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viernes, 2 de diciembre de 2011

Lo que el ojo no alcanza a ver.



Mi futuro es tan incierto como cabria de esperar de lo que se esconde al final de un largo pasillo desconocido a oscuras. Allí, puede haber cualquier cosa, pero desde el inicio ya vas rozando la pared con las yemas de los dedos en mitad de la penumbra.

Y es curioso, porque no ve lo mismo un tuerto, que un ciego… ni siquiera lo que ve alguien normal. Podría decirse que los ojos son el sentido cuyo uso provoca más engaños en el asunto de la percepción, aunque en el caso anterior, nada depende de la visión, si no de la simple interpretación que de ello haga el cerebro.

Aunque sin duda lo raro de todo esto. No es tener a un ciego, a un tuerto y a un tipo normal caminando por un pasillo con la luz apagada. Eso sería hasta normal, lo extraordinario es que un insomne necesite tomar café para estudiar por la noche.


En verdad todo esto no es por esa infusión ni por el hecho que me haya pasado los últimos años hablando con las estrellas por la noche ya que la luna va y viene a su voluntad. Lo extraño de este asunto es que las viejas costumbres (cualquiera que sea la precisa en este instante) tienden a dejar más huella en uno mismo, de lo que se llegaría a pensar.

2 comentarios:

  1. Teína, sueño, cafeína, estudio,estrellas... mala combinación de etiquetas.

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  2. Buena combinacion de como como pasar una noche si lo agitas adecuadamente

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