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viernes, 18 de marzo de 2011

Toc, toc.

Ella era su debilidad y a la vez su mayor fortaleza. Digamos que para ese pobre diablo, era su marca de heroína favorita, una pura y sin adulterar. Capaz de llevar a un purasangre al podium de una carrera por el millón de dólares, o directamente al tanatorio sin pasar por la casilla de salida. Y es que era una mezcla inestable en la cual no tenia termino medio.

A pesar de todo… funcionaba la química y con eso sólo se puede vivir mas de una vida, quizás llegase a incluso alcanzar una de esas eternidades fabricadas a base de sustituir vidas de gato en serie. De esas porciones individuales de abrir y usar. La verdad es que el chico sabía sobrevivir. Lo que sorprendía era curiosamente el como.

Por ella era capaz de tocar la luna, secuestrar un cometa o incluso apagar el sol bajándose la cremallera. Su historia estaba escrita por un guionista que vivía en algún lugar entre el cielo y la tierra. Controlando las dos vidas como un espejo dentro de una misma moneda. El truco es que ninguno de los gatos se viese de frente reflejado en la mirada del otro.

Lo malo es que una vez ocurrió y desde entonces viene sucediendo de tiempo en tiempo. Recurrente como los monzones o la gota fría. Era inevitable viviendo en la misma ciudad. Una manzana no es muy grande si conviven en ella dos gusanos iguales. Y es que se pueden tomar cien direcciones distintas, pero todo sistema al menos se cruza en un punto. Sólo hay que esperar el momento.

Y eso era algo que podía pasar. Leían en todas partes mensajes optimistas de que puede caer una estrella, o los de te puede pasar a ti… El clásico de a veces ocurre y otros más comerciales como el solo hazlo. La publicidad era un engaño para hacer llevadera la coexistencia en la misma burbuja sin pensar demasiado.

El gran guionista se escudaba con Heisenberg, incluso tomaba cervezas con él. Pero sus experimentos tomaban conciencia conforme los granos fermentaban… y cuando la levadura empezó a hacer efecto con el aumento de la temperatura. Debió zanjar el asunto, pero de todos es sabido que un creador es incapaz de culminar su obra ó ponerle fin debido a la curiosidad… Quedan tantas opciones, tantas vueltas de campana. Puede que lo consigan.

Pero los sabios también se equivocan. Quizás si hubiese parado a tiempo, si ella no hubiese descubierto la verdadera historia que tenía lugar en su propia vida. No se hubiese cruzado con el otro gusano de la manzana. Eran idénticos en todo menos en la estructura y la forma. Pero los dos eran agua, misma composición. Simplificándolo al máximo la fórmula hubiese funcionado.

Como en todo ensayo, no tuvo en cuenta la fuerza de las variables. No balanceo las compensaciones como era necesario, ni compuso ecuaciones personalizadas. Como un inteligente chapuzas fusiló los tratados, ajustó las doctrinas… Hizó trizas los postulados y quemó los colorarios. Realizo su sistema con las prisas de un novato cruzando los dedos al obtener los resultados.

Sin saber que había creado una bomba… Una de esas de dos fases, que sin combinarlas no funcionan. Y se cruzo de brazos a ver como evolucionaba el proyecto. Su solución era tan fácil como colocarles en ciudades diferentes. Ni muy lejos, ni demasiado cerca donde pudieran sentir atracción. Equidistantes fueron los 200 km dibujados con una línea recta. Distancia suficiente como para que no se realizasen oportunidades que pudieran vincularles.

La cosa dio resultados esperanzadores en las primeras décadas. Todo iba a la perfección hasta que el caos movió sus alas de libélula y trastocó todo. Ella le encontró de la manera más ridícula en la que tenga que ver algo tan insignificante como la curiosidad de los gatos. Y él perdió la cabeza. No mucho mas de lo que ya la tenía… sencillamente, de forma diferente.

Especial siempre se le ve pronunciar en sus labios sonrientes. Él era un caballo, uno de esos españoles cruzados con algo de árabe y ella una leona de la gran ciudad. Por aquel entonces ya se contaban a decenas sus victimas que forjaban su leyenda negra. A su vez… él ya quemaba el asfalto debajo de sus pezuñas. Así que era cosa de probar y adquirió en sus viajes el alma de un gato.

En parte era un ser solitario… que andaba todo el día corriendo por otros mundos de esos que no le venían prefijados. Se saltó todas las normas y siguió volando. Libre decía el viento, culpable condenaba el estado. Y eso fue lo que le restó la primera vida.

Y aquello lo que sencillamente le llevó a ir a la gran ciudad, ya había ido antes… de vez en cuando, pero aquello era distinto y ahora le tocaba sobrevivir por sus medios. Por suerte ya se había cruzado con su espejo y quedando embelesado tomo robada el mejor de sus talentos que no era otro que el de robar almas a mordiscos.

El caballo murió y resurgió el centauro y sembró las ciudades a su paso de victimas sin memoria en previo pago a otra la de las condenas… la de no volver sentirse completo ni relajado. Aprendió muchas maneras, practicó otras cuantas más, a pesar de todo… sus actos eran insuficientes y carentes de valor necesario. Y el invierno llego… como la guerra fría que no es como el real que dura uno por año. No este se trataba de un basto hastío de hielo como si Sibería se hubiese instalado a lo largo y ancho de la castellana.

A cada lado facciones opuestas. Lideres enfrentados por redencillas dignas de Capuletos y Montescos… pero tan esperpénticos que sólo una ciudad con un ángel caído presidiendo los sucesos desde las alturas puede ser la cuna para esta vida. Y se armó la gorda. En verdad… lo que el Sabio no calculaba era que pudiese ocurrir esa casualidad.

Y es que la causalidad, no es cosa del destino… él ya la había visto en sueños y escrito sobre ella, y todo fue a peor cuando dejo de tener esa opción. Insomne perdido, decía la carta del Juzgado… a pesar de ni siquiera tener juicio.

Por un cruce de correspondencia se había originado el desafortunado incidente.

Válgale Dios a aquel pobre demonio que pensó que podría salvar el mundo alejándolos un poco.

Un caballo que hubiese podido correr libre por la meseta como incitaban los indicios acabo como un centauro en la ciudad de los sueños perdidos. Y es que la ironía se llenó de valor y puso el grito en el cielo. Nadie hubiese apostado ni un mísero céntimo por una pareja así, pero las cartas tampoco entienden de directrices y azarosas caen como lluvia del cielo. Y ocurrió… Un día van y se cruzan los espejos en mitad de la manzana. Y como todo el mundo sabe… el reflejo de un espejo en otro espejo, es como el reflejo prolongado de un orgasmo perfecto.

Una sucesión de nada que se prolonga hasta el infinito y cansa se mirarlo. Embelesa robándote el sentido, permutándote la percepción de la realidad… dejándote sin palabras, sin aliento. Como el nacimiento en primera fila de un agujero negro. Que eran ellos cayendo por las pupilas del otro, leyéndose por dentro. Y así fue el inicio que comenzó el proceso.

El dejó de ser estable y se volvió un caballo con el talento de un cazador… y al equino le brotó un hombre capaz de lidiar con un león legendario. Vistiose así mismo de tinta y cogió su arco y tantas palabras afiladas que pudieran causar un buen daño. Y empezó con su propia cacería de los reflejos en los espejos encantados.

El viejo erudito presentó la dimisión y actualmente anda contando cráteres en un de las lunas de saturno, para no se que postulado. Pero su experimento disparatado sigue corriendo como una bomba sin mecha, con el detonador activado. Fue la suerte que nunca se hayan llegado a combinar demasiado tiempo, o en el mismo estado.

El mundo sigue suspirando aliviado mientras que él siga perdiendo mano a mano lo que según su justicia le venia otorgado. Se siente estúpidamente ilusionado porque ahora con otra vida recién estrenada va cumpliendo las tareas que tenía pendientes desde tiempo pasado.

Al final de la lista esta ella, quizás aguardando aunque no se lo espera demasiado. A lo largo de 7 ó 8 años han pasado desde tacharse hasta volver a enroscarse en un ciclo sin fin al estilo de Moebius. Son de diferentes especies, pero la química sigue funcionando y eso ya es algo. A día de hoy tampoco nadie apostaría ni una sola moneda. La crisis ahoga todo los bolsillos por igual, tan sólo le importa la plata y el oro. Pero el chico sigue apostando por el mismo todas las noches en los mejores casinos.

La suerte brilla a su lado y algún día puede que logre cumplir lo que para el reza como sino. Rozar el cielo y sentirse completo mientras que todo lo que le rodea se va a la mierda. Porque ya no le importaría abrir otra de sus vidas de pega, como salvavidas brillantes con bonitas cuerdas donde agarrarse. Si no, pues nada…

Quizás entonces, pudiese comprender lo que significaría ser feliz completamente, sin necesitad de ayuda… o entender eso de la normalidad, de absolutamente no tener ningún miedo. Porque ella esta allí en ese momento. Y su reflejo es más profundo que una balsa de agua en mitad del vacío del espacio. Algo que te transporta… a cualquier lado. La energía capaz de mover el mundo o destruirlo en un instante.

Ellos son la bomba de relojería mas precisa construida hasta el momento. Por separado letales cazadores de colmillos afilados detrás de formidables sonrisas, un rosario de victimas a ambos lados. Sin repeticiones ni piedad… sin remordimientos ni supervivientes, el placer de arrancar algo a sus victimas.

Aunque juntos… quizás se acabaría el mundo… digo quizás, porque puede que el viejo necio errase los cálculos y fuesen la nueva fuente de energía renovable. Porque su pasión es tan destructiva como una bomba atómica y a la vez tan concentrada como la fisión de un átomo completo. O todo o nada… una moneda macabra que gira en el espacio sin miedo a iniciar la cuenta atrás.

La muerte para el mundo… o la leyenda de la fama del amor en los tiempos del cólera escrito por Pío Baroja. Nadie sabe el futuro y se sabe que cuando acabe con las victimas del otro lado, tendrá que pasar la barrera y entonces ya puede ocurrir demasiado.

Él no es de hielo aunque viva en la estepa… sigue siendo fuego… una combustión constante en movimiento, sin miedo a nada que no sea ella y sin juicio alguno que le detenga a ser sincero y decirle que prefiere vivir en un cuento… que explotar en silencio.

Te falta una victima a este lado… ¿Vienes?

Llevo una vida esperándote.

No se ser normal, esperar con paciencia o usar eso del autocontrol, ni tampoco se como muchas otras cosas que desconozco hacerte una canción o tocar algún instrumento interesante. Pero se coger un sentimiento, y sintetizarlo hasta desarrollar un argumento. Vistiendo con palabras la sensual figura que un esqueleto tan perfecto como lo es el su personaje de tinta y hueso. Tan inmortal como el tiempo.

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