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viernes, 6 de marzo de 2009

Alicia


Saco la baraja del bolsillo y los dedos revolotean entre sus cartas. Inquietos e impacientes como una virgen delante de algo excitante. Miro alrededor en busca de más personas en esa plaza de piedras enlosadas. El sol cae a plomo y la parrilla echa humo mientras que abriendo el abanico elijo el destino.


Lo hago con calma, sin ninguna prisa ya que cuando me llego este tesoro a las manos, poseía 52… y años después ya me quedan poco mas de la mitad. Cada carta era un portal a un viaje en especial.


Cuando comencé a realizarlos recuerdo que escogía con deseo la carta que quería. Contemplaba su misterio, realizaba la prueba y conseguía el destino. Los placeres que encontraba me hacían repetir no muy tarde la experiencia, pero cuando me di cuenta que los deseos no debían de ser los que realizasen la elección de mi camino. Aprendí a apreciar el azar.


A su vez también recuerdo que desgraciadamente use los 2 primeros Ases al inicio de la partida. Dos ases que me hubiesen gustado guardar para el final del los días cuando ya todo tuviera sentido.


El As de corazones me llevo a un reino lleno de damas preciosas que me tomaron por su rey. De rostros blancos como la porcelana y labios rojos color picota. Suaves y dulces, con sus corazones palpitantes y sus susurros húmedos cuando caía el sol… Desgraciadamente descubrí tarde que ese reinado solo duraba un día y cuando lo perdí todo llore como un niño… tanto que los ríos se secaron y las nubes lejos de arrojar lluvia decidieron alejarse para tostarme al sol de la derrota.


Por eso escogí entre todas las cartas ese As de tréboles para dejarme caer en un páramo repleto de millones de ellos por todos los lugares… una pradera verde y fresca por la que rodee el día entero impregnándome de suerte y roció. También descubrí que allí no estaba solo y rodeado de millares de duendes de todos los tamaños y colores jugué a hacer la croqueta y bañarnos en el manantial de la luna. Eche de menos haber gastado 2 grandes cartas en tan poco tiempo y me jure no volver a escoger ninguna por muy desesperado que pareciese.


Después muchas historias seguidas, de mucho aprendizaje asimilado en cada uno de esos viajes poco a poco fui abandonándolos en previsión a su posible gasto paulatino y limité su uso a momentos especiales que me hubiesen ocurrido. Y allí perdido en una ciudad que me robo el encanto hacia unos años atrás volví a sacar mi juego de sueños, en esa plaza elevada sobre toda la ciudad donde dormí dentro de un coche tras contar todas las estrellas que caían sobre ella.


Abrí el paquete de los naipes y cerré los ojos buscando dentro de mi la contestación de arriba o abajo… sonreí y pedí abajo para variar… deslizando el dedo sobre su superficie la saque lentamente y cuando ya residía en mi mano. La mire, la sonrisa floreció en mis labios y por fin supe que la suerte había vuelto a mis pies, las huellas de mis pisadas volvieron a brillar y el sol aflojo un poco su esplendor.


Mire el reloj y puse el tiempo a 0. Comenzaba el espectáculo con un espectador que no era nadie más que la mismísima reina de corazones. Los recuerdos volvieron a clavarse en mis retinas mientras que yo ya había perdido el mío, el cual corría desaforado al encuentro de sus labios carmesí.

1 comentario:

  1. Hola Kramen, espero que estés Bien!
    Muy interesante tus letras...

    Ahora voy a seguirte.
    Que tengas un bello fin de semana!

    Saludos

    :)

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