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lunes, 10 de mayo de 2010

Armagedón.

Armagedon
Es un chico extraño… Se pasa la vida encasillando hábilmente a las personas en cajas con un comentario que los define perfectamente, pero cuando intenta mirarse en un espejo, comprende que nadie puede estar en una sola caja, y que si ese es el caso… Tiene un planteamiento erróneo. Porque su caja tendría cientos de compartimientos.

Sabe de clasificar y ordenar. Tiene un ojo clínico que desarrollo para su medicina personal. Podía haberlo empleado para hacer el mal, pero es tan buena persona que simplemente lo deja pasar. Eso no quiere decir que a veces se beneficie de su talento, sólo que lo hace en pocos momentos. Hubiese sido un buen actor… pero lamentándolo mucho, prefiere guardar su misma existencia… no necesita mucho y lo poco que tiene lo da… En cambio en lo referente a la fama y dar explicaciones.

Directamente… no va con sus zapatos.

A pesar de su optimismo reconcentrado y su talante alegre y sincero. A veces tiene días malos. En los que se levanta… se prepara lo básico para comenzar el con buen pie la jornada y se marcha… No se puede decir que hable mucho por el camino, porque es un apasionado de la música que canta dentro de su Ipod. Pero esas mañanas son distintas.

Sustancialmente diferentes. Porque su felicidad reside en otros parámetros. Una vez todos los puntos se han completado. Corre a buscar un sitio donde el espectáculo pueda observarse dignamente y decide parar. Se queda allí y contempla como sin su ayuda todo termina por estrellarse y hundirse. Es más… deja deliberadamente el grifo abierto para que todo vaya más acelerado y ver como su mundo queda anegado.

Quiere dejar que todo se vaya al garete mientras disfruta satisfecho de cómo destruye tan rápido algo que ha tardado tanto en hacerse. Los fallos existen, pero prefiere conservarlos en silencio. Así que se divierte como un mudo que ve colapsarse a un imperio con la suficiente educación de ni siquiera aplaudir.

No se regodea. Sino que deja de luchar. Se toma un descanso y aguarda a que el caos se presente en la sala. Le saluda y le dice que sabía que llegaría. Pues era inevitable, pero todo tiene una explicación. Sólo hay que buscarla.

Puedes hacer dos cosas… dar salvavidas a los integrantes o apuntar los nombres de los ahogados. Sonríe porque sabe que no se puede poner nada sobre papel mojado. No es que sea muy listo, es que la experiencia es una agradable compañía que te explica todo como si fuéramos niños pequeños, aguante y espera son un coctel de perseverancia.

Tira la moneda al aire que decide sembrar una tregua. La paz dura poco, comenta mientras da lustre y afila sus armas cuerpo a cuerpo. No tiene prisas, en su tele particular las noticias han muerto de un infarto. La información puede matar de muchas maneras. Así que decide meterla en una bolsa y dejar que se asfixie sola.

Cuando todo termina. Se levanta… sacude sus pantalones y comienza de nuevo su vida. No es tan mala persona como parece. Sólo que a veces… quiere descansar de todo y cuando siente que no tiene derecho sobre sus propios pies. Lo manda todo al garete y tira de nuevo los dados. Nunca hizo daño a nadie, porque ya se encargaba de hacérselo a sí mismo.

El mundo ya está suficientemente jodido para no necesitar su grano de arena. Sonríe y siente como el dolor desaparece bajo esa cálida sensación de que los días malos se quedan atrás. Tira del tapón del sumidero y deja marcharse en paz a esa balsa de agua que amenazaba todo. Por desgracia llega tarde y tiene que apresurarse. Le molesta enormemente dejar las cosas a medias. Pero hoy toca lasaña… y eso si se merece sus respetos.

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