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miércoles, 21 de diciembre de 2011

A mi tío Nano.

Dicen que no somos nadie, pero tú te vas llamándote Ayala y yo me quedo orgulloso de pertenecer a tu sangre, deambular por parte de tu camino y poderme sentar en la mesa contigo. El último Leal con su porte característico abandona el escenario, Buda esta asustado acurrucado en un rincón a oscuras porque tu legendaria barriga de acero le hará sombra. Sube un sol para convertirse en estrella del oscuro firmamento.

Puede que no fuese mi padre, pero me entreno en la vida como si lo fuera… La caña en su caso no era un instrumento para servir vino, y aunque tal objeto fuese un cordial amigo de verano, esa definición vine clavada a una persona tan llena de energía que era como un manantial que lo regaba todo. A su lado te llenabas de vida… era alguien que se quedaba hasta el final y cuando ya no podías más, él te daba los ánimos que necesitabas para terminar lo que hubieses empezado.

Y a pesar que tuviese el cuerpo zurcido con espinas de rosal, aun podía tumbar a un ejército, a un elefante, incluso a una montaña. Así de grande era mi tío, y se va en capicúa para que nadie se olvide de brindar por el en estas fechas. Me quedo tu ejemplo, tu vida, tu historia.

Nunca olvidare lo que se siente en una pista, ni lanzando mis problemas lo más lejos que se pudiera… Cuando se apague el día se ira algo de alegría junto a esos rizos que desde años rebosaban la sabiduría que da el pelo blanco. Todo lo bueno viene y se va, tu leyenda queda escrita con sudor sobre los campos de castilla. Un competidor que sube al podium para levantar el trofeo más importante que nadie ha recibido en la vida. Ser el mejor en el deporte de amar, luchar, vivir y reír.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Con fusión y sin fisión


Encuentra la paz interior y sácala escuchándola atentamente, olvídate de todo lo ocurrido mientras sigues limpiando tu presente del polvo reposado desde hace años atrás dibujando infinitos con la fregona… respira soltando a bocanadas el pasado aferrado a tus pesadillas escondidas en los agujeros del cerebro. Lava cada pliegue sin pereza, continúa con las curvas visibles sin dejarte tampoco los recodos escondidos…

Por supuesto recuerda también hacerlo con cada espiral de tu inconsciencia, siendo conciente de extraer la coherencia suficiente para volver a encontrar el silencio de la calma allí donde no te acordaste de buscar por ir con prisas. Ve a lugar donde sólo huele a paciencia y no hay más distracción que la simple respiración de tu reflejo en las cuatro direcciones de un cubo… después prueba a evadirte de tu cuerpo e intentarlo con las ocho de un mundo que gira mucho más rápido de tu propio movimiento real.

Cuando enfrentes al sentido del reloj con el flujo que va hacia atrás en el tiempo y todo se funda en un punto en el que coinciden al instante para volverse a encontrar en el futuro que retrocede directo al presente. Entonces el niño hechizado empezará a respirar otra vez… y puede que la quimera ruja en el dolor del veneno de su muerte y volviéndose ceniza que se desploma descuidadamente como los recuerdos de un edificio abrasado.

El aire hará el resto… llevándose todo lo yermo e inerte, ocultándolo debajo de la alfombra del mundo para que a la siguiente vuelta sacar por el lado opuesto un cuadro lleno de una verde primavera veraniega de los ojos de un holandés errante que vuela hasta el cielo para que al anochecer retorne en forma de lluvia de copos de nieve que torne el suelo de blanco.

Y seguir así… fundiéndose con el universo en su punto medio y a continuación salir disparado en direcciones opuestas y acabar como empezaste con la felicidad de un niño que descubre por primera vez lo sencillo de un interruptor que controla el cielo de su habitación.

Luz… oscuridad… día… noche… todo… nada… veo… ya no tanto… estoy despierto…  ahora sueño.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Continuará.


Masca la tensión como si fuera cemento que entre sus dientes vuelve granos de arena. Rechina y sigue moviendo su mandíbula, rumiando cual vaca terca que se empeña en alimentarse del simple aire. No tiene miedo… ni siquiera ante el corredor de la muerte, del que nadie nunca vuelve. Ni siquiera tiembla, tan solo mastica y deja volar su imaginación. El resto del mundo se tapa los oídos porque la fricción del marfil les repugna, él en cambio sonríe abiertamente para que el sonido lo envuelva todo como una atmósfera sellada.

Falta un día, uno exclusivamente, con sus pesadas horas, sus desquiciados minutos y sus fugaces segundos… sabe donde esta el fin, donde se acaba el camino y se convierte en infierno. Roza su espalda con las yemas de los dedos buscando algo que aun no tiene, allí donde los ángeles las llevan. No es el momento adecuado, pero tiene curiosidad por lo que se esconde detrás de la puerta de no pasar. Sus cuentas están en paz y a pesar de haber gastado un año en el intento, sabe que a la próxima estará preparado.

Aun le faltan demasiadas piezas para estar completo. Para ser lo que necesita, pero el tiempo se le ha pasado volando y únicamente tiene la mitad de las cosas completadas. La gente dice que los años marchan lentos y en fila, él en cambio nunca supo controlar el transcurso del tiempo, para lo que unos es un río en su caso se convierte en sucesión de cataratas. A veces fluye tranquilo, el resto no.

Sigue sin arrepentirse y aunque ya sabe su condena, se siente feliz… absurdamente contento porque ahora sabe más que cuando empezó todo esto. Cierra un ciclo, como aquel que clausura un cuento. Satisfecho de si mismo a pesar de que tras la puerta no haya nada que su propia sentencia. En el fondo de todo ha pasado unas magnificas vacaciones del mundo y la circunstancia del patíbulo, no es más que una consecuencia de todo lo vivido.

La moneda gira en el aire y el intentará hacerlo francamente bien, independientemente de lo que aguarde, esta orgulloso de su viaje, tarde o temprano los deseos se cumplen y a su vez conoce el principio de la energía. Quizás a la siguiente consiga la cantidad suficiente para realizar la alquimia y que el resultado sea lo que se busca. Todavía le quedan suficientes años para intentarlo de nuevo. Toca comenzar desde cero.

Subir trepando desde el infierno al cielo, esta vez… todo será mas sencillo, ha estado construyendo un nuevo cuerpo, siguiendo al pie de la letra el código técnico… pero no ha terminado su proyecto a tiempo. La próxima vez… ni siquiera necesitará la moneda, sólo un par de alas.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Descansa en paz Tritus.


Te fuiste sin decir adiós por la puerta de atrás del teatro, sin aplausos ni ojos curiosos que mirasen como te marchabas. Como en toda tu vida, escogiste lo que te vino en gana, incluso al final fue tu elección la que llevaste a cabo con la voluntad del que va a un cementerio de elefantes a estirar la pata. Aun te quedaban al menos quince años por delante.

Pero a ti te la pelaba quedar bien hasta con el tiempo. Te fuiste porque siempre elegiste lo que mejor pegase con tus manchas. Dejas dos bonitas esposas y un reino desierto de la majestuosidad que brindaban tus pasos y tu personalidad escondida entre las sombras. Ya no puedo hacer nada por ti, para variar llego tarde a eso de rescatarte.

Lamento que una vida en cautiverio no fuera contigo, lo lamento de veras, porque desde el primer momento en que te vi, desee salvarte y de alguna manera lo hemos logrado aunque sean dos formas distintas de ver la moneda. Espero que al menos te gustase la estancia, pues mientras habitaste aquí… fuiste el rey de la casa.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Lo que el ojo no alcanza a ver.



Mi futuro es tan incierto como cabria de esperar de lo que se esconde al final de un largo pasillo desconocido a oscuras. Allí, puede haber cualquier cosa, pero desde el inicio ya vas rozando la pared con las yemas de los dedos en mitad de la penumbra.

Y es curioso, porque no ve lo mismo un tuerto, que un ciego… ni siquiera lo que ve alguien normal. Podría decirse que los ojos son el sentido cuyo uso provoca más engaños en el asunto de la percepción, aunque en el caso anterior, nada depende de la visión, si no de la simple interpretación que de ello haga el cerebro.

Aunque sin duda lo raro de todo esto. No es tener a un ciego, a un tuerto y a un tipo normal caminando por un pasillo con la luz apagada. Eso sería hasta normal, lo extraordinario es que un insomne necesite tomar café para estudiar por la noche.


En verdad todo esto no es por esa infusión ni por el hecho que me haya pasado los últimos años hablando con las estrellas por la noche ya que la luna va y viene a su voluntad. Lo extraño de este asunto es que las viejas costumbres (cualquiera que sea la precisa en este instante) tienden a dejar más huella en uno mismo, de lo que se llegaría a pensar.

El secreto de las rayas.


Al igual que un soldado en el preludio de una guerra, espero agazapado en mi trinchera… lleno de energía, de paciencia y con la esperanza de que cuando todo termine siga estando entero, o en su defecto haya perdido la menor cantidad de trozos posibles.

Aguardo a ver como caen los días como las hojas rojizas que aun pueblan los árboles más retrasados, veo precipitarse el tiempo en silencio como una lluvia pausada que sin truenos ni rayos, se posa taimada como una ducha fría para los sentidos. A lo lejos el horizonte parece alzarse en llamas, pero estoy demasiado lejos para cualquier acción y me han prohibido abandonar mi posición hasta que me llamen explícitamente.

Así que juego con mi cerebro como si fuese un fusil de asalto, abro mi cabeza y saco todo, lo desmonto pieza a pieza y las limpio minuciosamente para después volver a colocarlo todo como estaba sin la ayuda de los ojos. Después de un mes ya lo consigo por inercia. Aunque no se si valdrá de algo cuando empiece el combate.

A pesar de mi situación actual no tengo miedo, la verdad es que nunca he sabido arrepentirme por mi mala cabeza, gasto mis días bajo mi propio mando, porque ningún general blindado de estrellas ha sabido usar nunca unos zapatos tan incómodos como los míos, me miran y me preguntan como puedo si quiera hacer lo que hago.

Ni les miro, solo les ofrezco una sonrisa y comento… cuesta una vida domarlos.

Les doy la espalda y me vuelvo a mi puesto a masticar tierra mientras el enemigo se reúne enfrente como una ferviente legión romana apiñada. El final cada jornada esta más cerca y yo sigo rezumando paz y sosiego, como quien cuida un huerto. Cada mañana le doy una vuelta y recojo lo que esta en su punto. El resto no es más que conocer que la naturaleza sigue su curso.

Cuando llegue el día, y el temor se vuelva niebla entre el enemigo, yo caminare entre ellos cual incipiente bruma sin que se den cuenta, llevo tanto tiempo escondido entre el fango, que he acabado por robarle el mimetismo a todos los animales que he capturado. Soy como el viento helado. Una sensación en la nuca que pasa quizás demasiado rápido… efímero como los recuerdos opacos.

Un hombre escondido entre la paja del mundo… igual que una aguja, esperando a la menor oportunidad de causar el mayor daño posible y después desaparecer como un desconocido al que no guardar rencor ya que nunca formado parte de la memoria.

martes, 29 de noviembre de 2011

Fragmentos de ser


Sigue sonriendo aunque el mundo se quiebra
su vida esta remendada a base de hilo y aguja
apaños zurcidos que le hacen seguir adelante
porque el dolor es como una oración de noche
a pesar que no cree en ningún Dios escondido
en los agujeros de la bóveda del firmamento.

Sueña con marcharse de viaje a vivir a la luna
mientras cuenta todos sus puntos de memoria
como quien recuerda cada polvo que ha tenido
o alguna reiteratación con derecho a recuento.

Él solo quiere huir al sitio donde la gravedad
no tenga sentido y las cosas sean de la levedad
de las plumas y el dolor de las caídas el efecto
de una piedra en un estanque desapareciendo.

Ondas concéntricas… energía en movimiento
caminando sobre las aguas sin usar un cayado.

Viajar por la tierra con la ayuda del telescopio
viendo el ocaso del mundo formándose debajo.

Notar la brisa que le acaricia la piel y las heridas

Se siente evaporarse en el silencio de las estrellas

domingo, 20 de noviembre de 2011

Campos de castilla.


El pasado vive a la vuelta de la esquina, es como ese vecino indeseable que tarde o temprano acaba por cruzarse contigo cualquier día de la semana. No importa lo que intentes esquivarlo, evadirlo o incluso planificar todo para evitar ese determinado momento. Al final sucede.

Ahora toca rescatar fragmentos entre el polvo, igual que un paleontólogo con su brocha, escarbar y encontrar el tesoro que esconde el secreto de cuando conseguías sentarte delante de un libro y no querer huir a ninguna parte. El  presente suena a fuga de segundos como una cañería mal ajustada, lo malo es que el depósito se esta vaciando en medio de la peor sequía de la historia.

Pero al menos, la tierra huele a mojado… toda la muerte y la ceniza de la ciudad se esta convirtiendo en un buen sustrato donde plantar algo. El invierno promete ser tan duro como los trabajos forzados que habitaban por Siberia entre los osos polares. La incertidumbre ya no juega con Heissenberg por las mañanas, a veces es como una soga danzante atada a una viga. Baila al ritmo de un metrónomo con los pulsos tan lentos que parecen poseer el compás de la eternidad.

El reloj sigue con su maldición en forma de letanía arrancando días del calendario… no entiende de concesiones, es como una bomba de relojería grapada a la espalda. Escuchas los pitidos, pero desconoces lo que queda de tiempo. Lo importante es que si encuentras ese punto intermitente y logras que las pulsaciones se sincronicen con el, el tiempo se vuelve una línea infinita donde la paciencia es un vehículo impulsado sin energia.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Partículas flotantes


No soy del cielo, ni tampoco de la tierra. Provengo de un sitio perdido entre las páginas de uno de los libros mas famosos del mundo, aun así, mi destino es una incógnita al final de toda ecuación posible. Un desconocido que ni a anónimo llega, pues ese ya es alguien conocido por tantos que su nombre es una referencia en las bibliotecas.

A pesar de todo sobrevivo como las cucarachas a pesar de no tener uniforme. Sin dioses que seguir soy como una moneda lanzada al aire que oculta hasta el último instante la verdad de su suerte, un comodín mimético que se difumina en el ambiente hasta que la patria con sus fronteras se disuelve bajo los pies y es cuando sin deber nada a nadie ni poseer obligaciones cabalgo mi camino sin libro de instrucciones.

La prueba y el error es la única doctrina que realmente es capaz de sustituir el arcaico teorema de la evolución de la especie más fuerte. Hitler llora en el infierno mientras el mundo se vuelve un colage de civilizaciones que tienen algo que contar a la historia. Una enseñanza eclipsada por el ego que reside en los ombligos del que cree que la verdad de su realidad es única y absoluta.

Cuando todos dejen de luchar contra su enemigo en el mundo, puede que entonces empiecen a escuchar que hasta el silencio es capaz de contarte quien eres y cual es tu destino.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

22"

En el fondo todo sigue igual
pasa el tiempo y las estaciones
queda la gente en sus historias
como siempre… como nunca…
y ese equilibrio da su placer
al que navega entre dos aguas
sabiendo perfectamente donde
queda cada puerto amigo en el
que atracar cuando la tempestad
amenaza con tragarse el mundo
y hundirlo donde no llega la luz.

Algunas cosas no cambian jamás
y ese sencillo dato es el que ni
la amnesia podrá borrar de esa
memoria fragmentada que dejaste
allí por donde tus pies caminaron
descalzos dejando su huella y
esa esencia familiar que nadie
puede olvidar, ni quiere, ni osa
ya que todo tiene sentido cuando
suena la melodía y reconoces el
estribillo que una vez tarareaste.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Primer paso.


He pasado el corte y esta primera victoria me sabe a gloria, mi medio cerebro baila sin parar, satisfecho, orgulloso y con el pecho henchido. Pero no es la hora de celebraciones, si no de seguir avanzando trinchera a trinchera, paso a paso. Me queda aun un largo camino hacia el fin de todo en lo que me he aventurado.

Sigo sin tener alas… pero aun así, no me da miedo saltar al vacío, lo peor que puede pasar es que me estrelle, aunque la verdad es que seria aun mas grave de no intentarlo. Siempre ha estado ahí el fuego, me ha llamado de todas las formas posibles desde la cuna y ahora que puedo. Voy a por la siguiente prueba en un mes.

Quizás poco tiempo enfrentado a que me he pasado demasiado en la parra. Aun así… no me lamento de mis actos, sólo necesito concentrarme lo suficiente para que pueda quedarme quieto a pesar de que el mundo se siga moviendo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

J. Rojas.


Era un hombre con todas las letras
padre de quien estaba a su guardia
amigo del resto que quedaba.

Un señor de antaño y con redaño
y a un cigarro también pegado
pero siempre hay un vicio oculto.

Aunque sinceramente lo mostraba
no era de guardar a las espaldas
ni de esconderse detrás de piedras.

Una barba pensante donde fuera
me alegro de estar en esa historia
orgullo de estar en su presencia.

Un poema no tiene las palabras
suficientes para describir a
un tipo tan grande y venerable.

Pues la huella que en mi dejo impresa
no puede borrarse ni con tiempo
ni la pena de no volverle a ver.

Es una obra maestra escondida en la
memoria visual de quien recuerda
haberle contemplado en su esplendor.

martes, 8 de noviembre de 2011

Apnea profunda.


En tu presencia me quedo sin aire que respirar
y el corazón se me acelera como si cayese por una
   espiral que no termina nunca y que se extiende hasta
      unirse con el infinito que es el horizonte más alejado
          deseo bajarme de ahí, pero he perdido las uñas por la
            velocidad y ya no me quedan mas vidas de reemplazo
               que pueda gastar… me encuentro tan desnudo como
                  desarmado y la sensación de impotencia va trepando
                     por mi espalda igual que un gato cabreado porque si,
                        las fuerzas se desvanecen hartas de luchar sin vencer
                           ni moverse ni un ápice de ese punto intermitente que
                              no va a ningún lugar, pero tampoco comunica nada de
                                nada, y el oxigeno se convierte en la necesidad real un
                                   ahogado con ganas de vivir y que piensa en subir como
                                      si fuera espuma de cualquier bebida agitada… o tal vez
                                         ser un cohete de esos que se pierden en la inmensidad de
                                            de la noche entre sus estrellas, no importa si vivo o muero
                                               en esta maldita guerra de los cien años. No quiero saber ya
   de ti, porque siento tus tacones clavados en mi pecho sin
      parar de hundirse lentamente buscando la medula. Hay
          a veces que el final suena a rama rota en mitad de un
            silencio que puede cortarse con cuchillo. Tu última
               historia es tan breve que el punto de pierde por el
                  margen de la derecha sin remedio, voluntad ni
                     ganas de intentar salvarte del paredón donde
                       tantas veces baile delante de una legión de
   balas que llevaban mi nombre. Ahora a ti
      toca hacerlo con los ojos cerrados para
         siempre, que te jodan cielo, me bajo
            aquí, creo que me pilla más cerca
               de mi propio destino que del tuyo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Viejos desconocidos.


Todo el mundo ha esperado algo, aunque fuese una vez en su vida. Yo tenía algo así… podría haberme pasado una vida entera aguardando a que pasara, o al menos que ocurriera algo que fuese casi parecido. Me hice tan bueno esperando que el tiempo pasaba dos veces más rápido en mi persona.

Suena extraño que alguien quiera pasar su vida al doble de la velocidad normal, las cosas pasan sin que te des cuenta, el día de trabajo se acaba en un abrir y cerrar de ojos, o las desgracias se esfuman en un segundo… lo malo es que las buenas pasan igual de efímeras… y muchos otros sucesos positivos también avanzan raudos como balas, degustar un plato o una bebida, una cita agradable o un placer oculto.

Cuando quise darme cuenta que una vida a marchas forzadas no era del todo lo que a alguien le gustaría para si mismo, comenzaron las preguntas sin respuestas, la búsqueda de lo que no funcionaba, primero desde fuera y cada vez avanzando hacia dentro, todo iba demasiado veloz…

Las preguntas se sucedían una detrás de otra y eran como una avalancha que sepultaría todo rastro de vida a su paso… era incapaz de cogerlas y retenerlas, como un tren expreso que pasa por tu lado y que no puedes agarrar a riesgo de tu seguridad. Todo volvía y se iba con la misma velocidad que había llegado. Era un caos absoluto y la lógica rebosaba por los bordes de la pecera sin quedarse nunca llena de nada que no estuviera en transito.

Todo era como una película a cámara  rápida. Hasta que un día caminando por la montaña le encontré a él. ¿Quién?

Nunca supe su nombre porque solo me lo dijo una vez y no lo escuche porque iba muy deprisa… luego me dio vergüenza reconocer que no me acordaba de algo tan simple como saber como se llamaba. Tarde días en poderme quedado parado en ese banco de piedra donde estaba ese señor ya bien entrado en años mirando el horizonte. Conseguía quedarme parado unos instantes antes de salir escopetado en otra dirección. Mis estancias fueron prologándose más y más hasta que un buen día, logre escuchar la historia entera, la misma que siempre me relataba.

Me contó muchas cosas, pero la que me sorprendió en demasía fue la de su propia vida, él al contrario vivía su existencia a la mitad de la velocidad a si que a sus 90 años en realidad solo llevaba 45 vividos. En cambio a mis 25… parecía ser incluso mayor que lo era mi acompañante.

La verdad es que ese banco era como una paradoja espacio temporal. Siempre suponíamos que entre los dos, el tiempo avanzaba con normalidad, pero de alguna forma al entrar en nosotros tomaba diversos caminos, como la luz que atraviesa un líquido. Cada uno teníamos distintas densidades reía el viejo al contarlo.

Tarde meses en escuchar el relato al completo, sencillamente porque hasta en la palabra tenia su parsimonia aquel hombre. Cuando termino con ella, solo me dijo. Chico cálmate un poco, o te perderás lo bueno.

Ciertamente me había perdido mucho en tan infructuosa espera, así que decidí a partir de ese momento que quizás tuviese razón, porque tanto tiempo a su lado me hizo bajar el ritmo… no hasta llegar a la normalidad, pero si como para tomarme las cosas con más tranquilidad.

Puede que haya malgastado mucho en poco tiempo, y que tenga el cuerpo como un adulto en la rampa de bajada, pero en aquel banco descubrí que cada día merece la pena de ser vivido como si fuera una gota de agua en mitad del desierto. Con tanto ímpetu que hasta a la mala fortuna le puedas sonreír al verla llegar.

Aunque algunas cosas no sucedan nunca, no importa si sabes conservar la esperanza cueste lo que cueste, pues a mayor adversidad… menor lastima al no conseguirlo. Si esta en tu destino siempre se puede alcanzar si no se deja de luchar.

sábado, 5 de noviembre de 2011

La piel que mudan las serpientes.

Todo lo que construiste durante estos años
se desmorona como un castillo de naipes
azotado por el viento que dejaste al irte
los recuerdos se difuminan como humo
sucesos mezclados con la imaginación
dentelladas los domingos al mediodía
ausencia el resto de la semana entera
ya no queda nada de lo que vivimos
el hielo ha inundado este universo
sin estrellas el cielo es otro techo
no hay esperanza de color verde
el gris avanza entre las sombras
soy como un vegetal en coma
entro en la ducha y lloro con
la lluvia infinita derramada
sobre mis hombros y yo
desaparezco disuelto
junto a lo que sobra
por el sumidero
hacia el fin.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La carta minada.


Soy la peor de tus noticias
aquello que tu no precisas
lo más temido por tus ojos
odiado por tu corazón rojo

Vengo dentro de un sobre
sin remitente, ni nombre
solo una dirección viene
y es a donde ya no vuelve

Como destino sin retorno
aciagas palabras escondo
en un interior tan oscuro
cual miedo que encierro

Temida carta de baraja
cual asesino cruel raja
sin oro, ni copa, ni paja
soy tu muerte, ven y baja.

Deja tu orgullo salpicando
las paredes, tu odio llorando
ya no chilles pues no se oirá
porque el mundo se pliega
tras la explosión queda nada.

sábado, 29 de octubre de 2011

Luna negrA.

Escarba la bestia por debajo de la piel
intentando salir a la superficie otra vez
husmea el ambiente buscando su presa
las pupilas se vuelven dos pozos negros
y escruta el universo a través de su criba

Las garras asoman de sus dedos largos
su nariz comienza a describir el mundo
el corazón suena a noche en la sabana,
se desplaza liviano acariciando el suelo
sintiendo el planeta debajo de sus pies

Los colmillos se le agudizan como dagas
esperando a hincarse y calmar el hambre
sigue el aroma que le lleva a su destino
lo lleva escrito en el mapa de su instinto
como una condena sangrienta que pagar

Cada noche cuando no hay sol y todos
descansan ajenos pensándose seguros
sin llegar a estarlo, porque el si existe.

miércoles, 26 de octubre de 2011

La señora Luisa.


Se fue del mundo en silencio y sin dar ruido, casi de puntillas… imperceptible para el oído, aunque lo llenaba de alegría sin saberlo. Sencillamente por cosas tan simples como que nunca supo dar un problema, a ella le gustaban muchísimo más las soluciones. Y siempre se le ocurría alguna entre su inconfundible sonrisa. Y es que aunque tuviese el pelo blanco… seguía siendo una niña incombustible.

Ella no enseñaba a nadie, predicaba con el ejemplo y es que era la mejor manera de inculcar algo. Si se ve hacer es más fácil, la cosa es que ella estaba más que encantada de ser la primera aunque tampoco le importaba ser la última en ese bien saber que llegan a dominar los ancianos en la cúspide de sus vidas. Pero ella no funcionaba con imposibles, los hacia realidad.

Menuda la señora Luisa que ahora esta con su tocayo recuperando el tiempo perdido. No hubo tanto amor en tan poco espacio, podría escribirse con letras mayúsculas, porque sinceramente no variaría el resultado, porque no importaban los tamaños cuando estaban en el mismo cuarto. Los dos tenían el corazón tan grande que lo increíble era que los contenían en cuerpos tan dispares.

Para nada, porque nada es lo que parece cuando se sabe jugar tan bien a las cartas y se sabe bailar durante toda la vida entera. El brillo es algo que se gana con el tiempo, otros nacen con el puesto. Puede que las estrellas que viven en la tierra son las que después nacen en el cielo o que directamente existen para siempre con una energía inmortal, de cualquiera de las maneras. Me siento orgulloso de haber pertenecido a su historia personal.

Casi todas las abuelas adulan a sus nietos, les tiran flores y ponen adornos con florituras en sus conversaciones, todas tienen alguno que es el mejor en alguna cosa que no importa o tiene menos relevancia de la que se le pueda dar. Yo tengo una abuela a la que nombrar con tantos calificativos positivos que más de uno se moriría corroído por la envidia. Ella en cambio no tenía de eso tampoco. Lo suyo era para los demás, porque había vivido las penurias de la guerra y no se lo deseaba ni a su peor enemigo.

Tampoco tenía de eso, ni conocía su significado. Así de grande era (aunque lo coloco en seis letras, tardaría muchos folios y demasiados árboles en delimitarlo) que nada que no fuese bueno valía para sus planes de futuro. La gente suele vivir una vida con más o menos fortuna, los altibajos existen hasta en Suiza… pero vivir una vida plena con tanta suerte no esta al alcance de cualquiera, porque si eres lo que dejas en el mundo.

Se va de puntillas, pero dejando un legado digno de reyes.

Todos aplauden cuando el mago saca un conejo de la chistera, nadie se da cuenta de que algunas casas la magia no es un truco, si no una vivencia diaria con el peso de una vida a las costillas, ella era una hormiga con corazón de león y voluntad inquebrantable. Además tenía tanta energía que no era normal, ni continua, ni alterna, si la enchufaban a la corriente hubiese fundido media ciudad.

Se me escapa una lectora, mi abuela se va después de dejar todo en su sitio… Queda su leyenda escrita con letras de esas bonitas a la vista, como lo era ella. Una amapola entre los tonos pajizos de los veranos en la mancha. Un toque refrescante en mitad del desierto. Simplemente ella conoce el secreto de la excelencia.

domingo, 23 de octubre de 2011

La caída del cielo

Ya corren las hojas muertas
por estas calles abandonadas
entre las nubes y sus sombras
vuelve el frío que tarde llega
cubriendo a la gente con ropa.

El otoño silencioso fermenta
junto la lluvia y la hojarasca
dejando las ramas raquíticas
al cielo rayos de sol suplican
pero como siempre igual le da.

Es dueño y señor de todo esto
hasta que retorne el invierno
piensa borrar el verde mundo
gris y marrón desea volverlo
que olviden el verano eterno.

viernes, 21 de octubre de 2011

Sin control.

A veces el otro chico agarra los mandos
y saca la caja de cerillas con una sonrisa
arrasar el mundo hasta reducirlo a ceniza
que todo arda armoniosamente sin prisa
para terminar de una vez con su historia
y que se olvide en el tiempo o en la brisa.

Para otro mis zapatos y mi chaqueta vieja
le dejo los problemas envasados al vacío
para no tener queja como nuevo inquilino
que se quede mis tarjetas y todo el vicio
que tenga, tuviese, o que ya haya tenido
desde el pasado más oscuro de él me río.

Oculto entre las sombras miro su destino
tan torcido como una herrumbrosa veleta
conociendo sus caminos por adelantando
también sus gustos, las debilidades y ella
y sin avisarle de nada porque no escucha,
al menos que disfrute su próxima fiesta.

Bailando entre los demonios con su risa
con la luna y las estrellas, que sobreviva
y entre todas las cosas que le hace feliz
escoja de nuevo volver a vivir aquel día
en que el cielo y la tierra se aplastaron
y le dejaron fosilizado aún lleno de vida.

martes, 18 de octubre de 2011

Memorias planeadoras.


No tengo coherencia, la perdí de pequeño jugando en el parque. En cambio a la responsabilidad la enterré yo deliberadamente en la arena del jardín de infancia. Pensé que sería útil llevar encima solo lo que fuese a utilizar en el momento, porque a su vez era cierto que nadie llevaba por ejemplo tierra en los bolsillos.

Así que ya de pequeño me dispuse a volar. A despegar los pies del suelo ya que en el fondo no deja de ser una de las mejores sensaciones junto a nadar que se pueden experimentar de cuerpo entero. ¿De que sirve el lastre?, por suerte a esas edades no disponía de una cabeza tan llena de aire como un globo aerostático, por lo tanto era ilógico llevar exceso de cualquier cosa que no tuviera sentido, obligándome a soportar y respetar por lo tanto las restricciones dadas por la naturaleza.

El cuerpo… contra eso no podía hacer nada, me venía impuesto como al reo su sentencia, mi único deber desde nacimiento era cuidarlo correctamente, pero como venia sin instrucciones, supuse que sería de esos que se controlan con creatividad e ingenio y ya lo tengo bastante tiempo… tan erróneamente no lo estaré haciendo.

La otra norma era la gravedad. Ya que ante eso no se puede hacer nada para quebrantarla, salvo usar una fuerza impulsora mecánica… me dispuse a dejarla en su cifra básica y reducir la cantidad de acciones que pudieran relacionarse con dicha magnitud. El secreto estaba basado en que mis actos no es que sean todas buenas, si no que no son malas… así la gravedad relativa a mi propia persona es casi despreciable, como yo ¿no?.

Y no es que me salga del contexto científico, para nada. La realidad es que siempre he podido volar… Me pase los primeros años de mi vida entrenando por la noche, cuando aun dormía profundamente. Me escondía del mundo debajo de mi sabana y volaba durante horas hasta el amanecer.

Despegaba después de unos cuantos pasos en carrera y saltaba manteniéndome en el aire suspendido a pocos centímetros del suelo, con la práctica, comencé a levantarme cada vez más lejos. Los aterrizajes nunca fueron buenos para nada, casi me abro el alma en dos la mitad de las veces, por suerte el colchón era cómodo y en los sueños el daño se reduce a dos variables. Almohada de espuma o de plumas. La verdad es que para ensayar eso de desvincularte del cuerpo es el asunto deseable… Así que antes de ir al instituto. Tenia tantas horas de vuelo pseudo practico… como los pilotos en sus vidas laborales.

Pero mi ambición iba más allá, por problemas oculares y vista frustrada la conquista del aire con un aeroplano en mis manos. Decidí dedicarme a las incursiones ilegales y probar suerte en las alturas. Entrene mi cuerpo a la carrera y al salto… por otra parte nadaba como un delfín en la piscina… Forzando a mi cuerpo a moverse en sincronía con el elemento para volverse tan fluido como deslizante. Curtí mi piel como si fuera cuero, con el tiempo llegaría a estar como el acero colado. Pero antes de todo eso, por supuesto llegaron los fracasos.

Las caídas… los golpes, las quemaduras, las abrasiones… mi cuerpo parecía un muestrario de cicatrices con diversas formas, por aquel entonces echaba de menos la cama por las noches… porque era cuando entraba gracias al insomnio por las calles abandonadas, donde nadie pudiera confundirme con un superhéroe como superman.

A esas horas, sólo quedan gatos y trabajadores que no miran al cielo… Básicamente porque en las ciudades ya no quedan estrellas. Así que al final inevitablemente todo tiene sus consecuencias.

Ahora soy yo el que esta enterrado, si!, pero en otro lugar que no es donde esta mi responsabilidad, pero no os diré el lugar por privacidad. Conforme me fui adentrando en el problema, más abstracta se volvía la solución. Y como no iba a usar alas como las de los hermanos Wright o Da Vinci… encontré en el principio de mi aprendizaje la respuesta… que era planear. Como últimamente había progresado en la piscina y cada vez llegaba más lejos en mis caídas.

Estipule que lo que me faltaba era altura… Y lo hice, me tire del edificio más alto que encontré en esa maldita ciudad. Tome impulso suficiente y salte… De todos ya es sabido que no lo logre… y que aun partiéndome todos los huesos y aplastando mi alma hasta el perfil del papel, conseguí planear la friolera cifra de 53 nada despreciables metros. Pero es que debe de ser que los cien kilos que pesaba no eran nada despreciables y yo fui la consecuencia.

Ahora resido en el cielo, no es lo mismo, pero en realidad la solución era enterrar el cuerpo y olvidarse del resto. Otra diferencia es que tengo alas, puede que eso tenga algo que ver. Aunque la sospecha la tengo en el arito que tengo sobre la cabeza. Desconozco si es de atrezo o libera de las restricciones impuestas. Es cierto que llevo poco tiempo y llevo no se cuantas multas. Quien sabe donde acabare el día de mañana.

Dios dirá.

Elvis lleva tupe, viste un traje de estrellas y los pajaritos de aquí arriba bailan al son de las arpas y violines.

domingo, 16 de octubre de 2011

Planos superpuestos.


Toda la historia del mundo se puede leer sobre un lecho de polvo, desde los dinosaurios hasta el día de ayer, que ya esta grabado en algún sitio, guardado, protegido y por supuesto olvidado… por lo que pasar a ser un fósil conservado solo es cuestión de tiempo.

La mayoría de las cosas cumplen de la misma manera con su ciclo interno, las caídas, las roturas y hasta las rupturas, incluso de las que el daño es tanto físico como psicológico. Yo he tenido de esas, bueno para ser sincero supongo que al menos todo el mundo ha tenido de esas. Nada me hace especial a mí y no al resto o viceversa… Tan solo cambian los actores y las situaciones, algunas sensaciones serán calcadas entre las escenas o puede que el dolor tenga tantas escalas como la torre Eiffel.

Pero la verdad es que cada uno las interioriza de diferentes formas. Recuerdo lo que era sentirse un agujero negro como si fuese un sumidero, tragar sin protestar… bueno alguna burbuja se puede llegar a escapar a destiempo. No es fácil intentar ser de metal siendo tan solo de carne, hueso y sangre.

Dicen que la vida es fácil, pero no recuerdan avisarte que para ello no debes de sentir. Si abres esa puerta ya es complicado volver a cerrarla o hacer algo con ella. He conocido tantas personas huecas, como vacías por dentro. Una marea de corazas andantes… caparazones inertes que siguen avanzando con las venas llenas de todos los peores sentimientos negativos que se puedan licuar a baja temperatura.

Por mi parte recuerdo el veneno y lo que era vivir con ácido en vez de sangre. Lo que escocían los latidos que se escapaban por las fisuras de un corazón tan fragmentado como mi propio cerebro. Y aunque suelo intentar borrarlo de mi memoria, siempre terminan apareciendo debajo de alguna capa de polvo de esta o cualquier ciudad.

Los sucesos pasados son como minas escondidas en un siniestro juego parecido al escondite donde su dueño realmente es el único perdedor ya que son tan personales como el documento de identidad. Sólo estallan en tu presencia y que demonios.

Al final de todo te acostumbras, si…

Reafirmo… te acostumbras. Porque cuando acabas por comprender que las cosas tienen su momento y su razón, vuelves a comenzar y de nuevo te agradan las sorpresas y lo diferente… Las cicatrices se cierran y se quedan almacenadas en el archivo destinadas a contar cada vez una historia distinta según precise la circunstancia.

No soy perfecto, en el fondo ninguno lo deja de ser. Sólo se necesita tiempo para acabar encajando en ese calificativo, quizás en años o puede que nunca. Nadie sabe la respuesta más que el polvo y el tiempo. El segundo no dice nada el otro dice mucho en silencio… sólo tienes que atender a las capas y entre alguna de ellas encontraras lo que buscabas.

lunes, 10 de octubre de 2011

El fondo de la papelera grita.


Y alarga su mano clavando un cuchillo
que entra directamente hasta el corazón
de la herida tinta negra cual crudo manó
y el llanto se hizo lluvia contra el cristal
mientras que los rayos iluminaban todo.

Después el granizo golpeando con rabia
sacudiendo el silencio entre cada trueno
tiñendo de blanco el suelo con picardía
como fuera de una iglesia tras una boda
o incluso una guerra de almohadas seria.

Aunque no lo fuera justo para ese libro
ni para esa historia sin alegría ni gloria
pues sin nombre siquiera había muerto
tampoco vería el amanecer de otro día
ni de su respectivo y vinculado ocaso.

Como un bebe que nunca nacerá porque
su suerte se ha acabado antes de tiempo
pero ya nada importa, a nadie le incumbe.

Sólo él que les dio la vida
recuerda punto hasta el fin
como una condena tan viva
que sabe, conlleva y conoce.

Y que de alguna extraña manera disfruta
porque entre un asesino y un creador solo
hay una exclusivamente vuelta de tuerca
sonríe y se alegra, porque ese cuento esta
tomando forma todavía dentro de su cabeza

Llegado el día, nacerá… hasta ese momento
solo cabe escuchar como su memoria coloca
cada pedazo y fragmento en su lugar preciso
hasta que la palabra se vuelva como el agua
y el texto escape de las manos de su dueño.

domingo, 9 de octubre de 2011

El secreto de la escalera sin fin.


Siempre se puede dar más, mucho más, tanto como para hacer de la acción algo perfecto. La cosa es que no todo el mundo quiere hacerlo… es difícil y es cansado… esas son dos palabras que a la gente no le gusta ver juntas. Soportan una, quizás… pero las dos en el mismo momento suele saber a fracaso, a tedio, a mejor no intentarlo.

Y así pasa el tiempo, y se sigue esquivando las opciones, las circunstancias, dejando el potencial abandonado en el tintero, ahogándose en un liquido que no deja vislumbrar el fondo, con miedo de parar de chapotear, haciendo lo mínimo para que se pueda aguantar más tiempo.

Pero no caemos en la cuenta de que todo tiene solución, si dejas de dudar entre todas las opciones o incluso puedes ir mejorándola conforme vas actuando, porque todo se puede lograr si encuentras la entrada al momento. Uno de esos que va rodado por si solo… sin que tu necesites hacer nada. Cada paso lleva al siguiente y cada acción casa como un guante a la medida.

Hazlo… simplemente puedes hacerlo.

Hay dos opciones… sigue dormido o despiértate y anda. No sigas a Lázaro, no, a ese déjalo, anda tu camino no el de otro… tus zapatos pueden llevarte allí y tu cerebro sabe  el resto por adelantado. Sigue mejorando hasta que ya ni tengas que pensar y todo salga solo. Es un buen momento de probar suerte y encontrarte detrás del espejo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hoy Louis.


Iba montado sobre una aterciopelada voz que se fundía con lo oscuro que habita en los cenagales de Nueva Orleáns. Ya entonces no le importaba donde tenía enterradas sus raíces, simplemente vestía su nombre junto a su cara y casi todos le reconocían. Cuando empezaba a lanzar palabras por su boca el mundo se callaba y el ritmo comenzaba a acompañarle. Su garganta parecía un brillante contrabajo color caoba con las cuerdas en oro. Las notas en un concierto te hacían vibrar por dentro te tocaba las paredes de los órganos y detrás de tu cerebro hormigas bailaban la música que suena de fondo.

Él sigue viviendo… no solo en las cosas que dejo, ni a sus escritos. Pues en papel todo tiene valor adquirido, si no en su voz porque en parte lleva algo de su parte impresa… o en sus imágenes donde siente incluso cuando esta cantando… eso no le limita cuando el aire suena a trompeta y su lengua al contacto del metal hace que estallen cientos de estrellas, los flashes disparen y los corazones se encojan y tiemblen. Que la gente se vuelva diminuta a la vez que él crece como un hongo nuclear.

Mucha energía contenida en un cuerpo…
aún más potencia cuando sale fuera.

Y vive, por supuesto que alguien como el sigue viviendo. Ni la muerte pudo callarle, ni el tiempo le ha borrado. Las estrellas surgen y no hay nada que pueda hacerse para detenerlas, sucede que no es poco… porque en un mundo sin estrellas, más bien nada se puede conseguir. Dominarían el firmamento nocturno las luces artificiales que quieren brillar mucho pero no pueden sin transgredir alguna norma energética.

En cambio por el contrario él brillaba con toda naturalidad explotando y conteniéndose, acariciando la textura a algas que parece el mundo que queda delante cuando se mira desde un escenario, bailando con ella… haciéndola moverse con sus canciones y logrando que de vez en cuando se sienta uno en el cielo como cuando volaba entre mundos. Y vuelven las sonrisas como flores en el campo en primavera y el tiempo se esta poniendo triste y amenaza con llorar sobre las hojas que empezaran a estar secas. Y cada la noche cae antes y aunque el frió se acerca, sigo tranquilo buscando ángeles y estrellas camino del cielo de esta ciudad que parece un muestrario de bombillas.
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