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viernes, 22 de marzo de 2013

La otra mitad.





Le gustaría confesar que hace tiempo que no ve al demonio de la sonrisa, que lo dejo aprisionado en una de las ciudades que vivió y a la que nunca volverá porque allí nada se le pierde. A veces sueña que debió ser así, pero otros días me cuenta por mensajes que le ha vuelto a ver, preocupándose con tremendo pavor y huye allá donde nadie podrá encontrarle para recomponer su valor antes de volverse a zambullir de cabeza en la vida diaria.

En ocasiones viene a casa y se encierra, dándole todas las vueltas a la cerradura y bajando las persianas. Se toma una tila y entre bocanadas de humo me cuenta que le ha visto en el metro, o en el otro lado del espejo por la mañana al afeitarse. Dice que le sigue a donde va y que puede sentir su risa musa escondida detrás de su sonrisa. Piensa que esta volviéndose loco con todo este tema.

Viene a mi casa porque en el fondo lo entiendo. Tiene miedo y es natural… casi todo el mundo tiene una naturaleza tranquila y algunos son como bocaditos de nata. Vienen dos en uno y a veces es un problema porque si son parecidos no deja de ser un paseo en barca un domingo por la tarde. Pero si son diferentes… es como una explosión en el metro un lunes por la mañana.

Habrá victimas y destrucción rodeadas de gritos mezclados con caras de sueño y gente que no se enterara de nada hasta haberse tomado su debido café. Pero en el caso de los demonios de las sonrisas no llega a ser tan grave. Si, la mayoría de las cosas que lleven demonio en relación serán mal vistas incluso desaprobadas, en este preciso caso su maldad no esta tan denotada.

No deja de ser una posesión simbiótica de un bipolar explosivo. Se mezcla con ese tipo que nadie querría tener en su vida transformándolo en una especie de duende malvado cuya finalidad es causar sonrisas de cualquier forma que se precise. Y es normal que tenga miedo a ser feliz y hacer feliz a los demás.

Él ya era feliz hace tiempo, pero ahora en su madurez no necesita perder la cabeza en un manantial de felicidad, tampoco quiere que nadie le tilde de loco excéntrico ni dejar que su otro lado asome la cara sin que alguien le invite. Por eso huye, pareciendo aún más sicótico o culpable si cabe, pero no le importa. Ha reunido todo el valor que llevaba en sus bolsillos y ha venido a verme.

Porque sabe que puedo ayudarle en este problema, también ha reunido fuerza para venir porque lleva años sin verme o al menos sin intentarlo mucho, pero en ocasiones como esta soy el tipo idóneo para la misión. La verdad es que no puedo acabar con su demonio, una vez aparece no se puede desprender, pero si puedo alimentarme de el… Bueno yo no… sino mi propio diablo, también de su familia.

Y es que resulta que yo ya lo tenía mucho antes, pero con su uso y disfrute ha acabado tan anclado a mi que terminamos siendo uno, y eso no deja de ser un problema… porque tarde o temprano te juntas con alguien que tiene lo mismo que tu, pero sin estrenar y va y de alguna forma se contamina o eso quieres pensar por compasión. Pero también hay veces que ya estaba dentro y no lo quería ver, cuando lo tenias delante apartabas la mirada y sin preocuparse demasiado se intentaba seguir adelante.

Yo en cambio cuando vino a mi, le acogí con los brazos abiertos, no por nada, sino porque es algo que me caracteriza. No hago distinción entre buenos y malos si son mis amigos. No quería por nada del mundo que pudiera molestarse por tratarle diferente y así empezó nuestra singular amistad… que no deja de ser como lo de las endorfinas y los atletas.

Nosotros en cambio preferíamos las terrazas y las cervezas. Supongo que la sensación es la misma, sólo difieren los costes y beneficios. Así que hago lo indicado… abrazo a mi amigo del pasado y le aprieto con cariño mientras mi otro yo va creciendo lentamente. Absorbiendo como hace una planta del suelo y del cielo. Sigue haciéndolo  hasta que le siento desplomarse bajo mis brazos. Después le llevo al diván y dejo que descanse.

Cuando se despierte volverá a huir de mí como si fuera el origen de sus males… lo hará sin girar la cabeza atrás dándome las gracias aliviado mientras se aleja. En el fondo no se atreve a mirar de frente sus problemas, pero es rápido y mientras yo exista tendrá un comodín de su salvación.

Por mi parte, cada día soy un poco más grande y algo más perverso. A veces hasta alguien se ha muerto de risa en mi presencia, pero sin prueba no hay delito y yo también se desaparecer entre cortinas de humo sobretodo si es de noche o hay sombras. Intento llevar cascabeles siempre que puedo para avisar de mi presencia hasta a los invidentes, pero no en todos los sitios me dejan.

Sigo saltando de burbuja en burbuja y dando pellizcos. A veces incluso juego a marionetas con los humanos desde los tejados. Antes incluso recolectaba almas a bocados como hacen los zánganos del infierno, pero últimamente lo estoy dejando por las denuncias y reclamaciones.

Ahora fabrico pasteles y textos. Cada uno tiene su textura y su fundamento, pero todos ellos están contaminados por mi persona sea cualquiera quien lleve los mandos. A veces miento… otras digo la verdad. La historia es una moneda que rueda sobre el suelo para pararse de pie sin llegar a decidir nada. Hasta el azar puede ser siniestro si le das el poder a un trozo de metal y esperas a ver lo que pasa.

2 comentarios:

  1. Tus finales siempre son duros y buenos, muy buenos.

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    1. Se hace lo que se puede, nunca se me dierón bien los finales... cuesta mucho parar, pero tampoco es viable seguir y seguir. :D

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