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martes, 28 de abril de 2009

Actos reflejos

Parto la piedra por la mitad y su vida cae como la miel en un hilo interminable y pegajoso. Busco entre sus entrañas y extraigo de ellas el pequeño fragmento de la historia que guardaba. Humedezco la punta de los dedos con saliva y me concentro mientras abro el pequeño pedazo. Encuentro la siguiente pista y de un salto me pongo en camino.

El tiempo se agota en el reloj de arena y cada vez son menos los granos que quedan en la parte de arriba… uno a uno se precipitan contra el cristal y en el otro lado un gran remolino de arena ha comenzado a tragarse hasta el aire del vacío. Las pupilas están latiendo junto al corazón… intento distinguir la dirección que me ayudaría a ahorrar esfuerzos. Pero es la primera vez que acabo en ese sitio.

Huelo el aire en busca de la más mínima corazonada y el sol guiña su brillo contra una fachada de cristal al otro lado de la ciudad. Me disparo en aquella posición como un tiro de mortero y al tocar de nuevo el suelo estallo en cien pedazos que no tardo más que unos segundos en recomponer con un chasquido de la mano que permanecía intacta.

Todos los trozos se colocan en fila hasta que las piernas me asisten para poder seguir corriendo. Llego al edificio antes de que la mitad del reloj se haya consumido. El sol sigue brillando en la azotea así que tras observar la ausencia de puertas. Fundo los pies en su fachada y me deslizo hasta la última planta… Los cristales se precipitan como una lluvia de estrellas tras el surco que dejan mis zapatillas. Y cuando aterrizo en la azotea siguen sonando los cascabeles un rato después.

Encuentro la siguiente pista tatuada con fuego sobre el oscuro asfalto. Una flecha indica la ruta… y las llamas que aparecen al final… no presagian nada bueno. Recuerdo la imagen y me tiro desde el precipicio antes de que el último cristal toque el suelo. Planeo sobre la ciudad como una ardilla reticulada… surco las capas de viento esquivando antenas y rascacielos hasta que impacto con el suelo y me convierto en una bola de nieve que cae rodando por una cuesta empinada agregando a la masa todo lo que encuentra a su paso.

Al chocar con un muro de piedra aparezco yo dentro del huevo y un japonés hace clic sobre el botón. El diafragma me coge in fraganti y una abuela comenta que es una vergüenza…

Sonrío y hago una reverencia antes de huir de la escena. Las palabras de la anciana se enredan en sus dientes de pega y el obturador de la cámara del hombre con sospechas es incapaz de recoger algo más que una estela plateada.

Sin darme cuenta he acabado en un callejón sin salida y al topar con el fondo. Encuentro un agujero abierto bajo el alquitrán que me devora como las tapas de las alcantarillas. Caigo y sigo cayendo hasta que una mano surge del infierno y me sostiene sobre el magma. El fuego seca el sudor convirtiéndolo en vapor… cojo todo el que puedo con la camiseta y anudo los extremos. Me subo encima y planeo sobre el río hasta llegar al otro lado.

Un niño demonio me roba la camiseta mientras apago los bajos de los pantalones rodando por el suelo. Cuando quiero darme cuenta no están ninguno de los dos, pero al menos ya no hay fuego… Camino hasta el portal y pulso el botón de llamada…

Un gran ascensor de hielo baja hasta el hall para abrirse en una bocanada de gélido aliento. Me subo a el mientras que froto mi piel para que no se quede helada. Al llegar a la planta… las puertas me escupen directamente al suelo.

Levanto la cabeza y pido disculpas por el retraso… el demonio se ríe y yo simplemente sonrío… Le encanta usarme como si fuera un ratoncillo en un laberinto… y al final yo le he cogido gustillo al asunto. Me arroja un fajo de sueños en pago a mis servicios y con una palmadita me regresa a la cama.

Me enfundo el gorro y vierto la sustancia onírica por el final del embudo… La primera imagen sabe fresca y a la siguiente estoy nadando en el lecho calmado de agua. La corriente me lleva… y yo dejo de luchar para convertirme en un pez mas camino a su casa. Mi cuerpo se contonea con el aspecto de una anguila y cuando quiero darme cuenta una voz acuática me informa de que tengo otra misión.

Doy la vuelta a la realidad y me pierdo entre las profundidades abismales intentando esconderme bien entre la oscuridad. Pienso declararme inocente… pero antes tendían que encontrarme.

lunes, 27 de abril de 2009

Infierno fausto


Ardió Paris y la noche se volvió naranja. Los edificios volaron como si fueran de papel de periódico y la torre Eiffel se fundió convirtiéndose en un amasijo de hierros que naufragaba en un mar metálico burbujeante como la lava.

Después fue Berlín con sus ángeles y sus soldados de plomo… todo se volvió rojo como las ascuas antes de desaparecer entre los escombros abrasados. Y todo termino en Praga donde su sirena se tiro al agua para no morir calcinada.

Han pasado muchas noches desde entonces… casi una eternidad y aun siguen cayendo cenizas del cielo siguiendo la ruta que tomaron aquellos fantásticos amantes… quienes descubriendo que el amor se trataba de una sola palabra. Pusieron toda la carne en el asador hasta que inflamaron el planeta entero.

Su pasión no conocía límites y todo ardía al contacto de sus cuerpos desnudos entrelazados en un baile tan pegado que hasta los suspiros se compartían entre dos. La noche les cubrió con su frio manto y ellos arrojándolo a un lado incendiaron la vieja Europa camino hacia la gloria.

Se conocieron en un tren y lo demás sucedió espontáneamente. Sentados en el mismo vagón una curva le jugo una mala pasada lanzándole directamente en el asiento de al lado. Sus miradas se cruzaron y él cayo en la suya perdiendo el sentido.

Un túnel se cruzo en su camino y la oscuridad les llevo a mezclar sus labios. El primer contacto les condeno al pecado y al segundo intento las llamas asolaron el compartimento. Los demás pasajeros huyeron del siniestro en dirección a la cabeza del tren donde se parapetaron haciendo trincheras. El revisor soltó el convoy temiendo que el fuego saltase de uno a otro.

Sus brazos estaban rodeándolos cuando el vagón se estrelló contra aquella fábrica y segundos más tarde… el fuego ya la había devorado por completo. Los viajeros del tren que se marchaba respiraron aliviados mientras se compadecían la suerte de los caídos sonriendo a media asta como responsables que eran.

Cuando el tren desapareció por el horizonte media París ya había sido consumida por las columnas de fuego que iban avanzando sin que nadie pudiese frenarlo… los bomberos huían abandonando sus estúpidas trompas pesadas… sintiendo en la nuca el calor del desastre…

Nadie podía hacer nada más que dejar su pasado consumirse sin contemplación… todo el mundo perdía su vida y ellos no separaban el cuerpo el uno del otro en un infierno rojo de pasión desmedida. Y no fue hasta el final del invierno que no dejaron de amarse sin cansancio, para fumar un cigarro encendido con los restos de la experiencia vivida.

Una calada contemplando el desolado paisaje de negra ceniza volcánica y entonces después de esa mísera pausa se pusieron manos a la obra de hacer que la primavera ardiera aun mas fuerte y llenando con la humedad de sus gemidos borraron toda aquella ceniza que enturbiaba sus sueños y hicieron florecer tantos tipos de flores como posturas conocían el vicio de sus cuerpos.

Cuando acabo todo Paris era un lecho de flores de todos los colores. Un observador de algún país neutral les invito a perderse para siempre en una isla del pacifico con los gastos pagados. Con una sonrisa estúpida sin separarse demasiado de su homologa… asintieron y le pedieron que se marchara y no volviera sin su helicóptero.

Mancharon todas aquellas flores con la fogosidad indecente que había reinado en los burdeles del casco viejo de Paris tachonado de las casas donde miles de bohemios salpicaron la noche francesa con hadas verdes. La locura se subió a sus caderas y el moulin rouge giro sin freno hasta convertirse en huracán que les llevo a su isla desierta que quemaron y repoblaron a cada estación de su amor.

Nerón se retorció en su tumba mientras ellos dibujaban su futuro con la lengua en la espalda del otro para esconder así lo venidero del destino. Una curva les unió y ya nada podría detener esa reacción en cadena.

La habitación de los sueños

No era mas que un cuarto más de una casa, uno no muy utilizado y que antes de que lo visitase con asiduidad solo se dedicaba a generar polvo y pelusas, para después ordenarlas en sus rincones y debajo de la cama. Allí nadie dormía y solo recibía invitados muy de vez en cuando.

Entonces un día descubrí el secreto de lo que ocurría y comencé a ir todos los días. Al principio fue una especie de intuición que poco a poco se fue confirmando. Resulta que al atardecer los últimos rayos del sol se reflejan incidiendo en los cristales del edificio de enfrente y condensando sus reflejos en un hilo que pasaba por un agujero de la ventana.

Ese agujero era la ventilación del pingüino que usábamos en verano para sofocar el infierno que hacia en esa maldita ciudad olvidada por un Sabio. Lo que ocurría no se sabia el porque ni la intención pero al anochecer la luz se volvía liquida y se vertía en el suelo de esa habitación.

Era un desperdicio que ocurría a diario y como al final nos quedaba algo de dignidad después de todo en vez de dejar que se perdiera entre las sombras de la noche. Comenzamos paulatinamente a recolectarla en palanganas para acto seguido meterla en alguna botella con cuidado de que no se cayera ni una sola gota de luz.

Pero el tiempo fue pasando y esa habitación que en inicio era de invitados se convirtió en la habitación de los soñadores. Porque con el brillo de sus recipientes no había nadie que pegase ojo allí, pero en cambio a los que habían desarrollado la habilidad de soñar despiertos en esa luz veían formarse las imágenes de las historias que bullían en sus cabezas y sintiéndose iluminados conseguían que sus ideas dispersas se concentrasen como un hilo de oro que unía todo en una especie de serpiente de conocimiento y poder plasmarlas en el virgen papel.

Cuando todo el mundo quiso entrar en ese cuarto observamos que ese grado de iluminación generaba una adicción tan alta que ni a escobazos conseguíamos retirarlos del rellano del portal y antes de que la masa se sublevase escogimos una opción algo radical, pero en su defecto mas positiva.

Congregamos a todos aquellos soñadores que deseaban volver y le cambiamos las visitas por una gota de luz… en el mismo edificio que el programa hombre repartía su metadona nosotros con un pipero fuimos repartiendo nuestra gota de dosis de luz.

Todos iban a la misma hora y recibían la misma ración… sonreían y nos entregaban copias de sus textos. Al final tuvimos que convertir nuestro salón en una biblioteca que se extendía por la superficie de todas las paredes… Después de un año tuvimos que cambiar a otras habitaciones y algo después tuvimos que abrir una biblioteca cuando arrebatamos todos los jonkies al proyecto hombre y comenzaron es escribir tratados sobre sensaciones alucinógenas que eran los preferidos por los psicólogos curiosos.

La vida se abrió paso a través de la luz del cristal y todos los habitantes de esa ciudad desquiciada encontraron las palabras que siempre quisieron encontrar. Al final deje mi trabajo y me quede a vivir en esa habitación convirtiéndome en su alquimista. Mis compañeros de piso montaron un biblioclub al cual con una cuota básica al año tenían derecho de coger cualquier libro que reposase tranquilo en alguna de sus repisas.
La biblioteca creció tanto que acabamos por comprar el edificio entero ya que muchos de los vecinos eran asiduos a la literatura y todo acabo transformándose en una comuna literaria que era nutrida por la química de la luz de nuestra ventana.

Una utopía había surgido quemando al propio 451º Fahrenheit… compramos a los clásicos y terminamos por llenar la manzana de libros. El publico comenzó a vivir entre palabras y el dialogo responsable y respaldado se podía escuchar por las calles que acababan en esa tarta de palabras con azúcar. También abrimos un café y un pequeño restaurante para saciar el hambre de los que se quedaban a leer por los alrededores.

Incluso había gente que se agolpaba para ver a la luz condensarse en el agujero de la ventana. Cuando llegué a esa casa pensaba que se acabarían mis sueños por volver a mi vieja ciudad. Ahora resplandecía la tinta en opulencia por todos los rincones. Mi mundo de palabras había venido a instalarse a mi lado y hacerse real.

Mis palabras se perdieron en cada gota de luz que entregaba y en el fondo no dejaba de ser una semilla que implantar en otro cerebro. La orquesta sonaba y la música rodeaba el lugar de mis sueños. Alfonso X el Sabio sonrió en su lecho y por fin las palabras volvieron a reinar en aquella ciudad donde los autores perdieron sus palabras derretidas por el calor del mediodía.

En cambio por las noches de insomnio comencé a vivir en mis propios sueños reflejados en una palangana dorada. La luz llenaba mis días y la luna se encargaba de la noche. Yo simplemente tejía con gotas las palabras del destino en manos de otras personas.

Un grupo de relatos en que ellos eran mis propios personajes. Cada uno una función… cada sueño a la carta repartido en un pipero como la belladona que dibujaba colores en las pupilas de mi pasado.

domingo, 26 de abril de 2009

La Venus de Afrodita


Todo estaba escrito y eso por supuesto tenia que estar apuntado por algún papel de los que colgaban del corcho como medallas de una batalla que ni siquiera se había librado.

Predicaba una frase sacada de una pecera de cristal. Al azar y que rozaba la afirmación de que la perfección no existía. Y que en su defecto se tendría que sumar todas las variables… restarle lo que no nos gustase y al terminar rezar porque el resultado fuese positivo.

Sino al menos lo habríamos intentado…

Pero lo que me había encontrado aquel día era diferente. Ese pedazo de papel había salido ardiendo al contacto de su mirada. Estaba bailando distraído junto a los demás indios que brincaban y giraban alrededor de la hoguera, y de pronto llegó ella anegándolo todo con su sonrisa de perlas.

Se situó tan cerca que una mezcla entre la bruma y la cólera se comenzó a mezclar despacito al ritmo de los chupitos de saliva. La miraba y comprobaba que allí estuviese. Que todo estuviese colocado y en su sitio. Ella seguía en sus trece y eso me desquiciaba.

Salte a la siguiente pista y la música me sumergió en la marea… presentía su mirada pero el océano me llevaba a otro lugar en ese instante y el barco ya había zarpado así que desplazando mis pies seguí el ritmo hasta perderme dentro de él.

Cuando las canciones paraban todos iban a mirarla… yo seguía bailando intentando no pensar en su extraña presencia. En su obstinación de quedarse en ese mismo sitio sacando uno a uno a los indios que me acompañaban en esa pesadilla.

Todos ellos bailaban… cada uno con su tribu y todos con la diosa afrodita. Era un espectáculo digno de mirar cuando ella movía su cuerpo y el silencio se comía al sonido. Los latidos se unificaban en un demoledor golpe de mazos sobre metal. Los colmillos asomando sobre la sonrisa y todos sonriendo sospechosamente.

Ella seguía moviendo el mundo con sus pies y uno a uno cada pretendiente murió bajo su propia debilidad… para algunos el idioma… para otros la velocidad… las manos gesticulando demasiado… una mirada obscena sacada del puro deseo… o simplemente que no sabían bailar el agua como debía ser.

Todo ocurrió y nadie pudo ponerle frenos al río. Cuando quisimos darnos cuenta. Todo había sido arrasado por la corriente. Los cuerpos desperdigados por el suelo formando ángulos poco sanos y más bien imposibles. Corazones partidos por todos lugares en un improvisado cementerio de cristales.

En plena era caótica y el sonido en cambio claro como la melodía de un anuncio que te resulta familiar. Acabas desechando la imagen, pero la música te agrada así que te conformas con mirar hacia otro lado.

Al final terminas sabiendo cual es el coche y cual la gracia… son cosas que ya conoces porque han ocurrido una y otra… y quizás unas decenas mas… así que obvias que lo sabes y disfrutas el momento. Lo disfrutas como nunca antes en la vida. Porque antes ya te obsesionabas con otras cosas como ¿Qué dirán? O sencillamente… No puedo hacerlo.

Pero llegados a un momento el águila grita y el cielo se derrumba. Lo que te rodea se vuelve de gelatina y solo queda una porción de realidad. Ella bailando para los únicos ojos que la pueden ver y los suyos mirándote directamente a las pupilas. Para enterarse de primera línea que sucede detrás los agujeros negros.

Una sonrisa espía mandada por su control mental florece en mi boca y la afirmación se refleja en la suya. La música se ha convertido en el tic-tac de un reloj de péndulo y todo va a su compás. Comienza la balada de las serpientes y los ojos quedan a la misma distancia mientras nada te puede hacer tropezar.

Los indios y demás náufragos contemplando como demonios alguien como yo, ha conseguido acercarse tanto a ella sin decir una palabra. Sonrío y lo ven decepcionados… era ríe de satisfacción cuando ve caer el deseo de ellos como un ramo mustio a la puerta de cita. Las ilusiones suenan junto a los cristales rotos y las camareras tardan poco en barrerlas y remplazarlas por nuevas motivaciones.

El alcohol fluye y las serpientes siguen hechizándose en silencio. La música se ha vuelto lenta y redonda y cuando todo parece acabar un chorro de energía vigorizante hace que el sufrimiento se densifique con un toque de demencial cordura. Un dulce sometimiento que se toma como un atractivo más y los que aun tenían el anhelo de que fallase algún pasó. Reciben un cubo de fría decepción cuando sus manos rodean mi cintura y las mías responden a esa misma llamada.

El mundo se para en el fondo del mar. Una sirena de hielo con ojos amarillos me clava en lo profundo del alma un suspiro lastimero y mis labios le arrancan el más jugoso de los besos.

En el horizonte cae una estrella sobre el mar oscuro. El deseo termina de abandonar mi boca cuando se estrella en el océano. Una sirena salpica a lo lejos y se queda mirando. Sabe lo que he pedido y deseado. Los cuerpos se vuelven una sola estructura de caricias enredadas como algas. La vida se escapa a cada beso y la musa del agua vierte su veneno sobre mis labios como una miel con sirope que me recuerda.

Que todos murieron ante la perfección de su baile hipnótico y la promesa de su silencio. La miro profundamente y beso su gloria mientras la daga cae de su mano. Me sujeta con libertad por la espalda y la cintura y reza porque la noche no se termine sin que los cascos de los caballos anuncien la llegada del sol.

Saboreo una vez más sus labios y el despertador me arranca de la resaca de su sentimiento. Los sueños se han terminado con las luces del nuevo día.

miércoles, 22 de abril de 2009

Tareas pendientes.

Cargo metódicamente una a una las balas doradas. Las observo, soplo en su punta y arrebato el fino velo de polvo de su superficie antes de entregarlo al olvido del vacío. Estoy de nuevo en la luna. Escondido en el fondo de un cráter.

La estructura es suficientemente grande para tapar mi relieve de la brisa que pudiese capturar algo de la esencia que relatase mi presencia. Ninguno sonido llegaba pero yo no bajaba la guardia. Tenia que conseguir algo de tiempo. Decidí apagar la respiración pulmonar y solté la última expiración de una forma silenciosa como una dulce calada. A continuación comenzar con la cutánea a través de mis poros.

Seguí deslizando las balas en sus cilíndricas posiciones, sintiendo el susurro del metal friccionando entre superficies hasta llegar al fondo. Hablándolas para que no se pusieran nerviosas y saliesen disparadas. Le daba a cada una sus palabras, algunas órdenes como consejo. Cuando todas estuvieron en su sitio. Entonamos una letanía de palabras oscuras bendiciendo sacrílegamente el veneno de sus cabezas.

Hacia unos días que un cazador de sueños había llegado a la superficie.
Pues encontré algunos trozos oníricos descuartizados de mala manera en una de mis expediciones. Ni siquiera lo había devorado a sus presas de forma completa, sino que mordía y despedazaba y se iba masticando en busca de una nueva presa.

La innumerable cantidad de perdidas eran insostenibles. Porque los sueños que allí se almacenaban eran sueños perdidos… cosas que se iban flotando y acaban atraídas por la gravedad lunar. Pero el caso es que era un ciclo abierto. Ya que de vez en cuando sucedían cosas que las devolvían a las alturas para que la gravedad terrestre las volviera a capturar y devolver a sus legítimos dueños o alguno que se topase por su camino.

Eran sueños que se correntian en ilusiones al caer como estrellas fugaces. Era buen trabajo y como Sagitario había quedado confinado en ese lugar para cumplir esa placentera condena de cabalgar sobre la superficie lunar eternamente. El arco lo había cambiado por un revolver Colt 45. De balas de justicia consagrada. De oro con incrustaciones de plata lunar. Un caldo de Odio e Hipocresía cocido a fuego lento rellenaba la punta hueca de los proyectiles.

La sonrisa del jinete era el punto de mira. El secreto era el veneno de las flores de luna que florecen en el lado oscuro. Su similar era el extraído de un coral de Australia, pero con el cambio climático tuve que subir a la luna para conseguir un neuroveneno aun más potente.

Cerré el tambor con un golpe seco de mi muñeca… y todo estaba listo. Aunque sentía el olor acechante de la bestia… todo era sencillo pues corría en mi casa y todos conocían que las pezuñas de ónice eran las más precisas para resbalar por su superficie.

Salte de mi posición a la superficie y aterrice sin casi levantar polvo en su superficie. Había conseguido amoldarme a la gravedad como lo haría un gato caminando por la arena de la playa.

Todo casaba y realmente lo que ocurría es que había adquirido la excelencia suficiente para caminar sobre la fuerza que la arena oponía a mi propio peso. Asimilé ese conocimiento cuando encontré la realidad detrás de una esquina. El mundo era una pelota de física entregada por matemáticos pero con una reglamentación abierta por causa de la energía.

Todo tenía una acción y una reacción… y era esa misma reacción contra el depredador de sueños que había posado sus ponzoñosas garras en el terreno laboral. No es que adorase mi trabajo… sino que las complicaciones que eso acarrearía seria yo el único que las soportase estoicamente como Atlas y su mundo.

Pero me había cansado de limpiar la basura que iba dejando por doquier. Era una afrenta y aunque mi naturaleza no era belicosa. Olfatee la brisa y su perfil se dibujo en el horizonte que colindaba con la cara oscura.

Calibre las coordinadas espaciales y su cuerpo se volvió un punto rojo que exterminar. En la superficie de un queso plateado. Cargue las patas traseras y la arena hizo el resto impulsándome en un salto hacia delante… el resto lo hizo la cadena de la vida Y pase por las fases de mis patas en la carrera saltándome el primer paso… directamente al galope… después de eso preferí meter la 5ª y arrase la superpie lunar dejando una ventolera tras de mi ráfaga que devolvió los sueños sobrevivientes a su destino.

Los que estaban rotos cayeron en forma de confeti centelleante sobre alguna boda en el tercer mundo. Esa misma noche los afortunados consagrarían el enlace en su luna de miel. Pero yo ahora estaba de caza y ese era otro asunto que no me acontecía.

Antes de llegar pise el freno antes que mis cascos me delatasen a pesar de su silencio. Mi estela desbocada se paró conmigo y trajo una niebla formada por una tormenta de sal argéntica. Podía olerme y yo a él… jugábamos con las mismas cartas, puede que de barajas distintas… así que poniéndome en trote comencé a buscarle entre las sobras del otro lado de la luna.

La visión en aquel lugar era tan nula que todo se mostraba en una gama de trazos púrpuras que dibujaban las visiones al momento. Descubrí unas líneas vibrantes detrás de una gran roca.

Se estaba ocultando de mí. Notaba su miedo. Su tamaño era imponente como un pequeño dragón sin alas. Una cola terminada en bola decía que la había perdido no hace mucho tiempo en alguna confrontación reciente.

Cuatro largos colmillos se cruzaban entre si en un mordisco aterrador e infranqueable. Tenía una especie de sonrisa afilada que me había resultado irónica. Como un perro de chiste con los ojos entrecerrados. Un personaje esperpéntico. Pero me tenía miedo y eso no era normal.

Me había enfrentado a Serpientes e Hidras… a un par de Dragones Rojos despistados desde el sol… pero nunca ante un semidragón de las rocas. Lo peor es que la tensión de mi existencia le hacia inestable. Me acerque y comprobé como sus patas se tensaron como un arco a punto de escupir una flecha con malas intenciones.

Me quede quieto y espere que diese la cara, ya que su miedo conseguiría introducirle en la locura de mostrar su posición que si no es cierto que antes lo diga antes ocurre, estaba sucediendo.

La distancia no era mayor a 20 jodidos metros de oscuridad absoluta. Los sonidos se transformaban en pequeñas vibraciones de gusano en el aire. Y el parecía un maldito campo de lombrices comparado conmigo.

Fabrique una carcajada de hilos y sus gusanos se convirtieron en serpientes. Trague un tallarín de saliva y sus serpientes se convirtieron en anacondas que se abalanzaban contra mi presencia.

Amartille el percutor y apunto todas mis malas intenciones entre sus dos ojos amarillos. Su cuerpo se concentro en un punto para acto seguido estallar sobre mí. Mi índice acaricio el gatillo y la bala lo lleno todo de luz con un haz de espadas doradas que iluminaron el rostro de la bestia impactando sobre uno de los cuernos que lindaban el borde de su cabeza. Limándolo hasta la base. Para que el cuerpo de la bestia cayese abatido junto al mío.

Silencio sin vibraciones… Nada la más absoluta calma que un mar de algas y sus ojos amarillos clavados en los míos sin comprender porque no lo había matado. Nada… sin resentimiento ni miedo. Había visto la luz y ahora escuchaba atentamente las líneas de mi cuerpo.

Mi voz se condenso en un haz de tentáculos que acariciaron su cabeza con cuidado del que toca por primera vez a un dragón abatido. Le dije mi nombre y le pedí que dejase de cazar a mis sueños.

Acto seguido le dije que me acompañase al otro lado y sentí como su cuerpo me seguía como una estela sin dilaciones hacia la luz… Una vez fuera le acaricie con la mano y le entregue ese mundo que me pertenecía. Le di la bienvenida y le explique las condiciones en el idioma de los lunáticos haciendo amplios gestos representativos.

Acepto con una lametada se su lengua de granito pulido. Y le enseñe a comerse un sueño con educación y buenas maneras. Su sabor ahora le resultaba como la gloria sin las prisas del que realiza un delito. Con 3 de ellos quedamos satisfechos y tirados sobre la arena de un mar ahora en la paz de la calma.

Le rasque el vientre antes de quedarnos dormidos. Ahora corre a mi lado desperdigando sueños y todas las noches parecen una verbena. La gente ya no sabe que pedir entre las cientos de estrellas fugaces y dicen que se han quedado casi sin deseos.

Un par de toque en su cabeza y le invito a pillarme. Ha aprendido a correr sobre la arena sin dejar huellas. Aquí los únicos que tienen soberbia para marcar los pasos son los humanos y sus zapatos.

Los animales bailan salvajes sobre la luna en el ultimo aliento esperanzador de que la naturaleza se abre paso en las condiciones mas extremas… y que todo brilla en el justo ballet de los espíritus del zodiaco que subieron al cielo para marcar las vidas de los que nacieron bajo su signo.

martes, 21 de abril de 2009

Sé lo que deseas muñeca de goma...


Lo se porque lo siento en mi piel... quieres llevarme a lo mas recóndito de tu ser, pero a tu ritmo... lo se porque lo huelo en el ambiente, es un aroma dulce a pasión regada con cariño. La suavidad de las plumas con el tacto del guante de acero cuando el calor se haga tan insoportable que el metal se vuelva liquido frío entre la verdad de la existencia.

Es un manual breve pero profundo como un suspiro prolongado con la intensidad de una larga longitud de onda que suena como un látigo en la espalda de la conciencia. Golpes duros de la realidad en la ausencia de tu regazo, de las lágrimas de felicidad que caen por tu mejilla al sentir el gozo estallando sordamente en el pozo de tus humedades.

Soy un trozo de goma al que atarse en mitad de una tempestad amorosa. Esperando con alivio la promesa de la calma. Un falso trozo de carne que iconiza los deseos mas naturales y lascivos de tus fantasías… tu memoria recuerda al cuerpo escogido y yo inútilmente intento dar placer a tus deseos. No tengo conciencia sólo sigo tus hábiles pasos por los relieves de tu figura de reina de corazones.

No tengo más prisas que tus propios dedos descubriendo el objeto de tus anhelos debajo de un trozo de seda. Una imagen que se renueva con el albor de cada mañana. Y se representa con la llegada del anochecer junto al ocaso. Un pecado repetido sistemáticamente cada vez que tu memoria se tope con otro pura sangre en la pradera regada con gotas de plata precipitadas en forma de lluvia de estrellas fugaces.

Y el fuego quema muy dentro desde el infierno y trato no sin fundirme en el fondo de tu alma da dar una muerte digna a mi persona, poniendo forma y cuerpo presente a lo que se soñó por la madrugada. Eres un caballo olvidando la libertad del mundo para condenarte a sólo recordar el sabor del agua de un estanque apartado donde se puede leer el futuro entre los gemidos de una noche tan ardiente.

Que el cielo se despertó aun oscuro por el rescoldo de las ascuas escupiendo un humo negro como los ojos de las miradas entrecruzadas. Un fuego cruzado y a quemarropa que no se puede evitar sentir las embestidas de los susurros que atraviesan el tímpano.

Y yo me volveré un juguete sucio y abandonado cuando los caballos se vuelvan a juntar en la habitación del rey de la montaña, para correr hacia un futuro cruzado por un punto que no es sino el comienzo del siguiente deseo.

Quizás algo más fuerte… como una carne sangrante en el menú de la carta. Algo picante con una salsa de queso… O algo suave como un pescado hervido en un lecho de hierba y relleno con el cuidado de una bechamel delicada…. Como postre quizás me convierta en algo tan dulce como las fresas con nata rodando por tus curvas hasta caer en el pozo del deseo donde acabo recurrentemente todas las mañanas en que nadie ha dejado un juguete al lado de tu cama.

Todo vuelve a suceder cuando el infierno llega a tu casa y deseo te susurra que vuelvas a ser suya. Entonces bajo de mi estantería y pienso como un soldado olvidado en una pecera. Me pongo firme embutido en un uniforme de plástico. Me dispongo para la acción santiguándome sin brazos para vencer al demonio que habita en el fondo de la contienda.

Cuando termine fumare el humo de la victoria a tu lado en la cama, esperando a que alguien me de vida como a pinocho y entonces no contar mas mentiras excepto cuando me lo pidas deliciosamente al oído.

Susurrador de historias duras como la vida en un trozo de látex que no es mas que el mero servidor de todas las muñecas que alguien dejo perdidas en una cama sin nombre ni dirección conocida.

Deseas que aparezcan las flores de tu primavera para regarlas con el agua de mis labios hasta que salgan los frutos en el próximo verano.

lunes, 20 de abril de 2009

La morada del sonido


Todos preparados… están listos y el ánimo es inmejorable… el tiempo ha terminado por poner sus dígitos a 0 y los chicos están preparados saboreando el momento… los dedos hacen chispas al frotarse entre si y eso no es mas que el ultimo indicador de que todo se va a iniciar.

Abro los ojos y tenso la sonrisa hasta que se vuelve afilada. Los músculos vibran por la emoción y la caja de la música esta preparada para abrir sus solapas y dejarnos entrar al lugar donde se recoger lo sembrado el año pasado.

El calor se nota en el ambiente y la magia vuelve a poblar sus extensiones llenándolo todo del humo efímero de los recuerdos convertidos en bocanadas. La piel se eriza al contacto de la visión de que la electricidad se esta volviendo visible incluso se puede escuchar en los oídos.

El corazón comienza un palpitar acelerado imitando a un coche de carreras. Las pupilas se dilatan y me llevan al primer círculo de mi infierno personal. La música empieza y yo ya estoy sumergido en un mar de brazos de Tubiporas… me desplazo en una burbuja a donde los míos flotan a mi lado.

Mi hermano me espera en mitad de la burbuja comunitaria. Su sonrisa no ha variado con el paso del tiempo… su indiferencia tampoco, sonrío y me copia… Algunas cosas nunca cambiaran, pero en vez de suspirar me alegro de ello… hay cosas que jamás deberían cambiar.

Nuestros cuerpos se unen a la maraña de anónimos colores que allí brillan bajo el sol de la locura colectiva. El que siempre ha regado mis venas. Cuando el día termine por apagar los cuerpos mediante insolaciones yo seguiré igual que una rosa del desierto. Los de la plana castilla. Nacimos con el beso del infierno en nuestros talones.

Ardemos eternamente… P. en cambio… suele quemarse como la luna. Aun así lo entrega todo en la devoción de compartir un hermano 3 jornadas al año. Las guitarras silencian nuestros pensamientos y entramos en el estimulante trance de los solos transportadores. En un instante estas ahí… en el siguiente estas en pico del Everest… no sabrás donde te llevará el próximo.

Es el inconveniente de usar ese transporte… cuando regresas con los demás… cada uno tiene una historia tatuada en su cuello. El silencio se vuelve el rugido de la banda. Y pasamos a la siguiente escena. En el circo de los juglares no se pierde un momento entre las bambalinas.

Una moneda nueva reparte justicia en los vasos vacíos y cuando el show comienza de nuevo nuestros cuerpos encaminan de nuevo la vida entre los ríos de gente sin cara. Llegamos al sitio que ocupaban nuestros destinos y formamos una tortuga marina que toma el sol en la playa.

Abrimos la boca y el sonido llega como respuesta. La gente abre los ojos y en el asfalto aparece un campo de girasoles amarillos de proporciones descomunales… Todos nos nutrimos de la luz de su voz y las hojas de mis dedos acarician unas cuerdas imaginarias y la música comienza en los corazones.

Todo pasará… no me importa estoy preparado… puedo aguantar estoicamente cada uno de los conciertos… tocare todos los solos junto a mis guitarristas preferidos y arderé en el infierno para poner una vela blanca a Elvis. Da igual… estaré en el ahí y ahora de mis deseos anuales.

Mis hermanos dormirán a mi lado. Y por las noches beberemos de las estrellas que se filtraran por la malla de nuestras campañas. La comida serán los icebergs de la cebada liquida que nutrirá nuestros espíritus y bailaremos hasta que la noche nos pida que bajemos el volumen para que arraiguen los sueños.

El mundo vuelvo a sonar y yo me levanto a recibir la llamada… todo comienza de nuevo… estrenamos caras por la mañana y pintamos una gran sonrisa con pintura de guerra. Afilamos nuestros colmillos y salimos a morder al sol en la cabeza.

Cuando todo termine comenzara de nuevo la bomba… todo estalla cuando sus cifras se ponen a 0. Pero afortunadamente no dejamos ser unas uvas que se producen una vez al año… tiempo de espera prolongado, una calidad excelente. A temperatura ambiente… no dejamos de ser unos rojos astringentes, suaves y redondos. Un olor a azafrán y un toque de guindilla. Somos el tributo a Baco… sus legiones y sus devotos… somos la mancha… simple sonido.

domingo, 19 de abril de 2009

Nawana


Precisas y sinceras… cada pulsación un aliento de vida… una oda a la existencia, un simple rumor que nunca se calla, pues escogió en la monotonía de sus letras la manera de nunca llegar al silencio sepulcral. Nadie baila cuando la música cesa y desde entonces no abandono ese laboratorio de ritmos inmersos en la locura de los tiempos.

Variaba la carta en las estaciones y se aceleraba al ver a la luna aparecer por el horizonte y rogaba entonces a que el sol se apremiara para que llegasen las sombras. Pues tendía a sonrojarse a la llegada de la noche mientras ruborizaba a mismísima Selena contando sus relatos mas descabellados.

Para ocultarse entre las sombras y amarla con la imaginación del que podría conseguir cualquier cosa con el chasquido de los dedos. Pero era un tipo tímido ese extraño corazón que se sobresaltaba cuando se encontraba con una ilusión perdida, o una historia olvidada. En fin se sobresaltaba y bailaba con la sonrisa de los niños y el trinar de los pájaros, con el calor del sol en la cara por la mañana temprano o con la caída de las flores por las lluvias de primavera.

Era un músculo palpitante y con delirios de grandeza… sonaba como una orquesta de percusión… una verdadera timbalada africana en mitad de la selva… se podía ver hasta un gorila de lomo plateado golpeando las paredes por dentro y era eso… cuando se ponía en marcha ya nada podía pararle, pero la hierba no le temía como al caballo de Atila.

Su conciencia de justicia hacia tratar a las cosas vivías como tales y a las inertes con el cuidado que mereciese en cada caso. Así que cuando pisaba el césped lo hacia con la precaución del que pisa un suelo recién fregado con los ojos del obrador mirándote fregona en mano.

Todo era como si el sonido del mundo guiase sus manos y sus pies... una sincronización con la energía que volaba por el espacio… con lo que desprendía cada ser vivo… y sin quererlo hubiese regresado, para ser un eslabón más de la cadena de la naturaleza. Sus comportamientos erráticos comenzaron a alertar a la sociedad. Cuando el animal urbano fue evolucionando… o involucionando como decían ellos… y su comportamiento se volvió mas que extraño aún, cuando trepaba semáforos para llegar a los árboles… o cuando corría desnudo por los parques buscando la sonrisa de la luna.

El colmo fue cuando baso su alimentación en algunas torcaces de la gran ciudad. Su abundancia y la ausencia de depredadores había causado en el una especie de éxtasis de la caza para equilibrar la balanza. Pero la sociedad supuso que el siguiente rango de acción seria sobre el componente humano y decidieron internarlo.

El pobre corazón se fue haciendo de piedra… inerte y pausado con un murmullo que lo mantenía alejado de convertirse en un frío elemento que no volvería a moverse. Entro en letargo y se alimento de los recuerdos de una libertad que se perdía entre los barrotes de la celda ya que era demasiado peligroso.

Allá fuera solo se podía encontrar a la luna un par de veces al año y solo se observaba una sucesión de pabellones de hormigón y una basta extensión de terreno alambrado y así con el tiempo fue perdiendo el color de sus ojos y de su vida. Apagándose como una cerilla resistente que acabara por consumirse. Lenta pero inexorablemente. Hasta que un día sucedió lo que sus mudas plegarias habían reclamado durante el cautiverio.

Su corazón se paro en seco y su cuerpo se desplomo al suelo como un árbol en mitad de un bosque… esta vez si hubo ruido y todos alarmados procedieron a los primeros auxilios. La inconsciencia les hizo errar en el primer momento y cuando era transportado en camilla hasta el hospital del recinto su corazón estallo y volvió a la vida revestido en pura adrenalina.

De un salto brinco de la camilla en dirección contraria a los guardias sorprendidos y trepando por los barrotes avanzo entre las salas. Buscando un rasgo de luz sin rejas ni alambradas y cuando lo hallo… lanzándose en picado rompió los cristales en mil pedazos mientras estos disculpaban su violencia chocando entre ellos en su conjunta caída.

Voló… y no con alas… sino literalmente planeando como si la vida le hubiese tendido una sabana para usar de rampa. Cayendo finalmente a hurtadillas sobre el suelo como un simple gato.

Corrió como el viento trepando las alambradas que no eran sino una malla asistida de metal para el. Esquivo los espinos como los pájaros en pleno vuelo y continuo así todo el tiempo que fue necesario. Bailando con el zumbido de las balas que los internos disparaban… algunas de metal rápidas como abejas en estampida y las torpes y sonoras bolas de goma que avisaban a kilómetros donde y como iban a golpear.

El mundo contaba con sus palabras lo que sucedía a sus pasos y el respondía por inercia bailando hasta el anochecer como un poseído fauno. Unas escaladas mas y el territorio se abrió amplio sobre el. Reanudo una veloz carrera inyectado en la mezcla del resto de adrenalina que le quedaba y una renovada ansia de disfrutar de la libertad anhelada. Busco el olor de la luna y se convirtió en relámpago atravesando el basto espacio plano de la mancha.

Comía uvas de las parras que saltaban directamente a su boca… y no bebió porque el dulce mosto le hidrataba lo suficiente para no buscar el agua que no sonaba en ninguna parte.

Renuncio a la vida desnudándose por el camino y huyo tanto que se perdió su rastro.

A veces he vuelto a escuchar su corazón palpitando en mi recuerdo y se que esta bien escondido entre las ramas de algún árbol en la montaña. Escuchando a la piedra llorar el agua de los ríos y comiendo de lo que la balanza del equilibrio deje en mitad de su camino. Los osos le respetan porque saben que no temerá el destino de sus zarpas e incluso le han regalado más de un nido de suculentos insectos en el tronco de su árbol.

Presiento que en ese sitio todo lo que le sucede viene justificado por duplicado de ecuanimidad. No hay bueno ni malo… simplemente hay lo que hay y lo que no se deberá de buscar. La vida no es tan dura ni macabra para que me tenga que concienciar que él era peligroso… Yo en cambio se que el peligro éramos nosotros con nuestros ruidos y nuestros coches, de nuestras normas irracionales… con nuestra absurda manera de mirar las cosas y de querer comprender lo que nos rodea. Sabiéndonos excluidos de la cadena que el acababa de recuperar.

Andamos perdidos en indicaciones de cómo seguir un camino u otro… el en cambio encontró su lugar y su posición. Pudo verse sobre la superficie de la tierra y noto que la naturaleza seguía ganando aplastantemente al hombre y si ridículo poder de superación.

Comprendió que las leyes no eran sino meros mecanismos de autoabastecimiento. De justicia cósmica y de ser uno con todo y todo con uno. Escucho la canción de la madre tierra y eligió volar entre los pájaros y escuchar a la marea lamer su cuerpo bajo la luna llena.

Vivió y es eso en fin… como dictaban los pasos de su conciencia, sin engañarse ni un momento menospreciando la belleza de las piedras. Abandono el hormigón y el cristal porque se dio cuenta que no todo lo que brillaba era oro… y el reflejo de los espejos no era sino el mezquino invento que solo el agua podía realizar. El hechizo de la calma absoluta para encontrar todos los temores en el fondo del lago.

Un corazón valiente que decidió latir en unísono con la naturaleza siendo el primer hombre que se volvió mono para su propia salvación.

viernes, 17 de abril de 2009

Plumas afiladas


Coloco uno a uno los cuchillos sobre la mesa… compruebo sus filos cortando el aire y algún papel que por el flotaba. Los alineo en una sucesión descendente… El gran axe esta allí mirándome con sus ojos en espera que alguien diga fuego! y todos nos volvamos locos de aquí para allá. Su sueño siempre ha sido clavarse en algún compañero.

Pero le mantengo alejado de ellos por la misma causa. Así que sencillamente se conforma con cortarme de vez en cuando y cobrar su tributo de sangre… no le gusta ninguna carne que no sea la humana y por ello nunca ha perdido el filo con el que cercenar las verduras hasta hacerlas picadillo.

El gran axe… estuvo desde el inicio con huesitos y también con la pequeña Marjorie. Después vinieron los demás… sin prisas pero sin pausas. Cada uno tuvo su momento de presentación y una vez conocidos pudieron incluirse en esta pequeña gran familia de colmillos afilados.

A Marjorie le gusta meter las manos en cualquier lado que se este cocinando algo. Es delicada y a su vez tiene un punto de dureza que la hace insoportablemente adorable. No le importa trabajar mas lenta que otros cuchillos, pero a su vez hace los trabajos más minuciosos que ni a axe se le podría ocurrir. Es omnívora y alguna vez también ha bebido de mi propia sangre.

Pero no lo hizo queriendo como axe, sino que imploró por ello entre lágrimas de agua fría. Deseaba convertirse en un uno conmigo. Y su deseo se cumplió semanas mas tarde cuando clavo su alma hasta el hueso de mi dedo. Cuando la aparte sorprendido. Ella sonreía con la mirada de una niña traviesa alegando inocencia a pesar de tener las manos manchadas con el delito.

Una gota se precipito al vacío y acepte sus disculpas y jamás volvió a exigir el pacto a su fidelidad. Una vez… un mordisco y nuestro veneno se compartió a dosis iguales. Un poco ella y un mucho yo… y a la inversa en su amor. Un equilibrado pesaje para hacernos la extensión uno del otro.

Llegamos a huesitos. Que es el típico espárrago que rescataron de clases especiales porque por alguna extraña razón su esmirriada figura de un dedo de anchura… además de convertirle en un enclenque le nombraba con el apodo del pequeño Jack por su afición desmesurada a realizar autopsias. Con el tiempo se había transformado en un anciano escondido en su casa y arropado hasta las orejas.

Pero si pronunciabas su nombre de un salto de la cama se llenaba de una siniestra energía que cubría al 100% su largo y fino cuerpo de tallarín y salía a escena para maravillar al publico con la finura de su corte… pausado y como si tocase el violín con los huesos sesgaba la carne cortando las fibras que la mantenían ligada al cuerpo óseo.

Preciso como el bisturí de un cirujano no había animal que se resistiera. Sin lugar a dudas era inmejorable con los terráqueos… y cuando llegaba al pescado… no es que no lo hiciera bien… pero es que sencillamente el no sabia de espinas y eso de andarse con cuidado no le venia muy bien en ese momento… así que cortaba a destajo sin importarle dejar algo de la suprema adherida por milagro a la espina dorsal. Eso si… antes de retirarse le quitaba los ojos a todos los peces con la mirada perdida.

Lo hacia para no dejar testigos… A mí siempre me los respeto.

Y fue aquí cuando la familia creció… una vaca de jerez me regalo a ratma… con el filo mas fino que axe pero de menos tamaño y presencia. Su uso se volvió errático porque era un loco que pretendía alcanzar la gloria caminando en solitario. Tras mucho tiempo regreso al hogar. Y ahora le saco de vez en cuando siempre que las estrellas brillan en el firmamento.

Entonces se vuelve dócil como un purasangre en la pradera y juntos corremos y saltamos… y vemos la belleza de la luna reflejada en el estanque antes de volver al infierno y acabar con todos aquellos malditos demonios de un solo tajo.

Creo que axe y ratma son familia lejana. Porque su ferocidad es tan anormal que les unió y siempre van a todos lados de la mano. Uno protege al otro y viceversa como una piña asesina a punto de reventar y hacer correr ríos de sangre.

Piensan que soy su Dios porque un día salve a media luna de un mercante que maltrataba a sus esclavos. Llegue y la rescate a ella porque tenia la pena clavada en el alma y su filo lloraba sangre sin haber sido usado.

Tardo varias semanas en dejar de temblar y reventó de alegría cuando la saque para jugar con las frutas y algunas verduras. Corría por sus pieles haciéndoles cosquillas… torneando sus figuras para hacerlas mas bellas… flexible como ninguna tenia una sonrisa que acababa con cualquier cosa que estuviese triste y mustia. La menos afilada pero aun así… la mas cuidadosa y no es que Marjorie no lo sea… sino que media luna es una dama y Marjorie… pues bueno sencillamente es ella.

Hoy les he levantado de sus camas y les he dado una buena noticia. Sus vacaciones terminaran pronto y entre algún reproche del dormilón de Jack… a todos les ha parecido una magnifica noticia… incluso media luna ha querido salir corriendo. Pero les he dicho que aun quedan un par de semanas.

Axe me ha pedido matar a la abuela de al lado y a su gato Federico… le he dicho que no… que bastante tiene con su cáncer… su locura y las canciones a capela por la mañana temprano. Además que ahora que fuma hierba… no vamos a córtale nosotros precisamente el rollo a la buena señora.

Uno a uno los he pasado por la piedra… y después repasado con porcelana blanca. Sus dientes han quedado perfectamente preparados para partir un suspiro en dos. Todos tienen ganas de salir a jugar y el fuego vuelve a inflamar mi cuerpo por dentro. Ya queda menos y la cocina clama mi nombre entre sus filas. Mi locura se pone firme y el fuego termina por llenarlo todo con su calor infernal.

El sudor no sale porque tiene miedo y yo sonrió porque cuando baje de nuevo ahí… estaré preparado para recibir de nuevo la cola del demonio y matar los días de uno en uno en dos cómodos fascículos. Los chic@s están preparados en el estuche, sedientos de cualquier cosa que caiga delante de ellos.

Federico ya no maúlla… le encontré destripado en el felpudo de la casa de la vieja. A la pobre le dio un télele y no para de cantar montada en una nube… no comprende porque su gato se suicido. Pero sus ojos no estaban… y yo no quiero preguntar a Pandora que hizo ayer por la noche.

jueves, 16 de abril de 2009

La osadía de las flores


El rasgueo acompasado de las guitarras introducía lo que seria un combate de titanes… Las notas subían para después de bajar frenéticamente abarcando todas sus notas, era un enfrentamiento que se había mantenido caliente durante quizás demasiado tiempo.

Rozando con las yemas constantemente el borde para a continuación esconderse otra vez en la masa uniforme de humo que contenía ese agujero. Los dos habíamos acabado por soportar con paciencia y algo más de tesón la presencia del otro agujero en el mismo camino.

Al final el frío y el cansancio habían echo la convivencia algo elemental y hasta entonces todo se tuvo mantenido en un estado quo de absoluta tranquilidad. Algunos cruces de hostilidad por las mañanas y paciencia constructiva al vernos pasar al anochecer.

Pero todo sistema acaba por desestabilizarse y estallar como un a estrella que acaba por morirse… nada dura eternamente y cuando algo hace crack… las fisuras comienzan a partirse una a una como el más fino de los cristales. Al terminar todo queda echo el mismísimo polvo del polvo que ya vendrá algún viento fresco para arrástralo a otros lugares.

-ll- Eres un maldito cabrón hijo de puta… salió apremiante de su boca mientras su lengua viperina trataba de no hacerse un nudo contra sus colmillos.

-l- Al menos yo respaldo mis palabras con verdades… resonó a lo largo del pasillo de administración. Tras el rugido llegó la calma con un silencio que no hubo llegado se vio interrumpido por una respuesta…

(En voz relativamente calma)
-ll- ¿Por qué lo has hecho?: No tenías ningún derecho a meterte en medio.

-l- Lo sé, pero realmente ya estaba en medio de nada soportando tu inútil presencia en la mesa de enfrente. Día tras día y con los años también. Si lo nuestro ya ha terminado y nuestro orgullo nos hace permanecer en nuestro puesto de trabajo.
¿Por qué no iba a querer yo promocionar de puesto?

Se escucho a un ángel con sus campanillas buscar el departamento de RRHH… sin apartar la vista de ella, marque con el índice la dirección adecuada y todo pudo continuar.

-ll- NNoo see…

-l- Yo si lo sé, y no es que sea mas listo ni tonto que tu… cada uno tiene su parte, pero los dos sabemos cuanta cantidad hay en cada hucha. Por lo que yo no tengo que pedirte permiso para mis elecciones. El problema radica exclusivamente en quien tendrá más poder sobre quien…

… Y precisamente eso es lo que quiero evitar… no más presuposiciones, ni tener que traducir tus palabras con un decodificador en la pausa del café. No quiero tener tu libro de instrucciones en la repisa de mi habitación. Quiero olvidarme y dar un paso hacia arriba para variar.

-ll- Si… si lo comprendo… Pero es tan injusto… Podrías haber conseguido cualquier puesto en cualquier otro lugar edificio… o del mundo. Te quedaste aquí como un soldado de metal custodiando un castillo lleno de fantasmas.

-l- Si, lo hice porque me gustaba mi mazmorra y su café… tenía maquinas de tortura e incluso hablaba con algunos fantasmas incluido el fantasma que te tirabas cuando yo viajaba por viajes de negocios. A ese le puse una cadena más gorda de la que ya tenia y dejo de molestar con su hipocresía por los alrededores de este despacho.

… Algunos dicen que ahora ejecuta su lamento en otras oficinas de esta misma planta. Es lo que tiene el tiempo pasa y las oportunidades también. Por eso me merezco un puesto superior con menos mierda que tragar en cualquiera de los sentidos.

-ll- Te odio! Ojalá jamás te hubiese conocido maldito mal nacido.

Enfrento un espejo con otro y consigo convertirme en un número infinito de clones dispuestos a defender la realidad con trozos de cristal. Un ejercito simétrico dispuesto a devastar la tierra en una formación tan impresionante que camina en silencio.

Clavo mis ojos en los suyos y el fuego restalla en mil llamaradas… derrito el humor vítreo hasta que ella aparta la mirada. No se escucha ningún sonido… mi indiferencia escupe el veneno restante que quedaba en mi piel procedente de su ultimo beso que mi memoria recuerda.

La sangre negra que mancha a borbotones el mármol blanco resbala hasta sus zapatos rojos para tatuarse en su tobillo como una rosa con espinas. Mi aura brilla de nuevo y el veredicto de la justicia resuena junto a la trompeta del ángel que ya ha terminado de entregar su currículo…

Mi sonrisa florece eclipsando la oscuridad de su derrota. Fue la paz de mi respuesta la que me salvo de mi condena eterna bajo el yugo de sus recuerdos. Yo mismo le entregue una matricula de honor un día y solo rogué porque nunca llegase a 0.

Una tarea sencilla que consistía en no maltratar lo que le había sido legado, de conservarlo y mimarlo… de quererlo mismamente y tratarlo con la dignidad de las personas. Algo que se le complicó en extremo hasta que me musitando reconoció que había terminado por cagarla.

Después pasó el tiempo hasta hoy… y por fin se ejecuto el movimiento maestro. Por el cual el poder psicológico que mantenía sobre mí había sido vencido y superado. Dejándola por lo que en el fondo había sido toda su vida… un ser sin justicia.

Dijo algo mientras se marchaba que se perdió en el espacio.

Al día siguiente su escritorio estaba vacío y el presiente me ofrecía mi puesto en el despacho contiguo. Me pido que contratase a un empleado por el puesto que ella había dejado vacante a primera hora de la mañana por abandono.

Contrate al ángel simpático porque me pareció que era alguien que sabia mantener el silencio cuando la situación lo requería y por su sonrisa endemoniada. Ahora tomamos café en su escritorio por las mañanas. Siempre tiene unas rosquillas que saben a gloria.

Sucede que cayó del cielo. Y yo estaba ahí para presenciarlo.

miércoles, 15 de abril de 2009

La Égida


Todo comenzó con la noche centelleando entre mis dedos. El reloj había muerto hasta convertir sus cifras en 0… los puntos parpadearon hasta que pasado un minuto volvió a la vida. Todo sucedía con la misma puntualidad exquisita. De nuevo el mundo se dibujaba con el peso de las palabras que algún autor anónimo había escrito en esa historia. Un día nuevo comenzaba renaciendo entre las cenizas aun calientes del anterior.

La vida se abría paso como una enredadera gigante que lo devoraba todo. Las palabras volvieron enganchadas de la mano de una musa inspiradora. Aparecieron tras su estela cuando la quimera de humo se transformo en carne y hueso… radiante me miraba debajo del umbral añadiendo la luz que el sol se había llevado tras el horizonte en el ocaso.

Una chispa había iniciado una reacción que disparaba en todas direcciones para después concentrarse en una burbuja de silencio… la paz vino después profunda como el barranco de un suicida experimentado… y fue eso la sensación de conocer algo la que me sobrevino de repente. No era un dèjá vu… sino algo mas sencillo y delicado.

Una dulce esencia se difuminó en aroma para deslizarse por el aire hasta llenar la habitación de un todo que ardía en la punta de la lengua hasta que el recuerdo le nombrase sobresaltado.

Eres tu…!

Una sonrisa confirmo las sospechas y pudiste ponerte a la luz para que te contemplase como si el tiempo no hubiera fijado en ti los ojos. No había cambiado nada desde el día que te perdiste entre el tumulto de la gente que se agobiaba por llegar el primero. O en aquella ocasión en que debíamos llegar sin retrasarnos a una reunión importante y acabamos en una cervecería a la que convertimos en un atasco.

Sabia que era el olor del humo de tu presencia lo había respirado tantas veces como para convertirlo en el mío propio. Cuanto tiempo desde que te olvide en algún espejo de un aeropuerto. Pero siempre acabas por encontrarme. No es que me quejase… Sencillamente es que no te esperaba aún.

No ha pasado suficiente tiempo desde que me olvide de llamarte… intentando encontrarte en mi pasado… desquiciado tras haber fumado un paquete de cigarrillos… sin el alma en un puño deseando averiguar si lo que ha ocurrido es cierto o una sencilla pesadilla.

Tampoco te esperaba tan sereno y calmado que no pareces tú sino un ángel flotando en una nube… y no es porque viva en una burbuja encerrado en mi pecera. Que no quiera ponerte escamas brillantes e invitarte a nadar conmigo. Es que me has sorprendido.

Gratamente… Porque aun recuerdo cuando corríamos por las calles en verano huyendo del sol del mediodía como forajidos en sus monturas cruzando el desierto de las mentiras buscando la única verdad…. el porque de que no nos han salido las cosas como las planeamos.

Conseguimos grandes retos como llegar a la luna y correr por su arena de plata… bajamos a la Atlántida a rebuscar entre las tumbas de los percebes y como olvidarme de cuando viajamos al pasado para reírnos de los dinosaurios herbívoros que eran perseguidos por los depredadores… Pero en el resto… hemos fracasado…

Nunca comprendimos el amor y su significado. Lo buscamos incluso preguntando a Lobatón que nos remitió amablemente a la mierda. Cambiamos ollas de oro de duendes olvidadizos para conseguir algo de inteligencia y nos pagaron con un príncipe rana que tiramos a la alcantarilla.

Cruzamos nuestra cara con una historia hilarante que nos transformaba en esperpento y aun así no nos basto que la idea de hacer reír era suficiente. No encontramos al amor y tampoco la meta de la que tanto hablan y solo se ha escuchado este silencio como respuesta.

A pesar de todo sigues viniendo a mi casa con las manos vacías y una gran sonrisa… dándolo todo y sin esperar nada a cambio… eres el único que podría alegrarse cuando un barco se hunde… comprobando que todos son como ratas menos los lunáticos que creen que una sonrisa salvara al mundo. Una tan pura como para llenarlo todo de flores y que la caricia de la música te suma en un mar de sosegada tranquilidad.

Cuando los gritos se tornen en silencio al contacto de la noche y que todo se vaya colocando gota a gota en mi cerebro para terminar de equilibrar la ecuación.

Tú eres yo y siempre lo he sabido.

El Ave María entra con su arpa apuntalando la ciencia cierta de mis palabras lanzadas al espacio como un guante solitario. Siempre has estado ahí apoyando los pasos de mi camino aunque yo mismo me encargara de pintar cuestas imposibles de alcanzar que con esfuerzo terminaran por ser superables.

A mi lado la soledad no tiene cabida y nuestras historias aburrirían hasta los muertos… el sueño se niega a pagar nuestras deudas y sigue declarándonos insomnes adictos a la luna.

La vida nos entrego un diccionario lleno de historias por escribir y relatar… un sinfín de melodías que harán la delicia de espectadores que en sus sillones preferidos acontecerán a presenciar algo más que un relato.

Vivirán la experiencia de que la noche mientras que algunos duermen y la ciudad reposa en entre el silencio de los coches desperdigados… cantando una canción al borde de la cuneta donde se quedo más de un suspiro… las estrellas iluminan las notas del pentagrama y el sonido comienza a convertirse en partículas…

Que suavemente te transportan a un mundo donde todo es posible donde lo que puedas lograr esta a un paso de tinta de distancia. Comienza la historia de las palabras… un lugar donde encontrarse con aquello que espera detrás de la puerta.

Una oportunidad de sentirse uno mismo sin una cara ni un nombre… simplemente un único ser con todo el universo. La verdad de su propia existencia.

martes, 14 de abril de 2009

Wisterias en el aire...


Las Wisterias flotaban en el viento despidiendo sus aires violetas. La calle había dejado de estar ausente para concentrarse alrededor de un vuelo de fantasía… mágicamente había acabado surcando las corrientes de sus esencias y casi olvidado donde me dirigía en aquel momento.

Gire nuevamente sobre mi panza y seguí mirando a las nubes mientras que esas florecillas me llevaban al país de donde venían… alguien las había mandado a por mi y yo voluntarioso había firmado quedando irremisiblemente encadenado a su destino.

Cuando llegue a Nueva Orleáns el sol ya había caído y en esos instantes estaba sobrevolando el antiguo cementerio francés de les innocents. Sus ángeles de piedra aun seguían despidiéndose cuando llegue a esa casa de madera desvencijada por igual por un brote de carcoma y la erosión propia de la humedad y ese calor pegajoso.

Lentamente las enredaderas volvieron a posarse en sus muros compuestos intermitentemente en unos grandes bloques de piedra unidos entre ellos por una verja metálica de barrotes acabados en flores de lis. Afilados hasta la saciedad ya que se reflejaba la luz de la luna en unos filos cubiertos con una negra capa de protector antioxido.

Mis ojos dejaron atrás el chirriar de la puerta de la entrada siguiendo inconscientemente el ligero vaivén de las cortinas en las ventanas cerradas. La puerta de madera ancestral de dos palmos de anchura estaba sin acabar de cerrar y abrió no sin esfuerzo a un amplio recibidor coronado por una lámpara de cristales que miraban con ganas una mesa de mármol que reposaba en el medio de la sala.

Una llama danzarina emitía ondas en algún lugar del piso superior al que accedí por una escalera circular que poseía unos cuantos centímetros de polvo a lo largo de todo sus peldaños… era una especie de camino por los tiempos ya que iba dejando la suela de mis zapatos como vestigios de mi leve presencia en esa nieve agrisada.

Cuando llegue arriba el pasillo se extendía en ambas direcciones, preste atención a la que mas luz poseía y descarte la otra para la curiosidad de otra persona. Camine lunáticamente pisando exclusivamente las baldosas negras de un tablero eterno de ajedrez dibujado en el suelo de toda la extraña casa.

La puerta se accionó impulsada por mi mano hasta quedar completamente abierta y pude observar la escena que ante mi se mostraba con la ternura de una flor exótica. Una llama bailaba hechizada sobre un cirio llorón bastante grande para iluminar una habitación junto a la luna que entraba por las ventanas abiertas delante de ella.

Todo tenia una blancura mezclada con amarillo que invitaba a pasar para seguir observando las pilas de libros que se apilaban de tres en tres a los lados de un trono verde malaquita y suave como la misma piedra. Parecía soportar estoicamente el asalto sistemático de la suciedad y sencillamente no aparentaba haber pasado ni un día desde que alguien lo tallara. Dos leones rugían al final de los brazos y un emblema marcaba la totalidad del respaldo.

Lo descubrí al también encontrar una mesa alargada y un sofá con orejas del mismo color, pero siendo el terciopelo lo que daba su textura. Este tenia algo más de polvo pero no me importo sentarme en el a contemplar la luna junto a ese trono vacío. Mientras que me daba un baño con sus rayos observe una pila de folios desperdigados por la superficie de un bloque de granito pulido de color blanco con veteado en lila.

Seguí durante unos minutos el dibujo de sus líneas caóticas por sus superficies hasta que volví a encontrarme con los folios. Cogí uno de ellos y le di un repaso por encima… eran textos olvidados, sin dueño ni a veces titulo. Compendios de palabras creando una gran sopa sin forma ni alineación.

Intente recomponer el puzzle de las ideas que allí brillaban tenuemente. Algunas casaron como una cadena… otras simplemente no pertenecían ahí… con algo más de esfuerzo que de suerte logre componer al menos 7 cadenas diferentes sobre toda la mesa.

Al iniciar la octava reconocí alguna de mis palabras despistadas y cuando quise darme cuenta acabe reconociendo a locura y sus mundos en ese texto…una pequeña historia que parí algún verano en mi antigua ciudad de nacimiento. Eran palabras desquiciadas y aun así componían algo que era hermoso a su manera. Encontré las otras dos paginas y recompuse extrañado aquella dudosa cadena.

Levante la mirada y le encontré a él mirándome atentamente… sonreía encantado de encontrarme allí y yo con el lío de los papeles no me había percatado apenas. Le observe sin temor alguno de su presencia contemplando su rostro alisado y blanco… sus ojos eran dos estrellas brillantes en un fondo púrpura. Vestía una levita con unos camafeos que con atención catalogue con la historia de las criaturas griegas.

Una sublime colección de un bestiario fantasioso del que me hechizaba la mirada de medusa con cientos de serpientes hábilmente labradas. Su sonrisa apareció otra vez en cara y con ella me extrajo de la abstracción que medula había logrado.

Su voz fue como un chorro de eco modulado. Claro pero contundente… era como la voz de los tiempos que se había vuelto de carne y hueso. Se presento como Lestat de Lioncourt y yo sonriendo le reconocí. También me dijo que me había leído hace tiempo y lo había echo pausadamente cuando encontraba un ordenador. Le gustaba la forma que tenia de gotear mi mente… y que las ideas que se encontraban entre mis imágenes a veces le sorprendían tanto que tenia que verme en persona.

Estaba gratamente sorprendido porque yo a él también le conocía… conocía su historia y sus colmillos… conocía los pasos de sus huellas por media Europa y media América.
Los siglos para él eran una simple monotonía que se repetía incansablemente. Cuando sucedieron 3 ya dejo de contar y perdió el sentimiento hacia nada que no fuera un libro con cubiertas de cuero.

Volvió a hablarme tras haber buceado en el fondo de mis pupilas y con la piel marcada por las finas arterias faciales se habían encendido tras el paseo. Y sus ojos vibraban en sus cuencas sedientos de otra incursión que no tardo en producirse salvo con la diferencia en que la siguiente él estaba sobre mi con nuestras frentes pegadas y sus pupilas disparaban a quemarropa contra las mías… note como penetraba dentro de mi cerebro y buscaba lo que allí estuviese buscando… su aliento gélido se mezclaba con mi respiración acelerada y sus manos apretaban con fuerza mi cabeza a la vez que sus piernas aprisionaban mi cuerpo contra el sofá.

Después de unos minutos deje de debatirme y abandone la lucha inútil. Me relaje y puse la mente el blanco. Agito con cuidado mi cabeza hasta que las ideas se volvieron claras otra vez… Cuando termino se levanto atusándose su ropa y volvió a colocarse en su trono con parsimonia.

Cuando la respiración volvió a equilibrarse junte el valor suficiente para preguntarle que si le gustó lo que había visto.

Sonriendo afirmo que si… La amabilidad de su respuesta me llevo una tranquilidad realmente profunda que me devolvió lo que había perdido con sus maneras no menos extrañas. Supuse que no conocía otras y que a veces la sed del conocimiento era demasiado alta para andarse con formalismos banales.

En el pasado yo mismo me había permitido licencias similares en algunas ocasiones, pero nunca habría llegado al punto en que la otra persona se sintiese como un simple muñeco de trapo inútil para cualquier acción de huida.

Me sentí como el pez chico de la historia de mis padres. Pero no le guarde rencor alguno. Sus ojos brillantes y sus camafeos eran suficiente paga como para olvidarme de sus maneras.

La noche paso entre sus historias y las mías… los libros permanecieron cerrados mientras las palabras vivían y morían entre los suspiros de la noche. Cuando llego el amanecer se despidió de mí y me mando a las Wisperias a devolverme a mi casa… Cuando me dejaron en mi cama… besaron mi piel con sus cientos de pétalos para introducirme en el sueño de las mañanas.

Cuando me desperté fui dibujando la historia con palabras, dubitativo entre un sueño y la realidad… guarde el texto y salí a la calle una vez caído el sol. Camine por las calles siguiendo a las flores nocturnas de Alonso cano. Al terminar todas las flores del camino me encontré con él al otro lado de la calle.

Me miraba con su sonrisa de siempre y su pelo dorado flotaba en la corriente del General Martínez campos. Cruce la calle y me situé a su lado mientras contemplaba con el la hilera de la luces de los coches sucediéndose en sendas direcciones.

Durante ese trasegar me comento que se había venido a Madrid en busca de nuevas experiencias. Vio la ciudad en mis recuerdos y quiso comprobar si eran ciertos. Se maravillo con las luces y las sombras de la noche a intervalos.

Desde entonces vive en las ciudades que visito… viene a mis pensamientos y escarba entre ellos hasta que vislumbra algo que le interese, después lo experimenta en persona. Soy una especia de guía que anda sus pasos por adelantado. Sin saberlo me convertí en una de sus palabras encadenadas.

Una simple ración interesante de una mente sumergida en la locura más coherente que había visitado jamás. Todas las noches encuentro alguna pista de sus espionajes nocturnos. A veces me deja guías de nuevos lugares que encontrar.

Un par de veces al año me lleva a otros sitios que no se podría ir a visitar fácilmente. Es una especie de sombra que consigue escabullirse por cualquier lugar que él desee.

Susurra las noches de los tiempos en mis ensoñaciones inconscientes… me habla en tantas lenguas que olvido a la mañana siguiente que los idiomas se alternan en las pesadillas.

La otra noche al despertar lo encontré sentado a los pies de mi cama… andaba sacando mis pensamientos por un hilo dorado que iba devorando entre sus dientes. Cuando terminó beso mi frente con sus labios fríos y me devolvió al letargo de mi cama.

Por la mañana encuentro zumo en la nevera exprimido y café preparado para servirse. Y por la noche vela mis sueños bajo las estrellas. Intento dejarle cada día algunas palabras sueltas por toda la ciudad.

A la mañana siguiente aparecen colocadas en el felpudo de la puerta o desperdigadas por todos los rincones. Es un simpático juego de palabras cruzadas. El tanteo va bastante igualado, salvo que el tiene el tiempo de su lado.

Una vez me propuso que me cambiase de lado… le dije que el tiempo lo diría. A veces ha intentado tentarme. Pero los dos sabemos que nos gusta demasiado la noche como para que algún día no vuelva a verla.

Fantasea cada momento con probar mi sangre a pesar de que en un par de ocasiones lo ha conseguido. Yo solo he pensado una vez en los cristales rojos de la suya. Un día probé una gota y sus recuerdos centellearon en mi lengua. Cuando no me queden más anclas en el mundo acabare compartiendo las cadenas de su existencia. Hasta entonces disfruto de los amaneceres y adoro sus ocasos.

Cada día es una historia abierta sin punto y final. Algunos consigo escribirlos… otros ensoñarlos. El los corrige por las noches y les pone anotaciones con tinta roja. No me preocupan porque no se escribe con mi sangre. La ultima noche apareció el trono en mi casa.

No se como consiguió introducirlo en la alcoba, pero supongo que pasar la noche entera cayendo por mis historias es muy duro como para contemplarlas de pie. Cuando me levante me puse los calcetines sentado en mi nuevo asiento. Fue una manera diferente de comenzar el día sintiendo el peso del tiempo. Agarre a los dos leones y me enfrente a la mañana.

Mire al sol cuando salí por la puerta. Me tome mi tiempo mientras encendía el cigarro a ciegas. Memorice ese momento para agradecerle el regalo. La primera vez que lo vi siempre quise un lugar así en mi vida, a pesar de que nunca deje de ser suyo. Ahora preside mi habitación ya que es un placer para mí que visiten mis historias acompañados por la luna.

sábado, 11 de abril de 2009

Agua de Luna


Besos gotea la luna con sus labios mojados… caen como copos de nieve tranquilos y pausados hasta que chocan con la cara de algún joven despistado. Producen sensaciones de ingravidez y de ternura… quizás demasiado rozando hasta depravación de una madre por su hijo.

Vuelvo mirarla apuntando entre sus ojos… ella sonríe con su cara redonda, me insiste en que la quiero mas de lo que estoy dispuesto a confesar… rebusco una piedra entre la magia de los bolsillos y estirando el tirachinas comienzo una guerra sin defensa ni cuartel.

Nos disparamos de todo durante toda la noche hasta caer abrazados y exhaustos al llegar el amanecer. Cuando el sol ya ha terminado de salir… no queda rastro alguno de nuestras heridas y las cicatrices se van borrando convirtiéndose en motas de ámbar a las que les salen alas antes de abandonar la piel y sus marcas.

He vuelto a perder el Norte y como siempre lo ha pagado ella… noto la resaca corriendo por los túneles del cerebro… siento su tacto punzante cuando decide dejar de correr para asaltarlo trepando por sus paredes.

El dolor que al principio parecía admisible se esta volviendo un puro frenesí que me lleva al éxtasis con la boca abierta y los ojos fundidos en blanco… la saliva se precipita al vació en un hilo fino de plata… mientras que mis dedos desesperados comienzan a incrustarse en el cráneo intentando liberarme de esa agonía.

Clavo un poco más los dedos en mi locura y la sangre comienza a aflorar como un manantial corrompido. Cuando quiero darme cuenta… el día ha pasado y las luces artificiales van guiando mi camino por el monte del calvario.

La luna esta encima de mi malfollandome por descontado y por el descaro ofertado el día anterior… el dolor se mezcla con el placer mientras que la demencia hace círculos en la mezcla… añadiendo al momento una cucharada de sal y una de azúcar por vuelta.

Todo se vuelve blanco y Moby Dick sonríe sacando la cabeza de estanque… se ríe con los colmillos amarillos al igual que un viejo en la puerta de su casa encalada. Sus ojos tachonados en negro se pierden profundos entre el corral de su semblante.

Al corrernos todo se vuelve pintado en silencio y las luces aflojan su intensidad para que las lagrimas no brillen en nuestras miradas… los jadeos han seguido a los gemidos y ahora se encargan de relajar los tambores del corazón que se afanan en chocar contra todas las paredes como un elefante en una cacharrería.

Sus ojos se clavan en mí con una sed maquillada en deseo y la inocencia nos envuelve en una sabana de seda color salmón. Los latidos se vuelven planos antes de caer al final del grafico en un descenso en picado.

El bello se eriza mientras nuestros cuerpos desnudos caen al vacío… el odio queda en la tierra y nosotros volamos flotando en el amor de las caricias que nos ofrecíamos al inicio de los tiempos.

La fecha de caducidad de vuelve ceniza y en su lugar las flores llenan el mundo de color. Anoche nos asesinábamos sin impunidad y ahora vuelvo a estar esclavizado a su cintura. La vida es como una bola de una ruleta… nunca sabes donde caerá, pero una vez comenzado el juego… no hay forma de quitar la mirada del destino… cuando todo termina… el mundo se para y solo el ganador ruge entre las ilusiones perdidas de una humanidad desdichada.

La suerte se viste de gala y sale a bailar con sus zapatos de charol debajo de la lluvia. Prometo esperarte en la esquina de mis escrúpulos al finalizar la jornada. Estaré allí viéndote llegar pura como la ambrosía para amarte sin odio alguno hasta el amanecer.

Borrare con mis labios las magulladuras que cualquier hombre haya tallado en tu piel, haré olvidarte de sus nombres y sus ridículas pollas de estrella de rock con puntas de menos.

Extraeré cada recuerdo hasta que al concluir esta noche santa… solo quede mi imagen flotando en el recuerdo de haberte amado con la pasión del que vive como si no hubiera mañana.

http://www.youtube.com/watch?v=btjVnTLn6og

miércoles, 8 de abril de 2009

La meditación de Thais




Dios ha muerto y la reina se ha tirado a la corte entera. Cierro el mundo como un libro que suelta una nube de polvo antes de plegarse por completo con un portazo. Me he mudado a la luna otra vez y desde allí arriba todo se ve mas claro.

Las líneas parecen marcadas a fuego y cuando no tienes ningún pie posado donde puedan aparecer problemas te das cuenta que en su ausencia… la vida vuelve a tener tacto de seda. No pienso quedarme aquí mucho tiempo. Tan sólo es una parada en el camino.

Perderse en el lugar al que van a parar todos los sueños extraviados… tumbarme en su fina arena de plata y dejar tranquilamente que todas mis preocupaciones caigan sobre bombas en las noches de Irak.

No quiero volver sin haber extraído con meticulosidad todas las manchas que tenia mi alma… al despertar no me había reconocido ya en el espejo. Y el tipo que allí se reflejaba no tenía ni un ápice de mi esencia. Era un maniquí de conciencia humana que había terminado por acostumbrarse a las normas y leyes que asolaban a la sociedad.

En el transcurso del tiempo que se había convertido en un hombre, abandonando la ilusión de no cambiar… y la chispa se había ido apagando hasta el extremo de que ya no podía escuchar las campanillas… oía un simple tintineo, pero se había ido la sensación de chocar una y otra vez contra las paredes haciendo mil notas de metal resonar hasta el infinito.

Se habían marchado todos los sueños que pellizcaba a las nubes como panes recién salidos del horno… también habían desaparecido los aromas que le trasladaban a otros países lejanos donde podía pasar unos breves segundos volando rápido por sus ciudades.

Desde aquí arriba todo había vuelto como si hubiese salido de la niebla… de una densa y aletargante como las caricias de una madre cuando tenías fiebre. Ya no sentía nada en la piel y el tacto había acabado por mudarse exclusivamente a la punta de los dedos.

Una vuelta más y las arenas siguieron limando las imperfecciones como el bicarbonato con los metales. Unas capas de piel muerta más tarde estaba preparado para tomar mi primera comida… volé entre los cráteres buscando los sueños mas tiernos y bebí de los más mojados. Al atardecer tomaba granizados en la puesta de sol. El tiempo trataba amablemente a los que acabábamos en aquel satélite.

Por la noche el hielo nos mantenía criogenizados hasta la salida del sol abrasador que nos extraía del rigor mortis… su energía nos inundaba cada centímetro del cuerpo dándonos nuestros desayunos de campos de trigo regados con luz y cerveza fría cayendo por la garganta proveniente del glaciar de la manzana de atrás.

Hacia quizás demasiado tiempo que no acababa en mi planeta de nacimiento. Pero una vez allí nada había cambiado desde entonces y todo seguía congelado esperando a mi regreso. Por las mañanas tomaba el sol mientras construía castillos para después vivir en todas sus habitaciones.

El tiempo se convertía en un reloj de arena que se giraba sólo cuando quería y la paz lo cubría todo con un hilo musical de flautas y violines… un piano saltarín escupía tonadas de vez en cuando lo bueno era que entonces salían unas pequeñas flores doradas que bailaban agarradas de las hojas saltando al compás de las notas.

Creo que me quedare aquí una temporada…

Lo suficiente para que todas las cosas que abajo quedaron pendientes terminen por caducar, incluso puede que espere a que todas las personas se olviden de mi rostro y las cicatrices terminen por alisarse de nuevo.

Volverme un pequeño ermitaño que busque las respuestas preguntando a las estrellas en vez de a su ombligo… dibujar un calendario en la superficie de la luna para así contar día a día como se mueven las estrellas como el diario de un esquizofrénico. Quiero volver a mirarlas a los ojos hasta hacerlas ruborizarse.

Quiero sus brillos como cuando era pequeño y miraba a la noche a su vientre dibujando líneas entre los puntos separados. Me encantaba la sonrisa de la luna desde abajo… pero desde arriba… tengo una pecera enorme con todos los animales que Darwin fabrico con plastilina y arcilla.

Cuando tenga fuerzas suficiente para volver a la tierra, volveré a tirarme por el precipicio hasta caer como un meteorito en la cama de mi alcoba… pero por ahora el aroma de todos los quesos alimentan mis sueños y las estrellan vuelven a dibujar para mí las ilusiones que recuperaron de mi pasado.

Mi corazón vuelve a zurcirse con una aguja de cirujano e hilo de bridar. Cuando acabe la semana se habrán cerrado todas las cicatrices que las espinas de las rosas que te deje en la ventana habían dibujado en mi piel. Y cuando la sonrisa haya recuperado el esplendor del amanecer en la montaña podré volver al mundo que cerré como un libro dando vacaciones a sus personajes.

Cada uno tiene escrito dentro de sus pantalones que le deparara el destino y en las suelas de sus zapatos escondidos mapas que guiaran el camino con mas suerte o mas desgracia que el alcohol haya podido brindarte con su mejor copa. Pueden sobrevivir sin las narraciones incoherentes de un autor desquiciado. Pueden vivir como siempre lo han hecho. Buscando la justicia con los ojos tapados.

Cuando el mundo deja de emitir su rugido… los pensamientos se escuchan tan nítidos como la voz que cada mañana te decía que te levantases… una voz sincera y taimada que has escuchado desde que tu madre lo hacia en tu infancia.

Una voz que se había perdido en el estruendo del planeta. Ahora hasta la naturaleza te habla desde las profundidades del espacio… esa voz es suave y melodiosa como el trinar de los pájaros de la mañana. Una sincera propuesta de cambio de vida… el ofrecimiento de volver a ser un fauno lunar que repone los sueños perdidos en las cunas de los bebes.

Desconecto los oídos y me dejo deslizar por la superficie de la luna… la calma me alberga en sus brazos y el tiempo deja de suceder para dar paso a la nada absoluta ausencia de dolor.

martes, 7 de abril de 2009

Alea jacta est


Llevo tanto tiempo intentándolo que ya no me salen las palabras para decirte lo que siento. Se que es un sentimiento espejo de una ilusión, pero es él más puro que jamás he tenido… es lo mas parecido a una absurda meta alimentada una y otra vez con las ilusiones rotas por el camino… barriéndolas y recuperándolas de nuevo.

Una carrera que comenzó muy rápido y ahora sucede tan lenta que a veces ocurre que no pasan los días. Todo se estanca y simula que no ha pasado nunca… una historia que se desvirtúa en los vapores del pasado. Donde ni los ancianos podrían decir si sucedió o no.

Yo acabe aquí, sin más razón que la espera y sin más esperanza que las impuestas en una noche que tuvo un final dictado por las manecillas de algún reloj estúpido de la federación. Los atletas en sus puestos para volver satisfechos a sus casas tras una dura competición.

Ya entonces las competiciones no eran más que acudir y hacer una buena marca. Lo que aconteció a aquel día solamente fuiste tú. Te vi llegar sin convencerme totalmente. Eras una extraña visión alentadora de haber conseguido algo en la vida. Un sueño con piernas que caminaba a mi encuentro… y si digo bien… ella me había encontrado.

Mi felicidad rebosaba hasta por las suelas de mis zapatos haciéndome flotar junto a las mariposas de mi estomago… el miedo latía en algún rincón de mi desquiciada cabeza diciéndome que no lo iba a conseguir. A pesar de todo logre besarla antes que ella.

Después todo fue acompañando a todo… las caricias y los besos repartidos por cada centímetro de su boca sabor a cielo… yo como un niño que nunca deje de ser y ella como una amante adulta que conocía todos los secretos.

Paso el tiempo entre los suspiros de mi aliento partido y todo acabo como un final dulce sin viaje de regreso. Algo que sucedió porque las marcas del veneno aun hacen estragos en mi organismo.

Sigo teniendo miedo a la reacción de tu voz tras el teléfono y no he vuelto a pisar el portal de una casa que una vez me condeno al olvido. No me quedan más que palabras que regalarte porque puedo pasarlas por cualquier ranura del ordenador y eso me mantiene a salvo de los sermones y los castigos.

Una simple ventana abierta sin remitente conocido. No he olvidado ningún día conformarme con el pasado y nunca quise robarte nada de lo que te perteneciera por nacimiento. Me mantuve fuera del círculo hasta que acabe en un restaurante a unas cuantas manzanas de tu casa.

A pesar de todo siguen sonando los días sin ti… suenan a una canción nostálgica con sabor a tus besos y el sentimiento de sentirme completo a tu lado. Pasan los días y con ellos los meses… todo se cuenta de año en año como las estaciones… pasan una tras otra hasta que te presentas como siempre… sencilla y llana con una bonita sonrisa afilada brillando en tu boca.

Paso ese momento entre el deseo de besarte y devorarte la boca y el falso control de evitar los temblores. Cuando me quiero dar cuenta he perdido la oportunidad de decirte lo que siento y ya estas demasiado lejos para que puedas oírlo.

Recuerdo cuando mis palabras asaltaban tus sueños y poblaban tus espacios en silencio. Quiero volverme otra vez persona que a la que perdones los pecados que cometí en el pasado. Nunca fui un buen alumno aprendiendo las lecciones, pero siempre me queda una sonrisa y una excusa después de la merienda.

Se que la he cagado mucho y durante demasiado tiempo para que puedas olvidar. Pero nunca te he pedido que lo hagas… yo soy solamente yo y mis historias… no tengo nada mas, ni nada menos que ofrecerte. Simplemente siempre he estado aquí.

No tengo gran cosa que alegar en mi defensa. Cada año intento pedir que se me ofrezca la libertad… hago una buena argumentación y el jurado parece perplejo con la mejora sustancial. Expongo cada punto con detalle y remarco la evolución desde el primer día.

Se escuchan pasar las paginas de mi historial… algunas pausas… acompañadas de murmullos… todos sonríen satisfechos y se entrelazan las manos… el guarda jurado me pide que me levante y me acompaña al centro de la sala.

Espero con una sonrisa sacada de uno de mis bolsillos el veredicto del jurado… por detrás alguien pregunta.

¿De verdad que la quieres tanto para volver a intentarlo como si fuera la primera vez?

El si se apresura a salir inconsciente mientras satisfechos el jurado me devuelve a mi celda… añaden una cifra mas a mi condena y se felicitan por haber reaccionado a tiempo.

Desde las rejas de mi cárcel, solo te puedo decir que aunque se a ciencia cierta que no eres la mujer de mi vida… al menos contigo soy feliz. No es una felicidad desbordante de que tengo todo lo que quiero. Sino de las de que si tengo suerte acabaras por cruzarte en mi camino. Yo al menos he aprendido con el tiempo a aceptarte tal como eres.

A pesar de todo sigo día a día con la esperanza que vengas a sacarme de mi cautiverio. No quiero alas, ni espadas de fuego. Simplemente siembro la esperanza en un trozo de mi memoria para que al llegar la primavera florezcan las ilusiones que llevan escritos en sus pétalos el recuerdo de tu nombre.

Cualquiera ha podido tenerte entre sus brazos más o menos veces de las que yo pude. No tengo envidia al mundo, porque mis recuerdos siguen igual de frescos que el primer beso que te robe y tengo la satisfacción de que supe quererte tan pura que me sobro el sexo para colocarte entre las imágenes más bellas de mi recuerdo.

Tu voz sonando detrás del teléfono mientras que me buscabas con la mirada entre los últimos rayos del sol que caía en ese invierno. Aun puedo verte iluminada sabiendo que ese momento marcaría un referente en la historia de un esperpento.

Una historia sin final que cada primavera vuelve para llenar la ciudad de sueños.

De sueños en los que tu eres el personaje principal y yo tengo que encontrarte escondida entre los recodos de esta gran ciudad… siguiendo el rastro de tu aroma mezclado con fresas y vainilla… perder mi orgullo en algún agujero del camino para llegar humilde a tus zapatos cansado de andar sin ningún destino.

Pierdo la razón cuando imagino de nuevo tu figura caminando sensual por mi memoria como un desfile alrededor de la tierra y el deseo me inflama como el sol naciente por la ventana. Quemando el veneno que surca mis venas en espera a volver a juntarse con tu propio cuerpo.

A veces he intentado olvidarme del dolor que acompaña a tu ausencia… al final me doy cuenta que nunca has dejado de estar ahí, cuando te he necesitado. Eres como la luna de los mortales. Inalcanzable… pero aun no ha llegado el día en que pierda el deseo de volver a acariciarte con la punta de mis dedos.

Sembrar tu piel de cicatrices que volver a regar con la saliva de mis besos… sentirme de nuevo tan vivo que recorriese el mundo entero de un salto para acabar a tu lado diciéndote que te he echado de menos.
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