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miércoles, 1 de junio de 2011

Memoria fracturada


Todo el mundo querría un pecado como el que él tenía, pero por otros motivos… Lo usarían como la anhelada agenda perfecta, como un enrevesado catalogo de todas las cosas que había visto, o las historias contempladas… incluso puede que a más de uno le gustaría recordar los libros que le gustaban o los diálogos de sus películas favoritas.

Su condena sería el deseo deseado por desmemoriados y despistados, por gente sin la capacidad de recordar algo durante mucho tiempo, los que tenían amnesia, directamente le hubiesen matado y bebido su sangre si aquello pudiese valer de algo. Pero con todas las cosas positivas que podía hacer con su cabeza.

Recordar lo que ya no tenía o lo malo vivido era la peor de sus penas…

Presenciaba una y otra vez la angustia renovada de perder a sus seres queridos sin poder si quiera cambiar lo acontecido… ni poder despedirse como era debido. Aun siguiendo en vida, no era capaz de honrar su perdida sin sufrir por el camino la desdicha de los planos paralelos. Y le gustaba ese siniestro juego de volver a ese momento y volver a comérselo crudo y sin aderezos… aun sangrante, cuando el dolor era un consuelo que le hacía agradecer la vida.

Y por supuesto no podía olvidarse del resto de sucesos, que iban desde los accidentes a las rupturas… de los suspensos a las derrotas, sin olvidar de los traumas de su infancia que le perseguían continuamente tirándole piedras a la cabeza. Cerraba los ojos y aunque el presente estuviese sucediendo en ese instante, de alguna extraña forma se encontraba de nuevo en el pasado en una cifra concreta…

Pero con la frustración de no poder cambiar nada… de ver de nuevo como perdía una y otra vez, a pesar de que en el intento pudiese cambiar hasta el flujo del tiempo. No le importaba, era un espectador mudo de sus propias peores escenas, aunque la verdadera tristeza es que en vez de hacer borrón y cuenta nueva, con media sonrisa y apoyado en alguna pared presenciaba inmutable como las cosas volvían a pasar.

Calcadas unas a otras. Después sencillamente sufría en silencio como su reliquia, mismas sensaciones distinto momento. Así que cuando el coche se estrelló con la mediana de aquella autopista y voló al otro carril dando interminable espirar de vueltas a modo de tornillo… nada le importo demasiado.

Tampoco que su cabeza se estrellará contra el cristal de la puerta y su memoria se fracturase como todo el coche mientras que el mundo entero se arrugaba como una lamina de papel de aluminio. Mucho ruido y demasiados brillos antes de que todo se quedase en silencio, sólo que en ese momento, él ya no estaba al volante.

Su mente había sido desconectada automáticamente como medida de seguridad… permanecía latente dentro de su ensangrentada cabeza. Tras varías semanas despertó de un coma, cosa que para él parecía normalmente una simple pausa. Pero esta vez las cosas habían sido distintas. La mayoría de las fracturas y cortes habían sanado mientras el no tenía conciencia del dolor, o quizás si lo hubiese notado…

Pero en sus recuerdos siempre había algo que pudiera dolerle y que le esperase dentro… aunque en verdad, su despertar fue distinto, conocía a las personas y sus nombres, sus historias y sus teléfonos. Sabia realizar las cosas básicas con las que sobrevivir cada día sin ningún esfuerzo. Pero su boca se transformó en mueca al intentar acceder a sus los recuerdos más tóxicos, a los que habían sido terreno minado durante años… y no encontraba manera de meterles mano.

Recordaba todo menos las perdidas, tampoco los fallos… desconocía los por menores de sus cicatrices y ni siquiera guardaba constancia alguna de sus sucesos mas traumáticos… de alguna forma todo eso se había borrado, o cambiado de sitio. La gente que llegaba a su casa cuando le dieron el alta, lo hacían con regalos… y de paso llenaban las fracturas que había en su cabeza. Daban coherencia a las historias incompletas y a las cosas sin sentido que de pronto le venían a la memoria.

Su existencia se había tornado como el que tiene el hobby de montar puzzles con millones de piezas. El tiempo no tenía sentido en esa experiencia. No se sentía ni muerto ni vivo… y a él no le gustaba estar en medio de nada, tampoco no poder sufrir dentro de la intimidad de su historia.

Todo el mundo le contaba las cosas que no recordaba, pero en lo vivido a solas, la ausencia de ese recuerdo no podía ser llenada por si sola…

El asunto se reducía sencillamente a una memoria de elefante fracturada dentro de la cabeza de un oso de las caverna incluyendo las prolongadas temporadas de letargo, A veces las cosas iban bien y al segundo siguiente al contrario. El dolor y el sufrimiento pasado no aparecían por ningún sitio para resultar tan amargos como siempre, ni siquiera había constancia de que conociera su significado.

Nadie se atrevía a preguntárselo, porque si no lo recordaba que demonios importaba, ya se acordaba de lo que era necesario.

2 comentarios:

  1. Quizás puede ser una bonita palabra.

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  2. buscando recordar lo que quieres olvidar? mmm incoherente pero quienes somos nosotros sin nuestra experiencia como diría Gasset: un animal probablemente, eso es lo que nos distingue de ellos no? nuestro amor por el sufrimiento, por nuestros propios males, los que tanto odiamos pero sin los que no somos nada... Curioso no?

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