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domingo, 29 de marzo de 2009

Vacaciones


Las ramas clavaban al cielo sus puntas hasta que conseguían que el viento les devolviera sus flores… Lentamente Eolo se fue marchando y las flores fueron apareciendo poco a poco en sus despobladas ramas.

Algo natural que se sentía en la piel… los pájaros habían empezado con sus ruidos matutinos revoloteando y piando hasta que el último perezoso en la tierra se hubiese despertado. Eran los pregoneros de la primavera y como tales solo tenían la función de alegrar nuestras mañanas.

El sol comenzaba a dominar otra vez el firmamento con sus rayos y llamas cayendo desde un cielo azul hielo glaciar. Las nubes iban a su antojo… pero ellas siempre han sido así, son las almas de los soñadores diurnos que desaparecieron del mundo y aun así siguen fabricando figuras imposibles para adornar las alturas con conejos y ositos… de caballos y dragones… de cualquier cosa que pudiera ser visto por un niño.

Los adultos en cambio han dejado de mirar al cielo para comprobar sus propios pasos a ver si van en la dirección adecuada. No tienen tiempo para nada más que sus vidas laborales y las personales se entierran bajo una pila de documentos atrasados y facturas sin pagar. Las corbatas de los banqueros comienzan a convertirse en sus propias sogas y cuando la crisis llegue al extremo antes de subir.

Contaremos cuantos han caído o han huido desbancando fortunas para desaparecer. El otro día me cruce con uno que hacía 10 años lo había hecho. La vida le había tratado genial porque con el bolsillo lleno de billetes nada era tan complicado… le maldije y un árbol troncho una rama encima de él y le empalo… riéndome le señale con el índice mientras algunos demonios estaban metiéndole por la boca de la alcantarilla más cercana… un ángel despistado me increpo por esa acción y simplemente me gire soslayando esa conversación.

Si los humes habían despreciado la cadena de poderes… yo también podía hacerlo… era la justicia de los ángeles caídos… ni para el bien… ni para el mal… simplemente observadores e implantadores de una ley universal. Que hubiese condenado a ese hombre fue sencillamente porque él había condenado a mucha gente por su simple avaricia.

Los humanos estaban empezando a hacer las cosas a su propia voluntad… a su antojo y si era posible pisando a los demás… el orgullo valía caro y la prepotencia iba adornada de diamantes… cuando llegue a la soberbia… le puse cara y dibuje una diana.
Aun recordaba los tiempos en que las personas eran “personas” y se compartía la justicia… conforme el dinero inundó el mundo… todas las desigualdades se hicieron patentes como una tolva de agua mezclada con aceite… las burbujas suben sin que nadie pueda cambiarlo.

Entonces decidí abandonar el cuerpo de los ángeles caídos que no se declaraban hacia ningún lado de la balanza… Los ángeles cada vez aparecían menos por la tierra y los demonios fueron condenados al subsuelo por una eternidad…

Los hombres en cambio eligieron hacer el mal en la tierra y se encontraron conmigo sin esperarlo. Caminaba tranquilo sin causar problemas… era un extraño tipo de sonrisa afilada y ojos oscuros… De las alas no me quedaba ningún rastro porque inteligente de mi se las di a Ícaro para que pudiese cumplir su extraño deseo de llegar al sol… no le dije que se las pegase con cera… pero es que una persona con aspiraciones tan altas no suele tener preocupaciones banales y el pobre acabo estampado sin sueño ni nada, convirtiéndose en fragmentos como sus ilusiones al estrellarse con el suelo.

Yo en cambio escogí vivir junto a la humanidad sin mezclarme demasiado en los asuntos de los hombres… un alma libre caminando por la superficie de la tierra y igualando ecuánimemente todos los asuntos que ante mí se presentaban.

Desde mi llegada a la tierra siempre he tenido un vinculo fuerte con Madrid por su estatua del retino… es un buen sitio para expiar mis penas y ese ángel de piedra; él es único que me entiende mínimamente.

Recuerdo la evolución de las eras y como el hombre cada vez ha perdido eso que lo convertía en no animal… metiéndose de cabeza en esa especie con sus múltiples errores cometidos una y otra vez… y llegados a este momento la pequeña piedra con la que continuamente se tropezaban se había transformado en un atolón con el tamaño de una montaña.

El asqueroso dinero había corrompido sus débiles mentes hasta convertirse en una especie de enfermedad a la que denominaría como cáncer… que junto al poder era lo que hacía inestables a estas personas.

En la antigüedad esos puestos estaban ocupados por personas con una alta cualificación moral y un brillante código ético que se fue perdiendo hasta llegar a nuestros días…
La primavera siempre me relaja y me olvido de mi trabajo. Disfruto de las flores repartidas por doquier como una buena mano de cartas… las más altas no son las mejores y en ese rango prefería las campanillas pequeñas con su dulzor. Todas las flores son bonitas de noche y de día y no entienden del tiempo para dar sus fragancias al aire y al viento.

Siguen siendo igual de bellas hasta que se marchitan y se pierden en el futuro verano… otras las sustituirán para hacer que este mundo siempre tenga algo bonito y hermoso… algo pequeño y sin valor. Pero no sin la importancia de las cosas que a pesar de ser diminutas están cargadas de un exquisito valor que superaría con creces al valor de todo el oro del mundo.

Burlándome de esa extraña afición de los hombres de acumular poder por el vil metal, memorice todas las ollas de oro que había incautado a duendes despistados… metí la mano en el bolsillo y palpe las brillantes monedas… extrayendo de ellas todo su frescor antes de lanzarlas ardiendo al fondo de la fuente. El shiiihhhhssh de su sonido al tocar el agua me encantaba y verlas descender bailando junto a las burbujas que emanaba un espectáculo sin descripción…

Me relajé después tendido sobre una alfombra de césped que acariciaba mi cuerpo como siempre había hecho… recordé la afinidad que me llevaba a la tierra… recordé mi caída del cielo para salvar a una magnolia marchita que se precipitaba contra el suelo y como por ese simple hecho me encontré irremisiblemente condenado a vagar por la superficie terrestre.

Cada primavera cumplía un año más a su llegada… por eso cuando adelantaban una hora más entraba en vacaciones otorgándoles una oportunidad… entonces me ponía una camisa de flores y me marchaba a Hawái… disfrutaba de todas las plantas exóticas y sus olores… comía manjares de múltiples sabores y surcaba las olas montado en una tabla de caoba que había hecho yo con un árbol partido por un rayo en uno de mis viajes a África.

Asi gastaba la estación de las flores viajando por el mundo en busca de todos los olores conocidos para guardar durante el resto del año en mi memoria olfativa… el olor de las mimosas se igualaba al de los jacintos y las azucenas mientras que olía todas las flores que se cruzaban en mi camino.

En mis años de existencia he visto tantas flores como monedas de oro y por nada del mundo cambiaria unas por otras… he asistido a tantas historias de humes que el único consuelo que me queda es saber que aún quedan rastros de esperanza cuando la primavera florece en todas las esquinas… y por un segundo se ve reflejada en las pupilas de algún niño de sonrisa traviesa.

5 comentarios:

  1. No te he leído todavía, pero no pude evitar pasar y algo me salto directamente a los ojos. La estatua del ágel caído. Ni imaginas mi relación con ella...

    Madrid y Valeria tienen algo pendiente...

    Sigue lloviendo pero aún así, pienso quedarme en la ventana. Tal vez así consiga entrar.

    Y sin sueño...

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  2. Por cierto, estar casi a la altura del señor Natt es mucho estar... Lo conoces mucho tiempo?


    Valeria todavia tiene que escribir el punto final...

    Tienes sueño?

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  4. Pasé mucho tiempo esperando bajo esa estatua del ángel caído sin que nadie se volviese a mirarme, pero voy a empezar a caminar mirando al cielo en lugar de al suelo.


    No podía irme sin leerte...

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  5. Un breve resumen de la humanidad, de la calidad humana de los hombres y mujeres que la poblamos, y del dinero, por el cual gira todo.

    "Yo en cambio escogí vivir junto a la humanidad sin mezclarme demasiado en los asuntos de los hombres…". Gloriosa frase

    saludos-

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