Su...peración.

Pierde el control y hazlo con cabeza, nada de abandonar el juicio… simplemente deja de hacer las cosas. Tomate un momento de relajación tan variable que vaya desde un mísero suspiro al nirvana… puedes bajarte cuando quieras, que puedas montarte en el tren no implica un destino directo a una estación determinada. Las decisiones son tan personales como el olor de la lavanda.

El viaje sólo importa si lo disfrutas enteramente, pero en algún momento siempre se acaba por meter la pata… Pero por una vez no te preocupes y sonríe alegremente. Nadie es perfecto y por mucho que lo diga seguro que tiene alguna tara…Porque según dicen exclusivamente Dios lo es y como se pasa el día con eso de la omnipotencia contemplando su obra digo ombligo, sin dar pruebas fehacientes ni dejar de verse.

Me conformo con mi cabeza y lo paso genial con el resto del cuerpo… porque con esto de la caducidad hay que andarse con cuidado. Un día estas aquí… y al siguiente estas en otra parte. Cosas del transporte, uno no puede fiarse… todo el mundo conoce los horarios… pero al final lo importante esta fuera del alcance de tu cuadro de mandos.

Así que olvida los inicios y despreocupate de los finales, en el punto medio esta la respuesta de todos los interrogantes que andan haciendo equilibrios en la cuerda floja. Detente y reflexiona, respira profundamente y despeja las nubes grises. A cada instante pasan miles de cosas buenas por delante de nuestras caras.

Lo peor de todo es que seguimos con las narices incrustadas en todas aquellas noticias tristes que se empeñan en meternos a bocanadas desde que nos levantamos de la cama. Asaltan las casas desde las ventanas y damos importancia a los periódicos que llenarán los cubos de basura mañana sin falta. Millones de árboles matados cada día para que el papel se llene con absurda tinta sin sentido ni interés.

Citas manipuladas, palabras tergiversadas y un sinfín de mentiras enmascaradas. Penoso alimento que acompañan el café a media jornada. Cuando dejemos de ser simples ilustrados y nos rodeemos de verdaderos iluminados, de esos que no venden milagros ni se cambiar por dinero.

Entonces, y puede que en ese preciso momento… El mundo pueda llegar a estar en paz, y nosotros nos merezcamos un debido descanso de toda esta locura sin fundamento y que camina hacia ninguna parte. Sin preocuparse del vecino, o de otras personas que no dejan de ser nosotros mismos con cualquier otro rostro. Avanzamos irremisiblemente hacía la ignoraría de no pensar por uno mismo y no ser capaz de apoyar cualquiera de los motivos sin temer la repercusión de las decisiones.

Sin miedo ni coacciones, no más huir sin mirar atrás… Se acabaron los remordimientos, la desidia y el tedio… De equipaje sólo lleva lo que necesites para sobrevivir en la vida… una mochila cargada con la mejor selección de sueños y proyectos. Una buenas zapatillas que agarren bien y livianas como el viento. Una muda por cada sonrisa sincera que puedas dibujar cambiando de nombre el día de la semana. Y todos aquellos recuerdos físicos que necesites para estar relajado.

Unos cuantos cascabeles que no dejen de dar ruido, un abanico con las 10 mejores novelas de la historia y cinco antologías poéticas para pasar el mono. Un estuche con los cuchillos imprescindibles y un neceser básico de supervivencia. Sin olvidarse por supuesto de kilos y kilos de buena música, además de una yesca para que nunca falte la chispa que inicie cualquier fuego.

Cuando tengas todo lo necesario cierra los ojos y abre los oídos… la oportunidad que te da la libertad pasa tan deprisa coma mosca por la ventana. O la cazas al vuelo, o no hay forma de conseguir engancharla sin perder la calma ni los estribos.

Las vacaciones a estas alturas ya duran todo el año… lo difícil saber emplear el tiempo que te queda libre sin tener trabajo. Los verdaderos héroes no llevan traje y corbata. Si no que hacen que funcione todo correctamente desde primera hora de la mañana, o al menos lo intentan… y eso ya es bastante.