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lunes, 28 de abril de 2014

Judas no sólo es el nombre de una cerveza.



Su nombre era el de un famoso maldito, pero era una buena persona incapaz de vender a nadie. Él colmo fue que nació siendo pelirrojo, pero su padre nunca se conformó y sin importar las replicas de su insistente mujer. Incribio a Judas como un nuevo pecador en la tierra. En verdad tan sólo le apunto en el registro civil. Pero con un nombre así, no esperaba menos de su hijo.

A los 13 años, nadie se metía con su nombre y los pocos católicos que hacían alguna broma recibían lo de pon la otra mejilla, la primera decía que era la anticipada. Y no es que fuera el chico mas violento del colegio, simplemente es que el no hacia agravios gratuitos contra nadie y no esperaba menos ejemplo hacia su persona.

Judas, era bueno con los libros, pero no tenía tanta suerte con el tiempo ocioso. Cuando salía de la escuela el mundo florecía ante sus ojos y posponía cualquier obligación hasta el siguiente día. Cuando llego a la universidad ya era todo un hombre… y como tal, cumplía a rajatabla ese deber cristiano que se basaba en santificar todas las fiestas y como no, dar de beber al sediento y comer al hambriento.

Con el tiempo todos buscaban a Judas pero pocos le conocían, seguía siendo como siempre había sido, su cabello era como la sangre del sol, y su piel una mezcla de luna y canela. En sus ojos brillaban como siempre de color grisáceo, iguales a monedas de plata y ya por entonces su sangre se veneraba como la de una leyenda. Se licenció con honores tanto dentro como fuera de las aulas y cuentan que en la celebración de su despedida universitaria quemaron sus fieles varias facultades.

A lo que el alega que andaba tomando cervezas con el rector como atestigua media universidad. El caso judas se archivo tras largo tiempo sin ningún culpable, tan sólo una reseña como colofón final que rezaba a veces pasa cuando se mezclan el alcohol y las cerillas.

Ahora trabaja en una gran compañía donde lidera a un grupo llamado los siete magníficos a los que el mismo fue reclutando por todas los departamentos. Cumplen con todas sus obligaciones y superan con creces los objetivos de su empresa embolsándose cuantiosas remuneraciones después de cada año. De todos es conocido que en la fiesta no hay nadie que los tumbe a cervezas y tras tiempo encabezando el ranking del último hombre en pie. Han apodado al fin de fiesta, El cierre con Judas y cada año tiene más adeptos. Este… acabo de chupitos de absenta con uno de los presidentes de la zona europea, que a gritos decía, este si es un buen trabajador de la empresa.

En fin Judas, lo tenía como el culo durante años no levantaba cabeza, se metía en todos los problemas posibles y trataba de salir de ellos sin pedir ayuda. Contra más luchaba más percances tenía, y lo que a otro le hubiera hundido en la miseria a él le daba más fuerza. Claro que cayó, durante un largo tiempo se precipito sin freno a ese pozo de la locura donde sólo los cuerdos sobreviven y allí, abajo en la oscuridad y cagado de miedo, peleando por no rendirse y con las esperanzas dentro de la concha de un caracol. Sonrió y por primera vez en la vida. Dijo de esta espiral pienso salir yo. Así que manos a la obra, salio de ese lugar de la única forma que había, disfrutando hasta en los peores momentos. Y es que alguien como él no mataría a nadie que no fuese su propia persona.

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