracia olvidaste devolverme el tiempo que hace tiempo te hube concedido. No importa porque alguien que no permanece cuando todo va bien. Por supuesto será ausente cuando las cosas se tuerzan en cualquier sentido.

Y me habré cansado de esperarte porque ni siquiera tu te has dedicado el tiempo para conocerte a ti misma. Y yo ya me he convertido en un desconocido pronunciado en bajito por el rubor de tu boca temerosa de decir mi nombre. Aunque no me importa porque desde mi lado yo no deje de ser un amigo.

lunes, 22 de febrero de 2010

It works!

La felicidad es indescriptible. Las cosas funcionan por si solas como un único engranaje funcional. Somos piezas de un motor que mueve el vehículo en la dirección elegida. Antes sólo había ruido hasta que llego la música, ahora bailamos entre los fuegos la danza de los cisnes.

Esperaban un milagro y a alguien se le ocurrió la idea de llamarme. Vacíe el resto de la agenda arrancándola del cuero. Las elecciones solo entienden de deseos. Estaba cansado de mover yo solo el coche de la otra empresa, mientras que en esta… la familia ha vuelto a encontrarse.

Conozco sus vidas y sus leyendas. He vivido con ellos y por supuesto muerto cada noche que nos lo hemos propuesto. Somos el producto del sueño de un rockanrolla vividor que al fin cumplió sus designios volviéndonos a permitir encontrarnos.

Gracias por abrir las puertas de nuevo. El infierno me da la bienvenida entre aplausos porque al final todos los hijos de S.A. bailamos como piezas únicas de un rompecabezas especial. Solo funcionamos cuando nos juntamos. El concierto va a comenzar.

Los mejores músicos sacan sus instrumentos de los estuches y todos calentamos al unísono hasta que la melodía surge acompasada. El tiempo pasa sin dejar huella, siendo interrumpidos exclusivamente por aquellos que quieren ser participes del espectáculo.

El maestro mueve la batuta y la obra comienza. Un desfile de preciosos platos caminan lustrosos por la pasarela de la barra de un ágata arco iris. La música es excelente y la luz es capturada en el interior de las burbujas del champán que hierve en las finas copas espumosas. Las flautas suenan a líquido y las sonrisas florecen entre las enhorabuenas públicas.

Cuando estamos reunidos, sólo necesitamos mirarnos para entendernos. Un equipo de fuerza ligado en una única emulsión que hará la delicia de los paladares. No es gran cosa… pero al menos lo hacemos nosotros posible.

lunes, 15 de febrero de 2010

Horror laboral

Llega el Martes por la ventana, se asoma molesto entre las ranuras de la persiana hostigando en silencio hasta que el despertador arde en alaridos que terminan por desvelarle. Misma operación que recuerda a la rutina… la mano izquierda aplasta de nuevo el interruptor que apaga ese dichoso ruido infernal y el cuerpo se incorpora automáticamente como si se defendiera de algún tipo de delito.

Mira la mesilla y un revolver reluciente con cinco balas espera paciente la decisión. Algún gracioso de los de arriba se empeña cada semana de plantearle la misma cuestión. Una voz dentro de él le pide clemencia y que deje de hacerlo, de subyugarse a la sociedad y el insta a huir y volver a desaparecer.

Suena el teléfono y entre gruñidos de saliva pegada consigue decir: ¿Quién es?

Al otro lado una voz le susurra que si quiere sobrevivir debe de hacerlo, si bien recuerda las consecuencias. Acto seguido cuelga.

Y el sonido del silencio acaba con el atronador rugido de un disparo a quemarropa. Su voluntad cae rota al suelo echa añicos. Su cuerpo se levanta y estoicamente cumple la rutina de la ducha, vestirse y dirigirse al trabajo.

Todas las semanas ocurre lo mismo, tiene que aniquilar su libertad para poderse amoldar a la piel de los hombres. Nadie le pregunta que desea realmente, simplemente aprieta el gatillo mandando al traste sus esperanzas e ilusiones. Se convierte en un adulto dejando al niño para los días de libranza. Su madre llora a kilómetros de distancia, pero esta tan lejos que ni con un móvil puede consolarla.

Desiste de intentarlo, y se arroja sin destino por el hueco de las escaleras. Su cráneo se hace añicos en todas direcciones. El sonido del golpe llega después. Se recompone rápidamente y sacude sus pantalones golpeándolos con la palma de las manos. Adora la sensación de caída en sustitución al primer café de la mañana. Antes lo hacia de la otra forma, pero olvido como se dormía en sus noches de insomnio y ahora ejerce guerra abierta a la cafeína.

Saluda a la portera que ya ni siquiera se sorprende. Sencillamente masculla que chico más raro mientras le devuelve los buenos días. Él sabe ganarse a la gente y ella se vendió el primer instante que acepto que él sacase y guardase los esportones de la basura. La vida de los dos es más tranquila si nadie tiene preguntas.

Camina las pocas manzanas que le separan del trabajo. El camino se vuelve eterno y las grandes avenidas parecen océanos de tiempo. La ruta le va comiendo entre sus múltiples atajos. Esa mañana es propicia y sólo pierde una pierna a causa de una de las minas antipersonal que esconden diariamente para verle sufrir gratuitamente.

Cuando llega a la oficina. Se chupa el dedo gordo soplando con fuerza hasta que inflando los carrillos recupera los miembros que no tuviera. Saluda al conserje que sin ser morboso es el que mas disfruta de esos momentos. Se dirige a su cubículo y se sienta en su confortable sillón. Alinea sus útiles en orden descendente saltándose un par que se colocan para usos diversos.

Mueve las manos en forma de abanico y los paneles que sirven de separadores se vuelven de cristal. Mira a sus compañeros adónicos de lo que esta sucediendo. Busca cara a cara a su objetivo y lo encuentra en su despacho particular. Su diestra secretaria succiona con pasión desbordante la cabeza palpitante de su querido jefe. Él tiene los ojos en blanco mientras ella ingiere su placer sorbiendo la pajita.

Le visualiza y ejecuta su deseo, ve como su cabeza se cae de manera natural como las cosas maduras. Sonríe y presiona el Intro. Ella chilla sorprendida de forma agónica, profiriendo unos alaridos de incomprensión por lo sucedido. Alguien abre la puerta del despacho y acompaña el recital de los gritos a ver una sólo de las dos cabezas erguidas.

Los sanitarios se llevan el cuerpo sin vida agitando una bandera blanca a modo de despedida y los del psiquiátrico se llevan a la pobre secretaria que babeándolo todo se va cantando enajenada: chupé tanto que perdió la cabeza.!!!

Soluciona el tedio del Martes porque por miedo a demandas declara la oficina de luto y se proclama un cierre temporal hasta que las autoridades den solución posible al asunto recién acontecido.

Se frota las manos por la gran suerte conseguida pisando el mismo recorrido que había tomado a primera hora en camino inverso. Surca exactamente los mismos espacios y con exactitud las pisadas. Hasta que cae en una hueco con empalizada. Su pierna se ensarta de lado a lado en una estaca afilada a conciencia y astillada a posteriori. La extracción es imposible.

Los curiosos se asoman al agujero, pero él no pide ayuda siquiera. No siente el dolor como los demás. Su mente vuela lejos de su cuerpo, tiene vacaciones indefinidas y ninguna prisa por volver a trabajar. Su cuerpo llega día después con un reparto a domicilio a costa del hospital. Su mente reposa aletargada en la cama. Antes se ha acordado de tirar el despertador por la ventana y tapiar la persiana con un tablero enorme.

La oscuridad reina en su mundo y él a gatas esconde el revolver debajo de la cama para después limpiar con la escoba y el recogedor los cristales de sus esperanzas destrozadas. Coge el pegamento imedio y con paciencia construye trozo a trozo sus deseos para formar a su antojo el tiempo que le queda de libertad.

Pedazos de olvido

Faltaba un trocito de alma que encajaba como esa pieza perdida de un puzzle sin terminar… llevaba mucho tiempo buscándola. Pero no había encontrado nada en todos los sitios donde se había propuesto buscar. Había hecho memoria y no había recordando ni donde ni cuando se extravió, aunque se había acordado de un par de cosas que a su parecer le habían echo gracia. Así que finalmente se había puesto a rebuscar en aquellos lugares donde nadie pensaría en fisgar. Se fue directo a su cuarto y se encerró allí durante varios días. Escarbo en todos los rincones y vació todos los botes en los que no llegaba a ver el fondo, escudriño entre las paginas de todos sus textos desquiciados… que demasiados abundantes se arrinconaban como ganado en un establo desaliñado.

Los cajones explotaban con cuartillas y folios con los bordes arrugados… el grafito de los lapiceros había empezado a erosionarse desmoronándose y emborronando los papeles que habían acabado por amarillear tras tanto tiempo aburridos sin ver la luz del día ni por asomo. No aparecía por ninguna parte. Tras una semana consiguió encontrar de nuevo la puerta se salida y al girar el pomo encontró a su familia al completo haciendo de público en el pasillo. También había dos policías y un bombero simpático que sentado en la barra del salón fumaba un enorme puro mientras encontraban una solución.

Disculpad… no encontraba la salida tampoco… sonriendo rasco su cabeza desaliñada y se excusó dirección al servicio.

Acto seguido volvió a entrar en la habitación sin antes no poner un cartel de los del servicio de los hoteles informando que no se debía molestar. Dándose por aludidos los que no pertenecían a aquella casa se marcharon y los que eran de allí… no tuvieron más opción que quedarse sin causar alteración posible.

Cerró la puerta y se sumergió de nuevo en aquel océano sin sentido en el que había acabado por naufragar. Buceaba entre peces de colores y barcos hundidos. El lecho del mar estaba sembrado de brillantes tesoros desperdigados por doquier entre todos los escondrijos que había en ese condenado cuarto. Unos eran recientes y otros fueron tan gratos de hallar que devolvieron a la vida esos rayitos de los veranos felices que una vez abiertos te llevaban a sentir esa sensación placentera de las vacaciones cumplidas y a disfrutar del merecido premio de nadar en el mar. Se ve pescando con las manos, acompañado de sus inseparables abuelos cosidos a su historia con hilo de oro. Y vuelve a la realidad tras una interminable ruta llena de altibajos. Adentrándose en una gruta submarina llena de una exuberante y mística vegetación que se agita ingrávida como una cortina invertida… La corriente lentamente va introduciéndole sin darse cuenta en esa estancia escondida en un camuflaje perfecto.

Dentro hay una chica vestida con un vestigio de gasa vaporosa en un delicado azul celeste. Su pelo ondea con vida propia precipitándose y ocupando como un halo el círculo perfecto alrededor de su bello rostro que descansa apaciblemente con una daga clavada en el centro de su corazón.

Busca entre los pliegues de su pasado el nombre de aquella preciosa chica y no encuentra rastro alguno de su existencia. Siente un dolor agudo en el centro de sus cicatrices que causan un intenso y contundente mareo que le recuerda todo lo que perdió entre caídas y accidentes. El conjunto de sus sensaciones le advierten de un peligro mudo clavándole agujas en la piel expuesta al agua fría. Escudriña el altar donde reposa tratando de averiguar algo de sus relatos.

Aparecen garabatos ilegibles de su puño y letra. Unas cuartillas rotas bailan deshilachadas despedazándose como una pastilla efervescente que se va disolviendo lentamente. Son bloques de pasta como pan en agua que se derriten al levantar los tomos de las estanterías. Acaba decidiendo dar resolución al problema. Arranca la daga de su pecho y su cuerpo cobra vida mágicamente. No viene nada nuevo a la cabeza pero su voz no tarda demasiado en recuperarse de su letargo forzado.

Él pregunta su nombre y su mención le devuelve un trozo de vida perdido en las cunetas de este país llamado España. Comprende cosas que habían dejado de tener sentido a lo largo del tiempo. Esconde la daga detrás de su espalda evitando así ese escabroso asunto incomprensible desde su lado de la acera. Escucha con atención todo lo que le cuenta como un increíble cuento fantástico que había olvidado camuflado en un destino abandonado por la dificultad de un camino lleno de obstáculos. Acerca su cara a los labios de él… Le mira directamente al centro de sus pupilas y le besa devolviéndole un recuerdo extinto tras tanto tiempo siendo devorado a bocados pequeños de hormiga laboriosa. Vuelve su sabor, su vida, su pasado y su futuro. Los libros se secan y vuelven a escribirse tal como y sucedió sin que nada pueda modificar la verdad de los actos.

Recuerda el dolor de su ausencia, de la pesadilla de no poderla salvar de su propio monstruo que la carcomía por dentro como un parásito que acabaría por exterminarla. Siente el dolor de ella y como el demonio de sus labios pretende robarme más vida y alma mediante la ingesta de mis besos sin devolución al igual que un bello súcubo. Esquiva su mordisco final en el último momento y la pieza que faltaba brilla en un puzzle que una vez completo pierde todas las juntas que fabricaban el rompecabezas.

Su nombre se borda en el límite inferior y un anciano le felicita por haber terminado la prueba dándole acceso a un nuevo nivel. Pide amablemente que cierre este libro desvencijado dejándolo descansar en paz en el pasado. El hecha un vistazo más a la foto por fin conseguida, recuerda su nombre y ese beso que ya no conseguía recordar. Guarda sus pedazos en un pequeño cofre que lanza nuevamente al fondo del mar.

La mira a los ojos y ella los cierra abriendo la boca. Clava la daga lentamente en la ranura del corazón que no había acabado de desparecer devolviéndola a la quietud de su descanso. El veneno de la daga se derrama sobre su mano y penetra por los poros de su piel. Siente el calor familiar de ese aciago líquido negro de los mordiscos condenados.

Devuelve el exceso besando sus fríos labios de mármol de su eterna amante mortal. Le susurra que la quiere y se despide en silencio entre las bambalinas de las algas bailarinas. La deja flotando sobre el altar que le construyó en el pasado. Donde se merece permanecer por tiempo indefinido. Se gira en el umbral y lee el nombre de su leyenda. La que no debe de ser despertada… escrito con un cincel sobre la piedra para que aunque pierda la memoria recuerde lo que debe quedar en el olvido.

jueves, 11 de febrero de 2010

El retorno del príncipe exiliado.

Y por fin se escucharon las trompetas de la victoria. Las puertas del infierno han vuelto a abrirme las puertas y dejar paso al demonio de la sonrisa entrañable. Se ha perdido mucho tiempo entre los pliegues del tiempo sabiendo en el fondo de su conciencia que las tornas volverían a los caminos prefijados. Y la ruleta ha seguido girando y girando sin pararse en sorpresa alguna.

Hasta que al final… sucede. Y no lo hace porque si… sino porque tenia que ocurrir. Nadie cuenta el futuro pero a veces ya se ha vivido… Así que regresa entre las filas ardientes uno de sus hijos predilectos. Uno que no necesita nombre porque todos los que llegaron después de él, conocen las leyendas de las tierras quemadas.

El tiempo no perdona, pero concede treguas… Cuando ya nada esta claro, la bola de cristal se vuelve nítida como una botella de sake y sus olores devuelve la esperanza a los desiertos campos de la desolación y el exilio. Nada funcionaba porque no sonaba la música correcta, en cambio ahora… conozco ese sonido… incluso se la melodía. Mis dedos saben tocar sus notas y mis pies han bailado hasta la saciedad hasta aburrir a la luna de enseñarle esos pasos.

La justicia juega sus cartas y me ofrece una mano ganadora. La banca se sorprende de lo afortunado de mis apuestas, pero no tiene truco alguno saber envidar en las circunstancias idóneas con sus premoniciones aleteando como sensaciones palpables.

El diablo llevaba muchos meses esperando a que devolviese de una vez el control de mis cadenas bajo sus horarios. Siempre he estado ahí, con mis humos raros y mi verborrea incontenible. Le hacía gracia… y se la sigo haciendo porque años después el retorno del hijo de las sombras criado por él al fin vuelve al hogar de donde según muchos no debí salir.

Tengo una mochila repleta de historias que contar que se han ido macerando durante mi hégira. No podía seguir entonces con ese mundo, pero ahora estoy preparado porque después de mucho tiempo los planetas se han alineado para devolverme más o menos sano y salvo.

Faltan todos los pedazos de mí que perdí por el camino de llegada, incluso trozos de mi propia persona… pero no importa porque en conjunto la maquina sigue funcionando. Se entregan de nuevo mis poderes demoníacos para que con libre albedrío haga uso de ellos a conveniencia y depositan bajo mi mando un reino que salvaguardar cuando los que deben ser cuidados descansan en sus aposentos.

Suena el pitido y comienza en partido entre el nacimiento de un nuevo día. El pacto ha sido firmado con sangre y sellado para quedar vinculado de nuevo a la línea sucesora del trono oscuro. El tiempo será otra vez el juez que ejecute la condena.

Noapte buna… el demonio de la sonrisa camina de nuevo en la senda de los aromas y las esencias de la mano de sus hermanos. Por la mañana su propio dueño… por la tarde el salvador y al cambiar el día del calendario… Ingresará nuevamente al reino de los hijos que brillan tanto de día como de noche, exiliándome de nuevo del mundo de los sueños.

Demonio insomne ardiendo toda la jornada para junto a las brujas incinerar el mundo mientras los demás duermen apacibles en sus camas.

martes, 9 de febrero de 2010

Armonía

Todo acabara por salir bien… Rezaba Chinaski entre dientes mientras da una patada a una lata de cerveza medio vacía que termina rondando desequilibrada marcándose espirales de cebada a su paso.

La gente se empeña constantemente en atarse mejor el nudo de su propia soga de ahorcamiento en temor a que pueda llegar a perderse… ironías después muchos acaban con el cuello partido por un simple traspiés. Pero lo que afecta a los demás, extrañamente no termina por salpicar sus zapatos.

Así que sigue andando indiferente a los agujeros negros y los baches. Parece florar sobre la acera como un anima en pena, aunque al decir verdad. Siempre va cargado de esa alegría que le caracteriza y que va vinculado inequívocamente al número de oportos que haya conseguido ingerir desde que el sol amaneciera.

Para él la felicidad solo depende del grado de embriaguez rozando la lucidez que se pueda alcanzar sin sobrepasar del tope y acabar en las curvas de descenso más escarpadas. Nada malo puede suceder a alguien con los bolsillos vacíos. Agarra su botella de vino hasta que sus labios saborean el delicioso condumio que vierte por sus venas.

No importa nada si el índice de necesidades es muchísimo menor que el de posibilidades… Sino se espera algo, no cabe el sentirse defraudado. Incluso no hay vaso medio vacío sino gente demasiado meticulosa con sus elecciones. Por la noche todos los gatos son pardos y por supuesto una gorda desesperada siempre será mejor que una paja de onanista compulsivo.

Ríe a carcajadas mientras la oscuridad de las calles le lleva por un sendero tenuemente iluminado a ninguna parte. Camina sumergido en los vapores etílicos que rezuma su propio aliento. Se siente aletargado en una botella ron que se zarandea torpemente entre las olas de un océano agitado con un mensaje indescifrable escrito en su interior.

Viaja sin prisas a donde sus pies acaben por arrojarle en medio de un naufragio que le abandone en un páramo desolado donde solo haya alcohol para curar las heridas de guerra. Arrastra los pies arrasando con ellos las baldosas como surcos en el sembrado. Le pesa tanto la vida que ha ido regalándola a pedazos.

Ya le queda poco que repartir pero sigue conservando esa maldita botella rojiza con el rubí mezclado con cinabrio. Lloran las penas pero ya no hay lagrimas que gastar entre la absurda simpatía que agarran los monos de las cogorzas. Se tambalea como una barra de gelatina fundía desbordándose como un estanque de agua a reventar.

Siente que el final se acerca. Pero sigue jugando a las cartas con la muerte para ver quien hace las mejores apuestas. La funesta guadaña afilándose a golpes de piedra de esmerilar y una sonrisa dibujada en la cara del truhán que sabe que su oponente tiene los pies atados a la silla para así poder huir en cualquier momento con el botín.

Gana una mano y sale disparado con la recaudación entera sin dar explicaciones a nadie de los que atados no logran más que morder el suelo tras su estampida. No se puede perder nada sino tienes nada que apostar. Canta una canción de marineros entre las tinieblas de esas calles en que solo las personas sin miedo se aventuran a pasar. Cuenta las monedas dentro de su bolsillo imaginando todo lo que hacer con ellas.

No importa el mañana sino eres capaz de olvidar el ayer y enterrar todos los problemas sin solución bajo lapidas sin nombre. Nadie merece llorar por aquellas cosas que no se pueden abordar. Se dejan libres a su albedrío con la esperanza de que otro se pueda llegar a obsesionar con tales menesteres.

La vida es sencilla si así se merece. Sólo hay que saber rellenar los huecos sobre las líneas de puntos con algo de coherencia para que el mensaje pueda entenderse para que los que nacerán mañana no se olviden de la gente del presente y mucho menos de la del pasado.

Porque todo camino tiene un principio, desarrollo y fin… y sino… simplemente no era un camino.
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