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sábado, 30 de mayo de 2009

El templo de Debod


Seth era un apacible escriba asistente de Sipath un sacerdote del templo de Amamet. Se encargaba básicamente de interpretar y descifrar los jeroglíficos de los manuales de magia negra y transcribirlos a papiros nuevos para una recolección de los hechizos de la casa del juicio de las almas en el más allá.

Su trabajo era peligroso porque esos conocimientos acaban tarde o temprano costando la vida a alguien… una mala traducción o simplemente entender mal el significado oculto podría suponer la muerte del sacerdote y a causa de ello posteriormente la suya propia.

A pesar de todo era tomado por uno de los más hábiles y aplicados. Su experiencia abarcaba todos los manuscritos recopilados. Pero su habilidad se acababa justo allí… en su mesa de trabajo.

Fuera Seth era un amable funcionario de los sacerdotes del faraón y como tal disfrutaba de una vida placentera con el servicio de unos esclavos que trataba como personas y como tales le devolvían ese favor tratándole con completa pleitesía… una de sus doncellas era Nun una bella criada por la que había perdido la cabeza en la búsqueda de sus favores.

Todos en esa casa conocían el amor que ambos se procesaban a pesar de la diferencia social que les apartaba… a Seth no le importaba y a ellos tampoco. Así que todo sucedía con una tremenda naturalidad. Todos empleaban su propio personaje en una obra de teatro que no atañía a nadie.

Pero a Adjib no le parecía igual… el sencillamente era un sacerdote asistente del clero de Amon favoritos de propio faraón… se había encaprichado de Nun desde que Seth se la arrebato sobrepujando en el bazar… La justicia fue con él y su bolsa de oro y desde entonces el sacerdote tacaño la había estado buscando.

Cuando la encontró uso sus poderes oscuros para adivinar lo que en esa casa sucedía mediante la manipulación de los sueños de los sirvientes. Su sorpresa fue cuando descubrió la relación que unía a los implicados… los celos se convirtieron en ira y la endiablada conciencia tramo un plan para arrebatarle a su amada esclava de las manos.

La guardia llego días después para capturar a Nun sin que se le pudiera ayudar ya que estaba acusada de encantar a ese prometedor escriba para seducirle con las artes oscuras y averiguar hechizos obtenidos en su trabajo….

La ley actuó severa y confinó a Nun bajo el mando de Adjib que la torturo para sacar una verdad que ni siquiera existía… un mutismo férreo acabo con la vida de Nun tras ser violada… Nadie volvería a escuchar su voz ni mirar sus verdes ojos color esmeralda. Nun murió y Seth falleció en parte con ella… se volvió sombrío y asesino a todos sus sirvientes para a continuación encerrarse en el templo de Amamet y ser un erudito escriba de la corte.

Su nombre se perdió durante año de las bocas de los sacerdotes del alto clero… tan solo su antiguo amigo Sipath mantuvo contactos esporádicos sin mas palabras que el silencio… Su rostro se había vuelto una sombra y el único recuerdo de su sonrisa producía el reflejo espejo en un semblante perdido en el pasado.

El sacerdote se había acostumbrado ya porque entendía la injusta perdida de alguien que siempre se había dedicado por completo a su labor… que se hubiese enamorado de su cortesana era sencillamente por que no tenia mas vida social que su casa y el templo.

Comprendió la perdida y paso su mano como una manta calida por los hombros desgastados de Seth… una media sonrisa se ilumino en su cara durante unos segundos para después quedar todo de nuevo a la luz de las lámparas de aceite.

Su mano termino de pintar el signo que concluía el papiro. Lo enrollo con el mismo cuidado con el que había procedido siempre y lo cerró en un tubo de marfil sellado.

Todo hubiese sucedido como siempre, solo que esta vez el tubo no acabó junto con los demás… sino debajo de su ropa y se adentro en el desierto en busca de la casa de un sacerdote oscuro que prefirió perderse en la tumba sagrada de algún ancestro.

La campana sonó y su maléfica dentadura amarillenta y corvada apareció tras la puerta de piedra. A pesar de su tamaño la movió sin tocarla siquiera y le invitó a entrar… Seth entro con su sombra sin tener miedo a nada ni siquiera a la posible dolorosa muerte que allí pudiera sucederle…

Su cabeza estaba a mil kilómetros en cualquier otra dirección… su conciencia había muerto con su amada y solamente el trabajo oscuro que desarrollaba talentosamente le unía a la vida por conocer lo que sucedía tras la muerte.

Le ofreció el papiro al hombre muerto y él le devolvió un frasco con la mismísima sangre de Horus hijo de Osiris. La obtuvo de su autenticas venas en las regiones de los muertos. Y ahora introducida en una lágrima de cristal pasaba a las manos de Seth.

Lo que contenía el papiro era un extenso tratado de las maldiciones que el propio Amamet desarrollaba en el inframundo… sino que se les otorgaba a los sacerdotes de su casa para el propio uso de la justicia también en vida.

Todas ellas eran maldiciones que destruían el alma… demasiado peligrosas para que únicamente pudieran ser recitadas por un sacerdote… y aun así… nadie aseguraba lo que pudiera suceder, pues las letanías eran tan venenosas como su propio efecto y la condena caía con la sola mención del nombre mal empleado de Amamet.

Seth hizo su encargo y recibió a cambio el regalo para su salvación… una venganza urdida tras años y años de los conocimientos sobre la vida y el mas allá… el viejo loco ya muerto no tenia mentar a ningún Dios y estaba en guerra con vivos y muertos… ahora tenia el poder para acabar con sus enemigos… Pero Seth y su sonrisa ya tenían dueño para su justicia.

Volvió la rutina… los papiros y las transcripciones… su sombra ocupo todo su cuerpo y fue llamado el escriba de ébano. Su piel había bebido gota a gota la tinta de sus maldiciones y hechizos… su memoria había ocupado con todo aquello el resto de la cabeza que había perdido… era una biblioteca con patas sin poder suficiente para convertirse en hechicero… pero conseguirlo también estaba en su conocimiento. Así que todos adoraban al escriba oscuro. Y la casa de Amamet estaba orgullosa por su extraordinario talento.

El faraón llamo a todos los sacerdotes para la realización de los rituales de luna. Las casas acudieron con sus sirvientes y sus escribas… la alta jerarquía social estaban allí al completo. Nada de sacerdotes del bajo clero. Exclusivamente los mejores en cada materia.

Adjib estaba también pero su ego había crecido desde entonces y al ser de la casa de Amon se dignaba a pisar a todos los demás sacerdotes de las casas de los dioses humildes. Su conocimiento de la magia oscura era tal que ni sus enemigos osaban contestarle. El era el miedo personificado pues ni siquiera tenia alma porque la había perdido.

Seth se escurrió como la sombra que era entre la gente… al igual que una víbora oscura de cuernos afilados… reptando hasta dar un bocado letal a su victima. Su sombra choco con el gran sacerdote y un empujón lo devolvió con los demás escribas escupiendo vomito negro sobre aquellos malditos funcionarios… el terror se infundió entre todos menos en la sombra de ébano.

Extrañado clamó por satisfacer la curiosidad de que no le tuviera miedo.

Y Seth le contestó que ya llevaba tanto tiempo muerto que ni la muerte podría atemorizarle… Sipath corrió en su encuentro, pero freno antes de poder molestar a la ira del temido sacerdote de Amon.

Adjib intento introducirse en su mente a través de la sombra y en la niebla encontró tanto terror al reconocer a las palabras de Amamet que dejo de indagar asustado por los datos reveladores que halló en su búsqueda.

Dió un trago a su copa y Seth sonrió satisfecho.

En el empujón con esa autoridad había dejado caer la lagrima de Horus en su copa de vino… cuyo ácido deshizo el delicado cristal que lo encapsulaba para dejar fluir la sangre dentro de la copa de oro… ese trago había derramado un letal caldo imposible de intuir que le acarrearía nefastas alteraciones a la victima.

Adjib noto un rugido en su estomago y fue a comer algo… Seth recuperó la sonrisa de nuevo pero la sombra se quedo para siempre… Sipath le acompaño al templo esa misma noche y preguntó el porque de esa reaparecida sonrisa.

Le contó lo de la lágrima y el veneno… lo que hizó su victima para merecer el juicio de almas y la justicia que impartió a consecuencia. Cuando extrañado le preguntó lo que había usado… la sangre de Horus apareció como respuesta y el pavor asaltó momentáneamente el inexpresivo rostro de Sipath labrado por los años.

Titubeó antes de ratificar la respuesta y el semblante de Seth la confirmo de nuevo.

Resulta que la sangre de Horus es el veneno más letal que nadie podrá tener jamás pues su dueño nació momificado… ya estaba muerto antes de nacer… por lo que su sangre era lo contrario de la propia vida.

Una sola gota… era la muerte irremediable, pero no cualquiera… sino una agónica y extremadamente dolorosa. Cada segundo iba comiéndose el interior de donde cayese como un ácido ulceroso que destruía todo rastro de vida desde dentro hacia fuera.

En verdad era como sentir como el vació se va comiendo todo tu interior para dejarte aun mas hueco si era posible… cada segundo un poco mas… todo tardaba días incluso semanas… donde todo lo que ingiere a continuación desaparece y las fuerzas se van disipando mientras que todo va dejando de existir dentro del cuerpo.

Las tripas… los órganos vitales… el uso de las extremidades incluso de una asfixia que va creciendo conforme los pulmones se vuelven de humo… Todo hasta que el corazón va siendo devorado a bocados junto al alma.

Adjib murió tras 14 días angustiosos porque la lágrima era pequeña como la cabeza de un alfiler… sufrió tanto que los últimos instantes tuvo que estar sedado pero aun así tuvo conciencia de todo el dolor porque no pudo cerrar los ojos ni dejar de sentir.

Su vida paso una y otra vez mientras la nada lo llenaba todo… Nun paso por sus labios antes de perderse su recuerdo… los brotes de vacío fueron diversos por donde la sangre de Horus había transcurrido… su cuerpo desapareció un mes después… como si no hubiese existido… su nombre se borro de los documentos y su existencia no fue mas que fino polvo que voló por el desierto.

Solo tengo un recuerdo del pasado… y Nun aparece en el… me recuerda que estaremos siempre juntos… Meto una a una las balas en los alvéolos de Nemesis y cierro el tambor… y me arrojo de cabeza a las simas del infierno a recuperar a Ella de las garras del oscuro Amamet… conozco todos sus hechizos y quiero canjear su espíritu por el de un hombre muerto no muerto convertido en polvo que guardo en un bote de pepinillos en vinagre.

Amamet acepta el cambio porque reconoce al viejo Seth tatuado en los restos de mi sangre… Nun vuelve a la vida y Seth pierde la memoria del pasado. Sigo siendo un hombre de ébano pero he guardado las sombras en el vientre dorado de Némesis para que imparta su propia justicia divina.

Ahora ya no tiene miedo porque se paso una muerte esperando de nuevo a la vida y llegado ese momento. No hay nada que pueda separarnos. La justicia cae del cielo en forma de lluvia que borra los recuerdos de las llamas que el infierno nos dibujó en la piel.

El sol brilla y ningún desierto parece demasiado grande para acoger nuestro amor de llamas eternas.

viernes, 29 de mayo de 2009

La torre de los deseos.


Contemplo paisaje que queda a los pies de mi fortaleza. Una torre cuadrangular que yergue imperiosa en la cima de una pequeña montaña… el panorama es desolador... las huestes que me temían por las extrañas artes que realizaba en mi morada han acabado por la opción más sencilla de levantarse en armas y acabar con sus miedos irracionales a base de dolor y sangre.

No comprenden que el aroma que allí se produce es simple comida… un aroma delicioso al que no estaban acostumbrados sus olfatos y mucho menos lo estarían sus paladares, pero no deja de ser algo inofensivo… La palabra brujo seguro que broto en la boca incivilizada de algún ejemplar de taberna y acto seguido la maraña de mentiras se hilo como una bola de nieve impulsado por el alcohol de quizás demasiadas cervezas.

Ahora tenia a una aldea sublevada en dirección a la torre… lo único que me separaba de ellos es la pendiente escarpada y abrupta de la parte delantera y el denso y tenebroso bosque de árboles milenarios que rodeaba el resto de la montaña. Desde que llegue se decía encantando por supuesto. Aunque en verdad ya lo estaba antes de que yo fuese a vivir… con la única salvedad de que yo si sabia la certeza de esas palabras y el bosque también por lo que a mi me permitía campar a mis anchas entre sus troncos en la oscuridad total que habitaba debajo del entramado de ramas y su espeso follaje.

Allí encontraba los hongos y setas más deliciosos que nadie hubiese podido hallar ya que no se expoliaban por casi ningún animal de la zona y menos por ningún humano. Además con un cerdo salvaje que reserve de mi criadero pude comenzar a encontrar trufas y patatas de las entrañas de la tierra y en la azotea de torre había realizado un sencillo huerto de algunas verduras por temporadas.

Podía subsistir tranquilamente sin pedir cuentas a nadie… y eso es lo que realmente escamaba a los apacibles aldeanos que desde las alturas no parecían más que una muchedumbre enfervorecida por sus propias argucias inventadas.

Grite Alto tan fuerte como pude y algunos de ellos lo hicieron… y otros tantos no. Comenzaba a subir por la senda labrada sobre la piedra en zigzag… los al menos quinientos escalones me aseguraban que no llegasen tan frescos a las puertas de la muralla.

Mientras que ellos entrenaban sus glúteos con mi escalera de piedra me serví una dulce limonada fresca, le añadí un poco de vodka y agite calmadamente mientras veía irónicamente a la multitud ponerse en fila india.

La imagen era muy simpática al decir verdad ya que por fin habían echo algo organizado en sus vidas… subían gritando improperios por sus bocas, pero al menos lo hacían en línea y eso le daba algo de estilo al asunto.

Cuando la cabeza de la marabunta llego a las puertas de la torre comenzaron a chillar y a aporrearla con sus manos y sus martillos… algunos con espadas desvencijadas intentaban echarla abajo a base de mandobles… pero yo sabía que la densa puerta de madera escondía una lámina de metal al final de la puerta.

Ellos no… y eso me hacia aun mas gracia. Espere un rato a que se cansasen… y tuve que pronunciarme cuando el mas lumbreras de ellos dijo de hacer un ariete con un enorme nogal que tenia en el bosque de los frutales.

Me negué en rotundo tirándole una piedra en toda la espalda… le increpe que el árbol no tenia nada que ver en aquella estúpida disputa. Le debió doler mucho porque acto seguido media aldea se entretenía en dispararme piedras en dirección contraria, con la mala suerte de que la gravedad no entiende de mentiras y se las devolvía todas a ellos.

Tras unas cuantas bajas por descalabros yo seguía manteniendo una fabulosa sonrisa. La verdad es que matar moscas a cañonazos nunca avía sido mi tarea preferida. Y ciertamente aquel malentendido se estaba prolongando ya demasiado tiempo.

Opte entonces por la mejor solución… puse música en el equipo y Dukas comenzó a dirigir las notas con su batuta. Le dije lo que me proponía a hacer… y continuo haciendo su propia magia mientras bajábamos a la cocina.

La masa aglomerada a las puertas seguía gritando por la osadía de marcharme y ni siquiera defenderme… para que excusarme si ni siquiera querían escucharme… mientras él fue dando vida a todos los objetos que necesitábamos para el montaje…

Las mesas se colocaron en el recibidor en forma de hileras y las sillas bailaron alrededor de ellas para acabar convertidos en un muro en las escaleras que impidieran a cualquiera poder acceder a la segunda planta. Entramos en la cocina y la canción entonces si que se convirtió en la autentica escuela de hechicería.

Las ollas corrieron a llenarse bajo los grifos y colocarse sobre el fuego… los ingredientes se colocaban sobre las mesadas en el orden de las ecuaciones que mas tarde solucionaría. La clase de matemáticas comenzaba y mis cuchillos iban realizando las guarniciones a su propio ritmo… las notas metálicas traqueteaban como una percusión y el sonido de las campanillas era el arroz cayendo sobre las burbujas de agua pretalada y chocando con los fondos de las cacerolas.

Los cazos daban las notas mas graves y el vapor tocaba los vientos mas puros… los tallarines se pinzaban solos como cuerdas de violonchelos… la cocina había vuelto a hacer su música y fuera los sublevados gritaban ante del terror de los nuevos aromas surgidos de la nada…

Los toques de canela era lo que mas miedo les daba… dulce y aromática se metía hasta las entrañas… Antes de que todo cesase… y en un tiempo record los manjares salieron solos y se colocaron sobre bandejas de plata sobre la larga mesa que se había juntado.

Subí volando y volví a aparecer ante ellos sin antes asustarles… les mande guardar silencio y poco a poco los insultos y las voces se fueron apagando por el miedo que en parte les infundía la legión de los aromas que salían por las múltiples ventanas cuadradas de mi casa.

Les rogué que depusieran las armas y algunos temerosos intentaron huir… con un gesto de la palma de mi mano cruce un par de árboles frente al acceso de las escaleras y el miedo se hizo tan vivo como la propia naturaleza. Se aferraban estúpidamente a sus espadas y sus instrumentos de trabajo. Le remarque que si hubiese querido matarles ya no estarían allí… pero que en mi caso era pacifico y que evitaría hacerles cualquier daño que pudiera hacerme sentir mal.

Algunos comenzaron a creer en mis palabras y depusieron sus objetos en el suelo… estos mismos… adquirieron vida propia y fueron almacenándose junto a la entrada ordenados para que sus dueños pudieran recogerlos después. El temor aun se mascaba, pero la aceptación también llegaba al ver que ningún daño les estaba siendo impartido.

Abrí las puertas de mi casa invitándoles a entrar… demasiado reacios a ello, me arroje desde lo alto de la muralla para caer en un golpe espumoso que sonó a levedad. Acompañe a un anciano de barba cana que presuponía inteligente a pesar de tener la nariz tan roja a causa del alcohol que podía olerlo corriendo por sus venas… los que aun no se había desarmado me apuntaban con ellas con sus manos temblorosas.

Agarre al viejo cruzando mi brazo bajo el suyo y le ayude a entrar dejando sus miedos en el felpudo. Le coloque una silla en el fondo de la mesa y le senté delante de una bandeja de cerdo pintado con miel de cerezas. Tostado por fuera y jugoso por dentro.

Sus pupilas se abrieron como dos pozos negros antes de morirse de placer al cerrar su dentadura sobre la crepitante corteza… acto seguido agarro una hogaza de pan y comenzó personalmente su propio banquete… algunos viendo lo ocurrido se abalanzaron sobre la primera fila de aperitivos y tuve que rogar calma y educación para que aquel circo no se tornase tragedia.

Uno a uno fueron entrando y rodeando aquel buffet.

Tardaron horas en comerse todo lo que había preparado… Dukas tomo un par de platos especiales antes de marcharse con su música a otra parte y colocó en su defecto a una filarmónica bastante buena.

Al final… tuve que invitarles a marcharse agradeciendo su visita… los mas empecinados llenaron sus bolsillos con los restos de comida que había sobrado. Sonreía mientras veía la soja caer a chorretones por sus manos… Recupere la plata hurtada antes de dejarles bajar el sendero.

Desde entonces regento un restaurante y no me faltan los clientes… me llaman el brujo de los sabores… pero ya no temen a mi magia. Saben que soy bueno e incluso los ganaderos me traen a sus mejores animales para que yo pueda criarlos.

Sigo sin salir de mi castillo… pero ahora nunca estoy solo. El viejo de la nariz colorada ahora vive conmigo… lo hace porque a su edad no debería estar subiendo y bajando la escaparda montaña ya que le gusta estar demasiado en casa. Le pago con los mejores vinos de la bodega. Su inteligencia es tal que le he convertido en un sumiller excepcional… ya que en el conocimiento de alcoholes no hay nadie que pueda superarle. Incluso me ha pedido el sótano para colocar un par de alambiques para la destilación de sus propios licores.

Lo que al principio parecía desolador y atribulado… se ha convertido en la coexistencia pacifica de un eremita declarado. Vienen comen, se ríen y se van… algunos niños ahora recogen setas en el bosque a cambio de caramelos de frutas.

El miedo es el sentimiento más irracional que existe… pesa tanto que muchas personas acaban aplastadas debajo de ellos… Pero en verdad es un sentimiento tan ligero que solo cuesta asimilar la sinrazón producida para solucionar cualquier problema que no pueda causarte la muerte.

Es curioso que algo tan pequeño pueda llegar a juntar a tanta gente para lograr acabar con el de forma organizada. La desgracia de la ignorancia echa carne o un mal recuerdo que jamás se superara por lo que ocurrió en el pasado… aquel momento que nunca regresará ó no volverá a suceder.

sábado, 23 de mayo de 2009

Justicia


El sol ya había salido hacía un buen montón de rato. Creo que eran las 12 cuando a mi me dio por asomar la cabeza fuera del bunker a comprobar si todo ya había parado. No se escuchaban gritos… ni el silbido de las balas y aun menos la explosión de las bombas.

Nada quedaba del horror de la batalla. Decidí salir fuera de mi casa y comprobé aliviado que la lluvia había arrastrado todos los recuerdos dolorosos metiéndolos en la primera alcantarilla. El pasado perdido en una riada de agua de mayo. Los rayos hicieron el resto y con una terapia de electroshock eliminando cualquier rastro de su presencia. Es más con el ultimo rayo había perdido la memoria casi por completo. Evitando de forma milagrosa la zona en que se guardaban las cosas básicas…

Comer… lavarse o vestirse aun estaban acompañando a algunas otras como beber y fumar… digamos que el software de usuario estándar permanecía intacto. Y otros programas vinculados a la enseñanza primordial se habían salvado junto a recuerdos de cientos de lugares y el gusto por la buena música.

Por desgracia se habían extraviado cosas que me agradaban, pero si una vez me gustaron… quizás volvieren a hacerlo con la ilusión añadida de que al no recordarlas me sorprenderían tanto como la primera vez. En algún lado del universo algún dios se frotaba las manos orgulloso de haber conseguido salvar a aquel ser pusilánime de apariencia dispersa.

Yo también me alegraba, pero aun tenía los pelos de punta cuando desperté por la mañana… por lo que no mostraba tanta animosidad como la deidad triunfadora de haber conseguido una amnesia selectiva y no perjudicial.

Agite la cabeza y estropee la genial organización que acaba de conseguir… de paso así modificaría el portentoso avance y la posterior experimentación del proyecto en que me había convertido. Deje al Dios con sus remordimientos existenciales y le aconseje que buscase otro conejillo de indias en la próxima tormenta.

Él me sonrió sin parecer un buen amigo y yo le devolví el gesto con un corte de manga que terminaba en ese mismísimo instante de solventar cualquier duda de reconciliación con la jerarquía divina.

Coloque los auriculares y preste atención suficiente al tema que estaba escuchando, puede que por primera vez… o a lo mejor no… Pero el sonido de esa canción me tranquilizaba así que de esa manera comencé aquella nueva vida caída del cielo.

The lighthouse sonaba innovadora y fresca en medio de aquella tormenta de verano. Recordé unas cuantas en la meseta de la mancha cuando aun tenia los ojos de un bebe… después fui encontrándome con agujeros hasta que no halle nada.

En una parte era un alivio volver a tener espacio que rellenar en la memoria. Aquella vida de cambio de ciudades como en un tablero de risk a escala mundial se había encontrado un gusano tenaz que había ingerido a partes iguales los lugares donde había vivido y los que no… Por lo que estimar el número exacto se hubiese vuelto una cosa sin importancia. Le di a la siguiente canción y volví a ilusionarme.

El tipo que era yo antiguamente debía de ser interesante. Me pase muchos años conociéndome a mi y aquel tipo que se había perdido a si mismo en medio de una tormenta. Tras unos años recibí un paquete de aquel Dios pidiéndome disculpas. Acepte las disculpas y le devolví una bomba de relojería.

Cuentan que una estrella estallo hace unos días… me alegre por la noticia brindando con una jarra de cerveza que al parecer había regresado a su antiguo vicio de acabar en una de mis manos. Tache de la lista al desafortunado destinatario del paquete sorpresa.

Había olvidado muchas cosas pero nada de aquello logró hacerme olvidar que me había arrebatado algo con su alocado experimento. Ya no recordaba ni el olor de su piel ni el sabor de su boca… Recordaba en su defecto el delicioso bocado de una tarta de queso y coco con frambuesas sobre una delicada gelatina transparente.

Pero no había nada de ella en aquel cuarto cuando volví a buscarla tras años de investigación… No odiaba a aquel ser de otro mundo que intento ayudarme a perder los recuerdos dolorosos que ya dormían en el pasado sino por arrebatarme algo que solo yo podía haber desechado. Despertando la curiosidad por volver a conocerla sin conservar en mí la voluntad de no volver a pensar en ella.

Es extraño, pero ciertas noches cuando los rayos caen en el cielo… y estoy calándome por la lluvia… bailando como Gene Kelly y en esos momentos entre los que salto sobre todos los charcos como balsas silenciosas. Puedo ver en sus superficies salpicadas la historia de ella bailando a mi lado. Su nombre se vuelve líquido y su voz cristalina. Anoche sentí su boca empapando mi piel… Salio corriendo por un arco iris multicolor al cesar de llover.

No he olvidado su existencia… pero no recuerdo la sensación que aquel día me ofreció la verdadera dueña de esa historia.

domingo, 17 de mayo de 2009

Punto final.



Rebusco debajo de la cama y extraigo el maletín. Introduzco la llave y pongo la combinación correcta. Las pestañas saltan al unísono y muestran el interior de acero. La pistola reposa en paz e intento no hacer mucho ruido para no despertarla. Duerme el sueño de los que no guardan remordimiento alguno. Placentero y profundo como los suspiros de oso dentro de su cueva. Aguardando tranquilamente a que su descanso termine.

La saco de su cama de terciopelo rojo y cojo un puñado de balas de punta hueca. Admiro su perfecta figura de cristal y oro. Desenrosco la cabeza y la coloco con cuidado sobre el tapete. Labro con una gubia de metal los cuerpos de tres balas idénticas. Las bautizo a cada una con su nombre menos a una que marco sin mirar y le doy un mismo destinatario particular. Les escribo su vida y su historia con calma.

Sin pizca de prisa… las deposito una a una para que duerman en la justicia que les he dado. La única palabra su guía… Sin más pensamientos que hacer blanco y repartir su funesta carga liquida.

Trato a sus cabezas con cuidado sacándoles brillo con una servilleta de limpiar cristales. Lustro sus puntas de teflón y les susurro el secreto de su poder de penetración. Preciosas y letales guardan silencio esperando a que les de la vida. Cojo una jeringuilla y una probeta… mezclo a tercios el veneno que aun se desliza por mi sangre, con una carga de salino y esencia de ajo y por si nada de ello tiene efecto. Dulce opio liquido mezclado con acónito… una concentrada masa capaz de tumbar a un elefante y llevarlo a su nefasto cementerio.

Un poco de fuego hace que la mezcla se homogenice… el vapor que exhala huele tan toxico como parece… bajo la llama y las burbujas desaparecen dando un color negro a la mezcla final. Introduzco la aguja del cuenta gotas y pipeo cantidades iguales a los 3 proyectiles… una vez acabado doto de sus cabezas a sus respectivos cuerpos y después introduzco los cartuchos en sus respectivos alvéolos. Limpio sus fulminantes con el dedo ensalivado frotando sus bases en una metódica letanía.

Pongo los 3 espacios vacíos delante antes de cerrar el tambor. Me pongo las correas y me las ajusto, fijando así la funda de cuero a mi cuerpo. La coloco debajo del brazo izquierdo junto al corazón. El revolver dorado Colt Anaconda se enrosca en mi pecho con su munición mágnum durmiendo en su vientre. Los latidos chocan fuertes con su acero. Pero con ello la mantienen en reposo calmada de que yo este ahí.

Nadie le hará daño sin pasar por encima de mi cadáver, y eso la hace que respire tranquila… esperando a realizar los designios su destino. Me pongo una sudadera con cremallera lo suficiente holgada para que no marque el bulto de la culata y anudo el palestino alrededor de mi cuello. Crujo los nudillos y subo el volumen para acomodarme al ritmo de la calle.

Acaricio la puerta de mi casa y la cerradura se corre tras mis pasos. Respiro fuerte y entro en el ascensor… mentalizo el rostro de mi objetivo mientras me introduzco una ración extra de ánimos para la misión. Saco una baraja y corto dos veces. Escojo una mano y debajo aparece un as de tréboles… en la otra una reina de corazones. Sonrió y la justicia echa los dados sobre la mesa… sus aristas ruedan y chocan dando golpes a la madera hasta que paran… Ella pierde y la banca exige sus ganancias.
Alzo la nariz y oteo el aire en busca de su aroma camuflado en el viento. Capto una pequeña esencia que me resulta familiar. Subo el volumen y comienzo la carrera… esquivo a los peatones hasta que me toman finalmente por un corredor estable y me hacen el paseíllo... Corro en busca de mi victima con el aliento rugiendo en mis pulmones… el momento riega de adrenalina cada uno de mis músculos.

La luz verde que apareció en el ordenador me otorgo el regalo que durante tanto tiempo había esperado. Ella era un blanco fijado hace tiempo atrás que por su utilidad de investigación sido respetada y conservada con vida. Pero la espera se había visto recompensada con el cese de su inmunidad.

Su final estaba escrito cuando rompí la mandíbula a dos cazadores que también querían hacerse con su captura y con la imagen de esos dos tíos sangrando en el suelo la presa me había sido cedida por el resto del elenco respetable para mi disfrute.

Seguía husmeando su rastro que cada vez estaba más cerca y que me llevo sin dilaciones a los límites de su territorio. Agache la cabeza para burlar a los centinelas de los puestos fronterizos. Conocía sus posiciones tras tanto tiempo de relaciones cruzadas. Yo volvía a ser un suspiro entre la gente. Un muñeco de barro más enmascarando a un asesino nato debajo de su arcilla.

Tome la opción y comencé a correr callejeando las vías principales mientras me mantenía a una distancia adecuada del rastro. Avance varias manzanas antes de que el primer centinela relacionase mi errática carrera… al pasar por su posición quiso echar mano a su intercomunicador con la mala desgracia de que me había percatado de su artimaña y en un deslizamiento agarre con la izquierda su mandíbula mientras que con la derecha golpeaba rotundamente su cuello en un único impacto que lo partía en dos. Esas argucias eran demasiado evidentes para mí.

Su cuerpo se precipito como una bolsa de basura… haciéndolo rodar lo deposite debajo de un coche de cualquier utilitario. Y proseguí la carrera sin levantar la mas mínima sospecha. Hasta que el olor me informo de que ella estaba allí.

La visualice en la ventana de un tercer piso… en medio de la habitación… la excitación no me permitió concentrarme para saber de cuanta gente la acompañaba y mis pasos aceleraron la carrera hasta llegar al portal de abajo.

Un guardia vino a mi encuentro… y hallo el mismo final que su antecesor curioso… El cuchillo rajo su garganta llenándolo todo de una fuente de gruñidos líquidos que lo ahogaron en un mar de asfixia.

Deposite el cuerpo en otro coche y mirando la vigilancia de dentro del edificio desestime el enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el resto de la seguridad. Esquive un par de cámaras camuflado con la normalidad de quien no tiene miedo. Escale la fachada como un geco habilidoso… llegue al tercer piso y entre por la ventana de la habitación contigua. Su voz sonaba dentro del salón acompañada de 2 hombres que cuando contemple desde la ranura de la puerta ví que eran sus mejores secuaces.

El gordo cabrón era un soldado mercenario que había matado tantos hombres como kilos pesaba… a su lado un hombre fino pero no menos peligroso… Ese tarado mental ostentaba el titulo de asesino en serie mas buscado. Sus perseguidores sólo conocían su firma en las victimas y no su rostro… y exclusivamente los que nos movíamos en estos círculos sabíamos que era porque el chiflado era un detallista en borrar sus huellas.
Un trío calavera terrible y peligroso, engrosando el talón a percibir hasta las 7 cifras… Pero en ese momento ya no daban miedo alguno… la adrenalina corría pura por mis venas como perlitas de pasión desbocada y un toque de coherencia me hizo encontrar otra pistola debajo del colchón de su cuarto.

Recordé el tacto de la pistola que le regale aquel día… una Águila del Desierto plateada… un calibre 50 con unas balas malintencionadas y ruidosas silenciadas por el gas. Quito el seguro y saco a Némesis a jugar… Acciono el martillo del revolver con el pulgar de la mano derecha y rozando el gatillo hago chasquear la púa.

Dos disparos más al vació harían comenzar el concierto… aunque el primero ha puesto en alerta al obeso que se ha puesto en pie y se dirige hacia la habitación sin que los otros dejen su conversación. Un chasquido más y su pelo se eriza a dos metros de la puerta… sus dudas se incentivan mientras busca el tacto de su pistola un chasquido da la señal de alarma y mi pierna hace pedazos la puerta de madera arrojando los trozos contra la cara del inmenso elefante… 3 disparos al pecho con la pistola mágnum le sientan de culo en el suelo… un tiro con la pistola plateada que acierta plenamente entre los dos ojos del sádico hace que las centenares de victimas acumuladas entre los dos respiren aliviadas tras la vendetta cósmica.

La miro a los ojos y arrojo su pistola humeante a sus pies… la sangre cae por todos los agujeros abiertos y el olor a carne chamuscada emana del primer cerdo abatido. Ella me odia y el sabor de su sentimiento es tan sabroso como recordaba. Le presento a Némesis y ella recuerda su figura áurea.

Le digo que todo ha acabado y que no intente hacer nada… que todo terminara en su momento pero que estoy esperando a que todo comience a sonar como debe ser… en ese momento el solo de guitarra destapa la sed de sangre de Némesis y el primer disparo llamado Justicia le quita el sombrero de la cabeza y vierte su veneno en una prenda tan querida…

El segundo disparo Verdad borra su sonrisa de su cara… impacta directamente en su hombro derecho dejando caer su pistola hábilmente camuflada en la palma de su mano… el veneno es raudo como la luz y rápidamente inunda sus venas tiñéndolas de negro en el recorrido de la sangre por su cuerpo… marca raíces de rabia en el lado derecho de su cuello y cara… muestran la verdad de su esencia diabólica. La pertenencia a una raza de leonas descastadas y urbanas… sin el rugido de las llanuras africanas… ni el empleo de la cadena organizada que desmontó a tu antojo… cazaste a los ejemplares que deseabas en vez de cazar lo que la naturaleza te daba.

Apunto con rotunda sentencia aun humeando por sus anteriores afirmaciones y acaricio el gatillo por última vez… lenta y profundamente como quien cumple el deseo que duerme en el recuerdo de los tiempos… vamos a jugar a decir mentiras y un te quiero se hace de piedra en la caída mientras que la bala destapa la carne y el hueso que cubre su corazón… dejando un hueco burbujeante y ahumado donde antes el odio latía como el motor de un coche alimento con ácido y veneno.

Una luz me ilumina y un par de Ángeles bajan a darme las gracias por haber encontrado la verdadera razón de mi existencia. Cazar a un León descarriado que había dejado de luchar junto al mundo para cumplir sus propios propósitos egoístas. Me devuelven el arco y las flechas y cancelan mi contrato para darme la libertad.

Conservo a Némesis y cuando saco el casquillo usado recientemente aun caliente descubriendo el nombre de la única bala que no había escrito mirando… en ella Ad hoc brillaba en fuego sobre el nombre de Gabrielle…

Fin aparece en la pantalla cuando comienzo mi nuevo viaje a ninguna parte… la justicia cósmica ha servido un plato caliente de karma y tan satisfecho por la comida… brindo con un trago de verde bebida espirituosa flambeada con azúcar.

Enfundo a mi dorado amigo mientras salto por la ventana directamente a la acera… caigo con un sordo sonido a gato habilidoso y lanzo una flecha desde el portal directamente al cielo… en su trayecto pido un deseo… cuando una chispa explota en el sol, sé que se ha cumplido… Gabrielle ha muerto y su veneno suda por los poros de mi piel en hilos negros de desidia… por primera vez en mucho tiempo el cielo no amenaza con desplomarse sobre mi cabeza.

Y el free bird suena mas claro que nunca… el cielo abre su escalera a su nuevo arcángel vengador y la espada de fuego sigue esperándome en el cielo. Cancelo mi nuevo puesto en la cadena de mando… y me pido los años sabáticos suficientes para poder correr sin sentir el aliento de un león en el cuello.

Sin depredadores los animales salvajes puedes volver a respirar tranquilos… la nueva vida llega con aromas a tomillo y romero… el verano despunta en el horizonte y los campos estarán listo para que escriba versos con mis pezuñas. Me arranco la sonrisa victoriosa de la cara y la arrojó al suelo. Le prendo fuego y veo como se consume para honrar a los caídos… la justicia sigue marcando mis pasos… y nadie es digno de morir a mis manos sin recibir bendición alguna ni asistir a una muestra de irónica condolencia.

La amnesia come sus nombres junto a sus recuerdos para que los remordimientos no hagan mella a la mañana siguiente. Me viene a la memoria el sabor a coco tan delicioso como el primer día… subo la escalera para no desperdiciarla pero me quedo en la luna.

Paso el día corriendo junto a Goliat y le enseño el idioma de las estrellas al desaparecer el sol. Me mira con sus ojos de lava flameando en sus cuencas… tiene la pasión de la difunta Gabrielle… pero al menos el siempre ha querido estar a mi lado.

sábado, 16 de mayo de 2009

Dulces sueños...


Despierto entre la bruma y tardo unos segundos en darme cuenta que he vuelto a la luna. Sonrío por la felicidad de los justos y vuelvo a tumbarme a mirar el cielo moteado. Las estrellas comienzan a caer pausadamente como un confeti lejano y la música suena a canción de cuna.

Nanas más tarde sigo sin saber el motivo de que haya acabado allí, una noche divertida sin duda por la ausencia de recuerdos reveladores… Comienza a hacer frío y con un movimiento entrenado hasta la saciedad consigo reunir tabaco y mechero a la distancia apropiada para que un chasquido haga el resto.

La llama se enciende y con la primera calada observo la lejanía de una presencia. Me levanto y sacudo la plata que se ha adherido al tejido… respiro su aroma entrelazado con el humo hasta que su textura se hace metálica en la garganta. Escupo un anillo y lo introduzco con dos dedos en la ranura del bolsillo de las monedas.

Invito a la orquesta a tomarse el resto de la noche libre y pulso el play del reproductor. Tahúres zurdos me lanzan a dentro de su planeta ruido… y el algodón de las nubes escribe la letra sobre el océano Atlántico.

Dando saltitos voy danzando en espirales hasta acercarme a la presencia. El pequeño dragón de piedra ha venido a olisquear lo que se estuviese cociendo y ha terminado bailando alegre a mi lado.

No esperaba que se hubiese quedado en la luna, pero me hace ilusión… la figura ahora ya no tiene importancia mientras rasco la barriga de la criatura con un meteorito que estaba a mano… se ríe a carcajadas de piedra, como si se moviese una bolsa llena de cantos rodados. Aumento un poco mas la velocidad y de una patada me manda a 5 metros sin despeinarse… el viaje es excitante y disfruto del vuelo sabiendo que la fina arena lunar amortiguara la caída y en efecto así es…

Choco levemente dos veces contra el suelo antes de acabar cómodamente destrozado como un jarrón de porcelana que se cruza con una desafortunada pelota roja de goma. Sonrío cuando la cabeza de mi golem se pone sobre mi cara y con su lengua de granito pulido comienza a lamerla con cuidado. Con unos toquecitos en su cabezota consigo que ponga su curiosa sonrisa afilada y volvemos a jugar al pilla pilla.

La presencia ya no esta donde estaba… o simplemente ya no lo estoy yo… tiro la piedra muy lejos y Goliat corre como una bala tras de ella. Los sueños salen despedidos en tropel temiendo ser aplastados por la bestia y curiosamente consigue desempeñar su función a la perfección.

Busco un par de piernas por la superficie y encuentro una hilera de huellas de mujer… sigo la dirección de sus punteras hasta un claro. La vuelvo a encontrar y sigo sin reconocer de quien se trata. Apuesto al dragón que no es capaz de das 2 vueltas a la luna en 30 min y desapareciendo cumple su parte del trato… Se que tardará mucho menos por eso le he herido en su ego de diamante.

Me acerco a la chica y le pregunto. Al girarse descubro a una secretaria de unos 30 bien aparentados y con una presencia impoluta. Me increpa que ella esta haciendo horas extras en aquel lugar y que no le he prestado la debida atención.

Que lleva una vida esperándome y no se que más. Me río por esas incoherencias, pero acepto a pies juntillas el resto del sermón que debe haber pasado una noche practicando. Le ofrezco mi sudadera y no de muy buen agrado la coge para después ponérsela por encima. Me felicito por haberme fijado en la rojez de su nariz y de haber recordado mi primera noche en la gélida superficie lunar.

Ella no se da cuenta… así que me entrega un formulario en el que aparecen mis datos personales, me pide que rellene los espacios con puntos y reparto un buen numero de xs… ella respira resignada mientras mordisqueo marcando solo el extremo de la pluma.
Salto un par de casillas que pondrían en duda a mi persona. Y se lo entrego sin antes quitarme el sudor de la frente con el antebrazo.

Repasa los formularios con su bolígrafo rojo y me vuelve a plantear las preguntas evitadas. Me hago el loco y ella las rellena por mí. Regresa Goliat sin despeinarse si quiera. Se lo presento a la señorita y le pido el formulario de mi compañero. Me mira con incredulidad y le reafirmo la petición. Saca un borrador y se lo relleno yo porque no me fío de sus garras. Escarbo con una varita entre las ranuras de su cabeza y consigo sacar un deseo con el que cobrar sus servicios de guardería.

Latas de cerveza… mi amigo es un fenómeno… ella saca una de su bolso y se la arroja, él la intercepta en pleno vuelo y tras caer… presiona sus mandíbulas abriendo con un suspiro gaseoso el envase… la espuma sale disparada y la rabia aparece en su hocico… inclina su cabeza para atrás y vierte todo el contenido en su garganta de un trago… las piedras apagan su calor en el dorado liquido y el vapor restante comienza a aflorar de sus narices en un hilo dorado de deseos satisfechos.

Por el espectáculo me recompensa con otra lata a mi… la abro y distribuyo a partes iguales los tragos para mi y mi animal… él con el morro mirándome muerde los chorros con el cuidado de no derramar una gota.

Firmamos nuestros documentos y la chica se despide dándonos dos besos a cada uno y otro par de cervezas… se lleva nuestros contratos y nuestros corazones. Sonreímos con complicidad los chicos mientras ella se aleja por el horizonte, sabiendo que volverá. Tenemos ya paga y estamos registrados como personal lunático.

Brindamos con nuestras cervezas con el amanecer despuntando en el firmamento. Me despido de Goliat prometiendo volver a la noche y me tiro a mi cama de la tierra de cabeza… En la caída veo al dragón aplastar las latas y hacerse un pequeño lecho metálico sobre la arena plateada. Deja el proyecto y sale corriendo tras mi estela… adhiere a ella los mejores sueños y me lanza un buen deseo.

Una estrella fugaz me recoge a medio camino y me lleva en una ráfaga calida hasta mi colchón para caer tendido placidamente. Me arropa y vuelve a salir corriendo sin prisa a llegar a ninguna parte. Los sueños tardan algo más en llegar… pero caen como copos de nieve sobre mi cabeza… cierro los ojos y me sumerjo en el primero de ellos…

Una playa abandonada en el recuerdo de un anciano con cataratas sobre un lecho azul intenso… veo las olas acariciar la arena dorada a los pies de una preciosa mujer en bañador, tostándose al sol. Veo el sudor de sus manos y confirmo su incapacidad de acercarse a aquella mujer… Me acerco y me presento como ayudante onírico. Le animo a arriesgarse para cumplir por fin su sueño. Me dice que esta muerto de miedo y le doy un trago de mi cerveza y un cigarrillo… lo ultimo me lo rechaza y me lo fumo yo por el…

Le doy un par de consejos y materializo un helado de te verde con semillas de fruta de la pasión y frambuesas. Le pido que coja dos cucharas de mi mochila y cuando esta a mi espalda introduzco el anillo dentro del helado… A su regreso le ofrezco además un vaso enorme de granizado de limón con unos toques de horchata. Le doy la enhorabuena y antes de que se marche exploto la burbuja de mi deseo en su espalda con una palmada alentadora.

Antes de que desaparezca de mi lado… le susurro que le diga que lleva soñando con eso toda una vida… y que no le importaría pasarse otras tantas haciéndolo, pero que hoy tiene una sensación de que tendrá suerte.
Titubea… y me dice que intentara acordarse de todo… Desaparece con una sonrisa estúpida pero preciosa y sincera. Deseo algo más de suerte antes de que se pierda entre las palmeras y subo el volumen al máximo con el White Summer de Jimmy Page. Me pierdo entre los recuerdos de otra persona antes de pasar a mi siguiente cliente. Fumo y siento como mis pasos marcan las notas de la canción de mi vida.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Dissaor


La noche caía a plomo sobre nuestras cabezas dispersadas… un viejo loco se había escondido debajo de un camión temiendo que el cielo cayese sobre nosotros… mientras tanto otro grupo de jóvenes bailaba alrededor de la hoguera con sus ácidos brillando en sus paladares… gritaban que la luna les quería comer, pero aun así seguían bailando sin mas temor que el aparente.

Sonrisas entre los cómplices que mirábamos y uno que iba caminando sin ir puesto de nada les dijo que la luna se había acercado desde que estaban allí… salieron corriendo como si el diablo les persiguiese. Un guiño y unos cuantos le rodeamos para enseñarle que en ese mundo no se debía engañar a la gente de una manera tan vil.

Se fue corriendo con la cara partida amenazándonos con el dedo que acababa de recuperar de su culo. Algunos rodaban sobre si mismos riéndose a carcajadas entre mofas y otros tanto habían desaparecido barajados con las riadas de gente sin mas mascara que una sonrisa formidable de anuncio de dentífrico.

Le di un par de caladas que sabiéndome a gloria me transportaron a otro sitio donde nadie pudiera reconocerme. El maldito capullo había cobrado y era hora de ir a salvar a otros mas estropeados. Como un pastor cariñoso fui agrupando de nuevo a los esquivos moradores de la química… y con pastillas de colores agrupe a los más reacios a volver a su redil de sabores chisporroteantes.

Sus ojos se volvieron como agujeros negros antes de que me despidiese de esos seres amables que iban de la mano. Los deje a cargo del anciano del camión prometiéndole que esos enanos le protegerían en su cueva. Cuando me fui el tocado ya estaba chupándose un dedo amargo como su vida que le devolvería la alegría perdida y a continuación bebió de la locura de unos jóvenes que no querían otra cosa que no fuese bailar.

El adulto se volvió un niño y los niños simplemente siguieron siendo lo que eran cuando todo aquello se cruzo en sus vidas. Tache a los que sufrían por la luna y al anciano abandonado de la lista y fui a buscar al que el amarillo había transformado el sudor en agua fría.

Vi un cuerpo de mármol antes que su palidez me dijese en silencio que era quien estaba buscando. Estaba tan solo como un bebe en la barriga de su madre. Todos pensaban que allí estaría protegido, pero las cosas no se hacen solas.

Me metí en su tienda y estime su estado por los gemidos de delirio. Comencé a incorporarle lentamente cuando se despertó. Me miro extrañado entre la niebla de su mirada y se movió exaltado… con mi voz le susurre que todo pasaría y la calma le fue devuelta. Le di de beber zumo de naranja dopado con miel. Su sed me lo agradeció con una sonrisa de aprobación. Aquel muchacho hubiese seguido a un cojo hacia la guerra si se lo hubiese pedido. Por lo que premie su bondad con una gran onza de dulce chocolate que fue chupando lentamente como oso apunto de hibernar.

Le deje justo cuando se engancho al tren de los sueños… el ultimo vagón se le escapaba cuando saco fuerzas y se encaramo de un salto. Sus mejillas estaban sonrojadas cuando la marca tacho su nombre y su historia se difumino en el pasado. Se despidió con su mano al aire camino de algún sitio mejor donde poderse recuperar.

Una chica apremiaba por una dosis de insulina al otro lado del campamento… me fundí con las sombras y antes de poder pensarlo ya estaba allí… el bajón del azúcar había sido tan brusco caída sobre su tienda de campaña me esperaba. Su peso pluma la mantenía sentada y apoyada totalmente en la tienda. Aun era consciente de todo pero necesitaba ayuda.

Mientras la cuenta atrás terminaba, mis manos iban preparando su dosis cogida directamente de su bolso sin preguntar ni siquiera mi nombre. Me miro… lo abrió y allí apareció la respuesta. Cuando el tiempo concluyó las cifras dijeron adelante y mi mano bajando su pantalón hizo lo siguiente. En ese preciso instante tuve que desaparecer… ella continuo mientras que yoooo…

Caía del cielo.

Directamente sobre el pecho de un jockey comatoso por su caballo dorado. La adrenalina entro como un flash en sus venas y el impacto de su reacción me arrojó contra un árbol cercano. Su boca dibujo un círculo mientras el sol amanecía con sus primeros rayos tiñendo el cielo de anaranjado.

Robe su adictiva montura y sus enseres… su rabia se vio agarrarse al borde de sus pupilas y enseñarme los dientes… Saque la guadaña y di un par de golpecitos en mi mano izquierda… la rabia se calmo y termino desalojando la claraboya… Levante levemente la barbilla y el miedo le lleno sus pantalones de pavor. De un tajo cercene al mono en dos y con una palmada me apoye en su hombro maltrecho.

No olvido una cara… y no quiero volver a verte en esta situación… sonó a venganza.

Un trago de reseca saliva dejo clara su confirmación cayendo por su garganta. Cerré el cuaderno. Y lo guarde en la mochila junto a la guadaña. Sonreí al hombre y le pedí que se cuidara.

Repartí unos cuantos Bloody Merys por las casas de los que se habían portado bien… y otros tantos de gazpacho anti-resaca.

Las hadas sonrieron al cruzarse conmigo camino a su labor de curar las heridas abiertas en la noche. El sol me llevaba a mi siguiente destino nocturno en dirección contraria. Pero ellas me encontrarían a la mañana siguiente. Helios era el faro que me orientaba en mi trabajo… No era uno muy bien pagado, pero de siempre me gusto ayudar a los que estuviesen más destrozados y acabados.

Básicamente lo único que tenia que hacer era escucharles mientras que sus historias me contaban lo sucedido. Sin darse cuenta salían del pozo sin fin donde estaban cayendo, por la misma razón de que las moscas vayan a la luz. Porque en la oscuridad… cualquier destello puede significar que no estas solo.

domingo, 10 de mayo de 2009

Peceras bajo el mar


Su voz se distinguía del resto de sonidos… era clara pero estaba tímida escondida en el fondo de todo el ruido… era la vocecilla de la razón que cantaba centelleando con sus manos tocando un piano infinito.

Todo se movía y yo miraba los pies que permanecían quietos… el mundo se movía con esa diminuta existencia tecleando sin parar. El sueño comenzaba y yo estaba dispuesto a bailar. Let’s go sonó y me lance con las botas relucientes a la piscina. Las chispas saltaban debajo de mis tacones y sencillamente hoy estaban brillantes… resplandecían guiños y sonrisas en todas direcciones.

La gente comenzó a moverse aliviados de que el primer loco se había internado y desinhibido en la pista. El ritmo fue acelerándose con sus notas marcando los pasos a seguir. Un saxo lanzaba notas sensuales a las chicas bonitas. El sábado había terminado recientemente y el domingo sonaba a ritmo de jazz con sus los violonchelos disparando con sus cuerdas los movimientos de las caderas.

Mi sonrisa había vuelto con una copa on the rock rebosarte del viejo Jack y en la otra mano un toque de duende verde. Servido en exclusividad de la petaca de los sueños. La mezcla chisporroteo ardiente para dar paso a la siguiente canción.

Esta vez el mar mecía todo el barco con dulzura y las notas eran como la espuma de los océanos en calma… sutiles y efímeras. Aun así las botas resistían el agua y las alas de las hadas me sostenían por las axilas.

Las olas de cereales dorados al sol y mecidos por el mismo viento que ahora me movía pausadamente a golpes lentos e intensos. Saboreaba el dorado líquido mientras el hielo surcaba como un iceberg a la deriva. Pronto el saxo sacudió la embarcación con unos toques sabor a madera y el humo comenzó a bailar su danza ingrávida y sostenida.

Todo iba al compás de la voz que dentro de mi cabeza movía los resortes hasta conseguir que su golem de carne y hueso se moviese fundido con la música. Y mecido por el arrullo de las notas de un concierto eterno fui desplazándome por toda la sala… esquivando al resto de personas que en ella disfrutaban de una marea tan mágica.

Los tacones despegaron del suelo y las punteras se deslizaban sobre el suelo de madera que amoldaba las huellas a los pasos para que todo fuese perfecto… cuando el piano volvió a hacerse con la canción su corriente trajo consigo la silueta de una chica de tacones rojos que parecía haberse salvado del naufragio caminando sobre un flotador.

La música ceso y la banda se reorganizo antes de dejar escapar la siguiente oleada que nos sumergió de improviso en una pieza mucho mas movida perdida en los 80 de voces oscuras.

Nuestros pies marcaban el suelo y nuestros ojos de cruzaban de vez en cuando para robar una mirada al contrario. Los demás bailaban en parejas y nosotros en solitario como las estrellas. Bailábamos mucho y bebíamos poco hasta que nuestras sonrisas nos invitaron a una ronda acompañada por el veneno anisado. Un beso ardiente a causa del fuego fausto que nos metía en el infierno de la absenta y de vuelta a bailar.

Los pies encabritados bailaban con exactitud las manos del pianista y la del saxofonista también. Ella marcaba con sus caderas al violador enmascarado y los dos nos repartíamos el resto de instrumentos fugaces a partes iguales.

La banda sonaba arriba del escenario y la otra le hacia la competencia en la pista de baile que poco a poco comenzó a prestar atención a los jóvenes bailarines. Que habían caldeado el ambiente con la mezcla de sus pasos al compás y algunas parejas de alrededor se habían contaminado con esa hiperactividad que sonaba más acorde y coherente a los momentos y quitándose el manto de la vergüenza se habían puesto a disfrutar.

La banda que veía el espectáculo desde la grada principal y animados por lo que entregaron su alma al completo y el violador enamorado porque al fin todos hubiesen comenzado a sentir lo que tocaban… comenzó a lanzar flechas de pasión a los presentes. Sonreía… apuntaba y disparaba…

Las presas caían frenéticamente fulminadas por la pasión de los besos… y el resto de músicos transformaron su melodía en algo más sensual… ella y yo esquivábamos las flechas con atención como dos gatos en sobreaviso. Bailábamos y nos escurríamos entre los proyectiles… todo hasta que una pareja choco con nosotros y el impacto nos atravesó a los dos el corazón.

Nuestras bocas se mezclaron los sabores de la bebida y la sed se calmo como un beso de agua fresca pero a la vez ardiente. El saxo nos hizo el amor con su sonido profundo y nuestros pies comenzaron a danzar a un solo ritmo.

Seguimos bailando en la luna, cansados de que todos los sitios cerrasen sus puertas al amanecer. La banda esta contratada por perpetuidad y condenadas al hechizo del jazz eléctrico que todos tocábamos en un concierto que se inicio en la tierra y ya nunca pudo detenerse.

Nos fusionamos con el sonido y acabamos siendo luces que bailaban pegados a su lado.

sábado, 9 de mayo de 2009

Reallity Show


La voz de ella se concentraba en el fondo de su pecho para después salir como un huracán que lo arrasaba todo con la violencia de sus palabras. Calma y después los muebles volando por toda la casa y las puertas dando portazos marcaban el compás de sus chillidos estertóreos.

La tormenta se formaba después ocupando el espacio que quedaba a su paso con nubes negras como el carbón y esponjosas… eso pensaba mientras el tornado se abalanzaba sobre mi. Un salto hacia tras me mantuvo a una zarpa de distancia. Respire aliviado mientras seguía pensando en dar un pellizco a la nube hasta hacerla llorar la lluvia que lo limpiase todo.

Otro zarpazo me devolvió a la espantosa realidad. Fue entonces cuando mis pupilas se clavaron en el ojo del tornado que se volvía a dirigir contra mi figura.

Esta vez ni cintas sin artificios… agarre sus brazos en alto antes de que pudiera cometer cualquier estupidez y estos se frenaron en el momento que fueron interceptados… Los pulgares en contacto con los índices fundieron metamorfoseándose en unas presillas indestructibles ante los latigazos de la dama. Y un rugido que había aguantado escondido en las entrañas golpeo de lleno el cuerpo aun furioso.

Los aires que formaban su estela de destrucción cesaron y el cimbreo de sus brazos estuvo culebreando con una intensidad pasmosa hasta que sus fuerzas cayeron al vacío y se desmoronó como una marioneta dirigida por un gigante titiritero. La tormenta llegó y sus lágrimas empaparon sus mejillas en una riada torrencial.

El silencio había regresado y la calma se había transformado en una especie de paz relajante y liberadora. Los grilletes se abrieron y sus brazos cayeron inertes golpeando el parquet como dos martillos sordos a destiempo.

La estructura principal tardó mas en desmoronarse y fue como la caída de una columna romana, por fases a destiempo. Lo ultimo que golpeo el suelo de madera fue con su cabeza. Desplomada como una campana de oro. Un choque seco y sonoro… después ecos mientras las gotas salpicaban el suelo.

La melena de medusa reposaba tranquila dispersada por el duelo y su cuerpo hacia rato que había dejado de temblar compulsivamente. Los sollozos se convirtieron pronto en un silencio sepulcral y sus ojos perdidos ya no miraban a ninguna parte que estuviese en aquella habitación.

Mi voz sonó a trueno en el silencio absoluto partiéndolo en dos antes de iluminarla a ella. Uno mas rayo… la acaricio dándole algo de ánimos a levantase.

Las cuerdas tiraron de ella y la elevaron hasta dejarla sentada con su espalda apoyada a la pared. Sus lágrimas goteaban en solemnidad pero el caudal descendió hasta ser como un hilo de lana plateada constante. Sus ojos tardaron en encontrarse mi rostro amable como siempre.

Me enfocaron y después se alegraron cuando le tire una sonrisa. Una media mueca paso rauda por su semblante. Luego algo de dignidad se instauro en el mismo lugar por donde había pasado.
Sabias que ocurriría tarde o temprano… Era inevitable porque estaba escrito… También sabes que no me gusta verte llorar, es algo que me supera… Tenía que irme porque llevaba mucho tiempo parado en el mismo lugar. Sin dar un paso adelante sin preguntar. Estaba cansado de estar siempre colgado de la luna con una cadena invisible. Los barrotes de casa me han producido cáncer de hígado.

Y la limpieza y orden… hacen que pase de puntillas en el lugar que llamo hogar… eres muy buena chica, pero a veces necesito estar solo y tirarme de cabeza a un pozo para salir de él por mis propios medios.

A ti te gusta que te ayuden, yo en cambio pido lo contrario. Son dos cunas distintas que marcaron el estilo de nuestros pasos. A mi me dieron la libertad y yo la deje aquí aparcada. Era un aparcamiento cojonudo con sus paredes y su iluminación. Pero creo que es hora de que vuelva a la carretera.

La gasolina ha bajado y mi cuerpo quiere poner distancia entre la realidad y yo. Nunca te he pedido nada y te lo he dado todo. Pero cuando coloco los parámetros entre lo aceptable y no en la balanza. Siempre salgo perdiendo.

Necesito que comprendas que hay un mundo llamándome a gritos ahí fuera y tu estas en el tuyo apaciblemente. Lo tienes todo e incluso has conseguido las metas que te marcaste de niña… Sonríe porque en la vida has sacado matricula de honor… pero a mi me queda mi propio examen y es hora de que vaya a prepararlo.

Me voy con mi humo a otra parte, pero tranquila volveré a verte de vez en cuando… no es un adiós definitivo solo que ahora andamos en circunstancias distintas… y de todos es sabido que andar en dos direcciones opuestas termina por alejar todo del punto de inicio.

Quizás nos volvamos a cruzar en el mismo punto… tan sólo puede que quizás.

martes, 5 de mayo de 2009

Chow chow...


Clavo la jeringuilla suavemente y contemplo como atraviesa la carne y la convierte en un agujero en la piel. Extraigo algo de sangre y se mueve densa dentro de la cápsula…
Empujo el embolo y la aguja susurra un suspiro prolongado… las líneas milimétricas del cilindro terminan de narrar la historia.

Dejo un poco mientras las burbujas acarician las paredes de mi cerebro con un cosquilleo adormecedor… Todo se vuelve de colores efervescentes y mi sonrisa se dibuja de forma espontánea como un orgasmo liquido que se escurre por mis venas.

Cuando todo da un par de vueltas… el tiempo se hiela y aparezco en mitad de ningún sitio conocido. La amnesia se encarga de sosegarme diciéndome que nunca he sabido donde estaba. Y una especie de calma me alberga en un Potosí de experiencias visuales y táctiles. Ya no tengo miedo porque en los agujeros de mi memoria ya no caben las minas antipersona.

Siento el aire acariciar mi piel con sus manos invisibles… y hace un rato un pájaro me lanzo un beso que acabo estrellándose irremisiblemente contra mi frente. Caí al suelo sentado con las piernas abiertas y calcule que con la altura que me lo había arrojado debía de pesar un par de toneladas por lo menos.

Me quite como pude el beso de encima con lo que un señor me pregunto si estaba bien… con un si de puta madre borré la expresión de compañerismo de su cara… conseguí levantarme y sacudirme los pantalones… atuse dignamente mi camiseta arrugada y seguí adelante mostrando la misma indiferencia de quien se mira en un espejo.

Recordé que me quedaba una pequeña dosis de felicidad en el bolsillo me la inyecto directamente en hombro izquierdo y la escarcha arrasa mi brazo hasta dejarlo de piedra. Vuelvo a tener una explosión de placer y la baba cae en un hilo fino de plata.

Tiro una moneda que me lleva directamente a la plaza roja de Moscú donde tomo un vaso de agua de patata con un oso polar con sombrero de bolchevique. Cuando terminamos la botella el asegura que es vodka y yo le digo que para mi agua de vida.

Preparo una dosis mezclada y se la clavo en la zarpa… sus dientes se cruzan entre si antes de que un rugido lo tumbe en el suelo moviendo las 4 patas a distinto tiempo. Con algo de ayuda consigo ponerlo a cuatro patas y me subo a su lomo.

El condenado corre, nada y vuela… y yo con más frío que vergüenza me mantengo a duras penas agarrado a su cogote.

Acabamos en un río comiendo salmón a partes iguales… yo las huevas y él el resto. Tras acabar con la pesca de medio río… nos aplicamos una botella más de ese líquido transparente.

Dormimos cubiertos con la noche usando las estrellas como almohada… al salir el sol… el oso se había marchado y yo estaba mas perdido que desde el principio. Me levanto y encuentro una nota escrita por él… dice que se lo ha pasado bien y que encantado de conocerme.

Me da las gracias y me dice que nos veremos en mis sueños. Alguien pita y me doy la vuelta. El taxista sonríe amablemente y me informa del montante de la factura… rebusco entre los bolsillos y escupo el dinero directamente al asiento del copiloto.

Masculla algo pero yo ya estoy a cientos de kilómetros. Floto por el aire subiendo en paralelo con la fachada de mi edificio. Entro por la ventana de la habitación y bajo la persiana para convertir el sol en una película de lunares proyectada en la pared.

Preparo la dosis y me tumbo en la cama. Me ato a ella con una correa. No pienso abandonar el cuarto hasta que el oso no vuelva. Se ha llevado mis botas de serpiente y ahora ya no puedo reptar a ningún sitio… el cuarto gira alrededor de la cama mientras las sabanas me engullen como el monstruo del canasto de la ropa sucia.

lunes, 4 de mayo de 2009

Sinfonía dispersa.


Y pongo los dedos en el teclado y la música comienza de nuevo infinita en todas direcciones. El tiempo pasa y arrastra las notas con el aire que sus pulmones insuflan al mundo y entonces todo se para y la nada se vuelve densa.

Después todo vuelve a suceder despertando del ensueño… primero con grandes bostezos de ojos achinados y a continuación una orquesta de voces partidas comienza a repartir los buenos días entre las sabanas aun revueltas y calientes.

Las canciones se turnan en cada una de las duchas en que alguien se sumergió en otro lado del mundo… la letra inventada recién hecha y humeante como las tostadas con café, mientras el agua captura el sonido para derramarlo por las cañerías.

Al final en todo un alcantarillado que suena a una sinfonía armónica sin precedentes. Un chorro de voz que avanza inexorable hasta el silencio perdido en la lejanía de donde vayan a acabar… en el trayecto mil y una voces perdidas que solas no tenían ni una oportunidad de sobrevivir.

Pero que juntas y enmarañadas se transformaban en la esencia del sonido que se aleja del tumulto de la gran ciudad y sus ruidos, para volver a la naturaleza donde algunos artistas aun no han florecido en sus pequeñas parcelas de ignorancia urbana.

Aquellos que aun sienten la naturaleza a flor de piel y que sin grandes artificios labran con sus manos pedacitos de cristal. Unos grandes y ostentosos… otros mas bien diminutos y tallados por las manos de los grillos. A veces me engancho a la primera voz que cae por la alcachofa de mi ducha y me dejo caer por el sumidero.

Bailo entre todas esas canciones de autores anónimos volando entre los tubos carcomidos por el oxido y a pesar de no tener cuerpo siento como toda aquella suciedad mancha las voces cristalinas del agua.

Hasta que llegados a un instante… la ciudad se acaba y todo suena diferente… las voces atravesando los túneles de arena como hormigas deseando ver la luz del sol… otras convirtiéndose en agua para filtrase entre los substratos a ver quien llega antes al centro del mundo… y otras sin mas destino que la perdición del olvido siguen adelante hasta que la distancia las ha consumido tanto que no queda mas que una nota nítida que se va apagando como un corazón aburrido de latir.

Cuando me quiero dar cuenta estoy tan lejos de ninguna parte que cualquier intento por localizarme suena a carcajada de alguien ausente. Miro a todas direcciones y solo tengo nada y mucho de campo.

Los pájaros cantan y los pequeños escarabajos vuelan acunados por el viento que sopla cimbreándolo todo con la suavidad de su tacto de terciopelo.

Escucho la marea sobre los campos verdes de cereales y veo las olas chocando con las piedras que se alzan todavía impetuosas a la erosión del tiempo. Siempre acabo donde menos me lo espero, pero al menos allí suena una melodía excepcional.

Es la voz del viento que canta su propia historia lleva trinares dentro y vuela tan alto que la niebla se parte el cuello mirando hacia arriba que acaban convirtiéndose en pedazos de nubes que dibujan sobre el cielo.

La leyenda de un personaje que nunca toco el suelo ni dejo de surcar los océanos de cielo. No deseó ni el mar ni la tierra sino que desde los inicios busco una sintonía que sonaba al fondo de sus recuerdos.

Una melodía perdida que su boca tarareaba mientras yo dormía en el seno de su vientre. Caí del cielo en una gota de agua y me deslice por toda la superficie del mundo. Acabe helado en la antártica donde el viento acabo por cubrirme de hielo fabricando para mi un ataúd de cristal a medida.

Una vez repose de nuevo en el glaciar de pronto sentí como el mundo se podía escuchar a través del agua cristalizada… el hielo sonaba a burbujas y notas de piano mientras que la tierra me susurraba al oído que la música que yo escuchaba era la que bailaban mis propios pies.

Salí de la ducha y me seque con un nuevo día. Respire el café y bebí las tostadas mientras que mis zapatillas escribían con tarareos lo que me depararía la jornada.

domingo, 3 de mayo de 2009

Resaca a la Deriva


Bueno en realidad pescamos cientos… abrimos las redes y el hombre mono se subió a los árboles para atarlas y que no se escapara lo que fuésemos a pescar.

Al principio solo pescamos hormigas y arañazos… después las cicatrices hicieron la espera más suave y al llevar la noche el pez dorado vino a nosotros… llego con bebidas de colores y cuando el aire soplaba fuerte bailaba música para nosotros.

El pez llego y todo comenzó a ir bien. El sonido de la pecera era de una calidad excelente… el oxigeno se colaba por las redes y hacia que todos los cuerpos presenten se moviesen a una con el mundo.

Los que tenían instrumentos vertían continuamente hilos de melodías que se enredaban con las amarras y las hacían vibrar como las cuerdas de la guitarra. Cuando una canción se acababa comenzaba la siguiente y en el campamento base no nos faltaban músicos nocturnos de todos los tamaños y colores.

Un borrego vino y nos balo pidiendo silencio. Le pedimos disculpas y pudo reunirse con sus hermanos en la tienda de campaña de alguno con dificultades para dormir. Antes de marcharse le pedí que se pasara por mi tienda.

Se marcho riendo y dijo que volvería a la noche siguiente…

Pero nunca regreso… creo que le hacia gracia que un insomne con amnesia le pidiese que pasase por delante de su tienda. Aunque no creo que a ella le gustase pasar por delante toda la noche haciéndose pasar por distinta oveja hasta el infinito.

Comprendí al borrego y seguí cazando peces.

Algunos eran grandes y me podía pasar la noche mordiendo pedazos de su panza como miguitas de pan. Otros solo eran de un bocado y después de dárselo corrías buscando a otro similar perdido en el recuerdo de su sabor.

Puntual pero delicioso. Así que de esta manera pase los días buscando corderos y pescando peces en un río sin agua. La música reino en la casa del sonido y el sol pinto nuestras pieles al fresco. Cuando termino la mano llamo a la ambulancia para retirar a los que tenían insolación o bajadas de tensión etílicas.

Por el día y por la noche solo andaban por las calles aquellos demonios que no habían recibido la visita de Norit. Cuando me cruzaba con ellos les advertía que había un cordero loco y peligroso que andaba suelto haciendo la prueba del algodón.

Me tiraban pastillas y acompañaban a sus duendes a otros lugares. La lluvia nunca llego a llegar pero la luna no dejo de gotear sonrisas a diestro y siniestro. De casualidad me encontré una y salí a bailar.

Baile tanto que gaste unos cuantos pares de pies hasta que un chico me dijo que ya era suficiente. Salí del agujero que había labrado en el suelo y cambie de escenario. Bebe bebió sola… y yo seguí bailando porque tenia una anguila atravesada en el pecho intentando salir.

Bebí un poco más y solo recuerdo despertar en una playa varado en mi propia red. Abrí los ojos y di una vuelta sobre mí. Arroje media cerveza en mi boca.

Cruzo los dedos y D. Ios en persona me pasa su cayado y me dice que soy su preferido, se sienta a mi izquierda y yo le comento que no me van los formalismos. Sonríe con su gracia divina y me da monedas nuevas.

Meto una en la maquina y el mecanismo me lleva a otro lugar distinto. La música comienza a sonar y yo ando perdido en mitad de un mar de brazos buscando una red que pueda pararme.
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