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martes, 18 de enero de 2011

Rearmándose


Meto los pies en el agua del Estigio y siento las burbujas disolverse en la palma de mis pies, las almas se mueven delante como si fueran colores fluidos se entremezclan y arremolinan entre ellos fabricando un cuadro vivo de peces alargados y fundidos… a este ritmo mañana puede que vuele, pero me miro los brazos y lamentablemente siguen sin estar en condiciones de aguantar en el cielo.

Me como un trozo mas de paciencia y me quedo allí sentado… mastico los recuerdos encontrando las respuestas que posteriormente anotare en una libretita de cuero negro. Musito y escribo, leo y comprendo… Coloco las escamas una a una en su posición correcta, es una tarea ardua y laboriosa, pero ahora dispongo de mucho tiempo. La calma es una buena manta en el infierno, enfría cuando hace demasiado calor y calienta cuando llega el frío de la oscuridad.

El tiempo ha cumplido su devastadora promesa de erosionarme y de la antigua piel de lagarto no quedan más que parches dispersos por todo el cuerpo, así que antes de continuar el viaje, sigo cubriendo la delicada piel con otra más preparada. Cuando este lista. Podré descender al principio de donde nacen las llamas y seguir avanzando directo hacia el objetivo.

El agua sigue demasiado fría para nadar todavía, aun me queda atravesar el lago, pero al menos Caronte me esta dejando tranquilo, sabe que no quiero pagar con mi vida y que no pienso darle dinero. A pesar de todo por las noches a veces le cuento historias de la superficie. Le gusta reírse con mis locuras, a mi también me agrada porque sus carcajadas suenan a una caja de cambios averiada.

Sigo preparándome para nadar la distancia de los nueve ríos… cuando acabe la odisea abre conseguido algo más que la piel de lagarto y la de demonio juntas. Lograré la invulnerabilidad y así podré cruzar el fuego, antes de conseguir salir.

Primero erradicar el odio para que no pese dentro de mi cuerpo y acabe hundiéndome en las oscuras aguas infestadas de engendros, cruzar el fuego con la sangre que poseo de nacimiento y dejar en el olvido los trozos de memoria que no necesito y así pagar sin monedas a la amnesia perfecta… Cuando acabe el viaje no quedaran siquiera rastro alguno de aflicción o lamentaciones.

El gélido viento esta regresando a la ciudad y la temperatura comienza a descender como una gota de mercurio que quiere desaparecer… en cuanto haga mas frió fuera que dentro podré empezar la travesía, froto mi cuerpo con los recuerdos de mi infancia y por fin encuentro a mi dorado pez. Némesis ya ha llegado a mi encuentro y promete guiarme por donde lleva nadando ya más de año y medio.

Conoce esas aguas como me conocía las de mi pecera. Aún me debe un favor y sabe pagar el cariño con una lealtad de piedra. Espera a que entre en el agua, pelea como un león para que nada peligroso se acerque. Ahora tiene el tamaño de una ballena asesina y sus escamas son de oro afilado. Sabía que cuando se fue forjaría una leyenda y no me he equivocado.

La cuenta se aproxima, arranco un poco de hierba de la orilla y mastico sus puntas, saben a una húmeda angustia y desesperación que se convertirá en dolor dentro de mi estomago. Ingiero toda la que puedo para estar preparado, cuando ya no pueda comer nada más, podré seguir adelante, comienza a hacer mal tiempo y si tengo suficiente daño en mi interior, nada de lo que me salpique de fuera compensara lo que siento. El olvido arrasará los malos recuerdos cuando acabe todo esto. La esperanza reside en salir ileso de otra de mis aventuras. Una vida menos, otra historia mas. La tinta tiñe mi cuerpo hasta volverlo oscuro como el fondo. Podré seguir su rastro dorado y el devolverme la vida que yo le di una vez.

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