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domingo, 15 de julio de 2012

Las tres gracias.

Vivo en ese momento de calma que precede a la guerra
sin ninguna prisa añadida, pero tampoco mucha demora
aguardo estoicamente afilando mi dagas hasta su medula
sus cortes deben de ser dignos de una batalla legendaria
cualquier victima debe recordar de los alfileres su danza
cuando el filo sesga hasta la raíz con una sencilla pasada
para que la victoria no tenga rastro de dolor, odio ni pena
tan sólo la certeza verdadera de haber presenciado la vida
y que en la muerte resida la justicia ciega que contempla
el karma y su circulo tan perfecto como una gota de agua.

8 comentarios:

  1. Esa daga puede valerte...

    Un beso

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    Respuestas
    1. Jajaja, pues no se, en el momento que enfrentemos tu objeto solido con mi daga, es un problema parecido a la incertidumbre de Heissenberg, la victoria se conoce, pero no se sabe de que lado cae, ni donde.

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    2. Oyeeee y dale con la lucha entre tú y yo. Que mi palo es para la gente mala!!!!jajajajaja

      La victoria, a veces creo que será nuestra, que no sucumbiremos, pero luego caigo de la cama y vuelven los miedos.

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    3. Jajaja pues nada entonces, para los malos...

      Y al final no vale ni la victoria ni la derrota... simplemente la manera es vivir de la mejor forma posible. :D, los miedos son irracionales.

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    4. De todas formas, si quieres una lucha amistosa, puedes dar por hecho que te gano :p

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    5. No pierdo ni a las canicas...tú sabrás...

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    6. Jajaja, me dejas sin argumentos

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