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domingo, 22 de mayo de 2011

FaSol


Cuando el aire destinado para sobrevivir se acaba y todos los sueños suenan a vidrio roto dentro de un saco, al que no puedes darle valor alguno. La ilusión se vuelve como una pesada roca mientras nadas en mitad del océano, sin tierra firme divisándose en cualquier dirección que pueda indicarte un reloj cualquiera. Ocurre que a veces entre la desesperación se abre un camino, algo que no habías considerado nunca como una opción posible, sencillamente porque no albergabas esperazas de que eso fuese a funcionar nunca.

No por nada… si no porque no sopesaste que habría tanta gente buscando salir del humo, decir basta… o incluso caminar en una misma dirección, pero al igual que en Matrix, la gente se ha despertado del anestésico sueño de la sociedad. De mirar a otro lado cuando algo verdaderamente importante sucede. Al igual que por la noche un lobo puede comerse a una presa al lado de la otra sin llamar demasiado la atención ni desvelarla.

Entonces algo estalla, y un lemming se cansa de aguantar, de soportar estoicamente que todos le tomen por un pequeño escalón de cualquier cadena y esa pequeña pieza se rebela y esta vez ocurre una pequeña variación… no se calla y se queja.

Y los de al lado… piensan por un segundo, ¿Por qué yo no? y siguen la misma conducta… como una pequeña reacción en cadena que salta de una conciencia a otra iniciando una chispa. Los vigilantes no se dan cuenta… porque desde arriba no se escuchan los susurros, se reconoce el motín hasta que todo comienza a moverse… y una riada de lemmings hace mucho ruido y es tupida como una manta de invierno con vida propia.

Corren por primera vez organizados… arrasando todos los impedimentos, sobrepasándolos con astucia, porque uno no es más que un individuo en soledad… pero una masa, en cambio es una cosa a tomar en cuenta, un caso perdido que se cansara de luchar hasta con su sombra con una locura encomendable y una sonrisa pintada entre el alivio y la mueca.

Aunque cuando sacas a la persona y lo convierte en un sector de una de las graficas de los estadísticos y ves que la porción va creciendo como si le hubiesen echado levadura y azúcar… Entonces si hay que dar la voz de alarma. El sistema tiembla en los cimientos y los de arriba tragan saliva. Una revolución civilizada y consensuada en la no violencia da mucho más miedo que un motín agresivo que se puede repeler con las armas.

Cuando alguien del personal de seguridad, se ve tan sobrepasado que le da por pensar, ¿estoy en el sitio correcto?, pierde ese vinculo que le ata a las ordenes de sus superiores fuera de su cuerpo y su voluntad… entonces la chispa cambia de color y de bando y el efecto de desconectar va subiendo las escaleras hasta la verdadera fortaleza donde viven los señores de las sombras.

Nada esta ganado, ni perdido… Puede que al igual que esos roedores… todo acabe desechado después de la línea del acantilado, pero al menos el resto se ha dado cuenta que hay más seres que buscan lo mismo… sin importar raza, credo ni religión. El sentimiento de soledad se borra, la impotencia se disuelve y la rabia se cura con un bálsamo anestesiante. Es entonces cuando a pesar de que todo cueste realizarse, siempre hay oportunidad de poner una pequeña piedra, porque para lo que uno sólo es un ínfimo grano de arena… en multitud puede volverse una montaña.

Hessel debe de estar orgulloso… porque la juventud por fin se ha indignado y con ellos muchos más de lo que él pensaba.

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