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jueves, 14 de marzo de 2013

Buen viaje M.



Después del parón del infarto, vuelve a empezar de nuevo. Se viste para su última cita en un buen tiempo con esta maldita ciudad. Sin prisa pero sin pausas, como un general antes del combate, nervioso y la vez calmado… caminando seguro sobre una alfombra llamada experiencia. Se olvida de colocarse los galones porque pesan mucho y podrían amargarle la fiesta, necesita ser ligero para volar.

La luna sonríe desde el cielo, se pone de puntillas para que los mordiscos de cualquier lunático que se preste no lleguen a alcanzarla. Laza estrellas a los niños buenos igual que caramelos que antes de llegar a sus manos ya se han fundido por adelantado. Caen las penas como las escamas de las serpientes cuando llega la primavera, quedan atrás enganchadas de las espinas de alguna barra de bar regada con licor. Se pierden los ojos en las alturas y florecen las sonrisas empapadas en algo que no es felicidad.

Brotan artificiales en los ojos de todos esos hombres que nunca fueron niños o en esos niños que con el corazón quebrado nunca crecerán. Salpican las mentiras como los charcos de los pasos de cebra en los días de lluvia, si no tienes cuidado puedes llegar a atragantarte con algún tsunami de esos que dejan una ciudad a oscuras y jadeando. Las noches de despedida nunca vuelven en el fondo. Simplemente resucitan de las cenizas del anterior viaje. Pasará tiempo…

Pero al final, las noches siempre saben igual.

Algunos se van y otros se quedan… Pero mientras queden balas en el cartucho no importa cuantas monedas puedan ofrecerme a cambio de alguna de nuestras vidas. Puede que mañana la ciudad despierte bostezando entre escombros y hollín. Quizás se acabe nuestra suerte y acabemos perdidos en medio de alguno de nuestros viajes siderales. Es posible que ocurran cien calamidades que permuten nuestro destino mil veces entre este momento y el regreso.

Mañana volverá a amanecer sin preguntarnos si nos importa siquiera. Seguro que alguno quedará por la calles para ser correcto e ir regalando por la calle los mejores buenos días que sea capaz de ofrecer tan temprano. Es un buen objetivo… pero por ahora solo necesitamos abrir la cerradura y dejar que los niños salgan a la calle a buscar estrellas. Que disfruten hoy lo que puede que no tengan mañana, porque mientras quede memoria siempre sabré seguir una sombra por el sendero de baldosas amarillas.

3 comentarios:

  1. Ahora, si entiendo tu comentario. Jeje

    Que no sepa la noche que la persigues, así como que la luna rota a detalladas tiene más encanto.

    Un saludote

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    Respuestas
    1. Jajaja no te preocupes por que tu movil te contradiga los pensamientos. Y bien!

      Me alegro que alguien en el mundo sea capaz de entenderme aunque sea en un comentario. A veces acierto.

      El resto soy yo...

      Y si una luna comida a dentelladas es preciosa... aunque sólo puede lograrse cuando esta bien llena.

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