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sábado, 11 de febrero de 2012

Le petit four.

No deja de ser un bocado delicado,
un pedazo de esencia masticable ó
un invisible fragmento escondido
en ese lugar apartado llamado culo
de todos conocido, por pocos nombrado.

Pero he aquí el secreto gastronómico
que permanece como el mejor guardado
y no es otro que no hay ningún plato
por muy bueno que sea el producto
o las especies que se hayan empleado.

Que después de días no vaya al baño
pues como en una ecuación de calculo
todo lo que entra, sale en > o < grado
y que no hay reacción exotérmica como
la de unas sabrosas alubias con chorizo.

Y es que las palabras se vuelven plomo
cuando suenan a siesta tras el almuerzo
y se va uno a relajar en el sofá estirado
pues el agravio viene después en silencio
en la única guerra que una legumbre gano
a ese vanidoso y remilgado ser humano.

2 comentarios:

  1. siempre tan jipi.. jeej ahora con un aire bukowskiano.

    Estás afinando bastante los versos eeee

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    Respuestas
    1. Jajaja no es que los afine, es que a veces me viene la prosa mas escueta, y al final de tanto reducir... al final, queda un poema en verso jajaja

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