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miércoles, 18 de abril de 2012

El que camina sobre las sombras alargadas.

Déjame que me presente, soy el pecado… cosa que no quiere decir que yo sea un pecador… no, no tiene en absoluto nada que ver únicamente es algo de trabajo que llevo casi a lo personal, sólo soy la tentación que se pasea con traje de manzana perfecta y apetecible el día de la semana y a la hora en que el hambre ya sea imposible de contener.

Cambio de cara y de aspecto como un buen lagarto, a cada momento la ilusión del espejismo se transforma en las pupilas del que mira y el sol me hace irresistible a ciertas horas de la mañana, pero por el otro lado escondo un cazador de almas, ávido de sangre… La presa perfecta camuflando un cazador de dientes afilados en su interior, donde ninguna vista de águila pueda descubrir su secreto. Cura y enfermedad en un solo comprimido tan adictivo que una sola dosis te lleva a la perdición de la recurrencia más encarnizada y demencial.

Soy el mono puro de una humanidad que guarda sus instintos dentro de una caja fuerte donde nadie pueda encontrarlos. Un ángel que caído sobre la faz de la tierra la recorre agitando suavemente su rabo sin esconder las alas porque sabe que los ojos sólo ven de la realidad lo que desean. En eso se basa un engaño que llevo ejecutando y perfeccionando desde el principio de los tiempos. Avanzando con los años para que mi edad se prolongue en el tiempo… nunca fuera de lugar, casando mis palabras con tus pensamientos mientras tu instinto cazador se relame los colmillos y se felicitan por su buena fortuna.

Yo soy el demonio de la sonrisa, ese que todos niegan haber conocido pero que recuerdan tragando saliva esperando que nadie encuentre el embuste. En fondo nadie lo hace porque en su mayoría están distraídos fingiendo lo mismo. Sólo unos pocos sinceros se atreven a afirmarlo y la curiosidad se convierte en una morbosa plaga en el escenario… un momento centelleando en la memoria mientras va trazando la espiral descendente hasta el centro de todos los placeres prohibidos y por ello más deseados. Una legión de caminantes con mascara de cuero y piel de cordero escurriendo por la sociedad mas correcta y comedida.

No pienso largarme a ninguna parte, porque desde que de pequeños les cuentan el cuento bíblico del pecado de la manzana, gano adeptos que al igual que semillas, con el tiempo darán sus propios frutos con más veneno del que ingirió Blancanieves. Tengo mi propia estirpe de la que protegen al resto del ganado la otra sanguijuela que expolia no las almas si no se nutren de sus bolsillos por el perdón. El mismo perro distinto collar.

5 comentarios:

  1. Todos hemos comido manzanas.
    Sólo hay que tener cuidado con el color.

    Un beso

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    1. Las mejores son las rojas carmesi y las verde radiactivas, tan acidas que hace que con tus propios dientes, te muerdas la garganta.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. lo ke me sorprende es lo bien ke lo llevas jaja

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