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martes, 4 de junio de 2013

El paradigma de la estrella.



Quiere y no puede es su triste y penosa realidad, piensa en su ombligo como centro de giro de la galaxia pero en verdad el sumidero es ciertamente la única hélice que acompaña a su vida junto a lo que sucede cuando tira de la cadena tras hacer sus necesidades. No hay un motor que le impulse dentro de su pecho. Copiar es el verdadero talento del que no tiene imaginación suficiente para sentir la inspiración acariciándole la espalda.

Se salta todos los pasos previos creyendo que en su iluminación esta la clave de la sabiduría desconociendo todavía que recorrer el camino es el que te lleva a ese lugar y no todos los atajos que puedan susurrarte o ocurrirse en lo que dura un cigarro. Le falta el toque precursor de la chispa que le ayudará a convertirse en la leyenda que le dará su nombre.

Pero el problema es que aunque uno puede hacerse a si mismo, algunas cosas tienen que realizarse como en la pastelería paso a paso y las cantidades exactas que le asemejan con la química. Además necesitas muchas otras variables que condicionan el producto final.

Presiones tan elevadas que partirían el espinazo hasta un rinoceronte o temperaturas superiores a las de un verano tórrido mezcla de noches llenas de pasión y escasa ropa con el beso de las brasas de un fuego de roble. También requiere mucho insomnio y por supuesto de estar muerto para gran parte del mundo entero… porque en el infierno el tiempo ya no importa, ni siquiera la vida personal. El único requisito imprescindible es la ferviente servidumbre al señor oscuro.

Nadie puede ponerse una corona de laurel sin haber corrido antes, ni beber las mieles del éxito por leer unos manuales de uso escritos por alguien que no eres tú. El callo es la autentica respuesta a cualquier plegaria anexa a la búsqueda de la excelencia a cualquier disciplina y lo que nunca me callaré es cuando alguien con menos sentido intente imponerme el silencio como replica a la ausencia de respuesta ante cualquier pregunta conocida.

La humildad del marinero que escucha al patrón es muy importante, porque luego te estrellas por no tener ni idea y sólo él es el que entona la mía culpa sin echarle la culpa al de al lado o buscarla en algo que no sea su persona. Hasta que no te den un barco que este a tu nombre presta atención y quizás aprendas algo que alguien que no se asusta frente a las inclemencias del tiempo porque lleva una vida viviendo en plena batalla y sabe sobrevivir cada combate encontrando un buen sistema apropiado sin sufrir un infarto, desmayarse o si quiera despeinarse.

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