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jueves, 22 de febrero de 2018

La luna creciente.


Parece que sonríe, quien sabe que puede ocurrir mañana. Espero que tenga suerte, las desgracias llega un momento que tienen que terminarse, como las goteras incesantes. Siempre llega un día que el problema se soluciona si se quiere conseguir. Una noche de insomnio me dio la clave de que hasta las bolas de la fortuna, sufren el efecto de la gravedad. Unos vienen y otros se van, en esta incansable ecuación cuyas variables se balancean, como el mar arrulla un barco en su vientre azabache una noche cualquiera.

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