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miércoles, 23 de septiembre de 2009

El fin del comienzo


Noto la sangre en el agua… casi se puede masticar su sabor y cuando lo hago crepita por las palabras que flotan en ella… se han escapado por la brecha de mi cabeza e inexorablemente han ido una a una haciendo una sopa con la que formar historias liquidas.

La vida se mueve o al menos yo lo hago dentro de la bañera… se forman remolinos de las palabras que sueñan con chuparme hasta el fondo para que no vuelva a salir de allí… me zafo de cada la totalidad de los torbellinos y me hago otro largo mientras el diccionario pretende devorarme de un solo mordisco certero y preciso… para después engullirme a su antojo.

Al final un círculo de sinónimos logra salvarme del apuro y la marea roja va en busca de otra victima con la que alimentar sus ansias de conocimiento. Me relajo acariciando la superficie del agua con tanta suavidad que solo hago unas cuantas ondas sobre ella. Aparece una imagen y las palabras llegan continuación… cada una diferente… todas con el mismo significado.

Sonrío y la felicidad llega junto la alegría y lo pintan todo de verde y amarillo… vivo en un lago de sangre rodeado de una pradera infinita de fábulas y cuentos… el sol vierte sobre mí su luz para darme un toque de canela y así sin saber lleno de mi aroma el cielo que aun continua azul.

Me sumerjo en la historia de mis vueltas de campana en una lavadora que centrifuga demasiado fuerte para que el daño se sienta intenso y puro… el plasma sigue fluyendo descendiendo por mis cabellos, pero cada vez se va volviendo más denso en la caída… me esta convirtiendo en una estatua sanguinolenta más dura que la propia carne y el hueso. Me siento de casi de piedra cuando noto que las heridas solo acarician mi piel y no la penetran porque a toda mi vida le ha dado por protegerme hasta que llegue la fecha de caducidad y a ella no soporta no cumplir bien su trabajo.

Las cicatrices ya solo son un vestigio del sabor de la sangre mezclada con dolor… es dulce y a la vez amarga por lo que termina englobando toda la lengua en un circulo perfecto. Sencillamente sublime cuando los pinchazos se sienten tan finos como una aguja milimétrica que entran y salen en un suspiro.

Me falta un trozo de diente que debió salir disparado en algún momento… al ratoncito Pérez le parece injusto y me ha regalado una colección de historias que guardaba en un baúl en espera de que llegase el momento adecuado. Harto de esperar me las ha regalado y me ha dicho que me cuide… irónicamente le agradezco el comentario.

Agarro sus historias y las meto en la bañera… la sopa de convulsiona antes de que la tinta se disuelva en el agua… Pequeñas pirañas acaban con el papel en blanco y terminan de digerir las palabras del ratoncito. Todo entra lentamente por los poros de mi piel… con orden y calma, lentamente mientras el calor va aletargándome… Los golpes de mi figura se van sanando y la historia de mi vida comienza a ordenarse con su particular caos en mi cabeza. Asimilando cada verso… cada estrofa que termine por derrotar a la amnesia del instante que me olvide de todo.

Las cosas malas siguen brotando de las heridas y culminaran el proceso perdiéndose por el desagüe… succionándolas por una tubería infinita donde perderse o directamente ocultarse para crecer el día de mañana. Yo las libero y ellas huyen aliviadas por la ausencia de venganza.

Todo va casando hasta devolver la belleza de una esfera de cristal transparente donde lo que buscas aparece en su superficie con la ayuda del tacto. Toda la información acumulada durante el desarrollo de la trama de una existencia dedicada a aprender a escuchar. Ahora es el momento en el que después de que todo pareciese que iba a terminar fatídicamente… se renace de las cenizas del humo y condensando el tiempo vuelves a colocar todo desde el inicio.

Puesta a 0 y tiramos de nuevo los dados… la historia se escribe sola y cuando el agua vuelve a ser agua… con toda su nitidez insípida me doy cuenta de que he vuelto a asimilar todo lo que había dejado abandonado en la cuneta en un manojo de harapos cuando todo empezó.

Las he recogido con el cuidado del que coge uvas tintas para realmente saborearlas… con cariño y esmero de un amante… he terminado filtrando la experiencia de lo sucedido y subrayando las partes interesantes. El resto ha sido descartado de permanecer en el paraíso… a la gran mayoría le ha encantado la idea y el vergel ha terminado por convertirse en un jardín lleno de cientos de flores.

Las nubes pintan sobre los huecos de azul acomodándose con sus contornos para capturar la imagen en un trozo mullido. La sangre ha parado de salir y las marcas desaparecerán al final del camino… solo son un recuerdo a carne viva de las historias sucedidas.

Me sumerjo en el olvido con la seguridad de que lo importante sigue intacto… los golpes se difuminan hasta volverse caricias. Las sirenas han cesado de cantar para llevarme al fondo del mar y ahora aliviado veo como todo va desapareciendo por el sumidero como una quimera diluida que no regresara.

La música ha regresado y de nuevo suena como en casa… las guitarras han vuelto a ser eléctricas y las voces luchan por sonar por encima en una legendaria batalla a vida o muerte.

Cuando todo ha terminado seco la piel con el talento de un escriba que meticulosamente va sellando letra a letra la historia escrita en mi piel con la tinta roja de cada uno de los relatos que componen lo sucedido y lo que sucederá.

No tengo ninguna prisa porque el tiempo se ha congelado… lo se porque lo abandone en la cara oculta de la luna mientras que volando contemplaba su sonrisa fina y alargada. Cuido de mí mientras surcaba el cielo desprendiéndome de todas las cosas que me mantenían amarrado… El sendero se va conformando con las baldosas amarillas que Dorothy acabo por desechar.

Sonriendo vuelvo a caminar por la ciudad de los sueños con la certeza de que el silencio esta ahí para que le escuchen los que están cansados de hablar. Mascullo un puñado de palabras y después regresa la soledad con una botella de vino y dos buenas copas.

La descorcha con los dientes y sirve una buena cantidad. Brindamos por la experiencia y ella porque al final todo termina por salir bien. Volvemos a las andadas y eso es bueno porque el silencio sabe que tan solo estaba condensando los pensamientos en un fino hilo con el que zurcirme las heridas que aún están por cicatrizar.

Se van cerrando los sueños en una espiral que comienza en un punto negro que cambia como las pupilas por la noche… es el final o tan solo el comienzo porque todo puede girar como una moneda en el aire. Tan solo somos puntos en el horizonte. Unos simples personajes de un autor anónimo con buena caligrafía y un saco lleno de ideas que narrar.

Hijos del sol y la luna que viven sus relatos entre sangre y sudor… como la vida misma.

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