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jueves, 26 de julio de 2012

Tormentas de verano.

Llueve tanto que las calles polvorientas
se han borrado quedando impolutas
sin rastro de huellas ni tampoco pisadas
y el cielo ha apagado todos los fuegos
que desde tiempo venían ardiendo
dentro y fuera de muchas personas.

El aire huele a mojado y las platas
respiran aliviadas todo empapadas
y ya no hay prisa por las calles
fundidas como los cuadros de Dalí
cuando el sol cae perpendicular
a la caricias que tu no me dabas.

Mañana tan sólo será un recuerdo
vaporoso de una alucinación de
desierto que se extiende como gas
a través de esta pequeña/gran manzana
que es Madrid y sus preciosas
y espontáneas cascadas urbanas.


4 comentarios:

  1. Hasta dentro de la nube de gases que cubre Madrid, hay cascadas improvisadas.

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  2. Siempre puede haber una cascada en cualquier sitio :D

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  3. Ke envidia, akí no llueve desde hace más de medio año :(

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    Respuestas
    1. Jajaja, pues aqui nos estan cayendo unas que no veas...

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