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lunes, 9 de marzo de 2009

Azar

Era un chico tranquilo donde los haya… su nombre cayó del cielo en una gran lluvia el día de su nacimiento. Su padre derrapaba en las curvas de la carretera mientras intentaba llegar no sin esfuerzos hasta el hospital central.

Nació como si no le importara de este mundo… con los ojos abiertos y riéndose en vez de llorar. Fue a un medico con un doctorado y un par de especialidades a la primera persona que le tomo el pelo dejándolo asombrado.

Así fue creciendo una joven promesa que tenía algo de especial con solo mirarle a los ojos. Una chispa al fondo de la pupila como el corazón de un dragón rojo. Su padre solo pudo nombrarlo como Pluvio y el cura fue el siguiente escarmentado cuando sin ningún miramiento ni impunidad orino a la tierna edad de 5 semanas al cura de San Andrés. Quien sonriendo supo salir del atolladero delante de un centenar de personas que cuchicheaban mediante murmullos frente a lo recién acontecido.

Había nacido un pequeño rumor que se convertiría en leyenda sin más reparo que su mismo crecimiento. Un pequeño granuja que sabía demasiado sin haber aprendido a leer, cosa que no mucho después al descubrir chillo sorprendido… esto es mejor que disimular jugando con los muñecos y uno tras otro fue recopilando información sentado en un sofá antiguo donde se apilaban los tomos. Sus padres disimulaban diciéndole que si estaba montando un fuerte. El sonriendo asentía con la cabeza, menospreciando la inteligencia de sus progenitores mientras intentaba averiguar como había conseguido esa inteligencia con tales genes.

Años después se deshizo de ellos alegando ante un juez que era producto de una inseminación artificial errónea y que al ser así, reclamaba la emancipación… y el cambio de su nombre Lucky. Hacía dos semanas que había aprendido a hablar en inglés y no iba a desperdiciar una oportunidad tan irónica.

Con 9 años era el dueño del barrio. Sonreía mucho de día y contaba su dinero por las noches. Tenía un prospero negocio haciendo quinielas de futbol… la gente le pagaba el 45% de las ganancias por un nuevo resultado y el tenia un ojo clínico para las quínelas de 10 a 13. Seguro que al llegar a los 18 ya ni lo tendría que hacer…

Iba a un buen colegio. La educación siempre fue un objetivo suyo. Le encantaba corregir a los titulados que habían logrado conseguir tal oposición. Las risas se hacían sonoras cuando corregía hasta las faltas de los libros de texto. Era un jodido grano pegado al suelo. Pero ni los profesores podían odiarle… Realmente sabían que algunos diamantes son demasiado perfectos para llevarles la contraria y aunque fuese un incordio… les encantaba sentirse tan orgullosos de saber que alguien saldría bien de ese curso.

Su vida fue un camino recto y bien peraltado. Tomaba las curvas sin tocar el volante y además aceleraba a mitad para no perder el control en ningún momento. Parecía controlar hasta el tiempo. Comprendió el funcionamiento de la vida mientras nadaba en el útero de su madre. Podía leerse un libro antes de que se hiciera un pavo relleno y cuando llegaba a una biblioteca.
Los colocadores de libros hacían apuestas del número de libros y la forma de la fortaleza.

El día mas memorable fue cuando realizo una estrella de 5 puntas sobre 6 mesas de 10 metros juntas unas con otras… a la bibliotecaria le dio un infarto cuando lo vio desde la barandilla de la primera planta y Arturo salto con los 250 libros de bolsillo y la figura tras lo que le dio 50€ a Lucky y le sonrió agradecido.

A veces le sigo por las calles intentando averiguar cuál es su misterio. En la segunda manzana ya no puedo encontrarle, pero siempre me deja una nota amable reconociendo mis esfuerzos en las paradas de metro de toda la ciudad. Siempre va un paso por delante de mí y en los trenes que pierdo. Siempre sonríe desde la ventanilla.

Hace poco regalo un quiniela de 15 a un vagabundo simpático con barba cana de la castellana. Al parecer le invito con su 45% a un crucero por el mediterráneo. Según dicen el viejo era un marino cojonudo en sus años mozos.

He pasado cien veces por su lado y habría jurado que sus ojos azules nunca habían visto el mar más que en el fondo de una cerveza.

Cuando sueño con ella… lucky se despide colgado de su brazo mientras sale por la salida de emergencia.

Aun no había cumplido los 18 y había logrado las metas de toda una vida… cuando me acuesto el viene a darme las buenas noches y me arropa. Se tiende a mi lado y me da las buenas noches. A veces se pone mi cuerpo por las mañanas. Esos días gano a la banca y en algunas carreras. Regresando a casa recolecto todos los suspiros de las chicas antes de que ser devuelto como un traje a la cama. Después se ríe y se va por la puerta del pasillo.

Fue el primer truco que aprendió en el infierno. Cada vida elige a un pardillo para poder entrar en los casinos. Son las reglas de los hombres, pero cualquier demonio sabe cómo jugar con la carne.

3 comentarios:

  1. Hola querido amigo como estas?
    Es ese texto tuyo?
    Que criatividad...luck tiene mucha suerte no? je
    Mí gusta de las suyas entradas...
    Cuidate!
    Un beso

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  2. ".....antes de ser devuelto como un traje a la cama......"

    "Fue el primer truco que aprendió en el infierno. Cada vida elige a un pardillo para poder entrar en los casinos. Son las reglas de los hombres, pero cualquier demonio sabe cómo jugar con la carne".

    Lo que yo te diga: MUY GRANDE.

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  3. Magnífico, excelente.

    El azar juego con nosotros y hay personas a los que el juego es una forma de vida.

    enhorabuena

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