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lunes, 18 de abril de 2011

La enfermedad de la inocencia...

A pesar de su juventud, a esa edad ya estaba echo todo un viejo, pero no cualquiera de ellos… si no los que tan gastados que deben pasar lo que les queda de vida metidos en un asilo.

El chico no se movía para nada, era como una estatua de sal todavía con la piel firme y sin arrugas, pero su cerebro se había divorciado su cuerpo hace tiempo y como en toda separación dolorosa, el niño había sido el que se llevó la peor parte.

Su cabeza se fracturó por la mitad en dos partes iguales, su cuerpo tuvo un problema con la conexión entre la unidad central y sus periféricos… por lo que la realidad se acabó derrumbando como un castillo de naipes demasiado alto. No tenía ni 23, cuando su mundo se terminó y se convirtió en un vegetal fresco pero caducado.

Ningún medico había tenido algo así antes… por lo que fueron incapaces de ayudar y acabaron por apartarle en una cama vacía en una residencia de ancianos, aparcándolo como a un coche que esperas que llegue a ser un clásico. Lo pusieron en un sitio poco transitado y le cubrieron con una cúpula de tela.

La ironía de las cosas llega 4 años después con la forma de una gata escurridiza… Ella se llamaba Paula, era de las enfermeras más jóvenes de allí y como era de esperar, llena de energía… Siempre andaba moviéndose rápidamente de aquí para allá… Con sus medias transparentes y sus zuecos blancos y un uniforme que se quedaba corto en sus largas piernas delgadas y firmes.

La cosa fue… que llego un día riéndose en el comedor.

- No sabéis lo que me ha pasado!

- ¿Sabéis ese anciano terminal que esta cubierto por una sabana?...

Pues hoy se ha empalmado! Y menuda vara calza a su edad… me han dado ganas de levantar la sabana a ver que escondía debajo… Su sonrisa fue un espejismo al ver la reacción de los demás.

Que sorprendidos dejaron sus cubiertos para salir a comprobar aquello… cuando llegaron todo había acabado… no había rastro alguno de ningún cambio, por lo que pensaron que ella les había tomado el pelo… pero cuando estaban volviendo a taparle.

Llegó ella con su perfume con un toque a canela y vainilla… y como si fuera el aroma de un café en su punto… debajo de aquella sabana que le tapaba en esos momentos hasta el pecho, comenzó a montarse la tienda de campaña de nuevo.

El chico tardó semanas enteras en terminar de despertarse. Cuando lo hizo del todo allí estaba ella, que tras verle la cara no pudo separarse de nuevo de aquella cama. Por lo que el los médicos creen que tuvo que despertarse porque ya no le llegaba sangre a la cabeza, cuentan entre risas… porque no se explican como ocurrió.

Sólo ella sabe la realidad del asunto… aun recuerda lo que le dijo al oído… Oye… disculpa, ¿por qué no te levantas?, Yo he soñado contigo… y por lo que creo… tu también conmigo. Así que despierta y marchémonos a otro sitio. Tengo que enseñarte algo… que hará que no quieras volver a dormirte nunca más…

Curiosamente fue dejar de susurrarle al oído… Y él abrió los ojos y la beso con tanta pasión que tuvo que llevarla en brazos hasta el coche porque a ella le temblaban las piernas y es que él ya había gastado demasiado tiempo en una cama… como para gastar tiempo en la primera cita. Ella directamente le llevaba a su propia casa, que era un sitio mucho más divertido y con más intimidad donde jugar a médicos y enfermeras.

1 comentario:

  1. jum, últimamente tienes saturado el libro de visitas de fotolog... sigue escribiendo así, me encanta.

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