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martes, 26 de marzo de 2013

Unos le llamaban caradura, los demás intentaban partírsela directamente.



Por una plaza cualquiera de una ciudad grande… tipo Madrid o alguna que se preste.

-         Buenas. Se que no me conoces de nada pero tengo una propuesta que quizás pudiera interesarte…

- ¿De que vas gilipollas?. ¿Quién te crees que eres Robert Redford o Richard Gere?

-         Pues sinceramente no soy ninguno de los dos, ni siquiera te has acercado en el nombre. Me llamo Miguel Ángel.

- ¿Y a mi… Qué cojones me importa tu nombre so retrasado?

-         Pues en verdad si que vengo retrasado a decirte esto, me hubiese gustado venir antes y intentar tumbarte con alguna frase ingeniosa sacada de la chistera de un mago sin varita mágica, pero las putas buenas son muy caras y tu de tan deslenguada, debes de ser una de las mejores.

- Serás hijo de puta!!

-         Oye, oye. Más despacio que como te he dicho antes yo no estoy faltando a nadie de tu familia, si no quieres saber mi propuesta dímelo, pero no te metas en mi madre mala mujer.

- Mira chaval, me estas haciendo llegar tarde, tengo prisa, comienzas a cansarme demasiado, además de estar causándome dolor de cabeza y vista.

-         No se chica cuanta miseria junta en una frase, vista de lejos parece que estas mucho mejor, según me cuentas estas en las últimas… aún así te seguiría haciendo la propuesta por compasión.

- Pero tú… ¿De que centro mental has salido?

-         Yo esta mañana salí de mi casa, ¿De donde demonios voy a salir?

- Ya me has hartado, vete a molestar a otra.

-         Joder, eres tu quien esta dilapidando el tiempo, aún no me has contestado si te interesa o no…

Ella se gira y comienza a andar alejándose…

-         Oye tu, sin nombre, ¿Te interesa o no?

- ¿El qué?

-         Acostarte con un tío que tuviera al menos cinco pollas en su cuerpo.

Se para en seco y vuelve a mirarle con los ojos como platos, no podía creer lo que había escuchado.

- ¿Pero funcionales?

-         Pues claro, sino para que te iba a preguntar si querías montártelo conmigo.

- No te creo, eso no puede ser real, si lo fuera serías famoso por algo más que ser el más tonto del mundo.

-         Te lo puedo demostrar…

- Venga ya, si es cierto me acuesto contigo.

En lo que el saca un cuadernillo hecho un guiñapo del bolsillo trasero del pantalón y de su espiral extrae un lápiz desgastado no sin esfuerzo. Después comienza a pasar hojas y hojas rellenas de textos y dibujos emborronados por el tiempo como si fuera un largo otoño.

Encuentra una casi al final del cuaderno.

- Venga… que me estas tomando el pelo, vas a enseñarme algo o tengo que esperar mucho más, voy a llegar tarde hijo mío.

-         Dame un segundo que ya termino.

Dice mientras empieza a escribir rápidamente en una columna, en cada línea subrayaba algo. Después arranca la hoja de la espiral y se la pasa a la chica, con una sonrisa mientras le dice… No te pongas a llorar, simplemente pon tu dirección y teléfono y ya pasaré a saludarte en cuanto este subnormal pueda.

Mira atónita la nota y suspira por su mala cabeza. En el papel pone.

Una polla reglamentaria.
Una ampolla en el dedo índice de la mano derecha.
Una ampolla en el dedo gordo de la mano derecha.
Dos ampollas en el dedo índice de la mano izquierda.
Una ampolla en el dedo corazón de la mano izquierda.

Suena una tremenda ostia en la cara del chico, como si ella hubiese estado guardándose ese guantazo durante años.

Con la mejilla roja con la forma de su mano. Sonríe y le dice.

-         Bueno, prometo no lavarme la cara hasta que nos veamos, pero como apostaste, puedo contar cinco pollas, incluso si cuentas o sabes hacerlo, podríamos decir que en verdad son seis. Jugando al mentiroso no tienes mucho valor, pero al menos de eso tienes para haberme dado ese golpazo.

-         La verdad es que he tenido un mal día con el horno y pensé que al menos así, podría sonsacar una sonrisa gratuita por la calle. Siento si te he ofendido demasiado.

La chica sonríe entre dientes mientras le observa entre en mechón de pelo que le cae sobre su ojo derecho. Le da la vuelta a la nota y anota su número de teléfono.

- Cuando madures llámame, si ves que vas para rato… hazlo antes de que se te curen las manos, porque ya no será un record raro que contar, ni reunirás los requisitos de lo anteriormente apostado.

2 comentarios:

  1. jajajajajaja

    al menos has ligado. Y yo me quejo de las cosas raras que me dicen los albañiles.

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  2. Jajajaj, a mi los albañiles no me dicen nada... que injusta es la vida.

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