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jueves, 26 de marzo de 2009

Mar de arena


Estaba perdido en medio del desierto sin que nadie pudiera ayudarme… el teléfono fue consumiendo la batería al ritmo que yo me bebía la botella de agua que llevaba en la mochila… cuando ambas se acabaron las monedas caían de canto en la fina arena rojiza sin declararse en cualquier resultado posible.

El sol clavaba perpendicular sobre mi y no había encontrado ningún refugio que pudiera salvarme desde que deje la cueva donde había pasado la noche y grano a grano el viento había cuarteado mis labios hasta jugar a las tres en línea… curiosamente siempre perdía yo y los labios cada vez me escocían mas… intentaba humedecerlos con la lengua hasta que también se agoto mi saliva.

Mis pies seguían por inercia mientras que mi cuerpo era transportado como un zombi maltrecho huyendo de la luz del sol… llego un momento en el que iba bailando de espejismo en espejismo como el gato que corre detrás de un haz de luz… sin sentido y sin conciencia.

Cuando acabe de exterminar ilusiones caí abatido y me desmaye. No recuerdo cuanto tiempo pase allí tirado en el suelo. Pero al abrir los ojos el cielo comenzaba a teñirse de naranja y la luna estaba aflorando por el otro horizonte. Así que puse como referencia ese este y levantándome como pude me dirigí por a su encuentro.

Notaba la mezcla entre arena y saliva en mis labios y a pesar de la pastosidad de mi boca logre olvidarme de la intensa sed que me asaltaba. No me importaba y debía seguir adelante en el momento en que mi pie cedió y me precipite rodando duna abajo. Al llegar al suelo la bola que yo formaba se abrió como una bayeta arrugada y cuando pude volver a levantarme me encontré lo que para mí era la imagen más bonita del mundo.

Era un enorme cactus que aun no comprendo cómo no pude verlo antes de caer… el recuerdo de la angustiosa caída me aclaro que estaba claro que se escondía de mí y me había dado una dolorosa sorpresa. Aun así tuve que contenerme de no darle un abrazo como si fuera uno de mis mejores amigos que llevaba tiempo sin ver.

Me senté con las piernas cruzadas y busque en mi memoria aquellos documentales que de pequeño veía del desierto y la supervivencia. Visualice todo lo concerniente a tomar líquido de una planta y me alegre por esa suerte inesperada al final del camino. Pase un rato buscando una piedra afilada cosa que no encontré… pero en su defecto una con forma de queso de bola salió a mi paso tropezándome con ella.

La recogí y me dirigí al cactus… usándola arranque unas cuantas púas que uní entre ellas con un hilo arrancado de la camiseta. Las puse con la punta mirando a la carne del cactus y la martillee con la piedra hasta que la primera gota pareció surgir como un llanto silencioso y sincero. Un golpe más y el liquido recorrió las púas hasta cae en mi boca que parecía esperar el seno de la vida. Bebí y bebí hasta que no pude mas tapando el agujero con una pequeña piedra que rondaba a los pies.

Acto seguido mutile a un hijo cercano con la piedra y tras partirlo por la mitad como un coco maduro arañe con las manos la jugosa carne con sabor a pepino hasta que solo quedaban las puntiagudas cortezas como simples kiwis tirados por la arena.

Me tumbe un rato a descansar de la mezcla entre ilusión y satisfacción personal introduciéndome en una especie de siesta de sueños ligeros pero anestésicos… después de un rato la explicación llego a mi cabeza como una bombilla encendida en mitad de la noche. Recordé que se trataba de un san Pedro y que tras no haber bebido agua en muchas horas la ingesta me produciría unos efectos alucinógenos bastante fuertes.

Me levante como pude y me puse una sonrisa antes de salir andando con una borrachera caminando por encima de las nubes… sostenía realmente bien la verticalidad pero no conseguía que mis pupilas dejasen de focalizar las cosas… parecía una cámara a punto de disparar la fotografía perfecta.

Cuando el flash salto me llego el sabor a la rabia y el dolor que me habían llevado a abandonar el coche en mitad del desierto. Algo que había olvidado por completo perdido en la angustiosa desolación. El motivo vino a mí claramente como el líquido que se había escurrido por mi garganta. Llegaba tarde a salvar esa extraña relación que llevaba con esa chica sin nombre que vivía al otro lado de la isla. Creo que me olvide de la distancia porque al darme cuenta otra vez de la realidad ya no había rastro de la gigante duna ni del cactus pero la luna en cambio parecía más grande que nunca.

Un águila chillo en el cielo encima de mi cabeza… mis oídos lo escucharon nítido como el segundero del reloj de la mesilla… oía el viento pasar entre las plumas de sus alas y también su pico cortando el aire en un siseo continuo que me extrañaba que no escuchasen las otras aves a un kilometro de distancia. Parecía reírse de mí y cuando logre entenderla en efecto lo estaba haciendo.

Descendió hasta posarse como un copo de nieve en la arena que ahora era negra. En cambio el águila brillaba como la luna que era tan grande como las pupilas de la rapaz. Ambas me decían algo en un tipo de susurro penetrante. Algo que resonaba con mis células y las hacia vibrar. Estaba perdiendo la cabeza y ni siquiera sabía dónde estaba esta. Subí la mano y encontré vacio el lugar… después me di cuenta que se trataba el corazón…

Este se dedicaba a correr de un lado al otro dando unos ridículos brincos por lo que con la cabeza en su sitio Salí corriendo tras de un corazón que parecía una croqueta quemada. Como pude limpie su superficie en una pequeña laguna que desapareció en cuando me di la vuelta.

Ni siquiera pregunte donde se había metido porque yo mismo estaba haciendo una nueva con una catarata surgida de mis pantalones. Una extraña sonrisa de satisfacción hizo que la luna se pusiese roja y el águila en cambio amenazo con cortármela sino la guardaba en ese momento.

Por el respeto que profería a un animal que hablaba y tenía mala leche a pesar de que fuera un ave. Me la guarde y cuando terminaba de abrochar el último de los botones me di cuenta que había llegado al mar… El águila estaba comiéndose una especie de dorada de múltiples colores y le pedí que le diese una vuelta en el fuego antes de darme una ración.

Me tiro una entera y me dijo que me las apañase como pudiera con un chasquido de mis dedos descubrí las dos supremas limpias de vísceras, escamas, aletas y sin la espina. Sonreí por la magia de mis dedos y se las lance a la luna para que las marcase sin llegar a quemar.

Me las devolvió en un plato plano con una botella de champagne. Le di las gracias y me senté a contemplar los flujos de la marea… Me invitaban a unirme a su corriente y con una reverencia rechace el ofrecimiento. Le dije que otro día iría y se marcharon en busca de algo de riesgo.

Un gato atigrado le robo un trozo del pescado al águila y esta se fue volando maldiciendo a los antepasados del felino. Me dio pena porque había empezado a cogerle cariño, pero los ojos verdes estaban cruzados por una línea demasiado profunda como para que me fijara en otra cosa. La boca del ojo comenzó a moverse y el mar se abrió en dos… Quise ir a ver a los peces a través de la pared de agua… pero reaccione a tiempo tapando el plato con la chaqueta y las paredes cayeron haciendo una ola vertical de espuma. Se escucharon unos cuantos lamentos de unas sirenas lesionadas…

Pero el gato dejo de intentar robarme… paso la noche entera acompañándome mientras veía mi infancia reflejada en sus ojos. Cuando llegue a la adolescencia le di el trozo de pescado que me quedaba y le lance el plato a la luna que se convirtió en una sonrisa. Le di un trago más a la botella y volvió a convertirse en una burbuja. Sonreí porque me gustaba mas así… creo que me lo había pegado.

Cuando el reloj anuncio la salida del sol el primer rayo me ilumino la puerta de su casa. Llame el timbre y salió corriendo para caer en mis pupilar. Chillo algo que ni yo ni el gato comprendimos. Pero a los dos nos dio agua para beber.

Desperté en su cama 2 días después. No había cogido el avión prefiriendo quedarse conmigo. Mi coche apara recio una semana más tarde. Solo le faltaba el conductor. Firme por el acuse del recibo de grúa y agarre de la cintura que tanto se parecía a ella. Fuimos a buscar a la corriente esa misma noche y nos perdimos en el mar. El gato es que vive ahora en esa casa… un par de sirenas amables nos acompañaron hasta la Atlántida y desde entonces vivimos siendo diplomáticos. Los días son amenos como burbujas en el vacío. Echo de menos el sol… pero la luna también brilla en las profundidades. Ha venido a visitarme un par de veces y el gato también… aunque no es bien recibido por todos. El águila ha pasado de bajar. Pero una vez a la semana me manda peces de la costa.

Al final nada era como parecía… me perdí en un desierto para acabar en otro debajo del océano. Según dice la gente a veces recibo la visita del cactus que me devolvió mi vida. Pero yo nunca lo recuerdo. Gasto mis días quitándome espinas del alma… para el año que viene estará impoluta. Ella sigue conmigo. Una vez me dijo que lo hizo porque le encanto caer por mis pupilas… fue lo más especial que nunca había sentido. Yo no sé que es a lo que se refiere. Pero todas las noches caemos los dos por ellas para no olvidarnos.

4 comentarios:

  1. Tengo mucho "trabajo" pendiente respecto a muchas cosas, incluído Ray Loriga. He pasado muchos años en un mundo demasiado aparte así que poco a poco iré poniendome al día. Conservo todos esos títulos y lo haré tal como me lo has recomendado, incluso los dados...

    No imaginas la pelea que tengo con el blog!!!!!...jajajaj, no me aclaro. Soy lo peor...jajaja

    Bueno, acabo de salir a la terraza y he comprobado que todas las estrellas ya están en su sitio y eso quiere decir que ya puedo leerte.

    Ahora vuelvo

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  2. He pasado mucho tiempo en un mundo demasiado aparte y me he perdido muchas cosas. Supongo que poco a poco me pondré al día así que me guardo las indicaciones que me diste de Ray Loriga. Las seguiré en el mismo orden que me dijiste. Incluso los dados...



    ¿Dónde estabas cuando hice esa travesía?

    Leyendote parece que caminases a mi lado...

    Yo atravese ese desierto a cuerpo y alma descubiertos. Me envolví en espejismos traidores. Mis labios se hicieron surcos y mi lengua agotó la saliva sobre ellos. Y el corazón se revolcó por la arena buscando calor. También me metí en el mar sin saber nadar aunque creo que me salvaron las sirenas. Pero yo no ví gatos ni aguilas. Sólo encontré un búho-cabrón y parlanchin que me rebatia cada respuesta a todas las preguntas que yo le contestaba cuando me sentaba en el alfeizar de la ventana para escuchar secretos de las estrellas. Le costó por culpa de mi tozudez pero al final consiguió convencerme y ya no me dejo caer por pupilas...

    Tampoco me siento más en ese alfeizar. Tengo miedo de que Antares me recuerde que un día fue mía y me abrazaba..

    Hay un manual de blogs para torpes? Sigo en guerra con él...jajaja...soy lo peor...

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  3. ¿Alguna pregunta?. Tooooodas las preguntas del mundo. Intento personalizar y no lo consigo.


    Esta noche daré una vuelta y recorreré algunas habitaciones de esta posada.

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  4. No consigo personalizar.
    No sé cómo agregarte.
    Me está cabreando.
    Riete, soy la persona más torpe del mundo.

    Bah, creo que voy a cerrar los ojos

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