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miércoles, 8 de junio de 2011

El séptimo cielo


Todos los grandes genios me dicen lo mismo…

- Déjame en paz…

Otros no…

En parte les entiendo, no creo que a nadie le gustare ser molestado cuando se esta muerto… y no de esos que acaban de expirar y aun puedes encontrarte con su alma abandonando el cuerpo junto a lo que quede de su calor hasta volverse fríos hasta por dentro.

Pero es que con los vivos que son famosos no es fácil tratar, en cambio, con los que ya están bien podridos es muy sencillo… no tanto con los que son puro polvo y hueso, que ya han perdido el interés por el mundo.

Me gustan los cantantes, ellos siempre tienen un momento para un admirador suyo… de cierta manera extraña, echan de menos estar con la gente. A Jim le encanta contarme historias de sus giras… fumo por él y le echo el humo…en cambio a John Bonhan le gusta que brinde con vodka por la leyenda de sus solos de batería…

Incluso los tengo algo más siniestros que me visitan en los aviones… me susurran al oído que todos los ángeles caen al menos dos veces… la primera y la segunda tras rebotar violentamente en la caída… Sonríen con sus bocas que parecen pianos alegres sin ningún rastro de dolor.

Entre ellos están los integrantes de los Crikets como Ritichie Valens… que incluso bromea con la idea de que su vida al final de su meteórica carrera, costó sólo 50 centavos…

Y también mis grandes guitarristas como Ray Vaughman o los Lynyrd Skynyrd con su fantástico free bird que tantas veces me han hecho sentir como si tuviera alas…

Así que los compañeros de mis viajes por el cielo son siempre los músicos de un gran concierto en que al final sale Otis Redding a pedir los aplausos… me siento más seguro cuando voy rodeado de estrellas estrelladas y que ya están muertas, porque de alguna manera estoy mejor con alguien que sabe como actuar en caso de accidente.

Lo que a uno no le sirve… a otros puede que si… y suelen ser simpáticos y amables…

Aunque ni Mozart ni a Beethoven le da por quedarse conmigo más que el tiempo suficiente para que el viento les aleje en medio de una nube de polvo.

Quizás tengan razón y deba dejarles descansar… déjales en paz.

Pero luego pulso el Play y vuelven de nuevo… y tocan para mi un concierto privado en el que yo soy el único que les presta atención en ese momento, o puede que haya muchísimos más… solo que en mis burbujas yo soy el dueño de lo que esconden dentro.

Todos los muertos, saben bailar sobre sus propios restos. Dicen que les veré en el infierno… sonrío y les guiño el triangulo de mi ojo, por suerte tengo un paracaídas debajo del asiento.

2 comentarios:

  1. bueno, aunque parezca mentira a mi mozart me sigue contando esas travesuras de niño pequeño que tanto añora hacer, digamos que la tumba no le permite realizar tantos movimientos como le gustaría... Gracias por seguir te sigo =)

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  2. digamos que yo busco un seabiscuit que no coma demasiado para no darme esos problemas, y obtener la inspiracion que pierdo con cada exhalacion, para recuperar la pasion que deseo obtener sin presion las palabras hoy dia no me fallan por ser incombustibles hasta tal punto que me espantan, faltan tan solo unos que cantan la melodia mas armonica jamas creada que en tu subconsciente desea ser escuchada ;)

    me he inspirado como si nada jej, palabras es lo unico que nos queda pero esperemos que sean escuchadas para que nuestro intento no haya sido en vano

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