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jueves, 24 de marzo de 2011

La lastima del artista


Esquiva todo lo que le lanzan. Se escurre entre los cuchillos y se contonea cual serpiente con las balas. Matarle es tan difícil como si tratase de una Hidra. Aunque él directamente no pierde una cabeza, básicamente por el temor de que las leyendas no sean más que un cuento. Por lo que nunca deja de ser bueno en cualquier elemento.

Sin cesiones no hay derrota, sonríe aunque sabe que no es cierto… Cara al público no puede recular ni un solo momento. Pero fue en ese instante en el que se jugaba más de lo que podía en que el inmortal e imbatible no fue capaz de lograr que ella se fuera.

La vio escaparse por la puerta principal sin poder dejar de esquivar todo lo que le estaba lloviendo… y es que su debilidad era algo tan sencilla y a la vez desastrosa que como no saber parar a tiempo.

Y es que ya desde pequeño le gustó eso de la velocidad de las cosas y la verdad es que concentración tenía pero a su defecto es que tenía poco cuidado con el resto de cosas que ocurrían a la vez. Su tacto se reducía a una mera lija y arisco como un gato repelía todo lo que no fuese con él o requiriese un esfuerzo no vinculado a lo que estuviese sucediendo.

Era capaz de hazañas que dejaban helado hasta los hombres de acero… sus proezas llegaban incluso a los rincones más ocultos del globo, incluso los peces le tenían un extraño aprecio a ese extraño chico maravilla. Y es que podía brillar en lo que hiciese, pero no era capaz de hacer dos cosas al mismo tiempo. Tenía suerte en la vida…

Pero no supo mantener lo que si era una estrella… ella brillaba por donde fuera que fuese… era toda una promesa. Él lo sabía, pero no nada se aprecia cuando esta cerca y disponible… y cuando se aleja, ya es demasiado tarde para parar, dejarlo todo e ir detrás de lo importante.

Ahora se lamenta el pobre tonto de la suerte que tuvo mientras la mantuvo a su vera. Recuerda como centelleaba como un sol de verano en las plateas… mientras ejecutaba los espectáculos, o como se sonrojaba con sus ocurrencias inundando de rojo las noches de primavera en tierras persas. Recuerda su pasado y la echa de menos… sobre todo cuando sonreía porque llenaba de alegría sus días y noches, condenando a la pena al ostracismo.

La echaba tanto de menos que fue perdiendo el interés por la realidad… tenía menos cuidado en el trabajo, bebía mucho y dormía poco, sencillamente porque las pesadillas por aquel entonces eran demasiadas y prefería mantenerse en vela a sucumbir entre colmillos, garras y demás cosas afiladas que le rajaban por dentro. Si cerraba los ojos la veían a ella y entonces se volvía desquiciado y tomaba absenta.

Y por un segundo todo se volvía violeta y respiraba aliviado hasta que de pronto ella volvía a escena y daba a todo la vuelta. Revolvía su memoria y tiraba las fotos que guardaba como sus mejores recuerdos. Cada mañana era una nueva batalla recogiendo platos rotos y sueños destrozados contra el suelo.

Pegaba lo que podía y recogía el resto. En esa época sus funciones habían bajado tanto que otras promesas aparecieron y dieron al traste con su leyenda. Las jóvenes revelaciones estaban llenas de ilusiones y aspiraciones y al pobre idiota ya no le restaba nada de eso que le animaba realizar espectáculos.

Ella se fue y se llevo todo, y no tardo ni cinco minutos en descubrir la mayor de sus torpezas que fue dejar que se marchara por su mala cabeza. Y se lamenta el chico mientras el cuchillo vuela silbando y le roza el pelo… Lo que queda del público se sobrecoge, pero piensan que no caerá la leyenda.

Y el lanzador traga saliva y tira a conciencia mientras que el pobre diablo se gira a mirar como ella sale por la puerta cayendo el sol tras el horizonte y con él… el telón de toda existencia.

Su cuerpo se desploma sin vida, porque sin musa no hay artista… porque sin luz, no hay nada que sobreviva a la oscuridad de la ausencia de las noches vacías donde el silencio reina como única compañía. La música ya había cesado en el momento que ella cerró la puerta y sesgó su alegría.

1 comentario:

  1. Quizá ella no se halla marchado del todo, quizá aún le espera y le añora tanto como él a ella. Pero nunca lo sabrá, si no lo intenta descubrir por el mismo, si realmente le merece la pena.
    Besos desde el inframundo :D

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