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viernes, 7 de enero de 2011

Lágrimas de Sauce


Ya no importan las palabras y si no se presta atención mucho menos las acciones. Todo va perdiendo su significado por el camino y a nadie parece importarle demasiado. Piensan en el aquí y ahora basando sus vidas en esa monótona experiencia… una simple carrera desde la salida a la meta, pasando como se pueda todas las etapas hasta vencer o caer derrotado. Existe cierto miedo irracional a la muerte, respecto a ello cada uno es diferente dependiendo como mire su propio vaso y eso al menos tiene su encanto.

Pero cada vez se extiende más el tedio del aburrimiento y la rutina. Se han perdido los héroes y esa extraña raza de los que querían comerse el mundo. Les veías correr kilómetros por delante y ahora andan moviéndose entre arenas movedizas con los problemas llegándoles al cuello.

¿En que momento perdieron la concentración…?

Eso no hay quien lo sepa, de alguna extraña manera la humanidad se ha olvidado de sus motivaciones ó simplemente han sucumbido a la realidad impuesta. Nadie come de sus sueños hoy en día y pocos son los afortunados que conocen el secreto… unos porque no han mantenido intactas las ilusiones que tenían al principio o ni siquiera las encontraron, otros porque lograron aprender a pensar.

El tiempo desgasta hasta la más dura piedra… te reías de la erosión en el colegio, pero ahora cada mañana descubres su significado reinventado al mirarte al espejo. Con algo de suerte sonríes, sino no pasa nada…total ya te tienes muy visto.

¿Donde están las ganas de aprender, de salir de la temida oscuridad…?

El lógico ímpetu por erradicar de la vida las cosas inútiles y sin sentido para lograr como básico un buen objetivo. Incluso se ha ido desgastando eso de pensar antes de actuar ó al menos recapacitar las opciones hasta convertirnos en improvisadores de la escena. La esperanza de nuestro tiempo se llama lotería y no se puede comprar durante todo el día.

Cansados de intentar avanzar, queda atrás rezagada una legión de conformistas que disuelven sus preocupaciones con todos los vicios que cualquier humano con una buena sonrisa pueda llegar a tener. Están hartos de pegarse con el techo y han decidido dejar de intentarlo. Sumisos esperan pasar el tiempo de la mejor manera posible. El gasto compensa porque a día de hoy la imaginación esta muy cotizada.

Cierran los ojos soñando dormidos en sus camas, mientras que la verdadera inspiración se busca mejor de madrugada. Cuando todo permanece en las sombras es el momento en que las cosas que brillan cobran importancia. Se ha acabado por actuar como un autómata que no cuestiona las órdenes que vienen desde arriba. A mirar al suelo y de esta manera tan absurda perderse algo de lo que pueda suceder.

Así desde la más tierna infancia. Borregos con domesticados a base de palos y esmero. Triste balada para la libertad que se pudre enmohecida en los rincones de la oficina. Se pone mustia la alegría encerrada entre cuatro paredes que riega la luz artificial. Tampoco hay ganas de salir fuera de la ciudad para desconectar.

El tiempo se ha vuelto la divisa más codiciada de esta realidad. Ves los billetes y monedas aparecer y desaparecer mientras pasan las horas. Tienes que estar muy loco para cruzar como un salvaje fuera del paso de cebra y mucho más zumbado si decides esperar a que el peatón se ponga en verde para pasar cuando a veces no hay coches en la carretera.

Se ha extraviado la pasión por la vida puertas para fuera, nadie recuerda su verdadera forma y las farolas lloran la ausencia de carteles de se busca de cualquier manera. Solo hay muertos caminando por las aceras, sin ningún interés en lo que pronuncia su esquela. Hasta el humo de los pensadores se ha vuelto un furtivo perseguido por la justicia, ya ni siquiera quedan trincheras y los pisos francos uno a uno van siendo desmantelados.

La guerra se ha en estos días se ha vestido de administrativa. Sus balas son papeles afilados cuyos cortes siguen jodiendo igual a todas las alturas. Algunos esperan que pronto llegue la luz y que poco a poco se despierten los dormidos. Los gatos siguen maullando a las estrellas, pero solo los que sueñan despiertos escuchan esa canción.

Amanecen flores por las aceras, pero aun no son suficientes como para hacer las grandes ciudades que reluzcan imbuías de su propia belleza. Hay que enterrar lo que no sirve para nada y con ello por fin averiguar que era eso de saber escoger, dejar de acatar y seguir tu propia conducta, aceptar que todo se puede mejorar y proseguir con el intento. No hay derrota posible sino cabe esa posibilidad y hay suficiente voluntad en seguir adelante

Queda un hálito de esperanza colgada de las ramas raquíticas de la ciudad que no duerme, cada mañana esperas que todo mejore y aunque parece que no avanzas al menos con ese pequeño cambio puede que encuentres un simple sistema que inicie la motivación del nacimiento de algo positivo.

1 comentario:

  1. no pierdas la esperanza, ¡todavía queda gente que quiere comerse el mundo! ¡yo quiero comerme el mundo! Y de hecho me lo como, porque aunque a veces me pase y me empache, sé que merece la pena.


    escribes genial chica, sigue así.

    P.D: me encanta el titulo de tu blog :D

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