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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cuaderno de sueños.

Y me pidió que lo llenase de historias y de cuentos… que dejase los eléctricos impulsos mecánicos del teclado y las letras bailando en la pantalla para retomar el camino del artesano tatuaje de la tinta impresa sobre el áspero papel…aunque fuese con la caligrafía de un niño que vive en el cuerpo de un adulto que dejó hace años de escribir nada que no fuera una rubrica o una lista de inventario en la pizarra.

No recuerda mi muñeca del trazo de las letras y sus curvas y rectas sin levantar la punta del folio… los kilómetros de tinta que habían fortalecido su brazo se borraron como el tiempo deja limpias las calles después del otoño. Olvidó hace mucho ya sentarse a dejar en su huella sobre algo que a su vez fuera envejeciendo junto a su historia. Se desanclo del tiempo para subir a una nube de energía y perdurar hasta que la tecnología decidiera prolongar su existencia aletargada.

Pero llego B y me otorgo el cuidado de un objeto sólido, tangible y virgen. Algo que tenía limites por donde las letras podrían precipitarse al vacío de las márgenes… y que conforme la historia creciera tendrían que agruparse las líneas hasta volverse una maraña incomprensible de garabatos que desean que alguien pulse un intro para pasar de pagina. Es como vivir durante años en plena libertad y que de buenas a primeras te encierren en un cuarto.

Cada vez que veía ese cuaderno… era como una espina clavada en mi cerebro. Demasiado dolor para dejarla allí, mucho más peligroso sacarla sin cuidado. Hasta que el propio tiempo me dio la solución y como siempre ocurre en mi pasado algo me impulsa a iniciar una tarea pendiente… Poco a poco se llenan sus páginas de poesías tan breves como un texto anclado a una servilleta de bar. Simplemente es como una galería de estaciones, hoja a hoja saltas como un mono en la selva más diversa del planeta. Hay secuoyas, olmos, abetos, encinas, plataneras… incluso encontré un par de bonsáis por los que omití saltar para no dañar su antigüedad patente.

A veces abro la caja de mi sesera y dentro tengo un texto latiendo. Otras ni siquiera puedo encontrarme a mi mismo con el gps. Las mejores cosas no tienen formato, pero sigo disfrutando cada día de algo que me llene por dentro y a su vez me saque algo de lastre que me impide alzar el vuelo. Cuando llegue al final, tendré que escribirlo y esa es una de las palabras que menos me gusta. Nada debería terminar… como tampoco deberían existir ciertas despedidas. Sin memoria ni recuerdos… sin nada que tocar al menos no queda vestigio de que lo cierto ocurriese y lo soñado no fuera a pasar, igual que una profecía escrita ya es una prueba por la que cargar con sus consecuencias.

4 comentarios:

  1. Rara vez las cosas salen como uno quiere y no afrontar que todo hecho tiene consecuencia es un comportamiento pueril. Los finales son inevitables. Tu historieta también tendrá un final sea concluso o no, la cuestión es cómo lo vas a afrontar. Si ese libro existe yo quiero echarle una ojeada. Eres madrileño?

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    1. Soy culipardo exiliado en Madrid... pero ese manuscrito estará a mi recaurdo, pues un regalo nunca se presta o se deja.

      Supongo que subiré página a página, para ello cree esta etiqueta. :D

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  2. Guárdalo bien, y si llegas al final y no has terminado me lo dices y te regalo la segunda parte... que aunque muchas veces las segundas partes son peores... "el padrino" o "la guerra de las galaxias" nos demuestran que siempre, SIEMPRE, hay excepciones.
    Disfruta de tus propios límites.
    Te quiere,
    B.

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    1. Lo cuido con mimo para las palabras que alli escondi, no se rebelen y huyan en espantada. Pero tranquila, me di cuenta que una historia larga no pegaba con esas hojas... sería como escribir el Quijote en un olivo, imposible no, pero costoso de leer despues. Asi que como su nombre indica, son textos de una pagina :D

      Y las segundas partes, sólo dependen de una cosa, el interes por lucrarse por la primera ó en cambio la busqueda de superar a la anterior. Es el autor el que peca, no el manuscrito.

      Yo tambien te quiero B... pero ahora tambien quiero a D jajaja, sois la misma letra con una raya de por medio.

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