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viernes, 11 de noviembre de 2011

J. Rojas.


Era un hombre con todas las letras
padre de quien estaba a su guardia
amigo del resto que quedaba.

Un señor de antaño y con redaño
y a un cigarro también pegado
pero siempre hay un vicio oculto.

Aunque sinceramente lo mostraba
no era de guardar a las espaldas
ni de esconderse detrás de piedras.

Una barba pensante donde fuera
me alegro de estar en esa historia
orgullo de estar en su presencia.

Un poema no tiene las palabras
suficientes para describir a
un tipo tan grande y venerable.

Pues la huella que en mi dejo impresa
no puede borrarse ni con tiempo
ni la pena de no volverle a ver.

Es una obra maestra escondida en la
memoria visual de quien recuerda
haberle contemplado en su esplendor.

3 comentarios:

  1. Hola, Kramen, no sé bien cómo llegué a este blog, pero llegué para quedarme. Me ha gustado.
    Un cariño.
    HD

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  2. El placer es mio Humberto...

    Respecto a ti Imilce, siempre encantado.

    ResponderEliminar

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