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martes, 2 de noviembre de 2010

La luna no baila sola.


Suenan los recuerdos de las cosas no sucedidas, son imágenes de humo que se forman a la distancia, aun nada sólido, tan solo bocetos en un lienzo en blanco pintado por algún viejo con el pelo blanco en frente de una playa.

Los pinta felices y contentos… alarga sus gestos hasta convertirlos en alas que vuelan por cualquier imaginación sea quien sea su dueño, siguen siendo jóvenes a pesar de llevar tantos años a cuestas. La vida es tan dura como un ejercicio de cálculo sin solución, por muchas vueltas que des, siempre te encuentras con algo que te hace comenzar desde el principio.

La gente aprende… pero tarda quizás demasiado. Ellos corren y se abrazan… juegan en la vieja arena que tantas veces soñaron en pisar juntos. En todo los imposibles haciéndose verdad como un estanque de nenúfares abriendo todos sus flores al unísono al salir la luna entre una nube de tormenta eterna.

Viven alegres, sin ningún tipo de miedo porque el tiempo ha terminado por juntas sus huellas en el futuro aun por fabricar. Un mismo sueño en camas distintas tejiéndose como una historia sucedida que no ha llegado a pasar.

Nadie podría decir que esos muchachos que no se quieren, no hay nada que diga lo contrario, ella su luna y él su sol… girando alegres alrededor de un mundo que nunca para de contemplar su amor… el viejo pinta con el alma lo que sus ciegos ojos blancos no pueden ver. Pinta sus siluetas como si sintiera que están allí presentes. Puede notar el calor… escuchar sus respiraciones entrecortadas entre las risas y las bromas. La luna no deja de hacer el payaso pintando su cara de blanco, para hacer que las sonrisas del sol iluminen el cielo de su reino.

No quiere más que verle feliz… no pretende nada que no sea ese gesto tan sencillo y humilde. Bebe los ríos por un amor que no tiene fronteras, ni límites, ni obligaciones. Limpio desde el principio de los días donde el viejo no lo era, y ni siquiera los monos caminaban de pie…

El tiempo es una espada que se encoge mientras se hunde en el pecho hasta que llegue el día, la muerte es el único beso sincero de alguien que no tiene mas intención que no sea dar ese ultimo beso y que nadie negará. El ciego lo siente…. Pinta flores entre la selva… albatros sobre la mar arremolinada… pinta hasta nubes que rodean la escena haciéndola romántica y pinta pájaros de miles de colores que hasta pueden sentirse si acaricias sus plumas. Suena música de violines y corren por la playa.

El tiempo se vuelve una esfera que gira en el mar sin nada que lo detenga. Si corren mucho llegaran al fin del mundo… pero solo si lo desean, es un viaje sencillo solo importa encontrar una buena compañía. Todos los trabajos cuestan menos entre dos… y ellos se quieren demasiado para dejar espacio entre los abrazos y las caricias. Son dos aves que vuelan en direcciones opuestas pero siempre cogidos de la mano.

El cielo les une y tienen a las estrellas de testigo. Nunca se pierden de vista por mucho mundo que haya de por medio. No entienden eso de las posiciones. Vuelan despiertos a través de los sueños. El viejo sonríe porque por fin encuentra algo agradable que dibujar.

Guarda ese encuentro en un portafolio y lo introduce en tareas pendientes. Tiene mucho tiempo para hacer esa playa y criar esos ruidosos pájaros. La espada aun ni siquiera ha sido forjada en tiempos de paz. El mundo dará mil vueltas y puede que no se vayan a encontrar. Pero no pierde la esperanza de que sea todo tan difícil.

La vida da tantas vueltas que al final termina mareada y acaba de cabeza en el mar… sentir que no hay nada debajo no asusta demasiado en un barco, o sino te pones a pensar… que agua que fluye debajo no entiende nada de clases, ni de sitios, engulle por igual porque aun sigue enfadada por no poder escalar por el cielo.

Quiere mas… quiere tocar la luna. Siente su resaca como una lengua hábil buscando los puntos que produzcan una sonrisa, si tiene suerte conseguirá unas cuantas antes de algún suspiro entremordido. Todo es posible de un lado o del otro del planeta. La posición solo es un punto que se desplaza por las coordenadas.

Allí donde estés tu, estaré yo… y viceversa. Lo bueno son los momentos inolvidables, comenta el viejo… ríe entre sus sonrisas porque pinta lo que es cierto. Le gusta el mar y olvidar los recuerdos con la bruma de su espuma salada. Cualquiera puede querer perderse en una playa de México, a los pies del pacifico que nunca duerme y vivir en una casa llena de colores.

Acaricia la pared para sentir la historia de esa madera… le cuenta los viajes realizado desde la noche de los tiempos… su tripulante el viejo y ella la embarcación de los sueños… viajando con sus velas plegadas por el flujo de pensamientos que se escapa de las cabezas humanas cuando descansan. El cielo lleno de estrellas y él siguiendo rumbo eterno hacia poniente.

Mientras haya soñadores habrá alguna posibilidad… Podré proseguir mi viaje… hay muchas historias dignas que contemplar en el cauce de ilusiones que va por debajo… Se asoma a la borda y observa tranquilo como quien busca un pez dorado. Atusa su barba mientras por un segundo recuerda aquella imagen.

Recuerda la arena calida en la puesta de sol… el mar besando con pasión las sinuosas costas entre acantilados… el verde follaje encrespado de pájaros y flores… las nubes rodeando como un marco mullido donde reposar noches enteras sin dormir… La madera de la casa en blanco y azul… listones de amarillo pajizo. El aire jugando con su vestido de lino hasta ajustarlo a su cintura… carreras sin fin en una playa infinita. Los dulces besos de néctar y coco.

El pescado asado a la luz de las estrellas, el cielo brillando y las ascuas resplandeciendo entre las ascuas sobre la arena. Celosas del calor que ellos emanan con un amor tan ingenuo como lo son los abrazos donde se toca el alma. Aquellos que no se dieron o aquellos que se dan sin ser dados.

Una imagen tan bonita que se escurre entre tantos otros sueños, una posibilidad en un estanque lleno de peces… sabe ella llamar al dorado… y sabe el contestar educadamente una invitación indecente por muy tarde que sea… El viejo tiene guardado una copia de ese maldito cuadro en algún lugar de este planeta. Mientras ellos lo sepan habrá solución para ese problema.

Saben el secreto de los dibujos pintados sobre la arena, se olvidan rápido con el viento, pero perdurarán en cambio una vida entera en la memoria si se desea. Castillos que fueron, castillos que serán, la arena huye del agua, pero todos quieren tocar la blancura de la luna todas las noches en las que baila.

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