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domingo, 2 de enero de 2011

Abolición


Creen los dioses que cabalgamos a ciegas, que no somos más que sencillos monigotes que manipular con cuerdas invisibles atadas a nuestros cuellos. Ríen como necios ajenos de la verdadera verdad que se cuece aquí abajo. Piensan que todo lo que hay es gracias a ellos, pero hasta una cucaracha sabe esconderse bajo la tierra cuando husmea el peligro.

Cuentan sus monedas de oro subidos a sus tronos en los cielos, pero abajo algo ha cambiado y se ha abierto el infierno. Ellos no tienen ni idea de lo que ocurre, tienen todo perfectamente planeado, pero han dejado de atender los detalles pequeños. Se han vuelto incautos con el tiempo y con ello perdieron el olfato. No huelen el cambio aunque se este produciendo.

Las cosas se tornan diferentes y lo que hoy es blanco, mañana puede ser negro. La moneda es una amiga incierta que no entiende de otros factores. Es imparcial, pero ingenua porque no sabe leer ni siquiera la palabra suerte, ni puede pronunciarla.

Y los factores… son muy importantes en las ecuaciones de balanceo. Si conoces bien los valores, aprendes a saber la dirección de las cosas y a veces lo que menos se espera es lo que antes sucede. Causa risa, pero es cierto. Una mañana puedes estar sonriendo satisfecho de que todo este saliendo bien… y a la siguiente te encuentras con una serpiente sin escrúpulos entre tus manos.

La vida es una obra de teatro tremenda. Mezcla a partes iguales a lo largo del mundo, traiciones por doquier, trapicheos a todas las escalas, buenos corruptos hasta la medula y malos que simulan tener corazón en vez de basura espacial. Todo sigue siendo un esperpento hasta que interpretas un mal papel en la peor escena.

Te preguntas como has podido llegar a eso, pero realmente giras la cabeza y recuerdas cada paso dado en la cadena hasta llegar a ese punto. Caen varios cubos de agua a distintas temperaturas. El odio se convierte en rabia y después en desesperación… cuando todo parece calmado brota la ira y se clama venganza pero tras horas alcanzas la calma.

Enfrías la cabeza con lo mejor que se puede… casi siempre escojo el humo porque me escondo ahí dentro y nada parece malo sino puedes verlo. Cuando salga de la nube espero hacerlo renovado. Descargo la tensión hasta que la nube se vuelve violeta, casi amoratada. Los rayos se dibujan dentro como radiografías.

Pero ellos no notan nada, las tormentas ya son habituales… les importa una mierda que el mundo se joda si ellos siguen ganando dinero. Ni siquiera protegen a su ganado. Lo confunde y somete a normas que no seguirían ni ellos mismos. Pero sin libertad no hay pensamiento.

Y es una buena manera de mantener a los animales atados… solo que nada dura eternamente y con el tiempo y algo de suerte consigues demasiada información que usar contra ellos. Lo mejor viene de sorpresa porque la reacción a algunas cosas es mejor retardarla hasta que se descubre el momento.

De cualquiera de las maneras, el tiempo ha llegado. Arriba siguen de fiestas, abajo se huelen problemas. Nadie espera lo que va a suceder menos el niño que parecía no enterarse de nada. Lo malo es que ha conocido demasiado para seguir sonriendo sin arrancarle a alguien la vida con una soga. Mira la pirámide de la jerarquía y decide darle la vuelta. No aguantaran el peso del mundo sobre sus hombros y por fin él puede respirar aliviado sin ninguna carga.

Eso puede ser lo que le haya abierto los ojos. Quiere lo justo y nada más que eso… no soporta migajas ni palmaditas en la espalda. Con suerte ha podido enterrar la violencia y espera seguir tan coherente como para no emplearla. Espera a que los dioses vayan a verle. Esconde un as bajo la manga. No le importa perder siempre que consiga ver a los dioses sudar y tener vergüenza.

Afila su lengua y hace crujir sus nudillos. Limpia cuidadosamente su cerebro para tener listos sus sentidos. La partida se decide en tres movimientos y no piensa quedarse en medio. Todo esta en el aire… y aun no ha caído ningún trueno. Se masca la tragedia, pero guarda la compostura y ha sacado del baúl su vieja sonrisa. Esta preparado para empezar de nuevo, pero antes debe terminar lo que lleva entre manos.

La moneda aguarda en su mano a ser lanzada. Gana o Pierde. Pero al menos no piensa en desaparecer callado. Aguarda a la espera como un pequeño resorte comprimido. Cuando cambie el viento todo saltara y no quedara nada de lo que era, ni nada será lo que fue. Ya no le sirve de nada arrepentirse. Lo que sea esta detrás de la puerta. Tiene la mano en el pomo. Sólo necesita girarla.

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