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miércoles, 21 de octubre de 2009

Réquiem por tus recuerdos.


Tanto tiempo esperando este momento… evitándolo y posponiéndolo hasta no estar seguro de ello. Injusta condena que envenenaste mis pensamientos. Y donde pensaba que no habría ningún miedo… estabas tú agazapada con una sonrisa de niña buena y un cuchillo en la mano izquierda.

Pero se que no vas a hacerme daño, no eres capaz de ello. Porque la decisión esta tomada… es simple porque sencillamente ya no tienes utilidad alguna, incluso si lo pienso detenidamente no recuerdo la ultima vez que la tuviste. Así que directamente no me sirves, y aunque hayas resistido a favor del tiempo. A todo cerdo le llega su San Martín y yo no pienso seguir arrastrando estas cadenas que no valen ni su peso en oro.

Sal… no tengas miedo, yo no voy a hacerte nada… Ni siquiera te guardo rencor por lo que hiciste o dejaste de hacer en tus diversos caminos nocturnos que iban desde el funambulismo al salto de cama. Me alegro por tu propia conducta destructiva. Espero que te vaya bien y sigas con ella como has hecho hasta entonces.

Yo me bajo… no quiero tener mas minas con mi nombre esperando a que reaparezcas llenando de duda mis pasos. No pienso volver a tener más miedo de algo que no puede morderte desde el pasado. Lo que fue, fue… y no hay mas vuelta de tuerca.

He llevado una vida entera auto separándome de la sensación más maravillosa del mundo, y aunque parezca mentira… esta es sin tu presencia adornándolo. Se acabaron tus días de tiranía reinando en mis recuerdos. Tu veneno se ha vuelto inerte y ya no vale siquiera como suero.

No voy a dejar que sobrevivas a esto… no te mereces esta vez ni piedad, ni lastima, ni pena. Tu misma has ido hilando los hilos de la soga con la que te has ahorcado. Y yo no voy a bajarte de la viga, porque directamente no eres mi problema. Entonces… la solución que la busque otro porque yo me he jubilado.

Me da igual que llores o patalees… no pienso escucharte, por mí como si saltas al vacío y te dejas la cabeza por el camino salpicando la fachada. No te deseo mal alguno. Pero te he dicho te quiero mientras te clavaba tu propio cuchillo en pecho en mis recuerdos.

Puedes estar lo viva que quieras en la realidad… eso es cosa tuya como el resto del camino que puedas llegar a elegir. Pero yo me niego a seguir tu estela confundida. Como te he dicho… Soy libre. Y no cualquier tipo… sino de verdad. El juez ha denegado tu recurso y a mi me han absuelto. Han condenado a lapidación a tu antiguo veneno y los leucocitos se han encargado de ello.

El silencio se ha vuelto mas dulce desde que estas ausente y ya no tengo ningún miedo. Ahora por fin ya sólo me queda mi vida sin ti. Por supuesto me he deshecho de todo lo que te recordaba que tampoco era demasiado. Un asesino llamado Amnesia hará el resto en cuanto pague por sus servicios la modesta cantidad de una botella de absenta. Se ha la merecido y ahora solo me queda unos cuantos chupitos de duende para cumplir su sentencia.

Busco la cucharilla y dejo que el almíbar de azúcar con la bestia ardiendo se caramelice y haga que el trago sea suave como la brisa. En cuanto termine… todo se habrá acabado. Lo escuchas?... es el final con su punto. Uno que nadie podrá liberar porque el pasado pesa mucho menos en recuerdos que en un papel ya firmado.

Adiós veneno… encantado, porque aunque suene raro… es lo bueno de las despedidas que no vuelven a suceder jamás.

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