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jueves, 16 de abril de 2009

La osadía de las flores


El rasgueo acompasado de las guitarras introducía lo que seria un combate de titanes… Las notas subían para después de bajar frenéticamente abarcando todas sus notas, era un enfrentamiento que se había mantenido caliente durante quizás demasiado tiempo.

Rozando con las yemas constantemente el borde para a continuación esconderse otra vez en la masa uniforme de humo que contenía ese agujero. Los dos habíamos acabado por soportar con paciencia y algo más de tesón la presencia del otro agujero en el mismo camino.

Al final el frío y el cansancio habían echo la convivencia algo elemental y hasta entonces todo se tuvo mantenido en un estado quo de absoluta tranquilidad. Algunos cruces de hostilidad por las mañanas y paciencia constructiva al vernos pasar al anochecer.

Pero todo sistema acaba por desestabilizarse y estallar como un a estrella que acaba por morirse… nada dura eternamente y cuando algo hace crack… las fisuras comienzan a partirse una a una como el más fino de los cristales. Al terminar todo queda echo el mismísimo polvo del polvo que ya vendrá algún viento fresco para arrástralo a otros lugares.

-ll- Eres un maldito cabrón hijo de puta… salió apremiante de su boca mientras su lengua viperina trataba de no hacerse un nudo contra sus colmillos.

-l- Al menos yo respaldo mis palabras con verdades… resonó a lo largo del pasillo de administración. Tras el rugido llegó la calma con un silencio que no hubo llegado se vio interrumpido por una respuesta…

(En voz relativamente calma)
-ll- ¿Por qué lo has hecho?: No tenías ningún derecho a meterte en medio.

-l- Lo sé, pero realmente ya estaba en medio de nada soportando tu inútil presencia en la mesa de enfrente. Día tras día y con los años también. Si lo nuestro ya ha terminado y nuestro orgullo nos hace permanecer en nuestro puesto de trabajo.
¿Por qué no iba a querer yo promocionar de puesto?

Se escucho a un ángel con sus campanillas buscar el departamento de RRHH… sin apartar la vista de ella, marque con el índice la dirección adecuada y todo pudo continuar.

-ll- NNoo see…

-l- Yo si lo sé, y no es que sea mas listo ni tonto que tu… cada uno tiene su parte, pero los dos sabemos cuanta cantidad hay en cada hucha. Por lo que yo no tengo que pedirte permiso para mis elecciones. El problema radica exclusivamente en quien tendrá más poder sobre quien…

… Y precisamente eso es lo que quiero evitar… no más presuposiciones, ni tener que traducir tus palabras con un decodificador en la pausa del café. No quiero tener tu libro de instrucciones en la repisa de mi habitación. Quiero olvidarme y dar un paso hacia arriba para variar.

-ll- Si… si lo comprendo… Pero es tan injusto… Podrías haber conseguido cualquier puesto en cualquier otro lugar edificio… o del mundo. Te quedaste aquí como un soldado de metal custodiando un castillo lleno de fantasmas.

-l- Si, lo hice porque me gustaba mi mazmorra y su café… tenía maquinas de tortura e incluso hablaba con algunos fantasmas incluido el fantasma que te tirabas cuando yo viajaba por viajes de negocios. A ese le puse una cadena más gorda de la que ya tenia y dejo de molestar con su hipocresía por los alrededores de este despacho.

… Algunos dicen que ahora ejecuta su lamento en otras oficinas de esta misma planta. Es lo que tiene el tiempo pasa y las oportunidades también. Por eso me merezco un puesto superior con menos mierda que tragar en cualquiera de los sentidos.

-ll- Te odio! Ojalá jamás te hubiese conocido maldito mal nacido.

Enfrento un espejo con otro y consigo convertirme en un número infinito de clones dispuestos a defender la realidad con trozos de cristal. Un ejercito simétrico dispuesto a devastar la tierra en una formación tan impresionante que camina en silencio.

Clavo mis ojos en los suyos y el fuego restalla en mil llamaradas… derrito el humor vítreo hasta que ella aparta la mirada. No se escucha ningún sonido… mi indiferencia escupe el veneno restante que quedaba en mi piel procedente de su ultimo beso que mi memoria recuerda.

La sangre negra que mancha a borbotones el mármol blanco resbala hasta sus zapatos rojos para tatuarse en su tobillo como una rosa con espinas. Mi aura brilla de nuevo y el veredicto de la justicia resuena junto a la trompeta del ángel que ya ha terminado de entregar su currículo…

Mi sonrisa florece eclipsando la oscuridad de su derrota. Fue la paz de mi respuesta la que me salvo de mi condena eterna bajo el yugo de sus recuerdos. Yo mismo le entregue una matricula de honor un día y solo rogué porque nunca llegase a 0.

Una tarea sencilla que consistía en no maltratar lo que le había sido legado, de conservarlo y mimarlo… de quererlo mismamente y tratarlo con la dignidad de las personas. Algo que se le complicó en extremo hasta que me musitando reconoció que había terminado por cagarla.

Después pasó el tiempo hasta hoy… y por fin se ejecuto el movimiento maestro. Por el cual el poder psicológico que mantenía sobre mí había sido vencido y superado. Dejándola por lo que en el fondo había sido toda su vida… un ser sin justicia.

Dijo algo mientras se marchaba que se perdió en el espacio.

Al día siguiente su escritorio estaba vacío y el presiente me ofrecía mi puesto en el despacho contiguo. Me pido que contratase a un empleado por el puesto que ella había dejado vacante a primera hora de la mañana por abandono.

Contrate al ángel simpático porque me pareció que era alguien que sabia mantener el silencio cuando la situación lo requería y por su sonrisa endemoniada. Ahora tomamos café en su escritorio por las mañanas. Siempre tiene unas rosquillas que saben a gloria.

Sucede que cayó del cielo. Y yo estaba ahí para presenciarlo.

1 comentario:

  1. Y entre el ángel endemoniado que cayó del cielo, sus rosquillas, el café y los fantasmas que se encargan de barrer los recuerdos de últimos besos, esa planta empezó a parecerse a la antesala del mismo cielo...

    Cocinas muy bien, ya lo sabes.

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