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sábado, 29 de octubre de 2011

Luna negrA.

Escarba la bestia por debajo de la piel
intentando salir a la superficie otra vez
husmea el ambiente buscando su presa
las pupilas se vuelven dos pozos negros
y escruta el universo a través de su criba

Las garras asoman de sus dedos largos
su nariz comienza a describir el mundo
el corazón suena a noche en la sabana,
se desplaza liviano acariciando el suelo
sintiendo el planeta debajo de sus pies

Los colmillos se le agudizan como dagas
esperando a hincarse y calmar el hambre
sigue el aroma que le lleva a su destino
lo lleva escrito en el mapa de su instinto
como una condena sangrienta que pagar

Cada noche cuando no hay sol y todos
descansan ajenos pensándose seguros
sin llegar a estarlo, porque el si existe.

miércoles, 26 de octubre de 2011

La señora Luisa.


Se fue del mundo en silencio y sin dar ruido, casi de puntillas… imperceptible para el oído, aunque lo llenaba de alegría sin saberlo. Sencillamente por cosas tan simples como que nunca supo dar un problema, a ella le gustaban muchísimo más las soluciones. Y siempre se le ocurría alguna entre su inconfundible sonrisa. Y es que aunque tuviese el pelo blanco… seguía siendo una niña incombustible.

Ella no enseñaba a nadie, predicaba con el ejemplo y es que era la mejor manera de inculcar algo. Si se ve hacer es más fácil, la cosa es que ella estaba más que encantada de ser la primera aunque tampoco le importaba ser la última en ese bien saber que llegan a dominar los ancianos en la cúspide de sus vidas. Pero ella no funcionaba con imposibles, los hacia realidad.

Menuda la señora Luisa que ahora esta con su tocayo recuperando el tiempo perdido. No hubo tanto amor en tan poco espacio, podría escribirse con letras mayúsculas, porque sinceramente no variaría el resultado, porque no importaban los tamaños cuando estaban en el mismo cuarto. Los dos tenían el corazón tan grande que lo increíble era que los contenían en cuerpos tan dispares.

Para nada, porque nada es lo que parece cuando se sabe jugar tan bien a las cartas y se sabe bailar durante toda la vida entera. El brillo es algo que se gana con el tiempo, otros nacen con el puesto. Puede que las estrellas que viven en la tierra son las que después nacen en el cielo o que directamente existen para siempre con una energía inmortal, de cualquiera de las maneras. Me siento orgulloso de haber pertenecido a su historia personal.

Casi todas las abuelas adulan a sus nietos, les tiran flores y ponen adornos con florituras en sus conversaciones, todas tienen alguno que es el mejor en alguna cosa que no importa o tiene menos relevancia de la que se le pueda dar. Yo tengo una abuela a la que nombrar con tantos calificativos positivos que más de uno se moriría corroído por la envidia. Ella en cambio no tenía de eso tampoco. Lo suyo era para los demás, porque había vivido las penurias de la guerra y no se lo deseaba ni a su peor enemigo.

Tampoco tenía de eso, ni conocía su significado. Así de grande era (aunque lo coloco en seis letras, tardaría muchos folios y demasiados árboles en delimitarlo) que nada que no fuese bueno valía para sus planes de futuro. La gente suele vivir una vida con más o menos fortuna, los altibajos existen hasta en Suiza… pero vivir una vida plena con tanta suerte no esta al alcance de cualquiera, porque si eres lo que dejas en el mundo.

Se va de puntillas, pero dejando un legado digno de reyes.

Todos aplauden cuando el mago saca un conejo de la chistera, nadie se da cuenta de que algunas casas la magia no es un truco, si no una vivencia diaria con el peso de una vida a las costillas, ella era una hormiga con corazón de león y voluntad inquebrantable. Además tenía tanta energía que no era normal, ni continua, ni alterna, si la enchufaban a la corriente hubiese fundido media ciudad.

Se me escapa una lectora, mi abuela se va después de dejar todo en su sitio… Queda su leyenda escrita con letras de esas bonitas a la vista, como lo era ella. Una amapola entre los tonos pajizos de los veranos en la mancha. Un toque refrescante en mitad del desierto. Simplemente ella conoce el secreto de la excelencia.

domingo, 23 de octubre de 2011

La caída del cielo

Ya corren las hojas muertas
por estas calles abandonadas
entre las nubes y sus sombras
vuelve el frío que tarde llega
cubriendo a la gente con ropa.

El otoño silencioso fermenta
junto la lluvia y la hojarasca
dejando las ramas raquíticas
al cielo rayos de sol suplican
pero como siempre igual le da.

Es dueño y señor de todo esto
hasta que retorne el invierno
piensa borrar el verde mundo
gris y marrón desea volverlo
que olviden el verano eterno.

viernes, 21 de octubre de 2011

Sin control.

A veces el otro chico agarra los mandos
y saca la caja de cerillas con una sonrisa
arrasar el mundo hasta reducirlo a ceniza
que todo arda armoniosamente sin prisa
para terminar de una vez con su historia
y que se olvide en el tiempo o en la brisa.

Para otro mis zapatos y mi chaqueta vieja
le dejo los problemas envasados al vacío
para no tener queja como nuevo inquilino
que se quede mis tarjetas y todo el vicio
que tenga, tuviese, o que ya haya tenido
desde el pasado más oscuro de él me río.

Oculto entre las sombras miro su destino
tan torcido como una herrumbrosa veleta
conociendo sus caminos por adelantando
también sus gustos, las debilidades y ella
y sin avisarle de nada porque no escucha,
al menos que disfrute su próxima fiesta.

Bailando entre los demonios con su risa
con la luna y las estrellas, que sobreviva
y entre todas las cosas que le hace feliz
escoja de nuevo volver a vivir aquel día
en que el cielo y la tierra se aplastaron
y le dejaron fosilizado aún lleno de vida.

martes, 18 de octubre de 2011

Memorias planeadoras.


No tengo coherencia, la perdí de pequeño jugando en el parque. En cambio a la responsabilidad la enterré yo deliberadamente en la arena del jardín de infancia. Pensé que sería útil llevar encima solo lo que fuese a utilizar en el momento, porque a su vez era cierto que nadie llevaba por ejemplo tierra en los bolsillos.

Así que ya de pequeño me dispuse a volar. A despegar los pies del suelo ya que en el fondo no deja de ser una de las mejores sensaciones junto a nadar que se pueden experimentar de cuerpo entero. ¿De que sirve el lastre?, por suerte a esas edades no disponía de una cabeza tan llena de aire como un globo aerostático, por lo tanto era ilógico llevar exceso de cualquier cosa que no tuviera sentido, obligándome a soportar y respetar por lo tanto las restricciones dadas por la naturaleza.

El cuerpo… contra eso no podía hacer nada, me venía impuesto como al reo su sentencia, mi único deber desde nacimiento era cuidarlo correctamente, pero como venia sin instrucciones, supuse que sería de esos que se controlan con creatividad e ingenio y ya lo tengo bastante tiempo… tan erróneamente no lo estaré haciendo.

La otra norma era la gravedad. Ya que ante eso no se puede hacer nada para quebrantarla, salvo usar una fuerza impulsora mecánica… me dispuse a dejarla en su cifra básica y reducir la cantidad de acciones que pudieran relacionarse con dicha magnitud. El secreto estaba basado en que mis actos no es que sean todas buenas, si no que no son malas… así la gravedad relativa a mi propia persona es casi despreciable, como yo ¿no?.

Y no es que me salga del contexto científico, para nada. La realidad es que siempre he podido volar… Me pase los primeros años de mi vida entrenando por la noche, cuando aun dormía profundamente. Me escondía del mundo debajo de mi sabana y volaba durante horas hasta el amanecer.

Despegaba después de unos cuantos pasos en carrera y saltaba manteniéndome en el aire suspendido a pocos centímetros del suelo, con la práctica, comencé a levantarme cada vez más lejos. Los aterrizajes nunca fueron buenos para nada, casi me abro el alma en dos la mitad de las veces, por suerte el colchón era cómodo y en los sueños el daño se reduce a dos variables. Almohada de espuma o de plumas. La verdad es que para ensayar eso de desvincularte del cuerpo es el asunto deseable… Así que antes de ir al instituto. Tenia tantas horas de vuelo pseudo practico… como los pilotos en sus vidas laborales.

Pero mi ambición iba más allá, por problemas oculares y vista frustrada la conquista del aire con un aeroplano en mis manos. Decidí dedicarme a las incursiones ilegales y probar suerte en las alturas. Entrene mi cuerpo a la carrera y al salto… por otra parte nadaba como un delfín en la piscina… Forzando a mi cuerpo a moverse en sincronía con el elemento para volverse tan fluido como deslizante. Curtí mi piel como si fuera cuero, con el tiempo llegaría a estar como el acero colado. Pero antes de todo eso, por supuesto llegaron los fracasos.

Las caídas… los golpes, las quemaduras, las abrasiones… mi cuerpo parecía un muestrario de cicatrices con diversas formas, por aquel entonces echaba de menos la cama por las noches… porque era cuando entraba gracias al insomnio por las calles abandonadas, donde nadie pudiera confundirme con un superhéroe como superman.

A esas horas, sólo quedan gatos y trabajadores que no miran al cielo… Básicamente porque en las ciudades ya no quedan estrellas. Así que al final inevitablemente todo tiene sus consecuencias.

Ahora soy yo el que esta enterrado, si!, pero en otro lugar que no es donde esta mi responsabilidad, pero no os diré el lugar por privacidad. Conforme me fui adentrando en el problema, más abstracta se volvía la solución. Y como no iba a usar alas como las de los hermanos Wright o Da Vinci… encontré en el principio de mi aprendizaje la respuesta… que era planear. Como últimamente había progresado en la piscina y cada vez llegaba más lejos en mis caídas.

Estipule que lo que me faltaba era altura… Y lo hice, me tire del edificio más alto que encontré en esa maldita ciudad. Tome impulso suficiente y salte… De todos ya es sabido que no lo logre… y que aun partiéndome todos los huesos y aplastando mi alma hasta el perfil del papel, conseguí planear la friolera cifra de 53 nada despreciables metros. Pero es que debe de ser que los cien kilos que pesaba no eran nada despreciables y yo fui la consecuencia.

Ahora resido en el cielo, no es lo mismo, pero en realidad la solución era enterrar el cuerpo y olvidarse del resto. Otra diferencia es que tengo alas, puede que eso tenga algo que ver. Aunque la sospecha la tengo en el arito que tengo sobre la cabeza. Desconozco si es de atrezo o libera de las restricciones impuestas. Es cierto que llevo poco tiempo y llevo no se cuantas multas. Quien sabe donde acabare el día de mañana.

Dios dirá.

Elvis lleva tupe, viste un traje de estrellas y los pajaritos de aquí arriba bailan al son de las arpas y violines.

domingo, 16 de octubre de 2011

Planos superpuestos.


Toda la historia del mundo se puede leer sobre un lecho de polvo, desde los dinosaurios hasta el día de ayer, que ya esta grabado en algún sitio, guardado, protegido y por supuesto olvidado… por lo que pasar a ser un fósil conservado solo es cuestión de tiempo.

La mayoría de las cosas cumplen de la misma manera con su ciclo interno, las caídas, las roturas y hasta las rupturas, incluso de las que el daño es tanto físico como psicológico. Yo he tenido de esas, bueno para ser sincero supongo que al menos todo el mundo ha tenido de esas. Nada me hace especial a mí y no al resto o viceversa… Tan solo cambian los actores y las situaciones, algunas sensaciones serán calcadas entre las escenas o puede que el dolor tenga tantas escalas como la torre Eiffel.

Pero la verdad es que cada uno las interioriza de diferentes formas. Recuerdo lo que era sentirse un agujero negro como si fuese un sumidero, tragar sin protestar… bueno alguna burbuja se puede llegar a escapar a destiempo. No es fácil intentar ser de metal siendo tan solo de carne, hueso y sangre.

Dicen que la vida es fácil, pero no recuerdan avisarte que para ello no debes de sentir. Si abres esa puerta ya es complicado volver a cerrarla o hacer algo con ella. He conocido tantas personas huecas, como vacías por dentro. Una marea de corazas andantes… caparazones inertes que siguen avanzando con las venas llenas de todos los peores sentimientos negativos que se puedan licuar a baja temperatura.

Por mi parte recuerdo el veneno y lo que era vivir con ácido en vez de sangre. Lo que escocían los latidos que se escapaban por las fisuras de un corazón tan fragmentado como mi propio cerebro. Y aunque suelo intentar borrarlo de mi memoria, siempre terminan apareciendo debajo de alguna capa de polvo de esta o cualquier ciudad.

Los sucesos pasados son como minas escondidas en un siniestro juego parecido al escondite donde su dueño realmente es el único perdedor ya que son tan personales como el documento de identidad. Sólo estallan en tu presencia y que demonios.

Al final de todo te acostumbras, si…

Reafirmo… te acostumbras. Porque cuando acabas por comprender que las cosas tienen su momento y su razón, vuelves a comenzar y de nuevo te agradan las sorpresas y lo diferente… Las cicatrices se cierran y se quedan almacenadas en el archivo destinadas a contar cada vez una historia distinta según precise la circunstancia.

No soy perfecto, en el fondo ninguno lo deja de ser. Sólo se necesita tiempo para acabar encajando en ese calificativo, quizás en años o puede que nunca. Nadie sabe la respuesta más que el polvo y el tiempo. El segundo no dice nada el otro dice mucho en silencio… sólo tienes que atender a las capas y entre alguna de ellas encontraras lo que buscabas.

lunes, 10 de octubre de 2011

El fondo de la papelera grita.


Y alarga su mano clavando un cuchillo
que entra directamente hasta el corazón
de la herida tinta negra cual crudo manó
y el llanto se hizo lluvia contra el cristal
mientras que los rayos iluminaban todo.

Después el granizo golpeando con rabia
sacudiendo el silencio entre cada trueno
tiñendo de blanco el suelo con picardía
como fuera de una iglesia tras una boda
o incluso una guerra de almohadas seria.

Aunque no lo fuera justo para ese libro
ni para esa historia sin alegría ni gloria
pues sin nombre siquiera había muerto
tampoco vería el amanecer de otro día
ni de su respectivo y vinculado ocaso.

Como un bebe que nunca nacerá porque
su suerte se ha acabado antes de tiempo
pero ya nada importa, a nadie le incumbe.

Sólo él que les dio la vida
recuerda punto hasta el fin
como una condena tan viva
que sabe, conlleva y conoce.

Y que de alguna extraña manera disfruta
porque entre un asesino y un creador solo
hay una exclusivamente vuelta de tuerca
sonríe y se alegra, porque ese cuento esta
tomando forma todavía dentro de su cabeza

Llegado el día, nacerá… hasta ese momento
solo cabe escuchar como su memoria coloca
cada pedazo y fragmento en su lugar preciso
hasta que la palabra se vuelva como el agua
y el texto escape de las manos de su dueño.

domingo, 9 de octubre de 2011

El secreto de la escalera sin fin.


Siempre se puede dar más, mucho más, tanto como para hacer de la acción algo perfecto. La cosa es que no todo el mundo quiere hacerlo… es difícil y es cansado… esas son dos palabras que a la gente no le gusta ver juntas. Soportan una, quizás… pero las dos en el mismo momento suele saber a fracaso, a tedio, a mejor no intentarlo.

Y así pasa el tiempo, y se sigue esquivando las opciones, las circunstancias, dejando el potencial abandonado en el tintero, ahogándose en un liquido que no deja vislumbrar el fondo, con miedo de parar de chapotear, haciendo lo mínimo para que se pueda aguantar más tiempo.

Pero no caemos en la cuenta de que todo tiene solución, si dejas de dudar entre todas las opciones o incluso puedes ir mejorándola conforme vas actuando, porque todo se puede lograr si encuentras la entrada al momento. Uno de esos que va rodado por si solo… sin que tu necesites hacer nada. Cada paso lleva al siguiente y cada acción casa como un guante a la medida.

Hazlo… simplemente puedes hacerlo.

Hay dos opciones… sigue dormido o despiértate y anda. No sigas a Lázaro, no, a ese déjalo, anda tu camino no el de otro… tus zapatos pueden llevarte allí y tu cerebro sabe  el resto por adelantado. Sigue mejorando hasta que ya ni tengas que pensar y todo salga solo. Es un buen momento de probar suerte y encontrarte detrás del espejo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hoy Louis.


Iba montado sobre una aterciopelada voz que se fundía con lo oscuro que habita en los cenagales de Nueva Orleáns. Ya entonces no le importaba donde tenía enterradas sus raíces, simplemente vestía su nombre junto a su cara y casi todos le reconocían. Cuando empezaba a lanzar palabras por su boca el mundo se callaba y el ritmo comenzaba a acompañarle. Su garganta parecía un brillante contrabajo color caoba con las cuerdas en oro. Las notas en un concierto te hacían vibrar por dentro te tocaba las paredes de los órganos y detrás de tu cerebro hormigas bailaban la música que suena de fondo.

Él sigue viviendo… no solo en las cosas que dejo, ni a sus escritos. Pues en papel todo tiene valor adquirido, si no en su voz porque en parte lleva algo de su parte impresa… o en sus imágenes donde siente incluso cuando esta cantando… eso no le limita cuando el aire suena a trompeta y su lengua al contacto del metal hace que estallen cientos de estrellas, los flashes disparen y los corazones se encojan y tiemblen. Que la gente se vuelva diminuta a la vez que él crece como un hongo nuclear.

Mucha energía contenida en un cuerpo…
aún más potencia cuando sale fuera.

Y vive, por supuesto que alguien como el sigue viviendo. Ni la muerte pudo callarle, ni el tiempo le ha borrado. Las estrellas surgen y no hay nada que pueda hacerse para detenerlas, sucede que no es poco… porque en un mundo sin estrellas, más bien nada se puede conseguir. Dominarían el firmamento nocturno las luces artificiales que quieren brillar mucho pero no pueden sin transgredir alguna norma energética.

En cambio por el contrario él brillaba con toda naturalidad explotando y conteniéndose, acariciando la textura a algas que parece el mundo que queda delante cuando se mira desde un escenario, bailando con ella… haciéndola moverse con sus canciones y logrando que de vez en cuando se sienta uno en el cielo como cuando volaba entre mundos. Y vuelven las sonrisas como flores en el campo en primavera y el tiempo se esta poniendo triste y amenaza con llorar sobre las hojas que empezaran a estar secas. Y cada la noche cae antes y aunque el frió se acerca, sigo tranquilo buscando ángeles y estrellas camino del cielo de esta ciudad que parece un muestrario de bombillas.
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